“El
libre-albedrío
se desenvuelve a
medida que el
Espíritu adquire
la conciencia de
sí mismo.” (LE,
q. 122)
¿Será que los Espíritus Superiores siempre respetan
nuestro libre-albedrío? Esta pregunta merece una
reflexión profunda por todos nosotros, adeptos del
Espiritismo, que deberá ser iniciada con un estudio
sobre lo que realmente significa el libre-albedrío.
La definición de libre-albedrío, conforme el Diccionario
Houaiss, es: “posibilidad de decidir, escoger en
función de la propia voluntad, exento de cualquier
condicionamiento, motivo o causa determinante”.
Los Espíritus Superiores afirmaron a Allan Kardec que
solamente en una condición el hombre goza de libertad
absoluta es “En la de un eremita en el desierto, pues
desde que haya dos hombres juntos hay derechos
reciprocos que les cumple respetar, por tanto, ninguno
de ellos tienen más libertad absoluta”. (1)
Eso aunque dice respecto a la libertad, de forma bien
evidente, también sirve para la pregunta del
libre-albedrío, con la cual está bien íntimamente
relacionado.
Con el tiempo, percibimos que, para algunas personas,
los Espíritus Superiores respetan “todas” nuestras
decisiones, en razón del postulado de que “El Espíritu
goza siempre de su libre-albedrío”. (2)
Además, es una afirmación de Kardec y no de ellos.
En El Libro de los Espíritus, los
Espíritus superiores dijeron a Kardec que “El
libre-albedrío se desenvuelve a medida que el
Espíritu adquire la conciencia de sí mismo.” (3)
(negrita nuestra) Lo que nos hace cuestionar si
nosotros, realmente, ya tenemos plena conciencia de
nosotros mismos.
Y del propio Kardec, que no difiere de lo aquí dicho,
en La Génesis, tenemos: “[…] los
Espíritus protectores dejan entregados a sí mismos a sus
protegidos, a medida que estos se vuelven aptos a
guiarse por la propia inteligencia.” (4)
(negrita nuestra) Entonces, tendríamos que nuestro
libre-albedrío va volviéndose cada vez más abarcador, en
la medida de nuestra evolución.
En El Problema del Ser, del Destino y del Dolor,
Léon Denis, aborda la pregunta del libre-albedrío en el
cap. XXII, del cual transcribimos el siguiente trecho:
“El Espíritu solo está verdaderamente preparado para la
libertad en el día en que las leyes universales, que le
son externas, se vuelvan internas y conscientes por el
hecho de su evolución. […]” (5)
Entendemos, que, delante de varias explicaciones que
vimos solamente los Espíritus puros poseen
libre-albedrío pleno.
¿Será que conseguiremos realizar una acción que
perjudique a alguien, si ese alguien, en su programación
reencarnatoria, no tenga que pasar por aquello que le
queremos hacer? Entendemos que no, y, por tanto, en ese
caso nuestro libre-albedrío sufriría algún obstáculo
para que tal muerte no se realizase. Entendemos que es
justamente eso es que encontramos en esas dos preguntas
de El Libro de los Espíritus:
528. En caso de una persona mal-intencionada
disparara sobre otra un proyectil que apenas le pase
cerca sin alcanzar, ¿podrá haber sucedido que un
Espíritu bondadoso haya desviado el proyectil?
“Si el individuo víctima no tiene que perecer de ese
modo, el Espíritu bondadoso le inspirará la idea de
desviarse, o entonces podrá ofuscar al que empuña el
arma, de suerte ha hacerlo apuntar mal, por cuanto,
una vez disparada el arma, el proyectil sigue la línea
que tiene que recorrer.”
529 a) – ¿Pueden los Espíritus que dirigen los
acontecimientos terrenos tener obstaculizada su acción
por Espíritus que quieran lo contrario?
“Lo que Dios quiera se ejecuta. Si hubiera demora
en la ejecución, o le surjan obstáculos, es porque él
así lo quiso.” (6) (negrita nuestra)
Por otro lado, en catastrofes naturales o incluso las
provocadas por el propio hombre, varias personas, por
ocurrencias banales (probablemente acción de los
Espíritus), son retiradas o impedidas de ir a la escena
del evento.
En la revista electrónica digital El Consolador nº
122, se publicó el artículo “El acaso no existe;
la vida es causal, no casual”, de autoría de Angélica
Reis, destacamos el siguiente trecho:
Kardec hace, en la Revista Espírita de 1866, pp.
167 a 171, interesantes observaciones a propósito de un
intento de asesinato de que fue víctima el czar
Alejandro de Rusia. En el momento del atentado, un joven
campesino llamado Joseph Kommissaroff intervino,
evitando que el crimen fuese consumado.
He lo que Kardec escribió sobre el asunto:
1) Muchos atribuyeron al acaso el surgimiento del joven
campesino en la escena del crimen. El acaso, sin
embargo, no existe. Como la hora del czar no había
llegado, el joven fue escogido para impedir la
realización del crimen, pues las cosas que parecen
efecto del acaso estaban combinadas para llevar al
resultado esperado.
