“Quedamos sujetos a
engaños sobre el sentido de ciertas expresiones y de
ciertos hechos, en virtud del hábito de interpretar a
los otros de acuerdo con nuetras propias condiciones.”
(ALLAN KARDEC)
De la obra Qué es
el Espiritismo, en el cap. II – Nociones
Elementales de Espiritismo, tema “Escollos de la
Mediumnidad”, destacamos el siguiente ítem:
76. Un hecho importante a
considerarse es que la obsesión, cualquiera que
sea su naturaleza, es independiente de la mediumnidad,
y que ella se encuentra, en todos los grados,
principalmente del último [subyugación], en gran número
de personas que nunca oyeron hablar de Espiritismo.
De hecho, los Espíritus,
habiendo existido en todos los tiempos, han ejercido
siempre la misma influencia; la mediumnidad no es una
causa, sino un simple modo de manifestación de esa
influencia; por lo que podemos decir con certeza que
todo médium obsesado sufre de un modo cualquiera y,
muchas veces, en los actos más comunes de su vida los
efectos de esa influencia que, sin la mediumnidad, se
manifestaría por otros efectos, muchas veces atribuidos
a esas enfermedades misteriosas que escapan a las
investigaciones de la medicina. Por la mediumnidad el
ente maléfico denuncia su presencia; sin ella, es un
enemigo oculto, de quien no se desconfia. (1) (negrita
nuestra)
En principio, ese decir
de Allan Kardec (1804-1869) quedaría en completa
contradicción con el pensamiento de que todo aquel que
sufre influencia de los Espíritus es, por eso mismo,
médium, conforme también es dicho por el Codificador en
el artículo “Escollos de los médiuns”, publicado en la Revista
Espírita 1859, mes de febrero:
La mediumnidad es una
facultad multiple, y que presenta una variedad infinita
de aspectos en sus medios y en sus efectos. Quien
está apto para recibir o transmitir las comunicaciones
de los Espíritus es, por eso mismo, médium, cualquiera
que sea el modo empleado o el grado de desenvolvimiento
de la facultad, desde la simple influencia oculta
hasta la producción de los más insólitos fenómenos. […].
(2) (negrita nuestra)
La pregunta que podemos
proponer es: ¿habría algún ser humano que no sufre
influencia de los Espíritus? Todos nosotros recibimos
influencia, el problema es que, en la gran mayoría, ella
es oculta, razón por la cual no es percibida.
Veamos estas dos
preguntas de El Libro de los Espíritus:
459. Los
Espíritus influyen en nuestros pensamientos y en
nuestros actos?
“Mucho más de lo que
imagináis, pues frecuentemente son ellos que os
dirigen.”
460. ¿Además
de los pensamientos que nos so propios, habrá otros que
nos son sugeridos?
“Vuestra alma es un
Espíritu que piensa. No ignoráis que muchos
pensamientos os ocurren al mismo tiempo sobre el
mismo asunto y, frecuentemente, bastante
contradictorios. ¡Pues bien! En ellos hay siempre un
poco de vosotros y un poco de nosotros, y es eso que
os deja en la inseguridad, porque tenéis en vosotros dos
ideas que se combaten.” (3) (negrita nuestra)
Lo que observamos de las
preguntas de Allan Kardec y de las respuestas de los
Espíritus es que no es dicho que la influencia de los
Espíritus se restringe solamente a aquellos que
designamos como médiuns, o sea, es algo general y que
vale para todos nosotros. Ahora, si como es dicho, no
hay quien no reciba influencia de los Espíritus y
considerando que todo aquel que sufre influencia en
algún grado es, por eso mismo médium, entonces no es
impropio concluir que todos nosotros somos médiuns.
Se puede, sin duda,
corroborar eso, en El Libro de los Médiuns,
cap. XV – Médiuns escribientes y psicógrafos, tema
“Médiuns inspirados o involuntarios”, ítem 182:
Todo aquel que recibe,
por el pensamiento,
tanto en su estado normal como en el de éxtasis, comunicaciones
extrañas a sus ideas preconcebidas, puede ser incluido
en la categoría de médiuns inspirados. […] La
inspiración de los Espíritus que nos influencian para el
bien o para el mal, mas procede principalmente de
los que quieren nuestro bien y cuyos consejos rechazamos
con mucha frecuencia. Ella se aplica a todas las
circunstancias de la vida, en las resoluciones que
debemos tomar. Bajo ese aspecto, se puede decir que
todos son médiuns, porque no hay quien no tenga sus
Espíritus protectores y familiares, que todo hacen
para transmitir buenos pensamientos a sus protegidos.
[…]. (4) (negrita nuestra)
De esta forma, queda bien
evidente que todos somos médiuns, y aquí el concepto es
en el sentido amplio y no en el de ostensivo, tema que
un poco más adelante hablaremos.
En el El Libro de
los Médiuns, cap. XXXI – Disertaciones
espíritas, el mensaje X, titulado “¡Sobre los médiuns!”,
es firmado por el Espíritu Channing; del cual
destacamos:
Todos los hombres son
médiuns, todos tienen un Espíritu que los dirige para el
bien, cuando ellos saben escucharlo.
