En este texto estudiaremos algunos pasajes del Evangelio
buscando comprender las palabras de Jesús, intentando
dejar lo más claro posible lo que Él pensaba, de modo
que también usted, lector, tenga elementos suficientes
para sacar su propia conclusión.
Mateo 5,17-18: “No penséis que vine a revocar la ley
y los profetas; no vine para revocar, vine para
cumplir. Porque en verdad os digo: 'Hasta que el
cielo y la tierra pasen, ni una comilla 'i' o una
'tilde' jamás pasará de la ley, hasta que todo se
cumpla'.” (negrita nuestra)
Ese es el pasaje en que se apoyan para concluir que
Jesús estaría confirmando toda la Biblia. Pero, con ese
discurso, Él estaba apenas queriendo decir que debía
cumplirse todo lo que de Él está escrito en la Ley y en
los profetas, diciendo que ni una comilla “i” o
ni una “tilde” de lo que allí consta dejaría de
ser cumplido; eso quedará bien claro en el desarrollar
de este estudio.
Lucas 10,25-28: “Y he que cierto hombre, interprete
de la ley, se levantó con intención de poner a Jesús a
prueba, y le dice: 'Maestro, ¿que haré para heredar la
vida eterna?' Entonces Jesús le preguntó: '¿Que está
escrito en la ley?' '¿Cómo interpretas?' A esto él
respondió: 'Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón,
de toda tu alma, de todas tus fuerzas y de todo tu
entendimiento; y amarás a tú prójimo como a ti mesmo'.
Entonces Jesús le dice: 'Respondiste correctamente;
haz eso, y vivirás'.” (negrita nuestra)
Si Jesús, cuando dice al respecto de la Ley (Mateo
5,17-18), estuviése incluso refiriéndose a todo el
pentateuco mosaico, estaría en contradicción con este
pasaje, pues consideró como correcta la respuesta del
interprete, que solamente dice que está escrito: “Amarás
al Señor tu Dios de todo tu corazón, de toda tu alma, de
todas tus fuerzas y de todo tu entendimiento; y amarás a
tú prójimo como a ti mismo”. Ahora, en la
legislación de Moisés existen muchas otras cosas para
cumplirse más allá de esas, que, según los exegetas,
son, en total, 613 normas.
Lucas 16,16-17: “La ley y los profetas valen hasta
Juan; desde ese tiempo viene siendo anunciado
el evangelio del reino de Dios, y todo hombre se
esfuerza por entrar en el. Y es más fácil pasar el cielo
y la tierra, de lo que caer una coma siquiera de la
ley”. (negrita nuestra)
Si la Ley y los profetas valen hasta Juan es porque
después de Juan está valiendo algo diferente, una nueva
legislación. Ella no es nada más y nada menos que el
Evangelio, o sea, el Nuevo Testamento. La cuestión de “caer
una tilde siquiera de la ley” se refiere a todo lo
que hay en ella con relación a las profecías sobre la
venida de Jesús. Así, los acontecimientos que ocurrirían
con Él es que serín cumplidos y no, como quieren
algunos, que todas las órdenes contenidas allá, deban
ser rigurosamente seguidas. Hasta incluso porque, como
iremos a ver más adelante, específicamente algunas de
ellas Él las alteró profundamente, como es el caso, por
ejemplo, de la cuestión del “ojo por ojo”.
Lucas 24,25-27: “Él entonces les dice: '¡Oh
hombres sin inteligencia, como es lento vuestro
corazón para creer en lo que los profetas anunciaron!
‘¿No era preciso que Cristo sufriese esas cosas para
entrar en la glória?' Y partiendo de Moisés comenzó a
recorrer todos los profetas, explicando en todas las
Escrituras, lo que decía respecto a él mismo.” (negrita
nuestra)
Después de resucitar, Jesús camina con dos discípulos
que estaban yendo para la aldea de Emaús, y les explica
lo que constaba en las Escrituras al respecto de él.
Comenzando por Moisés, recorre todos los profetas, o
sea, les esclarece solamente lo que era importante y que
debería ser cumplido en ese contexto. Por tanto,
confirma lo que estamos diciendo desde el inicio, quiere
decir, que Él no vino a revocar o abolir las profecías a
Su respecto. Si todo en las Escrituras fuese incluso
importante, no iría a restringirse a solo explicar lo
que en ellas decían sobre Él. Y para probar que no
estamos distorcionando los hechos, veamos el pasaje
siguiente:
Lucas 24,44-45: “A seguir Jesús les dice: 'Son
estas palabras que yo os hable, estando aun con
vosotros, que importaba se cumpliese todo lo
que de mí está escrito en la Ley de Moisés, en los
Profetas y en los Salmos'. Entonces les abrió el
entendimiento para comprender las Escrituras.” (negrita
nuestra)
Vea usted, querido lector, que es perfectamente claro lo
que Jesús quiso decir en cuanto al cumplimiento de las
Escrituras. No era, por tanto, todo cuanto existía en
ellas, sino solamente importaba que se cumpliese todo
lo que de él estaba escrito en ella, o sea, su
origen de la casa de David, su misión, todo su
padecimiento que culminó con su muerte en la cruz y su
gloriosa resurrección. Así, no hay como entender de otra
forma, a no ser que las palabras de Jesús no sirvan para
nada o que las queramos distorcionar.
