Tema: Buena voluntad
La piedra en el camino
Érase una vez un rey muy sabio. De vez en cuando tenía
actitudes que parecían extrañas. Es que el rey no
ahorraba esfuerzos para enseñar buenos hábitos a su
pueblo.
- Nada bueno puede venir de una nación – decía él – cuyo
pueblo reclama y espera
que otros resuelvan sus problemas. Dios ayuda a quien se
ayuda.
Cierto día, antes del amanecer, mientras todos todavía
dormían, el rey puso una enorme piedra en la calle que
pasaba por el palacio. Después se escondió para observar
la reacción de las personas.
En las primeras horas del día, apareció en el camino un
campesino con una carroza cargada de granos que llevaba
al molino.
- ¿Quién ha visto tal descuido? - dijo molesto, mientras
caminaba alrededor de la piedra. - ¿Por qué esos
perezosos no ordenan retirar esta piedra del camino?
Mientras desviaba, solo se quejaba sin la menor
intención de tocar, él mismo, de la piedra.
Poco tiempo después, un soldado iba andando por la
calle. Su cuerpo era joven y fuerte. Caminaba con la
cabeza erguida y postura altiva, conforme con su
temperamento valiente y confiado.
Sin embargo, el soldado, al no ver la piedra, tropezó y
se cayó. Se puso de pie, sacudiendo el polvo de su ropa,
y se enfureció con las personas descuidadas que habían
dejado esa piedra en el camino, provocando tanto
peligro. Pero también se alejó, sin pensar que él mismo
podría retirar la piedra.
Y así pasó el día. Todos los que pasaban se desviaban,
reclamaban y refunfuñaban por culpa de la piedra
colocada en el camino, pero nadie resolvía el problema.
Finalmente, al caer la tarde, la hija de un granjero
pasó por ahí. Ella estaba cansada. Desde temprano se
había dedicado a muchas tareas. La piedra era pesada y
exigiría mucho esfuerzo retirarla, pero la joven,
acostumbrada al trabajo y los beneficios que
proporciona, se dijo a sí misma: “Ya está casi
oscureciendo, alguien podría tropezar con esta piedra y
lastimarse gravemente. Voy
a sacarla del camino ".
La joven entonces empujó, jaló, se esforzó hasta que
logró mover la piedra y arrastrarla fuera del camino.
Ella no esperaba lo que sucedió en seguida. En realidad,
nadie que hubiera pasado por ahí, durante todo el día,
podría haberlo imaginado.
Al sacar la piedra, la joven encontró una caja que había
estado todo el tiempo debajo de ella, en la cual estaba
escrito: “Esta caja le pertenece a quien retire la
piedra”.
Al recoger la caja, la hija del granjero se dio cuenta
de que era pesada y, al abrirla, descubrió que estaba
llena de oro. La joven apenas podía creerlo. Cerró la
caja nuevamente y se fue a casa feliz.
Al día siguiente todos se enteraron de lo sucedido. El
granjero, el soldado y todos los que habían pasado por
el camino se lamentaron por no haber sido ellos mismos
quienes retiraron la piedra y encontraron el tesoro.
El rey sabio, con el deseo de enseñar, habló a su pueblo
sobre el hecho ocurrido y explicó:
- A menudo encontramos obstáculos en nuestros caminos.
Podemos quejarnos, rebelarnos, quedarnos parados frente
a ellos o desviarnos. O si no, podemos esforzarnos para
resolver el problema y dejar nuestro camino despejado.
¡La elección es nuestra! Aquel que tiene actitudes
positivas siempre es recompensado de alguna forma,
incluso si no es con oro o bienes materiales.
Dicho esto, el rey montó en su caballo y regresó al
palacio satisfecho. Su pueblo había recibido una lección
importante.
(Adaptación de texto de autor
desconocido.)
Traducción:
Carmen
Morante
carmen.morante9512@gmail.com
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