|
Las religiones necesitan del Espiritismo |
|
|
El filósofo y escritor
José Herculano Pires afirma en El Espíritu y el
Tiempo ¹ que “La finalidad de las religiones
es arrancar al hombre de la animalidad y llevarlo a la
moralidad”. Es de Allan Kardec el pensamiento de que la
religión que no mejora al hombre no alcanza su
finalidad. 2 El mismo Kardec dice ser el
Espiritismo “el más poderoso auxiliar de la Religión”. ³ En
nota de pie de página a la pregunta 148 de El Libro
de los Espíritus, Herculano Pires refuerza el
acierto de esa idea cuando añade: “Fue gracias a las
pruebas espíritas de la sobrevivencia del alma y a la
explicación racional de los problemas espirituales que
la ola materialista del siglo XIX pudo ser refrenada”. 4
La contribución de la doctrina espírita
El Espiritismo recuperó la esencia de la enseñanza moral
de Jesús, mantenida adulterada por largo tiempo;
construye su edificio doctrinario con argumentaciones
racionales, a través del riguroso método experimental de
Allan Kardec; reunió en las obras que exponen sus
principios informaciones del más alto interés humano en
cuanto a su estado futuro y, por eso, puede auxiliar a
las religiones en el sentido de ofrecerles medios de
enfrentar el materialismo y ayudarlas a cumplir su
finalidad, que es espiritualizar al hombre.
“El Espiritismo, dice
Allan Kardec, restituyendo al Espíritu su verdadero
papel en la Creación, constatando la superioridad de la
inteligencia sobre la materia, nivela naturalmente todas
las distinciones establecidas entre los hombres conforme
las ventajas corporales y mundanas”... “Alargando el
círculo de la familia por la pluralidad de las
existencias, el Espiritismo establece entre los hombres
una fraternidad más racional que aquella que tiene por
base apenas los frágiles lazos de la materia”... “En el
hay tantos consuelos que dar, tanto coraje moral a
erguirse, tantas lágrimas que enjugar, tanta resignación
que inspirar, que en esos medios (las clases laboriosas)
fue acogido como un ancla de salvación... Por todas
partes donde lo vi penetrar en la morada del trabajo, lo
vi producir sus efectos moralizadores”. “Y, repito, una
doctrina moral y la moral está en todas las
religiones”... 5
¿Mas la religión no produce todo esto?
La Doctrina Espírita supera en mucho las concepciones
dogmáticas, místicas y supersticiosas de las religiones.
Del punto de vista de la aplicación práctica en las
relaciones humanas, que al final es lo que realmente
interesa, ella “ha impedido numerosos suicidios;
devuelve la paz y la concordia a gran número de
familias; volvió mansos y pacientes a hombres violentos
y colericos; dio resignación a los que no la tenían,
consuelos a los afligidos; reconducir a Dios a los que
lo desconocían, destruyéndoles las ideas materialistas,
verdadera llaga social que aniquila la responsabilidad
moral del hombre. He lo que ha hecho y hace todos los
días, lo que hará cada vez más, a medida que se
esparza”. 6
¿Pero la religión no
produce todo esto, se pregunta? “Concuerdo plenamente,
dice Kardec. ¿Pero entonces, por que no produce siempre?
Es porque no sólo son todos que la entienden (a la
Religión). Ahora, el Espiritismo, volviéndose claro e
inteligible para todos aquello que no lo es, y volviendo
evidente aquello que es dudoso, el conduce a la
aplicación, al paso que jamás se siente necesidad de
aquello que no se comprende”. 7
En otras palabras: en cuanto a las religiones se
mantiene en el dominio de lo místico, de lo sagrado, de
lo incuestionable, de lo inexplicable, dejando a los
creyentes indecisos sobre qué atender, el Espiritismo
penetra en el mundo natural, hace conocer las leyes que
rigen todo y a todos y las explica racionalmente. Hace
abandonar la duda y adquirir la certeza, y de ahí
provoca la mobilización.
Como importante segmento del Espiritualismo 8,
el Espiritismo hace su parte objetivamente, diseminando
ideas en el medio social a través de sus adeptos e
instituciones. Incluso luchando contra el espíritu de
sistema (*), y preconcepto y la mala fe – que poco a
poco va perdiendo fuerza –, los conceptos espíritas
ganarán terreno y establecerán credibilidad en la
opinión pública.
