Tema: Optimismo
Una buena mirada
Mateo estaba viajando en carro con su familia. Él
adoraba ir a la casa de su abuela, pero ella vivía lejos
y el viaje demoraba mucho.
Antes de entrar en el carro, Mateo estaba de muy
emocionado. Pero después de una hora dentro del carro,
Mateo se cansó y empezó a quejarse. Cada
diez minutos preguntaba cuánto faltaba para llegar.
La mamá de Mateo, entonces, tuvo una idea y comenzó a
contarle una historia:
“Érase una vez un maestro muy sabio que estaba caminando
por una calle de tierra con sus discípulos. En cierto
momento, comenzaron a sentir un olor fuerte y
desagradable. Conforme
avanzaban, el mal olor aumentaba.
Uno de los discípulos apresuró el paso y descubrió que
había, ahí al frente, un perro muerto al borde del
camino. Debía estar muerto hacía buen tempo y por eso
apestaba tanto.
El discípulo volvió con el resto del grupo y explicó qué
era lo que estaba causando ese olor horrible. Pidió al
maestro que se desviaran del camino y fueran por otra
ruta, aunque se demoraran más, para no tener que ver el
animal muerto ni sentir ese olor que se volvía cada vez
peor.
El maestro sabio, sin embargo, con la misma calma de
siempre, continuó andando por la misma calle hasta que
vio el animal muerto. Mientras los discípulos buscaban
mantenerse alejados, con desagrado, el maestro se acercó
y comenzó a observar:
- ¡Qué bello animal! ¡Qué lindo pelo! Cuando estaba
vivo, debió tener el pelo liso y brillante.
- ¡Qué bellos dientes tiene este animal! Aunque haya
muerto hace días, todavía tiene los dientes blancos y
fuertes. Cuando
estaba vivo, este animal tenía dientes perfectos…
- Qué lindos ojos tiene este perro… a pesar de no tener
vida, los ojos tienen un lindo color… cuando estaba
vivo, este animal tenía ojos lindos y brillantes.
Los discípulos, uno por uno, se fueron acercando y,
concentrados en lo que el maestro señalaba, se daban
cuenta de que sus observaciones eran verdaderas.
Continuaron caminando y haciendo solo comentarios
positivos. Así, se fueron distanciando y el animal
muerto, con mal olor y mal aspecto, se quedó atrás. Y
ellos lograron pasar por ese camino con más facilidad.”
- ¡Fin! – dijo la mamá, terminando la historia –
¿entendiste Mateo?
- ¡Creo que no! – respondió el niño - ¿será que vamos a
pasar por algún animal muerto y apestoso más adelante? ¡Solo
eso era lo que faltaba!
- ¡No, hijo! La historia quiere decir que somos las
personas quienes escogemos dónde ponemos nuestra
atención. Todo tiene su lado bueno y malo. Si valoramos
más el lado malo, las cosas se vuelven más difíciles. Si
nos fijamos en qué tienen de bueno, se vuelve más
fácil. ¡Eso
mismo!
Y, para dejar bien claro, la mamá explicó además:
- Mateo, si te acuerdas de que estamos yendo a la casa
de la abuela, que es muy bonito que podamos tener esa
oportunidad, que tenemos carro, para ir con más
facilidad, que puedes dormir, leer, escuchar música,
conversar, tomar el refrigerio que te preparé, ir viendo
el paisaje, distraerte jugando a observar las placas de
los otros carros y muchas cosas más, vas a tener un
viaje mucho mejor que estar quejándote de que es largo.
Tienes que escoger la mirada que deseas tener para la
misma situación. Creo que lo mejor es que te esfuerces
en tener una buena mirada para este viaje, ¿no crees?
El niño pensó un poco y vio que su mamá tenía la razón.
- ¡Está bien, mamá! Vamos a jugar a las adivinanzas,
¿está bien? – propuso.
La mamá estuvo de acuerdo y ellos jugaron a las
adivinanzas. Después Mateo leyó los comics que había
llevado, se rio, comió, durmió un poco y así… el viaje
llegó a su fin.
Cuando bajó del carro y abrazó la abuela, sintió una
gran alegría y vio que, si bien era largo, el viaje
había valido mucho la pena.
Traducción:
Carmen
Morante
carmen.morante9512@gmail.com
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