Objetivamente, en cuanto a la cuestión de la revocación
del Antiguo Testamento, veamos lo que encontramos de
apoyo a esa tesis en el Nuevo Testamento:
1 Coríntios 15,2: “Es por el evangelio que ustedes
serán salvados, contando que lo guarden de
modo como yo les anuncié; de lo contrario, ustedes se
habrán acreditado en vano.” (negrita nuestra)
Efésios 1,13: “En Cristo, también ustedes oirán la
palabra de la verdad, el Evangelio que os salva.” (negrita
nuestra)
Pablo deja claro que es por el Evangelio que seremos
salvados; en otras palabras, él no acepta el Antiguo
Testamento como algo con que podamos salvarnos.
Hebreos 8,6-8.13: “Ahora, en efecto, obtiene Jesús
ministerio tanto más excelente, en cuanto es él
también mediador de superior alianza instituída
con base en superiores promesas. Porque, si aquella
primera alianza hubiese sido sin defecto, de manera
alguna estaría siendo buscado lugar para una segunda. Y,
de hecho, reprendiéndolos, dice: He ahí vienen días,
dice el Señor, y firmaré nueva alianza con la
casa de Israel y con la casa de Judá. Cuando él dice Nueva,
vuelve anticuada la primera. Ahora, aquello que se
vuelve anticuado y envejecido, está listo a
desaparecer.” (negrita nuestra)
Hebreos 10,9: “[…] De ese modo, Cristo suprime el
primer culto para establecer el segundo”. (negrita
nuestra)
Si hasta aquí aun podría
existir alguna pequeña sombra de duda, ahora fue
definitivamente disipada por estas narrativas de la
carta a los Hebreos. Podríamos hasta decir: “quien tenga
oídos que oíga”, pero diremos quien tiene ojos que vea: la alianza
anterior es débil, inútil y con defecto, en cuanto que
la nueva es superior a ella. En cuanto a “está listo
a desaparecer”, solo no desapareció aun por causa de la
insistencia de algunos que quieren, a toda costa,
mantener viva la legislación de Moisés contenida en el
Antiguo Testamento. Repitiendo: Porque,
si aquella primera alianza hubiese sido sin defecto, de
manera alguna estaría siendo buscado lugar para la
segunda.
Corroboramos nuestra idea con Ehrman:
Ya mencioné que esta es la visión presentada en la
epístola de los Hebreos, del Nuevo Testamento, libro
que intenta mostrar que la religión basada en Jesús es
superior a la religión del judaísmo, en todos los
sentidos. Para el autor de Hebreos, Jesús es superior
a Moisés, que dio la Ley a los judios (Hb 3); él es
superior a Josué, que conquistó la tierra prometida (Hb
3); él es superior a los sacerdotes que ofrecen
sacrificios en el templo (Hb 4-5); y, lo más destacado,
él es superior a los propios sacrificios (Hb 9-10). […].
(ERMAN, 2008, p. 78, negrita nuestra)
Clara, entonces, queda la cuestión de Jesús sea superior
a Moisés.
Marcos 2,18-22: “Como los discípulos de Juan y los
fariseos estaban ayunando, fueron a preguntarle: '¿Por
qué es que los discípulos de Juan y los discípulos de
los fariseos ayunan, y los tuyos no?' Jesús les
respondió: '¿Por acaso quedaría bien que los invitados
para un casamiento hiciesen ayuno, mientras el esposo
está con ellos? En cuanto está, no conviene. Pero vendrá
un tiempo en que el esposo les será quitado. Entonces
sí, ellos van a ayunar. Nadie cose un remiendo de
paño nuevo en ropa vieja. De lo contrario el
remiendo nuevo, por el hecho de encoger, estropea la
ropa vieja y el rasguño queda peor. Nadie pone vino
nuevo en viejos recipientes de cuero. Caso
contrario, el vino rrebentaría los recipientes.
¡Quedarían perdidos los recipientes y también el vino.
Para vino nuevo, recipientes novos!'.” (negrita
nuestra)
Sería lo mismo que Jesús dijera: Si ustedes quedaran
apegados a las enseñanzas de Moisés, no conseguirán
soportar ni comprender lo que ahora os traigo. ¿Dónde se
hablaba sobre los ayunos? ¿No es en el Viejo Testamento,
que, tanto los fariseos y en cuanto a los discípulos de
Juan Bautista, sacaban lo que seguían? Recordemos de
que “la Ley y los Profetas valían hasta Juan” (Lucas
16,16). ¿Así, no queda claro su revocación por Jesús?
