Espiritismo para
los niños

por Marcela Prada

 

Tema: Hacer a los demás lo que deseamos para nosotros


La última casa


Manuel era albañil. Trabajaba para una empresa constructora y había construido casas toda su vida.

Ahora Manuel se estaba haciendo viejo. Sus fuerzas para cargar los ladrillos y estar de pie todo el día, bajo el sol, ya no eran las mismas de antes. Se acercaba el momento de su jubilación, cuando dejaría de trabajar y podría tener su merecido descanso.

El señor José era el administrador de la empresa y un buen día llamó a Manuel a su escritorio para conversar.

- Manuel, mi amigo, quiero mostrarte el proyecto de la nueva casa que nuestra empresa va a construir – dijo él. – Voy a mostrarte también el terreno donde será construida y el equipo que trabajará contigo. Esa será la última casa que construirás, antes de tu jubilación. Quiero que sepas que siempre fuiste un gran empleado y que nuestra empresa tiene mucho respeto por ti y por la colaboración que siempre nos diste.

Manuel, humilde como era, agradeció y dijo que él era quien se sentía feliz por haber podido trabajar tantos años en esa empresa y haber ayudado a construir tantas casas lindas.

Manuel quedó feliz al ver el proyecto, pues sería una casa muy buena, bien planeada.

Cuando la construcción comenzó, Manuel se dedicó bastante al servicio, como siempre lo hacía. Se despertaba temprano, llegaba siempre a la hora acordada, o incluso antes, cargaba los ladrillos y los sacos de cemento con disposición, aun sintiéndose cansado. Quería hacer bien su servicio hasta el final.

Algunos compañeros, que no tenían la misma actitud de Manuel, muchas veces hacían comentarios:

- Hey, Manuel, solo tú te estás esforzando tanto, sudando para hacer todo bien. Después de que esta casa esté lista, ya vas a tener tu dinero garantizado. Si lo haces bien o mal, no importa – dijo uno de ellos.

- Yo también lo creo, Manuel. Cuando yo esté cerca de la jubilación, no me importará si la pared quedó torcida o no. Si quedara así, ni siquiera me importará. Si la casa se quiere caer después, que se caiga. Ya estaré jubilado y muy tranquilo – dijo el otro, riéndose.

- ¿Por qué dicen eso? – respondía Manuel. – Es una familia quien va a vivir aquí. Es mi obligación construirla correctamente. Si es la primera o la última que voy a ayudar a construir, mi obligación es hacer lo mejor que pueda.

Y así Manuel continuó su trabajo hasta el final. Siempre aprovechando al máximo, haciendo todo bien. Incluso enseñando a los trabajadores más nuevos, que a veces necesitaban de algunos consejos.

Los otros albañiles, viendo el ejemplo de Manuel, también hacían lo mejor que podían. Y así la casa, después de algunos meses, quedó lista.

El señor José, contento con el resultado, organizó una celebración con todos los trabajadores para conmemorar el final de la obra. La familia de Manuel también fue invitada, pues sería también una fiesta de despedida para él.

El día de la fiesta, todos estaban contentos, conversaban, recordaban algunas cosas divertidas y daban muchas risotadas. Cuando la fiestaba estaba por terminar, el señor José agradeció la asistencia de todos y felicitó a Manuel por su jubilación.

Manuel, agradecido, dio un abrazo a todos sus compañeros.

Fue entonces que el señor José sacó del bolsillo un llavero, estiró el brazo y dijo:

- Toma, Manuel, estas son las llaves de la última casa que construiste. Que, a partir de ahora, es tuya. Es un regalo de nuestra empresa para que puedas disfrutar mucho tu jubilación. ¡Esperamos que seas muy feliz en ella!

Fue una sorpresa general. Todos aplaudieron, la familia de Manuel se abrazó y Manuel, conmovido, agradeciendo, dio un gran abrazo al señor José.

Manuel nunca podría imaginar que estaba trabajando, esforzándose y esmerándose en construir su propia casa. Pero sabía que debemos hacer y desear a los demás lo que deseamos para nosotros mismos. Lo que nosotros plantamos, cosechamos. En el caso de Manuel, lo que él construyó fue lo que recibió. ¡Una muy buena casa!

Y así fue como Manuel, además de enseñanzas sobre construcción de casas, dio a sus compañeros muy buenas enseñanzas de vida también.


(Inspirado en una historia de dominio público.)


 

 

Traducción:
Carmen Morante
carmen.morante9512@gmail.com


 


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