Espiritismo para
los niños

por Marcela Prada

 

Tema: Buena convivencia


La reunión de las herramientas


Cierto día, las herramientas de una carpintería se reunieron y comenzaron a quejarse unas de las otras. Decían al martillo:

- Eres muy ruidoso; te la pasas dando golpes que hasta asustan a los demás.

El martillo habló:

- ¿Por qué se quejan de mí? El tornillo es mucho peor que yo. Solo se la pasa enroscando, dando vueltas y más vueltas. ¡Hasta nos mareas!
El tornillo

aprovechó para decir:

- ¡Por lo menos no soy como la lija, que es áspera y raspa todo lo que toca!

La lija, siendo mencionada, entró también en la conversación y, sintiendo que el clima era de acusaciones y quejas, aprovechó también para hablar:

- Mi queja es contra el metro. Se la pasa midiendo todo según su medida, es decir que él es el que sabe de las cosas. ¡No me agrada!

En ese momento, entró el carpintero y la reunión fue interrumpida.

El carpintero venía con su hijo y comenzó a mostrarle las herramientas:

- Hijo, este es el martillo. Es muy útil y fuerte. Este es un tornillo, que es usado para unir muy firmemente las tablas. También tenemos el metro, que hace medidas precisas. Lo necesito para que los cortes de la madera queden del tamaño correcto para que encajen unas con otras. Esta es la lija, que deja el material limpio, liso y bonito.

El carpintero también le mostró la llave de tuercas, la sierra y otras herramientas. Le explicó que todas eran diferentes e importantes. Cada una era utilizada para tareas específicas.

Para terminar la demostración, el papá también le mostró a su hijo algunos muebles bonitos y resistentes que él había hecho con ayuda de las herramientas.

Escuchando las explicaciones del carpintero las herramientas se quedaron pensativas. Cada una tenía sus defectos, pero también tenían muy buenas cualidades.

Cuando el carpintero y su hijo salieron, las herramientas volvieron a conversar, pero esta vez la conversación fue diferente.

Ellas dejaron de quejarse unas de las otras. Y se alegraron comentando sobre los muebles que habían hecho y hasta se elogiaron unas a otras.

Ellas se dieron cuenta de que los muebles que surgían del resultado de su trabajo solo eran construidos porque el carpintero valoraba más las cualidades que los defectos de cada una.

La práctica del servicio diario no cambió en la carpintería, pero una cosa importante cambió: las herramientas pasaron a ver sus cualidades más que sus defectos y pasaron a convivir en paz y armonía.


(Adaptación de texto de autoría del Padre Antônio Queiroz.)


 

Traducción:
Carmen Morante
carmen.morante9512@gmail.com


 


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