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Jesús
preguntó: “¿Y vosotros, quién decís
que yo soy?” |
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“Y, llegando Jesús a la parte de Cesarea de Filipo,
interrogó a sus discípulos, diciendo: ¿Qué dicen los
hombres sea el Hijo del hombre? Y ellos dijeron: Unos,
Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o uno
de los profetas. Les dice él: ¿Y vosotros, quién decís
que yo soy? Y Simón Pedro, respondiendo, dice: Tu eres
el Cristo, el Hijo del Dios vivo. Y Jesús, respondiendo,
le dice: Bienaventurado eres tú, Simón Barjonas, porque
no te lo reveló la carne y la sangre, sino mí Padre, que
está en los cielos.” (Mateo, 16: 13-17; Lucas, 9: 18-20;
Marcos, 8: 27-29.)
Ese pasaje del Evangelio, según la Doctrina Espírita,
está en el contexto de las preguntas formuladas por el
Divino Maestro sobre quién las personas pensaban ser él,
cuyas respuestas mostraban que la opinión general le
atribuía un origen espiritual anterior a aquella vida
terrena, o sea, ellas pensaban que el Cristo tenía una
nueva existencia de alguien del pasado, como Juan
Bautista, Elías, Jeremías o uno de los profetas,
creyendo, así, en la preexistencia del alma y en la
resurrección o reencarnación.
Enseguida, el Maestro preguntó a los discípulos: “Y
vosotros, quien decís que yo soy?”; en lo que Pedro,
iluminado por las luces de lo Alto, yendo más allá de la
visión de el “Hijo del hombre”, respondió: “Tu eres el
Cristo, hijo del Dios vivo”.
Así, el texto evangélico da testimonio de la percepción,
de aquella época, al respecto de la reencarnación y, aun,
registra la divina intuición por la mediumnidad de Pedro
confirmada por el Cristo: “Bieaventurado eres tú, Simón
Barjonas, porque no te lo reveló la carne y la sangre,
sino mí Padre, que está en los cielos”.
En la misma dirección de la pregunta formulada por el
Maestro Jesús a sus discípulos, nuestras reflexiones
tendrán como objetivo buscar esclarecimentos
doctrinarios de la Codificación Espírita, de Allan
Kardec, y de su literatura complementaria para extraer
conocimientos específicos que nos auxiliarán a responder
a la indagación central y a identificar al Cristo.
Considerando que las interpretaciones y los
entendimientos son percepciones personales, las
respuestas a “¿Y vosotros, quién decís que yo soy?”, por
consiguiente, podrán tener varios puntos de vista,
conforme la concepción de vida, la creencia religiosa o
el conocimiento al respecto del Maestro. Inluso entre
los cristianos, hay dudas para responder quién es Jesús.
Procurando disponibilizar algunos subsidios al respecto
del tema, seleccionamos textos para que cada uno
reflexione acerca de su respuesta a la pregunta central.
En “El Libro de los Espíritus”, de Allan Kardec, en la
pregunta 625, los Espíritus Superiores responden que
Jesús es “el tipo más perfecto que Dios ha ofrecido al
hombre, para serviler de guía y modelo”. Enseguida,
Kardec comenta: “Para el hombre, Jesús constituye el
tipo de la perfección moral a que la Humanidad puede
aspirar en la Tierra. Dios nos lo ofrece como el más
perfecto modelo y la doctrina que enseñó es la expresión
más pura de la ley del Señor, porque, siendo ál el más
puro de cuantos han aparecido en la Tierra, el Espíritu
Divino lo animaba”.
En “La Génesis”, de Allan Kardec, en el Capítulo XV, en
“Superioridad de la naturaleza de Jesús”, destacamos:
“La superioridad de Jesús con relación a los hombres no
resultaba de las cualidades particulares de su cuerpo,
sino de las de su Espírito, que dominaba la materia de
modo absoluto, y de la de su periespíritu, sacado de la
parte más quintaesenciada de los fluidos terrestres”.
