Espiritismo para
los niños

por Marcela Prada

 

Tema: Prejuicio


El pastel de Pedrito


Pedrito llegó corriendo a casa, con una gran sonrisa en el rostro. Había guardado un pedazo de pastel para comer después del colegio y sabía que estaría delicioso.

¡Pero, que tristeza! Cuando abrió el horno, el pastel ya no estaba ahí. Ninguna migaja, ni un plato para raspar. Entonces, Pedrito quiso llorar, pero tuvo una idea.

- ¡Voy a llamar a papá! Él va a ayudarme.

Encontró a su papá trabajando el jardín.

- ¡Papá! – gritó, pisando el pasto. ¡Mi pastel desapareció y quien se lo comió fue Ana!

- ¡Oh, hijo! ¡cuánta rabia! Voy a conversar con tu hermana, pero antes quiero saber si estás seguro.

- ¡No la vi, pero sé que fue ella! Ana siempre coge todo lo que es mío. Si mi pastel desapareció, fue ella quien se lo comió.

- Hijo mío, no debemos acusar sin saber. Imagina la situación contraria. ¿Te gustaría que te culparan antes de conversarlo?

Pedrito se quedó muy molesto. Quería culpar a su hermana por su pastel desaparecido. Pero, en el fondo, sabía que estaba equivocado.

- Vamos a la cocina, hijo. Creo que tu pastel solo está guardado en el lugar equivocado.

En seguida los dos comenzaron a buscar el pastel por todas partes. Miraron en el lavadero, dentro de los cajones y hasta encima de la mesa. Pero ni una señal del delicioso postre.

Hasta que, finalmente, ¡hallaron el pastel! ¡Estaba encima de la refrigeradora! Guardado en un envase cerrado, había quedado muy bien escondido.

- Listo, hijo mío, ahora ya puedes comer. La próxima vez que algo desaparezca, procura no acusar. Acuérdate de que Jesús nos enseñó que no debemos juzgar.


(Texto de Lívia Seneda, de Londrina-PR.)

 

Traducción:
Carmen Morante
carmen.morante9512@gmail.com


 


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