Especial

por Gebaldo José de Sousa

¡Perdonar ilimitadamente!

¡Perdonar setenta veces siete veces – hasta que la ofensa no nos moleste!

 

Malba Tahan narra1 – con rara belleza – el encuentro de un mercader con un viejo árabe que le llamó la atención: hablaba agitado, gesticulando, sin cesar. Y exclamaba: “– ¡Oh Musulmanes! ¡Yo ya fui poderoso! ¡Yo ya tuve el Destino en esta mano!”

Sintió irresistible atracción por él, le ganó la confianza y buscó oírlo.

El pobre viejo le afirmó que los caravaneros lo tomaban por loco. Y no creían en él. Y le contó su historia:

“Según enseña el Corán – el libro de Allah – la vida de todos nosotros está escrita – ¡Maktub! – Cada hombre tiene al su página con todo lo bueno o de malo que le va a ocurrir.

Todos los hechos que ocurren en la Tierra, desde el caer de una hoja seca hasta la muerte de un califa, están fatalmente escritos en el Libro del Destino.”

Y continuo:

“Salvé de las manos de un impiadoso jefe viejo fetichero.

Agradecido, me dio un talismán rarísimo con una piedra negra, en forma de corazón, encontrada en la tumba de un santo musulmán. Esa piedra maravillosa permitía la entrada en la famosa Gruta de la Fatalidad, donde se encuentra el libro del Destino.”

Después de viajar años, llegó a la gruta encantada.

“Un genio bondadoso, de sentinela en la puerta, me dejó entrar.

Me avisó que permaneciera en la gruta por pocos minutos.

Cambiaría la página de mi vida y haría de mí un hombre rico y feliz.

Podría con la pena que traía:

- Será hombre feliz, estimado por todos. Tendrá mucha salud y mucho dinero.

¡Me acordé, sin embargo, de dos de mis enemigos: podría hacer gran mal a todos ellos!

Movido por sentimientos de odio y venganza, abrí la página de Ali Bem-Homed, el mercader.

Lei lo que le sucedería y añadí abajo, sin dudar, en un ímpetu de rencor:

- Morirá pobre, sufriendo enormes tormentos.

En la página del jeque El Abari:

– Perderá todos los haberes. ¡Quedará ciego y morirá de hambre y sed en el desierto!

¡Así, sin piedad, iba hiriendo a todos sus desafectos!”

El mercader, ansioso, le indaga:

– ¿Y en tu vida? ¿Qué hiciste, oh caravanero, en la página que el Destino dedicó a tu propia existencia?

“– Ah, mi amigo, nada hice en mí favor. Preocupado en hacer el mal a los otros, me olvidé de hacer el bien a mí mismo.

Sembré largamente el infortunio y el dolor. ¡No cogí, con todo, la menor parcela de felicidad!

Cuando me acordé de mí, cuando pensé en volver feliz mi vida, terminó mi tiempo.

Sin que esperase, me surgió al frente un genio feroz. Me agarró fuertemente y, después me arrancó de las manos el talismán, me echó fuera de la gruta.

Cai entre las piedras y, con la violencia del choque, perdí el sentido.

Al recuperar la razón, me encontré herido y hambriento, lejos de la gruta, en un oásis del desierto de Omán.

¡Sin el talismán precioso, nunca más pude descubrir el camino de la gruta encantada!

¡Perdí, así, la única oportunidad que tuve de ser rico, estimado y feliz!”

[Nota: La Doctrina Espírita no tiene ese concepto de la fatalidad.]

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El paso por la Tierra es temporal, tal como el tiempo del viejo árabe, en la gruta de la fatalidad.

Para nuestro real provecho la práctica del bien debe ser constante, eliminando del corazón todo sentimiento contrario al amor. Pequeñas acciones generosas nos beneficiarán ahora y en el futuro. Al final, la vida se compone de sucesiones de instantes. Todos ellos son importantes.

Enseñanzas de Jesús:

“Si contra vosotros pecó vuestro herrmano, id y hacedle sentir la falta en particular, a solas con él; si os atendiera, tendréis ganado a vuestro hermano.

Le dice Pedro: `Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano cuando hubiera pecado contra mí? ¿Hasta setenta veces?

Le respondió Jesús: ‘No os digo que perdonéis hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete veces.” Mt, 18-15, 21 e 22.

Perdonar ilimitadamente:

Oración Dominical“Perdona, Padre, nuestras deudas, así como perdonamos a  nuestros deudores.” Mt-6, 9:12

Pedimos perdón pleno, pero negamos perdón por cosas insignificantes. En las oraciones hay compromisos, no cumplidos en la práctica. Y lo que vale es la práctica. No bastan palabras.

No reaccionar a las acciones malas de los otros, sino obrar generosamente, sin  envolvernos en el desequilibrio de quien nos agrede.

La respuesta a Pedro es lección para todos nosotros y es permanente.

Un día, no necesitaremos perdonar, porque aprenderemos a no ofendernos.

Perdonar no con desprecio, con aire de superioridad.

Ver al agresor como enfermo, necesitado de ayuda, de compasión. Con esa postura el sentimiento que era de intolerancia, de odio, se convertirá en compasión, si aplicamos la lección recomendada por Jesús.

Importa ver a los demás, en el nível de evolución en que estén. Obrando así conquistaremos paz constante, coraje, alegría interior, fe, energía para amar y servir:

– Sin quejas;

– Sin censuras;

– Sin devolver pedradas.