El Espíritu Emmanuel, en el libro “El Consolador”, en la
psicografía de Francisco Cándido Xavier, en varias
cuestiones, revela diversas informaciones sobre el
Maestro Jesús.
En la pregunta 85, si “¿Las primeras formas planetarias
obedecieron a un molde especial preexistente?”, la
respuesta es:
“- Jesús fue el divino escultor de la obra geológica del
planeta. Junto a sus propuestos, iluminó la sombra de
los principios con los efluvios sublimados de su amor,
que saturaron todas las sustancias del mundo en
formación.
No podemos afirmar que las formas de la naturaleza, en
su manifestación inicial, obedeciesen a un molde
preexistente, en el sentido de imitación, porque todas
ellas recebieron el influjo sagrado del corazón del
Cristo.
“La verdad es que, así como vuestras construciones
materiales, todas las obras vivieron previamente en el
cerebro de un ingeniero o de un arquitecto, todas las
formas de vida en la Tierra fueron primeramente
concebidas en su visión divina.”
En la pregunta 135, la respuesta trae luz acerca de la
cooperación divina de Jesús y de sus propuestos para el
progreso de la Humanidad en dirección a Dios: “El
Creador es siempre el Padre generoso y sabio, justo y
Amigo, considerando a los hijos extraviados como
implicados en vastas experiencias. Pero, como Jesús y
sus propuestos son sus cooperadores divinos, y ellos
mismos instituyen las tareas contra el desvio de las
criaturas humanas, focalizán los perjuicios del mal con
la fuerza de sus responsabilidades educativas, a fin de
que la humanidad siga rectamente en su verdadero camino
para Dios.”
En la pregunta 159, la respuesta revela la acción
iluminativa de Jesús y de sus propuestos en el planeta
Tierra: “Las llamadas actuaciones del plano invisible,
de cualquier naturaleza, no se verifican a la rebeldía
de Jesús y de sus propuestos, mentores del hombre en su
jornada de experiencias para el conocimiento y para la
luz.”
En la pregunta 225, la respuesta resalta el Evangelio de
Jesús como el camino de la redención espiritual del ser
humano en su ascensión para alcanzar planos más
elevados:
“Considerando ese aspecto real del problema de salvación
del alma, somos impulsados a reconocer que, si la
Providencia divina movió todos los recursos
indispensables al progreso material del hombre físico en
la Tierra, el Evangelio de Jesús es la dadiva suprema
del Cielo para la redención del hombre espiritual, en
marcha para el amor y sabiduría universales.
- Jesús es el modelo supremo.
El Evangelio es la ruta para la ascensión de todos los
Espíritus en lucha, el aprendizaje en la Tierra para los
planos superiores de lo ilimitado. “De su aplicación
deriva la luz del Espírito.”
En la pregunta 243, la respuesta esclarece al Maestro
como el gobernador espiritual del planeta Tierra, desde
los principios del orbe: “- Todas las entidades
espirituales encarnadas en el orbe terrestre son
Espíritus que se rescatan o aprenden en las experiencias
humanas, después de las caidas del pasado, con excepción
de Jesucristo, fundamento de toda la verdad en este
mundo, cuya evolución se verificó en línea recta para
Dios, y en cuyas manos angélicas reposa el gobierno
espiritual del planeta, desde sus principios.”
En la pregunta 261, en el mismo sentido de la anterior,
para la pregunta “En el principio era el Verbo...” –
¿Cómo deberemos entender está afirmación del texto
sagrado?”, la respuesta es:
“- El apóstol Juan aun nos advierte que ‘el Verbo era
Dios y estaba con Dios’.
Dios es amor y vida y la más perfecta expresión del
Verbo para el orbe terrestre era y es Jesús,
identificado con Su Misericordia y Sabiduría, desde la
organización primordial del planeta.
“Visible u oculto, el Verbo es el trazo de la luz divina
en todas las cosas y en todos los seres, en las más
variadas condiciones del proceso de perfeccionamiento.”