2) Los hombres son los instrumentos inconscientes de los
desígnios de la Providencia y es por ellos que ella los
realiza, sin haber necesidad de recurrir para tanto a
prodigios.
3) Si el joven Kommissaroff hubiese resistido al impulso
recebido de los Espíritus, estos se valdrían de otros
medios para frustrar el crimen y preservar la vida del
czar.
4) Una mosca podría picar la mano del asesino y
desviarla de su objetivo; una corriente fluidica
dirigida sobre sus ojos podría ofuscarlo y así por
delante. Mas, si hubiese sonado la hora fatal para el
emperador ruso, nada podría preservarlo.
Llevado el caso a una sesión espírita realizada en la
casa de una familia rusa residente en París, el Espíritu
de Moki, por medio del Sr. Desliens, explicó que incluso
en la existencia del más ínfimo de los seres nada es
dejado al acaso. Los principales acontecimientos de su
vida son determinados por su prueba; los detalles,
influenciados por su libre-albedrío. Mas el conjunto de
la situación fue previsto y combinado anticipadamente
por él y por aquellos que Dios predispuso a su guarda. (7)
Queda bien claro que el libre-albedrío del individuo que
pretendía matar al czar Alejandro de Rusia fue impedido;
por acción de los Espíritus, él no pudo realizar lo que
había planeado.
En El Libro de los Espíritus, los
Espíritus dijeron al Codificador: “Dios […] puede
imponer determinada existencia a un Espíritu, cuando este,
por su inferioridad o mala voluntad, no se muestra
apto a compreender lo que le sería más útil, […].” (8)
y “[…] cuando aun el Espíritu no está apto a proceder
a una elección con conocimiento de causa. Por
expiación, puede el Espíritu ser forzado a unirse al
cuerpo de determinado niño […].” (9)
(subrayado nuestro)
Ahora, si todos estamos subordinados a la voluntad de
Dios, de eso resulta que nuestra sumisión a lo que Él
desea es incontestable; por tanto, es más un punto del
cual concluimos que nuestro libre-albedrío no puede ser
pleno.
Oportuno, traemos las consideraciones de Léon Denis, una
vez que, en Después de la Muerte, él
también refiere la pregunta de la voluntad de Dios,
mencionada como plan divino:
“La libertad del ser se ejerce, por tanto, dentro de
un círculo limitado: de un lado, por las exigencias
de la ley natural, […] En caso alguno el ejercicio de
la libertad humana puede obstar a la ejecución de los
planes divinos; de lo contrario el orden de las cosas
sería a cada instante perturbado. (10)
(negrita nuestra)
La presión también puede ocurrir en relación a los
Espíritus malos que, a veces, son presionados por los
Espíritus superiores a manifestarse en reuniones
mediúmnicas, conforme se comprueba en estos dos trechos
de la Revista Espírita 1859 y Revista
Espírita 1864, respectivamente:
[…] Sabed que esos Espíritus no vienen a nuestro
llamado sino como obligados y forzados, y que, en
general, encuentran tan poco de su medio entre nosotros,
que siempre tienen prisa para irse. […]. (11)
(negrita nuestra)
[…] Solamente ciertos culpables ven con repugnancia, y,
en ese caso, ellos no son allí obligados por el
evocador, mas por Espíritus superiores, teniendo en
cuenta su adelantamiento. […]. (12)
(negrita nuestra)
En Nuestro Hogar, por la psicografia de
Chico Xavier, la madre de André Luiz le dijo: “[…]
Relativamente a la libertad ilimitada, el alma puede
invocar ese derecho solamente cuando comprenda el deber
y lo practique. […].” (13)
En En el Mundo Mayor, encontramos dos
situaciones en las cuales juzgamos no ser respetado el
libre-albedrío de los envueltos.
La primera, en el capítulo 13, “Psicosis afectiva”,
trata del caso de Antonina que, por desilusión amorosa,
decide dar término a su vida. Solo no lo consigue
gracias a la intervención del asistente Calderaro que,
en la noche en que ella pretendía suicidarse, la sometió
a un pase magnético, llevándola a una hipnosis profunda,
lo que hizo que su alma se emanciparse; y, en ese
momento, fueron llevados a su encuentro dos Espíritus –
el de su madre y el de un amigo de largas eras –, que la
aconsejaron a desistir de la idea. Después al despertar,
ya más dispuesta y con otro ánimo, ella no pensaba más
en el asunto, resolviendo cargar su cruz.
La segunda, en el capítulo 14, “Medida salvadora”, el
envuelto fue Antídio, en que Calderaro le impuso, como
medida drástica, una enfermedad por la cual quedaría
preso al lecho por algunos meses, para evitar que él
fuese a parar a un hospicio, dado que el alcoholismo de
que era víctima lo hacía “delirar” al liberarse un poco
del cuerpo y, con eso, tener contacto con algunas
entidades que lo atormentaban y lo utilizaban como un
“cáliz vivo”. Esa acción de Calderaro fue movida en
atención a las intercesiones de la esposa y de los dos
hijos de Antídio.
