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El nacimiento del Espiritismo bajo el Segundo
Imperio1 |
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La Revista
de Historia Moderna y Contemporánea de 2/20072 contempla
un extenso artículo de Guillaume Cuchet3 –
profesor de historia contemporánea y especialista en
historia de las religiones - sobre la aparición y
desarrollo de la Doctrina Espírita, hecho que se dio
durante la vigencia del Segundo Imperio en Francia.
Juzgamos oportuno preparar un resumen del texto para
ilustración de los lectores, con informes variados sobre
la historia del Espiritismo, destacando, entre otras,
dos cuestiones relevantes:
1. ¿Habría de hecho Allan Kardec creado la palabra
Espiritismo, cuando ya se sabe de por lo menos tres
obras, anteriores al 18 de abril de 1857, publicadas
sobre el moderno espiritualismo americano,
citando la palavra spiritism? 4
2. ¿Por qué razón Allan Kardec emplea en diversas
ocasiones la expresión Espiritismo Moderno, o
equivalente, en sus obras?
Creemos que, al final, teniendo en consideración apenas
este artículo de un historiador francés, no espírita,
podremos concluir que el Codificador realmente creó la
palabra Espiritismo – Spiritisme – por primera
vez, para Francia, y la razón se encuentra en este
resumen. Y más, de su lectura atenta, se puede
igualmente concluir que hay otros espiritismos;
aquel elaborado por Allan Kardec es uno de ellos, el
Espiritismo Kardecista. Hay diversos pasajes en las
obras de Allan Kardec que informan sobre estos espiritismos,
término creado, por primera vez, para los Estados Unidos
– Spiritism - durante el nacimiento del moderno
espiritualismo americano para designar a aquellos
seguidores espiritualistas, que creían, no apenas en los
muertos, sino también en la posibilidad de comunicación
con ellos.
La creencia en el mundo sobre-humano y en los fantasmas
se encuentra en el seno de los pueblos: nacida de la
aspiración impaciente que nos caracteriza sin cesar y
nos lleva a escapar de lo real para abordar un Universo
maravilloso o los tiempos y espacio que no existen más.
Para los redactores del Magazine Pitoresco, el
célebre periodico fundado por Édouard Charton, no había
duda de que en 1850 la creencia en los espíritus
pertencia a una época del pasado de la civilización.
Ironia de la historia, apenas tres años más tarde, la
Francia urbana entera hacia girar las mesas y pretendía
comunicarse con los Espíritus.
Actualmente, la tumba de su principal teórico, Allan
Kardec (1804-1869), permanece como uno de los más
floridos en el cementerio Père-Lachaise, siendo
incontables los grupos, revistas, libros, sites de
internet que le son consagrados. El Espiritismo es la
única doctrina espiritualista del siglo XIX que obtuvo
éxito y sobrevivió a la muerte de su fundador y se
transformó en religión en el sentido sociológico
del término. El caso es raro dentro de un siglo que se
acostumbra a relacionar como aquel del fin de los
dogmas.
Tres premisas son útiles. La primera concierne al
vocabulario. Francia se habituó a designar por espiritismo el
conjunto de prácticas nacidas en los Estados Unidos en
1848 y exportadas para Europa por vuelta de 1852, que
consistía en hacer girar las mesas y comunicarse con los
espíritus. De hecho, hay un abuso de lenguage, incluso
con el uso habiendo sido consagrado. La palabra no nació
antes que fuese inventada por Allan Kardec en 1857.
Hasta aquel momento, se decía “espiritualismo
americano”, espiritualismo moderno, “fenómenos
magnéticos” o “fenómenos de las mesas”.
Si el término se impuso rápidamente, no se debe apenas a
los talentos de propagandista de Allan Kardec, sino
también porque el término permitía resolver una
ambiguedad lexical. La traducción de spiritualism –
el término en uso dentro de los países anglo-sajones –
por spiritualisme sonaba mal en francés, porque
la palabra ya tenía una significación. Ella designaba la
posición de aquellos que, contra los partidarios de la
filosofía sensualista o materialista del
siglo XIX, admitían la inmortalidad del alma y el
estudio de las facultades. En el sentido estricto, los espíritas eran
los espiritualistas que creían en las
comunicaciones con los espíritus.