Juan 1,17: “Porque la ley fue dada por intermedio de
Moisés; la gracia y la verdad vinieron por Jesucristo.” (negrita
nuestra)
Aquí tenemos una nítida demostración de que la Ley de
Moisés no es de suma importancia para los cristianos, ya
que la VERDAD vino por Jesucristo, y es a Él que
nosotros procuramos seguir, y no a Moisés. No podemos
decir que la Ley de Moisés no tuvo su valor; es claro
que tuvo; entre tanto, como dice Jesús, solamente hasta
Juan (Lucas 16,16). Eso porque, para un pueblo atrasado,
ella fue un factor de desenvolvimiento.
Juan 1,45: “Felipe encontró a Natanael y le habló:
'Encontramos a aquel de quien escribieron a Moisés en
la Ley y los Profetas, Jesús, hijo de José de
Nazarét',” (negrita nuestra)
Pasaje que viene a confirmar que las profecías al
respecto del Mesías se estaban cumpliendo en el momento
en que Jesús inicia su vida pública. Y era justamente en
eso que los hebreos esperaban, ansiosamente, que se
cumpliesen las Escrituras.
Juan 7,23: “Si un hombre recibe la circuncisión en
sábado, para cumplir la Ley de Moisés, ¿por qué
os irritáis contra mí porque curé totalmente a un hombre
en sábado?” (negrita nuestra)
Juan 8,5-7: “En la Ley, Moisés nos
manda apedrear a las adulteras; ¿pero tú qué dices? […]
Jesús […] les dice: ‘Aquel de vosotros que esté sin
pecado, tire la primera piedra'.” (negrita nuestra)
Si, realmente, las leyes que Moisés pasó al pueblo
hebreo fuesen todas provenientes del Creador, ¿por qué
en estos dos pasajes no se dice: cumplir la Ley de
Dios y En la ley, Dios nos manda,
respectivamente? Porque eran leyes de Moisés y no
provenientes de la divinidad. Tanto es que, en la
cuestión de la adultera, Jesús no dice al pueblo para
cumplir la Ley; antes, al contrario, se revoca,
inclusive, demonstrando una inteligencia que Le era
peculiar. Dios también nunca diría: “No codiciarás a
la mujer del prójimo”, mandamiento que realza ser,
obviamente, un producto de la cultura de una sociedad
machista de aquella época; nada más que eso, siendo, por
tanto, de la forma que está expresada, ley de los
hombres y no de Dios.
Pablo, en una carta a los romanos, les dice lo
siguiente:
Romanos 7,5: “En cuanto vivían según la carne, las pasiones
pecaminosas, estimuladas por la Ley, producían fruto
para la muerte en nuestros miembros.” (negrita
nuestra)
¿Podemos deducir de este pasaje que la Ley estimulaba
pasiones pecaminosas? Si fuera esto mismo, es porque
ella, la Ley, no era la VERDAD, que vino
solamente con Jesús. Y en el versículo siguiente
continua:
Romanos 7,6: “Pero ahora, libres de la Ley, estamos
muertos para aquello que nos conservaba prisioneros, de
suerte, que podemos servir a Dios conforme un
espíritu nuevo y no según la letra antigua.” (negrita
nuestra)
Libres de la Ley, o sea, que no estamos más sometidos a
ella. ¿No es claro eso? Si podemos servir a Dios
conforme un espíritu nuevo, cual sea, las enseñanzas de
Jesús, ¿por qué quedar aun apegados a Moisés (letra
antigua)? ¿El Antiguo Testamento fue revocado, o aun
queremos permanecer en la duda?
Mateo 5,19-20: “Aquel, pues, que violara uno de estos
mandamientos, puesto que es de los menores, y así
enseñar a los hombres, será considerado mínimo en el
reino de los cielos; aquel, sin embargo, que los
observara y enseñara, ese será considerado grande en el
reino de los cielos. Porque os digo que, si vuestra
justicia no excede en mucho a la de los escribas y
fariseos, jamás entraréis en el reino de los cielos.”
Nuestro cuadro es: Jesús en el pasaje evangélico del
Sermón de la Montaña, en que él inicia diciendo las
novas enseñanzas que deberemos cumplir. Son las verdades
que Él pasa a todos nosotros como ruta de vida. Son
apenas los mandamientos que dice para que no los
violásemos. A partir de ahí, también, es que altera y
revoca la legislación de Moisés; confirmamos eso con los
pasajes relativos al capítulo 5 de Mateo, que serán
puestos luego a seguir.
