Especial

por Ricardo Baesso de Oliveira

Fluido vital en el entendimiento espírita

Parte 1

De entre las muchas cuestiones puestas al estudioso de la Doctrina espírita, la del fluido vital se reviste de las más intrigantes. Podríamos pensar que la expresión fluido vital, ampliamente utilizada por Kardec, pudiese limitarse a un término apropiado a la época del codificador, sin significado en nuestros días. Al final, el término fluido era emplegado en el siglo XIX en relación a muchas cosas desconocidas. Se hablaba, por ejemplo, de fluido pestífero, para referirse a algo, ignorado, que causase la peste. Se verificó, después, tratarse, de una bacteria.

Todavía, la obra mediúmnica surgida en el siglo XX, particularmente a través de Yvonne Pereira y Chico Xavier, mantuvo el término fluido vital y varias informaciones sobre el son colocadas a nuestra apreciación.

Para enriquecer nuestras reflexiones sobre un concepto aun poco comprendido, presentamos algunos conceptos extraídos de Kardec, Yvonne y Chico Xavier.


Fluido vital en la obra de Kardec

Las reflexiones de Kardec en torno del fluido vital tiene como premisa un hecho que, según él, resulta de la observación: es que los seres orgánicos tienen en sí una fuerza íntima que determina el fenómeno de la vida, en cuanto esa fuerza existe; que esa fuerza independiente de la inteligencia y del pensamiento, por tanto difiere fundamentalmente del principio inteligente, y está presente en todos los seres vivos, de las plantas al hombre. ¡

Kardec denominó esa fuerza de principio vital. Activo en el ser viviente y extinto en el ser muerto, ese principio de la sustancia orgánica propiedades que la distinguen de las sustancias inorgánicas. ¡¡

Para Kardec, el principio vital reside en un fluido especial, universalmente esparcido, denominado fluido vital. ¡¡¡ Se trata entoces, el fluido vital, de un subproducto del fluido cósmico universal, ¡v exclusivo de los seres vivos y de los Espíritus encarnados, inexistente en la materia bruta y no siendo identificado, por regla, entre los desencarnados. v El funciona como lazo de unión entre el periespíritu y el cuerpo físico. 

La actividad del principio vital es alimentada durante la vida por la acción del funcionamiento de los órganos, del mismo modo que el calor, por el movimiento de rotación de una rueda. Cesada aquella acción, por motivo de la muerte, el principio vital se extingue, como el calor, en cuanto la rueda deja de girar.[viii]

Escribió Kardec: el conjunto de los órganos constituye una especie de mecanismo que recibe impulso de la actividad íntima o principio vital que entre ellos existe. El principio vital es la fuerza motriz de los cuerpos orgánicos. Al mismo tiempo que el agente vital da impulso a los órganos, la acción de estos mantiene y desenvuelve la actividad de aquel agente, casi como sucede con el roce, que provoca el calor.ix

Kardec compara los cuerpos orgánicos con las pilas eléctricas, que funcionan en cuanto los elementos de esas pilas se encuentran en condiciones de producir electricidad: es la vida; que dejan de funcionar, en cuanto tales condiciones desaparecen: es la muerte. Según esa manera de ver, el principio vital no sería más que una especie particular de electricidad, denominada electricidad animal, que durante la vida se desprende por la acción de los órganos y cuya producción cesa, en cuanto a la muerte, por extinguirse tal acción. x

La cantidad de fluido vital no es absoluta en todos los seres orgánicos. Varia según las especies y no es constante, sea en cada individuo, sea en los individuos de una especie. Algunos hay, que se encuentrán, por así decir, saturados de ese fluido, en cuanto otros lo poseen en cantidad apenas suficiente.  El magnetismo, en tales casos, constituye, muchas veces, poderoso medio de acción, porque restituye al cuerpo el fluido vital que le falta para mantener el funcionamiento de los órganos. xii

Por medio del fluido vital, impregnado en la célula óvulo, la encarnación puede  realizarse, pues el Espíritu sólo puede actuar sobre la materia por intermedio de la fuerza vital. Escribió Kardec: cuando el Espíritu tiene que encarnar en un cuerpo humano en vías de formación, un lazo fluidico, que no es más que una expansión de su periespíritu, lo une al gérmen que lo atrae por una fuerza irresistible, desde el momento de la concepción. A medida que el gérmen se desenvuelve, el lazo se encurta. Bajo la influencia del principio vital y material del gérmen, el periespíritu, que posee ciertas propiedades de la materia, se une, molécula a molécula, al cuerpo en formación, donde pueder decirse que el Espíritu, por intermedio de su periespíritu, se enraíza, de cierta manera, en ese gérmen, como una planta en la tierra. Cuando el gérmen llega a su pleno desenvolvimiento, completa es la unión; nace entonces el ser para la vida exterior. x¡¡¡