La segunda observación es de naturaleza documental. Hay
una enorme literatura espírita: panfletos, libros,
periódicos, cuya duración es generalmente bastante
corta, que testimonían tanto el interés despertado en la
sociedad por esas cuestiones, en cuanto al punto de
girar que la década de 1860 se constituyó en la
democratización de las impresiones.
Una cuestión geográfica, en fin, que revela un aspecto
original bien desconocido de la singular cultura
francesa. El espiritismo francés es muy diferente
de aquel en curso dentro de los países anglo-sajones,
incluso que a lo largo del Segundo Imperio médiuns
americanos hayan sido acogidos en Francia. En Inglaterra
y en los Estados Unidos, las especulaciones religiosas
de Allan Kardec fueron durante largo tiempo figuradas
como curiosidad y aberración francesa. Por otro
lado, los franceses no escondían su poca estima por las
experiencias americanas, vistas como poco filosóficas.
Siendo así, en mí opinión [del autor], el Espiritismo es
un fenómeno mundial, el primer verdadero
americanismo de la cultura europea, y, dentro de sus
prolongamientos religiosos y funerarios [culto a los
muertos], un fenómeno tipicamente bien francés, que,
sobre todo, se esparció dentro de países de cultura
católica como Italia, Bélgica y España.
Nicole Edelman mostró que su erupción en el início del
Segundo Imperio había sido preparada por más de
cincuenta años de investigaciones magnéticas y
espiritualistas.
El Espiritismo nació en los Estados Unidos en el Estado
de New York en 1848 y, a partir de 1852, se esparció por
Europa, comenzando modestamente por grupos o individuos
que se dedicaban a las investigaciones magnéticas, en la
moda por Europa desde la década de 1820. No se sabe bien
cuándo ni cómo las mesas atravesaron el Atlántico. a
Inglaterra, por sus uniones privilegiadas con los
Estados Unidos, se constituye en la principal cabeza de
puente en Europa. Se hablaba, en la época, del papel de
Escocia, pero es posible que se tratase apenas de una
aproximación con los orígenes de Daniel Duglas Home
(1833-1886), el más famoso médium de la época. Se dice
también de una posible conexión entre América –
Louisiana – y Francia. En todos los casos, las prácticas
americanas penetraron el continente por Alemania,
comenzando en Breme y Hambourg, y por Francia, por
Strasburgo y París. Por vuelta de mediados de 1853, el
fenómeno literalmente explosionó – se presentaba apenas
con la danza de las mesas. !Con todo, por el mes de
junio, las mesas comenzaron a entregar mensajes! Esto
es, comunicaciones del lado de allá. El
dominicano Henri Lacordaire escribió para su amiga Mme
Swetchine el 29 de junio:
"¿Usted ya vió girar y oír hablar de las mesas? – Yo
desdeñé de verlas girar, como algo demasiado simple,
pero ya oí e hice hablar. Ellas no dijeron cosas
bastante notables sobre el pasado y presente. […]
Siempre hubo, a lo largo del tiempo, modas más o menos
bizarras para comunicarse con los Espíritus;
apenas en el pasado, hicimos un misterio de esos
procesos, como se hizo misterio sobre la química; la
justicia, por terribles exjecuciones, relego esas
prácticas extrañas a las sombras. Hoy, gracias a la
libertad de culto y de la publicidad universal, lo que
era secreto se volvió una fórmula popular. Tal vez
también, por esta divulgación, Dios quiera proporcionar
el desenvolvimiento de las fuerzas espirituales al
desenvolvimiento de las fuerzas materiales, para que el
hombre no olvide, en la presencia de las maravillas de
la mecánica, que hace dos mundos incluidos uno dentro
del otro: el mundo de los cuerpos y el mundo de los
Espíritus.”
Pero después del invierno de 1854, con la ayuda de la
Guerra de Crimea, las cosas parecían estar un poco en
decadencia. La moda pasa y la práctica se vuelve banal.
