Tema: El Primer
Mandamiento
Jesús y el Amor
Érase una vez un mundo muy extraño. Todas las personas
que vivían en ese lugar vivían tristes. La vida era
difícil y nadie sabía cómo cambiar eso.
En ese mundo, la mayoría de las personas eran pobres y
también había muchos enfermos.
Algunos eran ricos, algunos tenían salud, pero nadie se
ayudaba. El sentimiento de egoísmo era más fuerte que el
de la solidaridad.
Quien no tenía tantas necesidades materiales se
enorgullecía de eso y se creía superior a los otros,
pero, en el fondo, era infeliz también.
En ese mundo extraño, las personas no se respetaban las
unas a las otras. Cualquier discusión era motivo de
pelea y confusión.
Las personas también valoraban demasiado las cosas
pasajeras y los bienes materiales. Llegaban a lo absurdo
de interesarse más por el dinero que por Dios. Y, así,
seguían sus vidas y el tiempo iba pasando.
Los profetas decían que un día un hombre vendría a este
mundo para salvar a todos de la infelicidad.
Cierta noche, una estrella de brillo sin igual atravesó
el cielo, iluminando todo.
Mucha gente se alegró, pues esa estrella brillante era
la señal de que el hombre especial estaba llegando.
En un establo humilde, entre los animales, nació Jesús,
el mesías esperado.
Cuando creció, Jesús comenzó a enseñar a las personas
sobre las Leyes de Dios. Y fue así como todo comenzó a
cambiar.
Por todas partes, Jesús curó a las personas enfermas,
dio consejos y ejemplificó la bondad, la ayuda, el
perdón y el amor.
Una vez, le preguntaron qué era lo más importante para
Dios.
Esa pregunta era muy importante. Con la respuesta de
Jesús, todos sabrían qué hacer de ahí en adelante, ya
que la felicidad viene cuando cumplimos la voluntad de
Dios.
Felizmente, Jesús respondió. Él dijo que lo más
importante era el amor. En primer lugar, las personas
deberían amar mucho a Dios.
Para completar la enseñanza, también dijo que lo segundo
más importante era amar a las personas cercanas a
nosotros, y también amarnos a nosotros mismos.
Cuando Jesús habló sobre el amor, muchas personas se
conmovieron. El amor es un sentimiento muy fuerte, muy
bueno de sentir y tiene una fuerza muy grande. Sin
embargo, no todo el mundo estaba listo para comenzar a
vivir con amor, por eso no creyeron en él y no aceptaron
que él era el mesías esperado.
A pesar de todo, después de que Jesús murió, sus
enseñanzas fueron divulgadas y cada vez más personas
conocieron los mensajes del evangelio.
Así, poco a poco, todo el mundo aprendió sobre el amor y
el mundo fue cambiando.
Demoró muchos años, algunos milenios en verdad, pero ese
lugar que antes era extraño y distante de Dios pasó a
ser un lugar maravilloso.
En ese lugar renovado, las personas se amaban, se
respetaban, se ayudaban, se perdonaban, se comprendían,
y…
¡Eran muy felices!
(Adaptación del texto “Mi Reino No Es De Este Mundo”,
del libro Jesús y los Niños, de Adeilson Salles.)
Traducción:
Carmen
Morante
carmen.morante9512@gmail.com
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