Para que se de, por tanto, la encarnación, es necesaria la íntima fusión entre el periespíritu y el fluido vital. Por un efecto contrario, la unión del periespíritu y de la materia carnal, que se efectuará bajo la influencia del principio vital, cesa desde el instante en que el principio vital deja de actuar, en consecuencia de la desorganización del cuerpo.  Mantenida que era por una fuerza actuante, tal unión se deshace, luego que esa fuerza deja de actuar. Entonces, el periespíritu se desprende, molécula a molécula, conforme se unió, y al Espíritu es restituida la libertad. xiv

La cantidad de fluido vital se agota. Puede volverse insuficiente para la conservación de la vida, si no fuera renovada por la absorción y asimilación de las sustancias que lo contiene. xv Su excesiva emisión puede determinar debilitamiento orgánico. xv¡

El fluido vital se transmite de un individuo a otro. Aquel que lo tuviera en mayor porción puede darlo a uno que lo tenga de menos y en ciertos casos prolongar la vida presta a extinguirse. Como prueba para el Espíritu o en el interés de misión a concluir, los órganos depauperados pueden recibir un suplemento de fluido vital que les permita prolongar por instantes la manifestación material del pensamiento.xvi¡

La muerte natural deriva del adormecimiento del cuerpo con natural agotamiento del fluido vital, que no puede ser renovado en derivación de la quiebra progresiva de los órganos.  xv¡¡¡ En los casos de muerte violenta, cuando la muerte no resulta de la extinción gradual de las fuerzas vitales, más tenaces son los lazos que prenden el cuerpo al periespíritu y, por tanto, más lento el desprendimiento, pues, que aun se encuentra, por regla, con recursos satisfactorios de fluido vital. x¡x

Muerto el ser orgánico, los elementos que lo compone sufren nuevas combinaciones, de que resultan nueves seres, los cuales se agotan en la fuente universal el principio de la vida y de la actividad, lo absorven y asimilan, para nuevamente restituir a esa fuente, cuando dejaran de existir. xx

Kardec ve, también, en el fluido vital, papel preponderante e la mediumnidad. Escribió: Quien desea obtener fenómeno de este orden precisa tener consigo médiuns a que llamaré — sensitivos, esto es, dotados, en el más alto grado, de las facultades mediúmnicas de expansión y de penetrabilidad, porque el sistema nervioso fácilmente excitable de tales médiuns les permite, por medio de ciertas vibraciones, proyectar abundantemente, en torno de sí, el fluido animalizado que le es propio.[xxii]

Vale decir que para que los fenómenos se produzcan, necesario se hace que los fluidos del Espíritu se identifiquen con los del médium: el fluido vital, indispensable a la producción de todos los fenómenos mediúmnicos, es atributo exclusivo del encarnado y que, por consiguiente, el Espíritu operador queda obligado a impregnarse de el. Sólo entonces puede, mediante ciertas propiedades, que desconocéis, de vuestro medio ambiente, aislar, tornar invisibles y hacer que se muevan algunos objetos materiales e incluso los encarnadosxx¡¡¡

Complementado el pensamiento kardecista, Gustavo Geley, investigador francés, muerto en 1924, mostró que el fluido vital es uno de los componentes del ectoplasma, material fundamental en gran parte de la fenomenología mediúmnica y de las curas espirituales. El término ectoplasma, acuñado por Charles Richet, no existía en la época de Kardec. Según Geley, los médiuns son individuos que sirven de intermediarios a los desencarnados deseosos de comunicar con nosotros y les prestan el fluido vital y los elementos materiales libertados por el éxodo parcial de la fuerza del periespíritu. xxiv

Así, el Dr. Geley define médium como una persona que, merced a facultades naturales y por entrenamiento apropiado, es susceptible de proveer a los desencarnados cantidad suficiente de su fluido nervioso o de cierta sustancia orgánica, a fin de estos pueden manifestarse materialmente. xxv

(Este artículo será concluído en la próxima edición.)


 

[i] A Gênese, cap. X, item 16.

[ii] LE, introdução, item 2.

[iii] Idem.

[iv] LE, item 64.

[v] O Livro dos Médiuns, item 98.

[vi] A Gênese, cap. XI, item 18.

[vii] A Gênese, cap. X, item 18.

[viii] A Gênese, cap. X, item 18.

[ix] LE, item 67ª.

[x] A Gênese, cap. X, item 19.

[xi] LE, item 70.

[xii] LE, item 424.

[xiii] A Gênese, cap. XI, item 18.

[xiv] Idem.

[xv] LE, item 70.

[xvi] O Livro dos Médiuns, item 161.

[xvii] O Céu e Inferno, parte II, cap. 3.

[xviii] LE, item 154.

[xix] LE, item 161.

[xx] LE, item 70.

[xxi] O Livro dos Médiuns, item 98.

[xxii] O Livro dos Médiuns, item 98.

[xxiii] Idem.

[xxiv] Resumo da doutrina espírita, parte I.

[xxv] Idem.

 

Traducción:
Isabel Porras
isabelporras1@gmail.com

 
 

     
     

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 Revista Semanal de Divulgação Espírita