Tema: Perdón
El perdón
Pedro estaba enojado. Había pasado los últimos minutos
intentando andar en skate, pero de repente el juguete se
escapó de sus pies, golpeó la pared y se rompió una de
las ruedas.
Lo peor es que el skate no era suyo. Pedro ni siquiera
lo había pedido prestado. A su amigo le habían regalado
el skate hacía poco tiempo y se divertía mucho con él.
Al ver el skate recostado en la pared de la casa de su
amigo, Pedro decidió experimentar.
Pero ahora no sabía cómo contárselo a su amigo, mucho
menos cómo pedir disculpas por el daño. Pedro dejó el
skate en el garaje de la casa y fue hacia la placita. Se
sentó en el pasto y se quedó ahí, con la cabeza gacha,
pensando y lamentándose.
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Los otros niños que estaban allí conversaban animados y
se preparaban para comenzar un nuevo juego. Ellos
llamaron a Pedro para jugar también, pero él no quiso.
Notando que su amigo estaba molesto, Cadu preguntó:
- ¿Qué pasó Pedro? ¿Por qué no quieres jugar con
nosotros?
- No es nada. No tengo ganas, solo eso.
- Pero, Pedro, siempre eres uno de los más animados. Si
ha sucedido algo, déjalo ir. Es hora de divertirse.
- ¡No servirá, Cadu! Pasó algo grave. No puedo olvidarlo.
- ¡Caramba! ¿Pasó algo con tu familia?
Dándose cuenta de que Cadu quería ayudarlo de verdad,
Pedro continuó la conversación:
- No... Es algo que pasó conmigo y un amigo. Él va a
enojarse conmigo cuando descubra lo que hice. Estoy
triste con eso y no sé qué hacer.
- ¿Pero lo hiciste a propósito? – quiso saber Cadu.
- ¡No, te juro que no! Pero fui descuidado y rompí algo
que a él le gustaba mucho.
- Pedro, ve a conversarlo con él. Si es tu amigo, va a
entenderlo. Los accidentes pasan, aunque tengamos
cuidado. Conversa de eso con tu amigo, pide disculpas y
listo. ¿Qué hacer? Quedarse ahí triste, sin hacer nada,
simplemente no se puede.
Escuchando las palabras de Cadu, Pedro se animó un poco.
Levantó la cabeza, miró a su amigo y dijo:
- ¿Tú crees eso?
- ¡Claro que sí Pedro! No lo hiciste por maldad – dijo
Cadu sonriendo. – Ve a resolver eso pronto y después
vienes a jugar, ¿está bien?
Cadu se dio vuelta y comenzó a andar al encuentro de los
otros niños cuando Pedro habló:
- ¡Espera, Cadu! ¡Estaba hablando de ti!
- ¿Qué? ¿Cómo así?
Cadu reparó en la mirada triste de Pedro y habló
disgustado:
- Espera, Pedro, ¿acaso estás diciendo que rompiste una
de mis cosas?
- ¡Disculpa, Cadu! Tenía muchas ganas de dar unas
vueltas con tu skate, pero se
me escapó del pie sin querer. Una
de las rueditas se rompió.
Pedro, dándose cuenta de que Cadu comenzaba a ponerse
nervioso, hablaba sin parar, intentando justificarse y
pidiendo perdón.
- ¿Justo el skate? ¿Tomaste mi skate sin pedírmelo y
además se rompió? No me hables más. No quiero ser tu
amigo nunca más.
Cadu frunció el ceño y fue directo a su casa. Mientras
andaba, pensó en todas las cosas que le había dicho a
Pedro antes de saber que el asunto era con él. Se acordó
de lo molesto que estaba su amigo por lo que pasó y
también tuvo tiempo de
pensar en su propia reacción. Pedro
se equivocó, pero era un buen amigo.
Cadu volvió a la placita. Encontró a Pedro en el mismo
lugar, todavía con la cabeza gacha y la mirada triste.
- Pedro, no deberías haber tomado mi skate sin
pedírmelo. Pero, si fueras tú quien tuviera un skate,
creo que yo tendría ganas de andar un poco también. ¡Ven
a casa conmigo, vamos! Ya no voy a estar enojado
contigo.
Al día siguiente, el papá de Cadu llevó el skate a
arreglarlo, lo que no demoró en hacerse. Cuando quedó
listo, Cadu invitó a Pedro a andar con él. Después de
algún tiempo, a Pedro tuvo su propio skate y los dos
pasaron a divertirse juntos.
El suceso desagradable pasó, pero lo importante es que
los dos amigos consiguieron superar las dificultades que
tuvieron.
Pedro aprendió a no coger las cosas de los demás sin
pedirlo y también a disculparse cuando es necesario.
Cadu aprendió que es más fácil hablar que hacer.
Asimismo, logró perdonar y también aprendió que vale la
pena mantener una buena amistad.
Traducción:
Carmen
Morante
carmen.morante9512@gmail.com
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