Creemos que en ambos casos el libre-albedrío de los
envueltos fue torcido por bien de ellos mismos, juzgamos
que, con más fuerte razón, eso ocurrirá todas las veces
en que estuviera en juego el interés colectivo.
En la obra Entre los Dos Mundos, dictada
por el Espíritu Manoel Philomeno de Miranda, vía
psicografia de Divaldo Pereira Franco), tenemos más un
ejemplo. Para no permitir que el médico envenenase a su
esposa, la providencia tomada por los espíritus fue la
de, por acción magnética, provocar un ataque cerebral
(AVC) en él. Claro queda que hubo, sí, intervención en
el libre-albedrío.
Veamos el siguiente trecho del desarrollo de la
conversación entre Miranda y sus instructores:
– ¿Dentro de ese raciocinio, pueden los Benefactores
espirituales conduzir a los pacientes rebeldes a una
desencarnación anticipada?
– ¡Sin duda alguna! No son pocas las existencias
humanas, que, para ser impedidas las secuencias de
disparates, tienen su curso interrumpido, así, beneficiando
a esos Espíritus rebeldes, obstinados e insanos. Lo
mismo ocurre en relación a algunos misioneros del Bien,
que impulsados por las realizaciones ejecutadas, se
desvían un poco del ministerio, pasando a dirigir el
trabajo para los impositivos dominantes de la Tierra.
[…]. (negrita nuestra)
Interesante es que siempre tengamos ese pensamiento, o
sea, de que los Espíritus podrían, caso necesario,
anticipar la partida para el plano espiritual de un
encarnado que, cada vez más, estaba comprometiéndose
delante de la justicia divina. Esa explicación resuelve
la cuestión, dándonos cuenta de que es posible, sí, que
eso ocurra, mas siempre tiene por objetivo la evolución
espiritual del protagonista.
En la pregunta 459 de EL Libro de los Espíritus,
Kardec indaga a los Espíritus Superiores: “¿Influyen
los Espíritus en nuestros pensamientos y en nuestros
actos?”. Obtuvo como respuesta: “Mucho más de lo que
imagináis. Influyen a tal punto, que, de ordinario, son
ellos los que os dirigen.” (14) Si, como
aquí es colocado, “de ordinario los Espíritus nos
dirigen”, entonces no es impropio concluir que realmente
no somos tan libres como suponemos ser; muchas de
nuestras acciones son reflejos de sus interferencias en
nuestros pensamientos y, por consiguiente, nuestras
vidas.
En El Libro de los Espíritus, es afirmado
que los Espíritus Influyen en nuestros pensamientos y en
nuestros actos mucho más de lo que imaginamos: “Influyen
a tal punto, que, de ordinario, son ellos lo que os
dirigen.” (15) Entonces no es impropio
concluir que realmente no somos tan libres como
suponemos ser; muchas de nuestras acciones son reflejos
de sus interferencias en nuestros pensamientos y, por
consiguiente, nuestras vidas.
De El Livro de los Médiums, cap. XXI,
“Influencia del medio”, destacamos el siguiente trecho
del ítem 231:
2. ¿Los Espíritus superiores no pueden vencer la mala
voluntad del Espíritu encarnado que les sirve de
interprete y de los que lo cercan?
– Sí, cuando lo juzgan útil, y según la intención
de la persona que los consulta. Ya lo dijimos: los
Espíritus más elevados pueden a veces comunicarse, para
una ayuda especial, a pesar de la imperfección del
médium y del medio, mas, entonces, estos le permanecen
completamente ajenos. (16) (negrita nuestra)
A lo que nos parece, s.m.j., eso viene justamente a
corroborar lo que pensamos o sea, que un Espíritu
superior vence la mala voluntad del médium, cuando juzga
útil su manifestación.
Por tanto, nuestro libre-albedrío es bien relativo y se
reporta apenas a algunas conquistas provenientes de
nuestra experiencia como Espíritus eternos.
Libre-albedrío pleno solamente los Espíritus puros lo
tienen, por ya poseer conocimiento moral e intelectual
para decidir lo que es mejor para ellos y también para
los que les siguen las pisadas, una vez que en esa
condición son los fieles ejecutores del cumplimiento de
la voluntad de Dios.
Referências bibliográficas:
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da Morte.
Rio de Janeiro: FEB, 1987.
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KARDEC, A. A Gênese. Rio de
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KARDEC, A. O Livro dos Espíritos.
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KARDEC, A. Revista Espírita 1864,
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REIS, A. O acaso não existe; a vida é
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de agosto de 2009, disponível em: clique
aqui para acessar
XAVIER, F. C. No Mundo Maior. Rio
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