Solo no lo es para los que aun insisten en seguir a
Moisés. Más claro queda cuando tomamos de la nota a pie
constante del Nuevo Testamento, Ediciones Loyola,
lo siguiente: “Tanto el paño nuevo como el vino nuevo
son símbolos de una nueva era (cf. At 10,11; Hbr 1,11;
Gên 49,11-12); los cristianos deben estar animados de
un espíritu nuevo, incompatible con antiguas
prescripciones del judaísmo ya anticuadas” (p. 57,
negrita nuestra)
Hay un episodio en la vida de Jesús que nos llevó a
formar una fuerte convicción que sus enseñanzas eran
superiores a las de Moisés. Es el pasaje en que Juan
narra, lo que se supone como siendo, el primer milagro
de Jesús. A pesar de términos reflexionados mucho sobre
ella, aun no teníamos ninguna explicación que
justificase la actitud de Jesús en transformar agua en
vino, para emborrachar a los invidados de la fiesta de
que participaba.
Veamos el episodio:
Juan 2,1-11: “En el tercer día, hubo una fiesta de
casamiento en Canaán de Galilea, y la madre de Jesús
estaba ahí. Jesús también había sido invitado para esa
fiesta de casamiento, junto con sus discípulos. Faltó
vino y la madre de Jesús le dice: '¡Ellos no tienen más
vino!' Jesús respondió: 'Mujer, ¿que existe entre
nosotros? Mí hora aun no llegó'. La madre de Jesús dice
a los que estaban sirviendo: 'Hagan lo que él mande'.
Había ahí seis toneles de piedra de unos cien litros
cada uno, que servían para los ritos de purificación de
los judíos. Jesús dice a los que servían: 'Llenad de
agua esos toneles'. Ellos llenaron los toneles hasta
arriba. Después Jesús dice: 'Ahora saquen y lleven al
maestro-sala'. Entonces llevaron al maestro-sala. Este
probó el agua transformada en vino, sin saber de donde
venía. Los que servían estaban sabiendo, pues fueron
ellos que sacaron el agua. Entonces el maestro-sala
llamó al novio y dijo: 'Todos sirven primero el vino
bueno y, cuando los invitados están borrachos, sirven el
peor. Usted, mientras, guardó el vino bueno hasta
ahora'. Fue así, en Canaán de Galilea, que Jesús comenzó
sus señales. Él manifestó su gloria, y sus discípulos
creyeron en él.”
¿Pero cuál es el verdadero sentido de ese pasajen?
Nosotros lo encontraremos en aquello que la persona
encargada de la fiesta dice para el novio: “Todos
sirven primero el vino bueno y, cuando los invitados
están borrachos, sirven el peor. Usted, sin embargo,
guardó el vino bueno hasta ahora”. Considerando que,
con ese primer acto público, Jesús inicia su misión,
podemos decir que el “vino bueno guardado hasta ahora”
son las enseñanzas de Jesús, superiores a las recibidas
anteriormente, por medio de Moisés que sería
simbólicamente el vino de peor calidad, hasta incluso
porque, y sin querer desmerecerlos, la humanidad de
aquella época no estaba preparada para recibir vino (enseñanza)
de mejor calidad, si así podemos expresarnos.
Todo lo que ya dijimos anteriormente sobre las
enseñanzas de Jesús, vale para corroborar nuestra
opinión. Pero podemos aun traer como apoyo a eso: “En
comparación con esta inmensa gloria, el esplendor del ministerio
de la antigua alianza ya no es nada más” (2
Coríntios 3,10) (negrita nuestra), y “De esa manera
es que se da la ab-rogación del regulamiento anterior en
virtud de su flaqueza e inutilidad – la Ley, en verdad,
nada llevó a la perfección – y fue introducida una
esperanza mejor por la cual nos aproximamos a Dios” (Hebreos
7,18-19).
Concluímos que Jesús no se limitó a solo a revocar los
rituales y sacrificios como algunos piensan, para
nosotros, fue mucho más allá de eso. Comprobamos también
que no distorcionamos las narrativas de la Biblia a
nuestra conveniencia, de que tanto nos acusan. Son ellas,
exactamente, que nos dan una base sólida para afirmar
con absoluta certeza que:
1 – El cumplimiento de la ley y de los profetas a que
Jesús se refiere en el Evangelio es apenas con relación
a las profecías contenidas en las Escrituras sobre Él
mismo;
2 – Que solamente tiene que ser cumplido de la Ley: Amar
a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti
mismo.
