En la hipótesis de la inexistencia de animales en el
mundo espiritual, el mundo espiritual sería claramente
secundario durante todo el larguísimo proceso de
evolución anímica durante la fase animal, lo que
acabaría siendo una contradicción interna del propio
texto de “El Libro de los Espíritus”, el cual asevera
que, si fuese para escoger, el mundo espiritual sería
“más esencial” que el mundo corporal.
De cualquier forma, el entendimiento de que no habría
animales en el mundo espiritual genera raciocinios muy
extraños.
En el caso de los humanos, por lo menos, es sabido que
el número de desencarnados de la Tierra es mucho mayor
que el número de encarnados en nuestro planeta. Veamos
lo que nos informa André Luiz, en el “Anuario Espírita”
de 1964 (republicado en los Anuarios Espíritas de 1992 y
de 2009):
“1. ¿Cuál es la cantidad aproximada, de habitantes
espirituales – en edad racional – que se desenvuelven,
presentemente, en los alrededores de la Tierra?
R. Será lícito calcular la población de criaturas
desencarnadas en edad racional, en los círculos de
trabajo, en torno de la Tierra, para más de veinte
millones, observándose que un alto porcentaje aun se
encuentra en los estadios primarios de la razón y siendo
ese número posible de alteraciones constantes por las
corrientes migratorias de Espíritus en tránsito en las
regiones del Planeta”.
¿Con relación a los animales sería lo contrario? ¿Habría
más animales encarnados que desencarnados? O lo que
sería aun más drástico, todos los animales estarían
siempre reencarnados, no sobrando ningun animal en el
mundo espiritual? ¿Cómo se daría eso?
¿Siempre habría una fecundación ocurriendo en el exacto
instante de la desencarnación de un individuo de la
misma especie? ¿El número de las nuevas fertilizaciones
sería exactamente el mismo de las nuevas
desencarnaciones en todos los momentos? ¿Siempre?
Veamos la situación en la cual una especie entra en
extinción. ¿Los mentores espirituales, sin una mínima
preparación en la erraticidad, reencarnarían esos
individuos “desencarnantes” en otras especies? ¿O
llevarían a los “desencarnantes” para otro planeta, para
reencarnar en una especie idéntica o muy semejante a la
especie terrena? Y en esa “otra morada del Padre”
también ya estaría ocurriendo un número apropiado de
nuevas “concepciones” (exactamente en los mismos
momentos de las desencarnaciones) para que ningún
“desencarnante” permaneciese en el mundo espiritual?
Considerando que Kardec tuvo poco tiempo para
profundizar esa cuestión y que el pensamiento espírita
evoluciona, en concordancia con su aspecto científico,
sería el caso de evaluar qué tipo de informaciones sobre
ese tema las obras subsidiarias presentarían.
Ernesto Bozzano, en su obra “¿Los animales tienen
alma?”, avala ciento treinta (130) casos de
manifestaciones de “encantos, apariciones y fenómenos
supranormales con animales”. Bozzano afirma en el primer
capítulo de esa obra que, entre los varios fenómenos
estudiados, las apariciones de formas de animales
constituyen subsidio para “apoyar la hipótesis de la
sobrevivencia de la psique animal.”
En “Memorias de un Suicida”, Camilo Cândido Botelho
narra la presencia de diferentes especies de animales en
el mundo espiritual. En la penúltima página del capítulo
titulado “El Valle de los Suicidas”, el autor comenta
sobre caballos. Veamos:
“... pequeñas diligencias atadas una a las otras y
rodeadas de persianas muy espesas, lo que impediría al
pasajero verificar los lugares por donde debería
transitar. Blancos, ligeros, como perfeccionados en
materias específicas hábilmente laqueados, eran tirados
por hermosas parejas de caballos también blancos, nobles
animales cuya extraordinaria belleza y elegancia poco
común despertarían nuestra atención si estivuviésemos en
condiciones de notar algo...”.
En el capítulo subsecuente de “Memorias...”, titulado
“Los Réprobos”, Camilo confirma la presencia de
caballos:
“Nuestros carruages ahora eran leves y graciosos, cual
trineos ligeros y confortables, tirados por las mismas
admirables parejas de caballos normandos...”.
En ese mismo capítulo, luego en la página siguiente, el
autor espiritual cita otra especie animal (palomas)
presente en el mundo espiritual. Evaluemos:
“... en cuanto aves mansas, banda de palomas graciosas
revoloteaban ligeras entre azucenas”.
En “Nuetro Hogar”, en el capítulo 33 denominado
“Curiosas Observaciones”, Narcisa comenta sobre perros,
mulas y aves, los cuales actuaban auxiliando el trabajo
expedicionario de los “Samaritanos” en regiones de
sufrimiento. Veamos:
- “Los perros facilitan el trabajo, las mulas soportan
cargas pacientemente y ofrecen calor en las zonas donde
se haga necesario; y aquellas aves – añadió,
indicándolas en el espacio – que denominamos íbis
viajantes, son excelentes auxiliares de los Samaritanos,
por devorar las formas mentales odiosas y perversas,
entrando en lucha franca con las tinieblas umbralinas”.