Unión de los espiritualistas
No obstante, apenas algunos millones de adeptos no
pueden pretender renovar el mundo solos. La propagación
de las ideas lo hará, pero precisará del concurso de los
espiritualistas de todos los credos. Los principios
espíritas absorvidos y aplicados serán fundamentales
para la implantación de la justicia en la Tierra. Y el
sentimiento de justicia es construido por la Educación,
clave del progreso moral, que tiende a hacer hombres de
bien, no sólo instruidos.
En un período turbulento como el que atravesamos es
preciso tener paciencia y dejar al tiempo trabajar.
Incluso porque los hombres, como células del organismo
social, van absorviendo cada uno a su modo, y en su
tiempo, las informaciones espíritas que se propagan por
el mundo, e incorporándolas en la vida de rutina, sin
incluso percibirse de eso.
Así, la acción renovada de cada individuo, aquí y en
otras partes, irá procesando los cambios naturalmente.
Las religiones, como fenómenos reflejos de las
necesidades de la evolución humana, irán renovándose
también, a remorque de las transformaciones
individuales.
La influencia de los conceptos espíritas
Lo que acaba de ser dicho parece contradictorio, pues
cabe a las religiones educar a los hombres. Ocurre que
las religiones de nuestro tiempo, con su dogmatismo
irracional, con sus formalismos inócuos, con intereses
políticos y socioeconómicos, no tiene fuerza moral para
cambiar el cuadro caótico del mundo, originado por la
ignorancia espiritual mantenida por ellas mismas.
Las religiones que sobrevivieran al proceso de
evolución, impulsadas por la fuerza misma de las cosas y
por la revolución ética de los nuevos ideales que
componen el Espiritismo, tenderán a integrarse a la
cultura general, a desapegarse de los formalismos y
convenciones, a abolir lo mucho que aun hay de la
mentalidad pagana en sus estructuras, a abdicar de los
poderes provisionales, conformando más y más sus
principios a los verdaderos intereses espirituales del
hombre nuevo. A tal punto que de ellas reste muy poco de
lo que son hoy, identificándose apenas con el “espíritu
que vivifica”.
Responsabilidades conjuntas
La humanidad del futuro, en su conjunto, no profesará
necesariamente el credo espírita, pero vivirá, por el
progreso moral alcanzado, los principios naturales que
constituyen el Espiritismo, entonces diseminados en
amplia escala.
El hombre ya no precisará expresar su adoración a Dios a
través del culto exterior, pues habrá aprendido a
adorarlo con el corazón. El sectarismo de grupo cederá
al comportamiento colectivo. El individualismo
representará tan solamente la acción introspectiva de
cada uno en la búsqueda de reconocer las propias
imperfecciones.
Por tanto, los espíritas y los espiritualistas
conscientes, en este momento de crisis profunda que
prevee mudanzas necesarias, tienen serias
responsabilidades. A comenzar por la obligación moral de
vivir de forma cristiana; cuidar en preservar el
patrimonio moral ya conquistado hasta aquí en el proceso
civilizatorio y aumentarlo con nuevas conquistas. En
cuanto a los espíritas específicamente, que sean
coherentes con la doctrina que dicen adoptar, que cuiden
del contenido doctrinario del Espiritismo para que el
llegue a los hombres como salió de la inteligencia de
Allan Kardec y de la idealización del Espíritu de
Verdad; y que se amplie más y mejor, por todos los
medios posibles, su radio de acción.
(*) En líneas generales, “espíritu de sistema” es la
mentalidad de resistencia a las nuevas ideas y
descubrimientos, o al cambio de modelos comportamentales
instituidos y muchas veces inadecuados o ya
sobrepasados.
Referências:
¹ Pires,
J.H. O Espírito e o Tempo. EDICEL.
² Kardec,
Allan. O Evangelho segundo o Espiritismo. VIII,
10, LAKE.
³, 4
Kardec, Allan. O Livro dos Espíritos, comentários
de A. Kardec à questão 148, LAKE.
5, 6, 7 Kardec, Allan. Revista
Espírita, “Discurso do Sr. Allan Kardec”, outubro de
1861.
8 O Livro dos Espíritos.
Introdução ao Estudo da Doutrina Espírita, LAKE.