¡Utilizar nuestras energías de forma positivapara el bien, incluso que el otro sea ingrato; y, aparentemente, no merezca nuestro perdón! ¡Él es el mayor necesitado!

No es fácil, pero no hay otro camino para evolucionar.

El Evangelio según el Espiritismo prescribe:

“Perdonarás, pero ilimitadamente; perdonarás cada ofensa tantas veces cuantas ella te fueran hecha; enseñarás a tus hermanos ese olvido de sí mismo, que vuelve a una criatura invulnerable al ataque, a los malos procedimientos y a las injurias; serás blando y humilde de corazón, sin medir tu mansedumbre. (...)

Perdonad, usad de indulgencia, sed caritativos, generosos, pródigos hasta de vuestro amor. (...)

(...) perdonad, que el señor os perdonará. (...)

(...) Feliz, pues, de aquel que puede todas las noches adormecer, diciendo: nada tengo contra mi prójimo.” – ESE - X, 14.

“Ay de aquel que dice: ‘Nunca perdonaré’, pues pronuncia su propia condenación. (...) Hay el perdón de los labios y el perdón del corazón.” – ESE, X, 15

De los labios:

- Alegrarse con el mal que viene al adversario;

- Perdonar, pero no reconciliarse, si hubiera oportunidad;

- No querer volverlo a ver.

“¿Será ese el perdón, según el Evangelio?”

Verdadero:

“Es aquel que lanza un velo sobre el pasado.”

- Perdón con olvido de la ofensa, de acuerdo con la ley de amor.

El Evangelio nos indaga: ¿y si fuímos nosotros que comenzamos todo?

¿O que hicimos el mal crecer, con nuestras reacciones agresivas?

“El verdadero perdón se reconoce mucho más por los actos que por las palabras.” ESSE, X, 15.

“El Libro de los Espíritus” (2):

Jesús también dice: Amad hasta incluso a vuestros enemigos.

Ahora, ¿el amor a los enemigos no será contrario a nuestras tendencias naturales y la enemistad no procederá de la falta de simpatía entre los Espíritus?

“Sin duda no se puede tener por los enemigos un amor tierno y apasionado. No fue eso que Jesús quiso decir. Amar a los enemigos es perdonarles y retribuirles el mal con el bien. Así procediendo, nos volveremos superiores a ellos, al paso que, por la venganza, nos ponemos debajo de ellos.” (Q. 887)

No se engaña a Dios. Él sabe lo que nos va en el alma, en el corazón, en el pensamiento.

Beneficio del perdón:

“Cuando nos gustamos a nosotros mismos, no permitimos que los otros controlen nuestras emociones. El perdón es camino para eso.” Wayne W. Dyer

“Usted puede dar y recibir perdón. Puede liberarse de vicios, apegos y rabias – esto es, de cualquier bagaje que usted no desee conducir para un lugar donde todo es luz.” (3)

“Perdonar es cesar de tener rabia, de nutrir resentimientos.

Es también donación: al perdonar, donamos entendimiento, paciencia, comprensión y el amor que purifica.

El perdón es para quien da, no para quien recibe.

Quien perdona saca de sí, de su corazón y de su alma, cualquier sentimiento negativo que envuelva odio, amargura o deseo de venganza.

Quien perdona, se perdona a sí mismo.” Octávio Caúmo Serrano

En todo el Universo de los sentimientos nos aproximan: el Amor o el odio. El primero, trae libertad y paz; el segundo, dolores seculares.

¡De eso tuvimos numerosas pruebas, en reuniones mediúmnicas, por más de treinta años!

Bellos ejemplos de perdón pleno:

– Jesús, en la hora extrema: “Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen.” Lc, 23:34

– “Gracias a Dios, no me acuerdo de haber replicado la menor ofensa que sufrí, ciertamente buscando, todas ellas, mi aprendizaje. Y no me acuerdo de que haya, conscientemente, ofendido a quien quiera que fuese.” Chico Xavier

En la película ‘Un Rincón de Esperanza’ hay un diálogo de dos actrices, delante de los verdugos:

“– ¡¿Usted no os odia?! ¿Por qué não?

– Intente, pero no consigo odiar a las personas. Cuanto peor se comportan, más siento pena de ellas.”

El verdadero amor se une a la compasión.

Tenemos que aprender a amar así, pero obrando como el viejo caravanero: hacemos mal uso de nuestro tiempo en la Tierra, siendo que podemos, en todos los instantes, reescribir nuestro destino, con la práctica constante del bien.

Perdonar setenta veces siete veces – ¡hasta que las ofensas no nos molesten! (Subrayado nuestros.)

 

Referências:

1 – TAHAN, Malba. Contos e Lendas Orientais: “O Livro do Destino e o Rancor”, (Júlio César de Melo e Sousa) Malba Tahan - Ref., jul/91, p. 198.

2 – KARDEC, Allan. O Livro dos Espíritos. Trad. Evandro Noleto Bezerra. 2. ed. 1.impr. Rio de Janeiro: FEB, 2011, q. 887, p. 533.

3 – RITCHIE, George G. e Elisabeth Sherrill. Voltar do Amanhã. Trad. Gilberto Campista Guarino. Rio de Janeiro: Nórdica, 1980, p.114.

 

Traducción:
Isabel Porras
isabelporras1@gmail.com

 
 

     
     

O Consolador
 Revista Semanal de Divulgação Espírita