Ahora, que unos se comuniquen directamente con él,
valiéndose de una mediumnidad especial, si otros no
lo escuchan sino por la voz interna del corazón y con la
inteligencia, poco importa: no deja de ser un
Espíritu familiar quien los aconseja. Le llamáis
espíritu, razón, inteligencia, es siempre una voz que
responde a vuestra alma y os dicta buenas palabras.
Apenas, no siempre la comprendéis.
Al final del mensaje,
termina Channing:
Escucha esa voz
interior, ese buen genio que os habla sin cesar,
y llegaréis progresivamente a oír a nuestro ángel de la
guarda, de lo alto de los cielos os extiende las manos.
Repito: la voz íntima que habla al corazón es la de
los Espíritus buenos y es de ese punto de vista que
todos los hombres son médiuns. (5) (negrita nuestra)
Por tanto, ¿si no
fuésemos todos médiuns, como cada uno de nosotros se
iría a comunicar con su ángel de la guarda o con los
Espíritus familiares que nos dedican afecto?
En El Libro de los
Espíritus, en la respuesta a la pregunta 495,
los Espíritus San Luis y San Agustín afirman que “Cada
ángel de la guarda tiene a su protegido, por el cual
vela, como el padre vela por el hijo.” y añade:
[…] Son esas
comunicaciones de cada uno con su Espíritu familiar que
hacen sean médiuns todos los hombres, médiuns
ignorados hoy, pero que se manifestará más tarde y se
esparcirá cual océano sin límites, para rechazar la
incredulidad y la ignorancia. […]. (6) (negrita nuestra)
Del mensaje del Espíritu
Halévy, titulado “La Mediumnidad y la Inspiración”,
publicada en la Revista Espírita 1869, mes
de marzo, destacamos el siguiente trecho:
Bajo sus formas variadas
al infinito, la mediumnidad abarca la Humanidad entera,
como una red de la cual nada puede escapar.
Todos estando diariamente en contacto, sea que lo sepa o
no, sea quiera o con eso se rebele, con inteligencias
libres, no hay un hombre que pueda decir: Yo no soy,
yo no fui o no seré médium. Bajo la forma
intuitiva, modo de comunicación al cual el vulgo da
el nombre de voz de la conciencia, cada uno
está en relación con varias influencias espirituales,
que aconsejan en un sentido o en otro, y,
frecuentemente simultáneamente, ahora el bien puro,
absoluto; ahora los acomodamientos con el interés; ahora
el mal en toda su desnudez. […]. (7) (cursiva del
original, negrita nuestra)
Esa condición quedará más
fácil de entender, al continuar la transcripción del
parráfo solamente iniciada, pero sin haber ido hasta el
final de las explicaciones. Así, volvemos al artículo
“Escollos de los médiuns”, constante de la Revista
Espírita 1859:
Todavia, en su uso
ordinario, esa palabra tiene una acepción más
restringida, y se dice, generalmente, de personas
dotadas de un poder mediúmnico muy grande, sea para
producir efectos físicos, sea para transmitir el
pensamiento de los Espíritus por la escritura o por la
palabra. (8) (negrita nuestra)
En el parráfo siguiente,
Allan Kardec continua: “A pesar de que esa facultad
no sea un privilegio exclusivo, es cierto que
encuentra refractarios, por lo menos en el sentido que a
eso se da; […].” (9) (negrita nuestra) Si la mediumnidad
“no es un privilegio exclusivo”, consecuentemente, es
por el motivo muy simple de ella ser una facultad
general, o sea, de todos.
En El Libro de los
Médiuns, cap. XXI – Influencia del medio,
leemos:
232. Sería error
creerse que alguien precisa ser médium para atraer a sí
a los seres del mundo invisible. Ellos pueblan el
espacio, están constantemente en torno de nosotros,
a nuestro lado, viénendonos, observándonos,
interviniendo en nuestras reuniones, siguiéndonos o
huyendo de nosotros, conforme los atraemos o repelemos.
La facultad mediúmnica en nada influye para esto: ella
es apenas un medio de comunicación. […]. (10) (negrita
nuestra)
Allan Kardec esclarece
que no es necesario ser médium para atraer a los
Espíritus por el hecho de ellos “estar constantemente en
torno de nosotros, a nuestro lado”. Es verdad, pero
tenemos que diferenciar “atraer” de sentir o recibir
influencia de los Espíritus, que ya pasa para el campo
de la facultad mediúmnica.
Volveremos a lo que fue
dicho en la Revista Espírita 1859, ahora tomando
de lo que consta en el cap. V – De los Médiuns, de la
obra Instrucciones prácticas sobre las
manifestaciones de los Espíritus, para que quede
bien claro que la palabra médium, según lo entendía el
Codificador, comporta dos acepciones distintas. El texto
es único, lo dividiremos en dos partes apenas
destacarlas:
Acepción amplia: Toda
persona que sufre de alguna manera la influencia de los
Espíritus es, por eso mismo, médium. Esta facultad
es inherente al hombre y, por consiguiente, no es un
privilegio exclusivo. Por esa razón raros son los
individuos en los cuales no se encuentran aunque simple
rudimentos de mediumnidad. Se puede, pues, decir que
todas o casi todas las personas son médiuns.