Mateo 5,21-22: “Oísteis que fue dicho a los antiguos:
'No matarás; y: 'Quien mata estará sujeto a juicio'.
`Yo, mientras, os digo que todo aquel que (sin motivo)
se encolera contra su hermano estará sujeto a juicio; y
quien profiera un insulto a su hermano estará sujeto a
juicio del tribunal; y quien le llamara: Necio, estará
sujeto al infierno de fuego.”
Moisés:
No matarás. Jesús: que no debemos ni incluso
encolerizar contra o insultar a nuestro hermano.
Mateo 5,27-28: “Oistéis que fue dicho: 'No
adulterarás'. Yo, con todo, os digo: Cualquier uno que
mire para una mujer con intención impura, en el corazón
ya adulteró con ella.”
Moisés:
No adulterarás. Jesús: solo el hecho de mirar
para una mujer con intención impura, ya cometió
adulterio.
Mateo 5,31-32: “También fue dicho: 'Aquel que
repudiara a su mujer, le dará carta de divorcio'. Yo,
mientras, os digo: Cualquiera que repudie a su mujer,
excepto en caso de relaciones sexuales ilícitas, la
expone a volverse adultera; y aquel que se casara con la
repudiada comete adulterio.”
Moisés:
se podría repudiar a la mujer. Jesús: si la
repudiaras estás exponiendo a la mujer al adulterio.
Mateo 5,33-37: “También oísteis que fue dicho a los
antiguos: 'No jurarás en falso, pero cumplirás
rigurosamente para con el Señor tus juramentos'. Yo,
mientras, os digo: De modo alguno juréis: Ni por el
cielo, por ser el trono de Dios; ni por la tierra, por
ser estrado de sus pies; ni por Jerusalén, por ser
ciudad del gran Rey; ni jures por tu cabeza, porque no
puedes volver un cabello blanco o negro. Sea, sin
embargo, tu palabra: Sí, sí; no, no. Lo que de esto
pasara viene del maligno.”
Moisés:
No jurarás falso. Jesús: De modo alguno juréis.
Mt 5,38-42: “Oísteis que fue dicho: 'Ojo por ojo,
diente por diente'. Yo, todavía, os digo: No resistáis
al perverso; pero a cualquiera que te hiera en la
mejilla derecha, ponle también la otra; y al que quiera
demandar contigo y sácate la túnica, déjale también la
capa. Si alguién te obliga a andar una milla, ve con él
dos. Da a quien te pide, y no vuelvas la espalda al que
desea que le prestes.”
Moisés:
Ojo por ojo, diente por diente. Jesús: Quien te
hiera en la mejilla derecha, vuelvéle también la otra.
Mateo 5,43-48: “Oísteis que fue dicho: 'Amarás a tu
prójimo y odiarás a tu enemigo'. Yo, no obstante, os
digo: Amad a vuestros enemigos y orad por los que os
persiguen; para que os volváis hijos de vuestro Padre
celeste, porque él hace nacer su sol sobre malos y
buenos, y viene las lluvias sobre justos e injustos.
¿Porque, si amaráis a los que os aman, qué recompensa
tendréis? No hacen los publicanos también lo mismo? ¿Y
si saludaráis solamente a vuestros hermanos, que hacéis
de más? No hacen los gentiles también lo mismo? Por
tanto, sed vosotros perfectos como perfecto es vuestro
Padre celeste.”
Moisés:
Odiarás a tu enemigo. Jesús: Amad a vuetros
enemigos.
Encontramos apoyo a nuestro pensamiento en el exegeta
Bart D. Ehrman, que en su obra ¿Qué dijo Jesús? ¿Qué
no dijo Jesús?; quién cambió la Biblia y por qué,
así se expresó:
Con todo, después, los cristianos pasaron a aceptar
otros escritos al lado de las Escrituras judaicas. Esa
aceptación puede haber tenido origen en la enseñanza
autorizada del propio Jesús, a medida que sus seguidores
tomaron su interpretación de las escrituras como dotada
de la misma autoridad otorgada a las palabras de las
propias escrituras. Jesús puede haber estimulado esa
comprensión por el modo como parafraseaba algunas de sus
enseñanzas. En el Sermón de la Montaña, por ejemplo,
se ve a Jesús exponiendo leyes dadas por Dios a Moisés y
después dando su propia y más radical interpretación de
ellas, indicando que su interpretación es la autorizada.
(EHRMAN, 2006, p. 40-41, negrita nuestra)
Reputamos la opinión de Ehrman como de gran importancia,
pues él es considerado el mayor especialista en el Nuevo
Testamento de la actualidad.
(Este artículo será concluido la próxima semana.)