En la pregunta 283, “Con referencia a Jesús, cómo
interpretar el sentido de las palabras de Juan: ‘¿Y el
Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, lleno de
gracia y verdad? ’, la respuesta es:
“Antes de todo, precisamos comprender que Jesús no fue
un filósofo y no podrá ser clasificado entre los valores
propiamente humanos, teniéndose en cuenta los valores
divinos de su jerarquía espiritual, en la dirección de
las colectividades terrícolas.
Enviado de Dios, Él fue la representación del Padre
junto al rebaño de hijos extraviados de su amor y de su
sabiduría, cuya tutela le fue confiada en las órdenes
sagradas de la vida en el Infinito.
“Director angélico del orbe, su corazón no desdeñó la
permanencia directa entre los tutelados míseros e
ignorantes, dando ocasión a las palabras del apóstol,
arriba referidas.”
Aun el Espíritu Emmanuel, en el libro “A camino de la
luz”, en la psicografía de Francisco Cândido Xavier, en
el Capítulo I, “La Génesis planetaria”, en “La comunidad
de los Espíritus puros”, esclarece:
“Rezan las tradiciones del mundo espiritual que en la
dirección de todos los fenómenos, de nuestro sistema,
existe una comunidad de Espíritus puros y elegidos por
el Señor supremo del universo, en cuyas manos se
conservan las redes directoras de la vida de todas las
colectividades planetarias.
Esa comunidad de seres angélicos y perfectos, de la cual
es Jesús uno de los miembros divinos, al que nos fue
dado saber apenas ya se reunió, en las proximidades de
la Tierra, para la solución de problemas decisivos de la
organización y de la dirección de nuestro planeta, por
dos veces en el curso de los milenios conocidos.
La primera, se verificó cuando el orbe terrestre se
desprendia de la nebulosa solar, a fin de que se
lanzasen, en el tiempo y en el espacio, las balizas de
nuestro sistema cosmogónico y los preámbulos de la vida
en la materia en ignición del planeta, y la segunda,
cuando se decidía la venida del Señor a la faz de la
Tierra, trayendo a la familia humana la leción inmortal
de su Evangelio de amor y redención.”
Emmanuel, en el mismo libro, en el Capítulo II, en “La
vida organizada”, continúa revelando otras
informaciones:
“Bajo la orientación misericordiosa y sabia del Cristo,
trabajaban en la Tierra numerosas asambleas de
trabajadores espirituales.
Como la ingeniería moderna, que construye un edificio
previendo los menores requisitos de su finalidad, los
artistas de la espiritualidad edificaban el mundo de las
células iniciando, en los días primeros, la construcción
de las formas organizadas e inteligentes de los siglos
venideros.
Es por eso que, en todos los tiempos, la belleza, junto
al orden, constituyó uno de los trazos indelebles de
toda la creación.
Las formas de todos los remos de la naturaleza terrestre
fueron estudiados y previstos. Los fluidos de la vida
fueron manipulados de modo a adaptarse a las condiciones
físicas del planeta, escenificándose las construcciones
celulares según las posibilidades del ambiente
terrestre, obedeciendo todo a un plan preestablecido por
la misericordiosa sabiduría del Cristo, consideradas las
leyes del principio y del desenvolvimiento general.
(...)
Los tipos adecuados a la Tierra fueron consumados en
todos los reinos de la Naturaleza, eliminándose los
frutos teratológicos y extraños, del laboratorio de sus
perseverantes experiencias. (...)
Las fuerzas espirituales que dirigen los fenómenos
terrestres, bajo la orientación del Cristo,
establecieron, en la época de la gran maleabilidad de
los elementos materiales, un linage definitivo para
todas las especies, dentro de las cuales el principio
espiritual encontraría el proceso de su elevación, en
marcha para la racionalidad. “Los peces, los réptiles,
los mamiferos, tuvieron sus linages fijos de
desenvolvimiento y el hombre no escaparía a esa regla
general.”
