Tema: Dedicación al bien
Las plantas del patio
La familia de Benjamín se había mudado a una casa nueva,
con un gran patio trasero, donde los padres de Benjamín
habían plantado pasto y muchos retoños de flores,
escogidos con cariño. Esperaban tener un lindo jardín y
pasto muy verde cuando las plantas crecieran.
A Benjamín le encargaron regar las plantas todos los
días, comenzando la noche. Ese cuidado era importante,
pues era la época del año en que había sequía y sin agua
los retoños no resistirían.
Al principio al niño le gustó la tarea que había
recibido. Era delicioso asegurar la manguera y rociar el
agua sobre las plantas. Pero el entusiasmo duró poco,
cuando Benjamín se dio cuenta de que el patio era enorme
y tomaba mucho tiempo regar todo.
Luego de los primeros días, Benjamín observó que algunos
retoños no estaban muy bien. Algunos tenían las hojas
caídas, otros estaban feos, marchitas o torcidos.
Entonces, empezó a dedicarse más a las que estaban
bonitas. A estas, las regaba sin falta, y les daba una
buena cantidad de agua.
- ¡No vale la pena desperdiciar agua y tiempo con esas!
Ya están casi muertas, - pensaba.
Un día, su madre, observando a su hijo a los lejos, notó
lo que estaba sucediendo y lo llamó para conversar.
- Benjamín, ¿has regado nuestras plantas? ¿Cómo les está
yendo?
El niño le contó lo que estaba pasando, esperando que su
mamá estuviera de acuerdo
con él. Sin
embargo, ella explicó:
- Hijo, nosotros plantamos flores de diferentes
especies. Cada una reacciona de una forma. Algunas son
más sensibles al cambio del ambiente. A veces la planta
se debilita, hasta que sus raíces se adapten. Puede
pasar que pierdan las hojas o que parezcan débiles, pero
eso no quiere decir que no van a mejorar. Continúa
cuidando bien de ellas y dedica especial atención a esas
que no están muy bien. Vamos
a ver qué sucede.
Benjamín aceptó la orientación de su mamá y continuó
regando todos los retoños.
Para su sorpresa, observo que, poco a poco, ellas fueron
mejorando. Comenzaron a tomar colores más bonitos,
comenzaron a soltar brotes. En una de ellas hasta nació
una linda florcita.
Benjamín se quedó entusiasmado cuando comenzó a notar la
reacción de las plantas a sus cuidados. Cada día quedaba
más feliz al ver que los retoños iban creciendo.
En poco tiempo, las raíces ya estaban adaptadas al
suelo. Lograban captar el agua y los nutrientes, dejando
las plantas bonitas y saludables. El
pasto creció tanto que necesitó ser recortado.
Ya no había necesidad de regar las plantas todos los
días. Aun así, Benjamín no
dejó de ir al patio para observar el jardín hermoso que
se había formado alrededor del pasto. El patio trasero
se volvió su lugar favorito de la casa.
La belleza de las plantas era agradable de ver. Pero,
además de eso, Benjamín tenía ahí una agradable
sensación.
Un día, en que Benjamín estaba en el patio, su madre fue
a su encuentro.
- Qué bonito quedó, ¿no te parece, hijo?
- ¡Sí, mamá! No imaginé que quedaría tan bonito.
- Sabes, hijo, no todo en la vida tiene un resultado
inmediato. En verdad, las cosas más importantes demoran
algún tiempo, más o menos largo, para ser construidas.
Si no nos acostumbramos a persistir en el trabajo del
bien, no lograremos conquistar lo que deseamos. Te
dedicaste bastante a las plantas de nuestro patio. ¡Mira
qué bonito resultado! ¡Felicitaciones! Que sigas siempre
así, hijo, persistiendo en las buenas intenciones y
tengas muchas alegrías en tu vida – dijo la madre
sonriendo.
Benjamín sonrió también y abrazó a su mamá, con cariño.
Él había aprendido una importante lección.
Traducción:
Carmen
Morante
carmen.morante9512@gmail.com
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