En “Evolución en Dos Mundos”, André Luiz, en el tercer
capítulo, titulado “Evolución y cuerpo espiritual”, hace
una importante evaluación de la evolución anímica que
requeriría estados tanto en el plano físico como en el
plano espiritual, en función de las necesidades de
modulaciones/modificaciones del periespíritu. Parece
razonable conjeturar qué reencarnaciones entre especies
diferentes solicitarían un profundo y complejo trabajo
de preparación periespiritual en la erraticidad. Sigue
el análisis de André Luiz introduce en el ítem
denominado “Hilos desconocidos de la evolución”:
“Comprendiéndose, sin embargo, que el principio divino
llegó a la Tierra, emanando de la esfera espiritual,
trayendo en su mecanismo el arquetipo a que se destina,
como la bellota de roble encerrando en sí el árbol
venerado que será de futuro, no podemos
circunscribirle la experiencia al plano físico
simplemente considerado, por cuanto, por medio del
nacimiento y muerte de la forma, sufre constantes
modificaciones en los dos planos en que se manifiesta,
razón por la cual variados hilos de la evolución huyen a
la investigación de los naturalistas, por representar
estados de la conciencia fragmentaria fuera del campo
carnal propiamente dicho, en las regiones extrafísicas,
en que esa misma conciencia incompleta prosigue
elaborando su vehículo sutil, entonces clasificado
como protoforma humana, correspondiente al grado
evolutivo en que se encuentra”. (negritas mías).
Es posible deducir, basandose tanto en la obra de Allan
Kardec como en las obras subsidiarias del Espiritismo,
que muy probablemente existen animales en el mundo
espiritual y que, cuando se trate de proceso
reencarnatorio en una misma especie, el periodo de
erraticidad tiende a ser menor que aquel, por media,
observado en los procesos de reencarnación de Espíritus
humanos, sobre todo los de evolución espiritual
razonable o superior. En los casos en que el alma de los
animales pasa por una transición entre especies,
probablemente el proceso es bien más complejo y demorado
por envolver profundas alteraciones periespirituales. En
todo caso, vale recordar que los animales pueden
presentar condiciones de evolución anímica muy
diversificada, siendo necesario sustancial
profundalización en el tema para evaluaciones de la
condición espiritual de los más variados subgrupos de
especies animales.
Observación
El presente artículo está enfocado en la cuestión al
respecto de la existencia y posibilidad de permanencia
en el mundo espiritual del alma de los animales, sin
entrar en el mérito de su modus vivendi.
Partiendo del análisis de la pregunta 600 de “El Libro
de los Espíritus”, el cual ha sido interpretado de modo
cuestionable, a nuestro ver, evaluamos las implicaciones
de negarse la existencia de los animales en el mundo
espiritual. Solamente a partir de ese análisis,
recurrimos a las informaciones de las llamadas “obras
subsidiarias del Espiritismo”. No obstante, a pesar de
tratarse de importantes libros, pocas obras y pequeñas
citas fueron hechas, dentro de un universo muy amplio y
de excelentes obras espíritas. Textos como el de Manoel
Philomeno de Miranda, por la mediumnidad de Divaldo
Pereira Franco, entre otros libros, podrían ser citados
como fuentes adicionales de informaciones sobre animales
en el mundo espiritual. Más allá de eso, no es posible
menospreciar importantes relatos derivados de vivencias
mediúmnicas y de emancipación del alma de médiums como
Francisco Cândido Xavier, Divaldo Pereira Franco, entre
otros, lo que fortalece la percepción de que esa
información sobre la existencia y significativa
permanencia de por lo menos algunas especies de animales
en el mundo espiritual tienen significativo respaldo,
tendiendo a ser ratificada por el llamado “control de la
concordancia universal de la enseñanza de los
Espíritus”. En ese contexto, se recomienda la lectura de
excelentes artículos y análisis de la presente cuestión
elaboradas por los compañeros Eurípedes Kühl, Astolfo
Olegário, Irvênia Prada y Paulo Neto, los cuales fueron
publicados en la revista electrónica “El Consolador”. En
lo que se refiere al modus vivendi (abarcando la
posibilidad de vida de relación intra- y/o
inter-especies, el ambiente del mundo espiritual
asociado a animales o grupos de animales, las
características “fisiológicas” y/o fluidicas del
periespíritu animal y sus implicaciones etc.) de
los animales en el mundo espiritual, es importante
resaltar que ese abordaje no constituyó el objetivo de
este artículo. De cualquier manera, cuales sean
pensamientos en ese área requieren, igualmente, la
corroboración general de informaciones mediúmnicas de
calidad, buscando a la “universalidad de la enseñanza de
los Espíritus”. De hecho, toda información considerada
original y/o inusitada requiere respaldo de otras
informaciones mediúmnicas de calidad, a fin de ser
admitida como razonable hipótesis dentro de nuestros
estudios de valor doctrinario.
Referências bibliográficas:
Kardec, A. O Livro dos Espíritos. Trad.
Evandro Noleto Bezerra. Terceira edição Comemorativa do
Sesquicentenário. Federação Espírita Brasileira.
Brasília-DF. 2007.
Luiz, A. Entrevistando André Luiz.
(inserto em) Anuário Espírita de 2009. Instituto de
Difusão Espírita (IDE) Editora. Araras-SP. 2009.
Bozzano, E. Os animais têm alma?
(tradução e prefácio de Francisco Klörs Werneck).
Segunda edição. Editora Eco.
Pereira, Y. A. (pelo Espírito Camilo
Cândido Botelho) Memórias de Um Suicida. Primeira edição
especial. Federação Espírita Brasileira. Brasília-DF.
2004.
Xavier, F. C. (pelo Espírito de André
Luiz). Nosso Lar. Primeira edição especial. Federação
Espírita Brasileira. Brasília-DF. 2003.
Xavier, F. C. e Vieira, W. (pelo Espírito
de André Luiz). Evolução em Dois Mundos. 27a edição.
Federação Espírita Brasileira. Brasília-DF. 2014.