Introducción
Una frase enunciada por gran parte de los adeptos del
Espiritismo es la famosa sentencia: “Todos somos médiums”.
Y, de hecho, una serie de procedimientos cotidianos del
centro espírita es guiada por esa idea básica.
No obstante, el tema mediúmnico es conocido por ser un
asunto altamente complejo así como la facultad
mediúmnica es conocida por presentar aspectos bien
particulares y distintas de individuo para individuo.
Por tanto, nos cabe cuestionar si esa generalización es
coherente con la realidad.
Para una mejor evaluación del tópico, precisamos
cuestionar el origen de ese paradigma. De hecho, ese
concepto es, en principio, oriundo de un texto
kardecista. Resta saber si el está siendo bien
interpretado y bien empleado como fundamento para las
prácticas usuales de las casas espíritas.
El texto kardecista más utilizado
Siendo así, veamos el texto kardecista en cuestión, el
cual es encontrado en el ítem 159 del capítulo XIV,
titulado “Los Médiums”, de la Segunda Parte de “El Libro
de los Médiums” (estamos utilizando la traducción del
Profesor Herculano Pires):
“Toda persona que siente la influencia de los Espíritus,
en cualquier grado de intensidad, es médium. Esa
facultad es inherente al hombre. Por eso mismo no
constituye privilegio y son raras las personas que
no la posean por lo menos en estado rudimentario.
Se puede decir, pues, que todos son más o menos médiums. Usualmente,
sin embargo, esa calificación se aplica solamente a los
que poseen una facultad mediúmnica bien caracterizada,
que se traduce por efectos patentes de cierta intensidad,
lo que depende de una organización más o menos
sensitiva.
Se debe notar, aun, que esa facultad no se revela en
todos de la misma manera. Los médiums tienen,
generalmente, aptitud especial para este o aquel orden
de fenómenos, lo que los divide en tantas variedades
como son las especies de manifestaciones. “Las
principales son: médiums de efectos físicos, médiums
sensitivos o impresionables, auditivos, psicofónicos,
videntes, sonámbulos, curadores, pneumatógrafos,
escribientes o psicógrafos”. (Subrayados mios)
Analicemos el inicio de la discusión del Codificador del
Espiritismo:
“Toda persona que siente la influencia de los Espíritus,
en cualquier grado de intensidad, es médium.”
Kardec inicia la discusión estableciendo que todos los
que siente a los Espíritus “en cualquier grado de
intensidad” podrían ser considerados médiums. No
obstante, curiosamente, él no dice que todos, sin
excepción, sienten esa influencia. Ademais, él parece
sugerir que los níveles de intensidad de sensibilidad
mediúmnica son muy variables.
“Esa facultad es inherente al hombre.”
En esa frase, Kardec sugiere una generalización para la
coyuntura de la mediumnidad, o, por lo menos, quiere
indicar una naturalidad para el fenómeno. Para un texto
publicado en torno a 160 años atrás, es lícito suponer
que Kardec no se estaba contradiciendo en relación a la
sentencia anterior, pues el énfasis puede ser en el
hecho de tratarse de un fenómeno natural y no patológico
o maravilloso, lo que no deja de ser un importante
registro. ¿Será que él deseó aclarar que se trata de
fenómenos vividos por el 100% de los individuos? ¿O
estaba apenas rechazando el carácter milagroso
normalmente atribuido a los fenómenos mediúmnicos, sobre
todo en aquel tiempo? Para avanzar en ese entendimiento,
precisamos continuar la lectura del texto kardecista.
“Por eso mismo no constituye privilegio y son raras las
personas que no la poseen por lo menos en estado
rudimentario.”
Ese apunte de Allan Kardec parece esclarecer la duda que
surgió con relación al comentario anterior. Cuando el
Codificador afirma “Por eso mismo no constituye
privilegio...”, él está dejando claro que el médium no
debe ser tratado como un “súper-hombre”, un
“predestinado”, o un “fuera de serie”, como es común,
aun más en el siglo XIX. Por consiguiente, ese apunte
parece señalizar que la afirmación anterior (“Esa
facultad es inherente al hombre”) es mucho más una
prevención contra el excesivo misticismo que la
mediumnidad despierta, de lo que el establecimiento de
que tal facultad es acontecimiento observado en la
totalidad de la población.
De hecho, cuando Kardec afirma “... y son raras las
personas que no la poseen por lo menos en estado
rudimentario...”, él admite que algunas personas podrían
no tener mediumnidad alguna (al utilizar la palabra
“raras”). Por tanto, estaría, en principio, excluida la
posibilidad de Kardec estar afirmando que el 100% de las
personas son médiums. Además de eso, Kardec parece
sugerir que muchos de los que la poseen, presentan una
mediumnidad apenas “en estado rudimentario”, lo que
sería, aparentemente, algo tan poco expresivo, que, en
la práctica, sería como si el individuo no tuviese
mediumnidad.