Acepción restringida:
Todavía, en el uso corriente, esta calificación no se
aplica sino a aquellos en las cuales la facultad
mediúmnica es nítidamente caracterizada y se traduce por
efectos patentes, de cierta intensidad, lo que
depende, entonces, de una organización más o menos
sensitiva. Es preciso notar, más allá de eso, que esta
facultad no se revela en todas las personas de la misma
manera. (11) (negrita nuestra)
Es en razón de esas
explicaciones que se puede distinguir los dos sentidos
del término médium. Podemos decir que en el sentido
amplio, todos nosotros somos médiuns, ya en el sentido
restringido, solamente aquellos en los cuales esa
facultad es evidente, al punto de producir los fenómenos
de efectos físicos o de transmitir el pensamiento de los
Espíritus, o sea, es un médium ostensivo. Esa es la
distinción que gran parte de los espíritas no hace.
Entendemos que solo los
que no se atentan para ese detalle, o sea, los dos
sentidos para el término médium, es que podrán juzgar
haber contradicción en el decir de Allan Kardec que
citamos antes en el inicio.
En Médium Ostensivo,
una publicación del Área de Orientación Mediúmnica de la
UEM – Unión Espírita Minera, en el tema 7 – Médium
ostensivo, leemos:
La palabra “ostensivo”
quiere decir propio para mostrarse. Aplicada al vocablo
“médium” ella define aquella facultad mediúmnica bien
caracterizada, que se muestra o se traduce “(…) por
efectos patentes, de cierta intensidad, lo que entonces
depende de una organización más o menos sensitiva” (12)
Son los casos de los médiuns escribientes, médiuns
parlantes, médiuns videntes, entre otras modalidades.
Además de eso, explica el codificador que la facultad no
se revela idéntica en todos: “Generalmente, los médiuns
tienen una aptitud especial para los fenómenos de esta o
de aquel orden, donde resulta que forman tantas
variedades, cuantas son las especies de manifestaciones”
(13). Así, pasó a chamarse como médium no aquellas
personas que genericamente registran la influencia de
los Espíritus, sino aquellas que, especificamente, la
traducen por fenómenos físicos e inteligentes. (14)
(negrita nuestra)
Una opinión que juzgamos
oportuno citar es la de José Herculano Pires
(1914-1979), que consta en una nota al pie de página de El
Libro de los Médiuns, cuya traducción hizo:
La mediumnidad es
una facultad humana como cualquier otra. Nadie puede
alegar que no la posee, pues todos tienen
presentimientos, intuiciones, percepciones
extrasensoriales, sueños premonitorios y así por
delante. Como las demás facultades, Dios la distribuye
segú las necesidades evolutivas de cada criatura. […].
(15) (negrita nuestra)
La respuesta a la
pregunta del título es: sí, no tenemos duda de que
cualquier individuo que se encuentra en un proceso
obsesivo, una vez que eso ocurre por acción de un
Espíritu desencarnado, es un médium, aunque no tenga una
mediumnidad programada para el trabajo mediúmnico.
En nuestro E-book ¿Todos
somos médiuns? (16), desenvolvemos con mayor
profundidad ese tema, razón por la cual lo indicamos a
los interesados.
Notas:
1 – KARDEC, O Que é o Espiritismo. Rio
de Janeiro: FEB, 2001, p. 177.
2 – KARDEC, Revista Espírita 1859.
Araras (SP): IDE, 1993, p. 29.
3 – KARDEC, O Livro dos Espíritos.
Brasília: FEB, 2013, p. 230.
4 – KARDEC, O Livro dos Médiuns.
Brasília: FEB, 2013, p. 185-186.
5 – KARDEC, O Livro dos Médiuns.
Brasília: FEB, 2013, p. 393-394.
6 – KARDEC, O Livro dos Médiuns.
Brasília: FEB, 2013, p. 240-241.
7 – KARDEC, Revista Espírita 1869.
Araras (SP): IDE, 2001, p. 94-95.
8 – KARDEC, Revista Espírita 1859.
Araras (SP): IDE, 1993, p. 29.
9 – KARDEC, Revista Espírita 1859.
Araras (SP): IDE, 1993, p. 29.
10 – KARDEC, O Livro dos Médiuns.
Brasília: FEB, 2013, p. 248.
11 – KARDEC, Instrucciones
prácticas sobre la manifestación de los Espíritus. In:
Iniciación Espírita. Sãn Paulo: Edicel, 1986, p. 251.
12 – KARDEC. O Livro dos Médiuns,
cap. XIV, item 159. Nota da Transcrição (N.T.)
13 – KARDEC. O Livro dos Médiuns,
cap. XIV, item 159. (N.T.)
14 – UEM, Médiuns Ostensivo. (PDF).
Belo Horizonte: UEM, 2013, p. 18.
15 – KARDEC, O Livro dos Médiuns.
São Paulo: LAKE, 200, p. 183.
16 – SILVA NETO SOBRINHO, P. Todos nós
somos médiuns?, para acessar, clique
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