Victor Hugo, como muchos otros, hizo girar las mesas en
Jersey con Mme de Girardin y algunos amigos.
La vertiente filosófica del Espiritismo
propiamente dicho sólo comienza realmente con la
publicación el 18 de abril de 1857 del famoso Libro
de los Espíritus, la biblia del Espiritismo
hasta los días actuales. Aprovechando el éxito, Kardec
fundó en enero de 1858 la Revista Espírita y el
1º de abril la Sociedad Parisiense de Estudios
Espíritas.
La ola recomenzó a mediados de 1859, cuando el Imperio
peleaba con los católicos sobre la cuestión romana. En
ese contexto, las sociedades espíritas se beneficían de
mayor tolerancia administrativa. Desde ese periodo la
expansión fue rápida. En enero de 1860, Kardec nota que las
ideas espíritas están en el aire, y que se puede
confesar más fácilmente, sin miedo al ridículo. El
teórico se hizo misionero: al efectua a partir de
septiembre de 1860 viajes de propaganda en Francia
(Sens, Mâcon, Lyon, Saint-Étienne, Bordeaux etc.) y en
Bélgica (Bruselas y Anvers en 1864).
Se puede decir, escrito por el católico N.C.Le Roy, que
el Espiritismo es la tentación pública de la
sociedad.
La progresión del movimiento espírita marcó paso en
1863. La mayor parte de los periódicos de la provincia
habían desaparecido en 1868.
Léon Rivail, más conocido por su nombre druida de Allan
Kardec, pasó al justo título de profeta o de papa del
Espiritismo, incluso que él rechazase (muy timidamente)
el título. Él fue el inventor de la palabra y de la
doctrina. Pero él no estaba solo, en la época, como
pretendiente de la tiara: tuvo concurrientes, hoy bien
conocidos, como Zoé Piérart, director de la Revista
espiritualista, Louis-Alphonse Cahagnet, el barón de
Güldenstubbe, y de los discípulos disidentes del
magistrado Jean-Baptiste Roustaing, todos colocados en
el Índex por la Iglesia romana.
Existen varias biografias de Kardec, que surgen
generalmente de partidarios de su doctrina, pero
efectivamente no dicen gran cosa de él. Este Lionés de
origen católico, venido de una familia burguesa de
magistrados y abogados, fue educado en Suiza
protestante, en la escuela del gran pedagogo
roustenauista Johann Heinrich Pestalozzi (1746-1827).
Lector de Fourier y de Saint-Simon, se interesa por el
magnetismo animal a partir de 1823, y por las mesas a
partir de 1854, mas no se hace conocido antes de la
publicación del Libro de los Espíritus, en la
primavera de 1857.
Su doctrina reposa sobre dos pilares: la identificación
de los espíritus con las almas de los muertos y el
principio de la reencarnación.
Las ideas de Kardec no son originales. Él mismo no hacía
misterio sobre eso: todo, o casi todo ya estaba dentro
del magnetismo o de especulaciones religiosas de Charles
Fourier y de Jean Reynaud. Del magnetismo, él presta su
filosofía tripartita: cuerpo, alma y cuerpo fluidico,
rebautizado como periespíritu. Sin sorpresa, la
mayor parte de los primeros espíritas fueron
primero magnetistas, hoy magnetizadores, y
los primeros médiuns, sonámbulos.
La síntesis de Kardec presenta tres características que
van a contribuir para dar al Espiritismo francés su
perfil particular: las dimensiones religiosa, mortuoria
[culto de los muertos] y científica. Kardec, en
relación a la segunda, se esforzó para dar al
Espiritismo un contenido filosófico, estaba muy
consciente de la necesidad de proponer sobre este
terreno consuelos eficaces.
La llave para el éxito espírita reside sobre todo en el
cuerpo de prácticas simples y emocionantes sobre lo cual
Kardec injertó su sistema, y en su capacidad de traer
consuelo a los hombres y mujeres de su tiempo.
Referências:
1 link-1 - Acesso
em 27/01/2022
2 link-2 - Acesso
em 27/01/2022
3 link-3 - Aceso
em 27/01/2022
4 link-4 - Acesso
em 27/01/2022