“Se puede decir, pues, que todos son más o menos médiums.” Para
simplificar la cuestión, Kardec afirma que “se puede
decir que todos son más o menos médiums.” A pesar de esa
afirmación de Kardec realmente dar margen a la
afirmación de que “todos son médiums”, él la construye
casi como si fuese una concesión (“Se puede decir...”),
o sea, una simplificación didáctica más grosera. Eso
queda evidente principalmente si analizamos en conjunto
con la frase anterior. De hecho, Kardec no caería en
contradicción tan brutal, aun más en dos apuntes
yustapuestos. Además, el “... más o menos médiums”,
sugiere que esa concesión debe ser utilizada con un
cierto cuidado, pues algunos pueden ser “más médiums”,
mas muchos podrían ser “... menos médiums”.
“Usualmente, sin embargo, esa cualificación se aplica
solamente a los que poseen una facultad mediúmnica bien
caracterizada, que se traduce por efectos patentes de
cierta intensidad, lo que depende de una organización
más o menos sensitiva.”
Kardec concluye su primer parráfo, afirmando que
comúnmente el término “médium” es utilizado solamente
para aquellos que demuestran una “intensidad” mediúmnica
significativa, “bien caracterizada”, con “efectos
patentes”. Ahora, es fácil percibir que apenas una
minoría bien pequeña de la población es capaz de
presentar fenómenos mediúmnicos en ese nível de
intensidad.
“Se debe notar, aun, que esa facultad no se revela en
todos de la misma manera. Los médiums tienen,
generalmente, aptitud especial para este o aquel orden
de fenómenos, lo que los divide en tantas variedades
como son las especies de manifestaciones. Las
principales son: médiums de efectos físicos, médiums
sensitivos o impresionables, auditivos, parlantes,
videntes, sonámbulos, curadores, pneumatógrafos,
escribientes o psicógrafos.”
Kardec inicia el segundo parráfo destacando el carácter
eminentemente personal y variable de la mediumnidad.
Además, interesante, para diferenciar las maneras
mediúmnicas, Kardec cita como tipos mediúmnicos hasta
casos rarísimos de especialidad mediúmnica, como es el
caso de los médiums “pneumatógrafos”. Eso permite
deducir que debemos tener cuidado al utilizar el término
“médium”, pues lo mismo era, en la práctica, utilizado
para quien realmente era intermediario de fenómenos bien
representativos.
Luego, es importante registrar que la predisposición
básica al fenómeno, que no genera ninguna percepción
mediúmnica concreta, susceptible de ser analizada en
reuniones de experimentación, constituye, en principio,
la condición de la mayoría de los seres humanos. Por
otro lado, aquello que se decidió llamar “mediumnidad
ostensiva” o “mediumnidad de acción” constituye
condición de una micro minoría de los seres humanos.
Kardec también destaca que esa condición “... depende de
una organización más o menos sensitiva”, dando a
entender que, por depender de una predisposición
orgánica, habría limitaciones en nuestras posibilidades
de expandirla, en una única encarnación, a partir de una
condición orgánica desfavorable a las manifestaciones
mediúmnicas más contundentes.
Implicaciones en el Movimiento Espírita
A partir de la popularización, sin mayor explicación, de
la frase simplista “todos son médiums”, una serie de
procedimientos cuestionables comúnmente encontrados en
nuestro movimento espírita han sido explicados o
pretendidamente justificados. Encaminamientos
sistemáticos a la reunión mediúmnica de gran número de
interesados o apenas curiosos han generado reuniones en
que no se percibe la presencia de ningún médium
ostensivo o de acción. Eso no sería necesariamente ruin,
si la reunión fuese entendida apenas como un test
preliminar, esto es, si hubiese un entendimiento mínimo
de que el ejercicio mediúmnico puede realmente no
generar algo concreto. No obstante, raramente ese es el
caso, implicando que la proposición y principalmente la
manuntención de “reuniones mediúmnicas sin médiums”
frecuentemente han generado procesos
anímico-mistificadores difíciles de ser corregidos. Eso
ocurre en función de una expectativa exagerada en
relación a lo que la reunión mediúmnica puede
proporcionar y también en función de un desconocimiento
de las limitaciones de la fenomenología mediúmnica,
sobre todo para quien no es “médium ostensivo”.
Cursos de iniciación a la Doctrina Espírita, con
variados nombres, y con mayor o menor énfasis en el
estudio de la mediumnidad, han generado un número enorme
de grupos mediúmnicos o de desenvolvimiento mediúmnico.
Resta saber si todos esos grupos presentan por lo menos
un médium ostensivo por reunión o, por lo menos, si las
reuniones que no presentan médiums ostensivos tienen, de
la parte de sus participantes, una noción clara de las
limitaciones en terminos de intensidad mediúmnica de
todos los componentes.
Ese cuidado debe ser bien trabajado previamente por
dirigentes, adoctrinadores, conferenciantes y
estudiantes de la mediumnidad en general, a fin de
evitar acontecimiento de reuniones en que la
autosugestión y la imaginación acaben siendo tomadas
como fenómenos mediúmnicos “patentes”.