En “La Génesis”, Capítulo II – Dios, “La Providencia”,
en los ítems 24 y 27, Kardec desvela conocimientos
acerca de la solicitud divina y de la solidariedad
existente en todo el Universo, como sigue:
“Sea o no así en lo que respecta al pensamiento de Dios,
esto es, quiere el pensamiento de Dios actue
directamente o por intermedio de un fluido,
represéntemoslo, para facilitar nuestra comprensión,
bajo la forma concreta de un fluido inteligente llenando
el universo infinito, y penetrando todas las partes de
la Creación: la naturaleza entera está sumergida en el
fluido divino. (...)
Ocurre fenómeno semejante entre Dios y la Creación. Dios
está en todas partes, en la naturaleza, como el Espíritu
está en todas partes, en el cuerpo. Todos los elementos
de la Creación se hallan en relación constante con Él,
como todas las células del cuerpo humano se hallan en
contacto inmediato con el ser espiritual. No hay, pues,
razón para que fenómenos del mismo orden no se produzcan
de la misma manera, en uno y en otro caso.
Un miembro se agita: el Espíritu lo siente; una criatura
piensa: Dios lo sabe. Todos los miembros están en
movimiento, los diferentes órganos están vibrando; el
Espíritu se resiente de todas las manifestaciones, las
distingue y localiza. Las diferentes creaciones, las
diferentes criaturas se agitan, piensan, obran
diversamente: Dios sabe todo lo que pasa y atribuye a
cada uno lo que le dice al respecto.
“De ahí se puede igualmente deducir la solidariedad de
la materia y de la inteligencia, la solidariedad entre
sí de todos los seres de un mundo, la de todos los
mundos y, por fin, de todas las creaciones con el
Creador.”
De esos trechos de la Codificación, se identifica la
solidariedad que hay, tanto de la materia como de la
inteligencia, para la propagación del pensamiento del
Creador Supremo, bajo la forma de fluido inteligente,
que irradia y actua en todo el Universo, penetrando
todas las partes de la Creación. Eso es porque, todos
los seres del infinito y la naturaleza entera se
encuentran sumergidos en el fluido cósmico universal
(fluido divino o plasma divino). Así, todo en el
Universo está conectado, componiendo un todo solidario.
Por esa red inteligente universal, Dios está en todas
partes. Todos los elementos de la creación están en
relación constante con Dios, volviéndolo omnisciente de
todo lo que pasa y suple a cada uno lo que le dice al
respecto.
El Espíritu André Luiz, en el libro “Evolución en dos
mundos”, en el Capítulo 1 – Fluido cósmico, en la
psicografía de Francisco Cândido Xavier, esclarece:
“Plasma divino – El fluido cósmico es el plasma divino,
aspiración del Creador o fuerza nerviosa del Todo-Sabio.
En ese elemento primordial, vibran y viven
constelaciones y soles, mundos y seres, como peces en el
océano.
Cocreación en el plano mayor – En esa sustancia
original, al influjo del propio Señor Supremo, operan
las Inteligencias Divinas a Él agregadas, en proceso de
comunión indescriptible, los grandes devas de la
teología hindú o los arcangéles de la interpretación de
variados templos religiosos, extrayendo de ese hálito
espiritual los graneros de energía con que construyen
los sistemas de la inmensidad, en servicio de cocreación
en un plano mayor, de conformidad con los designios del
Todo-Misericordioso, que hace de ellos agentes
orientadores de la Creación Excelsa.
Esas Inteligencias gloriosas toman el plasma divino y lo
convierten en habitaciones cósmicas, de múltiples
expresiones, radiantes u oscuras, gasificadas o sólidas,
obedeciendo a leyes predeterminadas, como moradas que
perdurán por milenios y milenios, pero que se desgastan
y se transforman por fin, una vez que el Espíritu creado
puede formar o cocrear, pero sólo Dios es el Creador de
toda la eternidad.
Imperios estelares - Debido a la actuación de esos
arquitectos mayores, surgen en las galaxias las
organizaciones estelares como vastos continentes del
Universo en evolución y las nebulosas intragalacticas
como inmensos dominios del Universo, cerrando la
evolución en estado potencial, todas gravitando
alrededor de puntos atractivos, con admirable
uniformidad coordinadora.”