3 – Que nunca dice para seguirnos toda la Ley, aquí
entendida como todo el Pentateuco.
Es muy común recurrir a los apologistas del cristianismo
primitivo para justificar ese o aquel punto, entre
tanto, cuando es algo contrario a la creencia vigente
pasan por encima, como si no hubiesen visto. Veamos, por
ejemplo, lo que encontramos en Justino de Roma.
La opinión de Justino de Roma (c. 100-165 d.C.), tenido
como el mejor apologista del siglo II, es bien clara en
el debate que mantuvo con un sabio judío, Trifón, que
algunos estudiosos identifican como siendo el célebre
rabino Tarfón, muerto en 155, una vez que Trifón sería
la forma griega del hebraico Tarfón. (JUSTINO, 1995, p.
107). De ese debate, titulado Diálogo con Trifón, que
duró dos días, transcribimos:
[…] Con todo, nosotros no la [confianza] depositamos por
medio de Moisés o de la Ley, pues en ese caso estaríamos
haciendo lo mismo que vosotros. En efecto, oh Trifón, yo
lei que debería venir una ley perfecta y una alianza
soberana en relación a las otras, que ahora deben ser
guardadas por todos los hombres que desean la herencia
de Dios. La Ley dada sobre el monte Horeb ya está
vieja y pertenece apenas a vosotros. La otra, sin
embargo, pertenece a todos. Una ley colocada contra
otra ley anula la primera; una alianza hecha
posteriormente también deja sin efecto la primera.
Cristo nos fue dado como ley eterna y definitiva y como
alianza fiel, después de la cual no
hay más ni ley, ni orden, ni mandamiento. […]. (JUSTINO,
1995, p. 127, negrita nuestra)
¿Más claro que eso es querer mucho; ¿no es así?
Ahora, podemos responder al cuestionamiento inicial: ¿El
Antiguo Testamento fue revocado por Jesús? Sí; sin
ninguna sombra de duda. Y es por eso que no nos sentimos
en la obligación de cumplir nada de lo que consta en el,
hasta incluso para ser coherentes con lo que pensamos y
por creer en esa palabra de Jesús: “Yo soy el Camino
la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí” (Juan
14,6). ¿Por qué Él se colocó como siendo el camino que
conduce al Padre y no a Moisés? Es porque solamente sus
enseñanzas es que deben ser seguidas.
Ese es el entendimiento a que llegamos. Entre tanto, no
hay como obligar a nadie a pensar como nosotros. La
única cosa que pedimos es para que las personas dejen de
apegarse demasiado a las viejas enseñanzas, como si
ellas fuesen verdadeiras. La Tierra ya no es más el
centro del Universo, ya que el hombre, percibiendo la
ignorancia de tal afirmativa, finalmente, aceptó la voz
de la Ciencia. Más allá de que, muchas cosas no fueran
cambiadas por las cúpulas religiosas, justamente para
que ellas conservasen, a toda costa, el dominio que
tiene sobre el pueblo y, también, para que pudiesen
mantenerlo a toda costa. Aun hoy encontramos
las que buscan introducir la validez de las enseseñanzas
del Antiguo Testamento no dándose cuenta de que “rompiste
con Cristo, vosotros que buscáis la justicia en la Ley;
caíste fuera de la gracia” (Gálatas 5,4). Sabemos
que no hacen eso por ignorancia, sino por estucia
buscando dominar a sus “fieles”, a fin de conseguir y
mantener el “poder” y el “dinero” en la base de lo que
podemos llamar terrorismo religioso.
Referências bibliográficas:
Bíblia Anotada. São Paulo: Mundo Cristão,
1994.
Bíblia Sagrada, 68ª ed. São Paulo:
Ave-Maria, 1989.
Bíblia Sagrada, 8ª ed. Petrópolis, RJ:
Vozes, 1989.
Novo Testamento, LEB. São Paulo: Loyola,
1984.
EHRMAN, B. D. O problema com Deus. Rio
de Janeiro: Agir, 2008.
EHRMAN, B. D. ¿Qué dice Jesús? ¿Qué no
dice Jesús? Quién cambió la Biíblia y por qué. São
Paulo: Prestigio, 2006.
JUSTINO, Mártir, Santo
Justino de Roma: I e II apologias: diálogo com Trifão.
São Paulo: Paulus, 1995.