Tema: No juzgues
Juicio apresurado
En un campo verde, había un lago de aguas limpias, lleno
de peces donde algunas garzas solían alimentarse.
Un día, dos garzas estaba pescando ahí, como
acostumbraban hacer. Entraron con sus piernas largas en
la orilla del agua y ahí paradas, en silencio, esperaron
que algún pez distraído pasara, para ser atrapado en un
golpe rápido.
Fue entonces que apareció volando en el cielo otra
garza, que luego se posó cerca de las otras dos. Ella no
era conocida. Era la primera vez que visitaba ese lago.
- ¡Hola, buenas tardes! – saludó ella. - ¿Puedo pescar
aquí con ustedes? Me dejé llevar en el vuelo, en este
día bonito que está haciendo hoy. Acabé llegando a parar
aquí, lejos del lugar donde vivo. Ahora tengo hambre.
Necesito alimentarme antes de regresar.
Las dos amigas, de manera antipática, respondieron:
- ¡Deberías haber prestado más atención!
- Ve a pescar más allá, sino nos vas a molestar.
- Sé que deben estar extrañadas con mi presencia –
argumentó la desconocida. – En verdad quería ayudarlas a
pescar, en agradecimiento por estar alimentándome aquí
hoy.
- ¿Ayuda? Claro que no, cada una pesca lo suyo –
respondió una de las dos garzas amigas.
- Está bien, entendí, lamento molestar – dijo la
visitante, resignada, que fue alejándose lentamente,
caminando por la orilla del lago.
Las dos garzas se quedaron observándola y pronto
comenzaron a comentar:
- Mira cómo lo hace. ¡No se queda parada! ¿Cómo va a
pescar así?
- Pienso que ella no quería ayudar, quería ser ayudada,
¡eso sí! ¡Probablemente es una holgazana que esperaba
que nosotras pescáramos para ella! ¡Solo faltaba
eso!
- ¡Exactamente! ¡Ella no debe saber pescar! Seguro
estaba molestando a las garzas de su laguna de allá y
por eso fue expulsada. ¡Pero si ella piensa que va a
holgazanear aquí está muy equivocada!
Los comentarios continuaron:
- ¡Dios mío! Mira qué rara es. ¿No sabe que no es bueno
acercarse a los seres humanos? Está yendo por el lado de
esa familia que está tirando pan a los peces.
- ¡Ah, ya sé! Ya que ella no sabe pescar va a intentar
comerse el pan.
¡Solo le falta ahogarse!
- ¡Exactamente! Eres muy inteligente, amiga. Mira ahí el
pedazo de pan que ella acaba de coger. Y también tendrá
que pensar que es bueno, ¡mejor que nada!
Las dos se divertían con el juicio que hacían de la
nueva garza y se rieron bastante.
Mientras ellas hablaban, la otra actuaba. Se acercó, con
cuidado, a los niños que tiraban pan al agua, cogió el
pedazo más grande y se alejó llevándolo en el pico. Pero
en vez de comérselo lo llevó hacia un lugar seguro,
limpio y poco profundo, y lo soltó sobre el agua. Al
poco tiempo un pez grande, viendo ese apetitoso bocado,
se acercó y la garza, con bastante agilidad y rapidez,
logró pescar su primer pez.
No pasó mucho tiempo para que otro pez quisiera también
el delicioso pedazo, pero la garza, viendo ese pez muy
pequeño, levantó el pan, ahuyentando al goloso. Lo
colocó, después, de nuevo en el agua y pronto pescó otro
pez grande. No pasó mucho tiempo, comió otro y no comió
más solo porque tendría que volar bastante y no quería
quedar pesada.
Así, en pocos minutos, comió y se fue.
Las dos garzas, que observaban todo, se quedaron sin
palabras. Apenas se miraron, con los ojos muy abiertos,
todavía asombradas con la astucia de esa garza y con la
lección que habían recibido.
Habían aprendido una nueva forma más eficiente de
pescar. Pero la lección más importante que tuvieron es
que jamás debemos hacer juicios apresurados.
Traducción:
Carmen
Morante
carmen.morante9512@gmail.com
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