El Espíritu André Luiz trae luz al conocimiento de que
las inteligencias divinas ligadas al Creador Supremo, a
su comando e influjo, en perfecta comunión, sumergidas
en el plasma divino, cooperan con el Creador en la
construcción de los sistemas del Universo,
convirtiéndolos en moradas cósmicas, en un servicio de
cocreación en el plano mayor, volviéndolos también
agentes colaboradores de la Creación. Esas inteligencias
ligadas al Creador, obedeciendo a las leyes de Dios,
pueden formar o cocrear, pero solamente Dios es el
Creador de toda la eternidad.
Por esas revelaciones, Jesús, como integrante de la
comunidad de Espíritus puros y elegidos por el Señor
supremo del Universo, es la más perfecta expresión del
verbo divino para el orbe terrestre, identificado con su
misericordia y sabiduría, desde la organización
primordial del planeta. Tudo eso comprueba los valores
divinos de Jesús de la más alta jerarquía espiritual,
que se hizo carne, Hijo ungido de Dios, el Padre, como
su Enviado, representación del Padre junto al rebaño de
hijos extraviados de su amor y de su sabiduría, y
Director angélico del orbe terrestre.
Jesús es el tipo más perfecto que Dios ofreció al hombre
para servirle de guía y modelo, o sea, ejemplo de
perfección moral a que puede pretender la humanidad en
la Tierra, y la doctrina que enseñó es la más pura
expresión de la ley divina.
Jesús como cocreador divino, “enviado de Dios, Él fue la
representación del Padre junto al rebaño de hijos
extraviados de su amor y de su sabiduría, cuya tutela le
fue confiada en las órdenes sagradas de la vida en el
Infinito”, siendo el “Director angélico del orbe”
terrestre.
Por todo eso, Jesucristo, como gobernador del orbe
terrestre, quiera en la Tierra como en el Cielo, siempre
estuvo y estará con nosotros todos los días hasta la
consumación de los siglos, cuando presidirá las
transformaciones de la transición del planeta, auxiliado
por sus servidores directos, los Espíritus puros o “ángeles”,
propuestos celestiales, que cuentan con el apoyo de
Espíritus esclarecidos, benefactores y entidades amigas.
Bibliografia:
BÍBLIA SAGRADA.
EMMANUEL (Espírito); na psicografia de Francisco Cândido
Xavier. A caminho da luz: História da civilização à luz
do Espiritismo. 38ª Edição. Brasília/DF: Federação
Espírita Brasileira, 2016.
EMMANUEL (Espírito); na psicografia de Francisco Cândido
Xavier. O Consolador. 29ª Edição. Brasília/DF: Federação
Espírita Brasileira, 2019.
KARDEC, Allan; tradução de Evandro Noleto Bezerra. A
Gênese. 2ª Edição. Brasília/DF: Federação Espírita
Brasileira, 2013.
KARDEC, Allan; tradução de Guillon Ribeiro. O Evangelho
Segundo o Espiritismo. 1ª Edição. Brasília/DF: Federação
Espírita Brasileira, 2019.
KARDEC, Allan; tradução de Guillon Ribeiro. O Livro dos
Espíritos. 1ª Edição. Brasília/DF: Federação Espírita
Brasileira, 2019.
LUIZ, André (Espírito); na psicografia de Francisco
Cândido Xavier. Evolução em dois mundos. 27ª Edição.
Brasília/DF: Federação Espírita Brasileira, 2018.
MOURA, Marta Antunes de Oliveira de (Organizadora).
Estudio profundizado de la doctrina espírita: Enseñanzas
y parábolas de Jesús – Parte I: orientaciones espíritas
y sugestiones didáctica-pedagógicas direccionadas al
estudio del aspecto religioso del Espiritismo. 1ª Edição.
1ª Edição. Brasília/DF: Federación Espírita Brasileña,
2017.