Entrevista

por Orson Peter Carrara

La visión de un geriatra espírita sobre la vida y la vejez

Nacido en Santa María (RS) y actualmente residente en Porto Alegre, capital de Rio Grande do Sul, Carlos Eduardo Accioly Durgante (foto) es médico geriatra y asesor de la Sociedad de Beneficencia Espírita Bezerra de Menezes, en la ciudad donde reside, además de 1er. Secretario de AMERGS (Asociación Médico-Espírita de RS) y coordinador del Departamento Editorial de AME-Brasil. En esta entrevista nos habla sobre su experiencia médica, de su actividad espírita y, en particular, de sus obras:


¿Cómo conoció el Espiritismo?

Comencé mi jornada en la Doctrina Espírita hace 20 años después de una separación con mucho sufrimiento y otros problemas personales. Como la mayoría de las personas, fue por el dolor.

¿Y cómo surgió su interés por la medicina y especialmente por la Geriatría?

Este interés ya tiene más de 45 años, porque de niño acompañaba a mi madre que visitaba a sus amigas mayores. En aquel entonces, en la década de 1970, mi madre aplicaba inyecciones, hacia curaciones, en fin, le gustaba mucho convivir con personas mayores. ¡También le tome el gusto!

¿Cómo vincular de manera productiva el Espiritismo a la Geriatría?

Ya sabemos a través de los estudios que la mayoría de los ancianos, principalmente aquellos que padecen alguna enfermedad física o mental, son religiosos y utilizan sus creencias y prácticas religiosas para enfrentar sus enfermedades o cualquier otra situación relacionada con su existencia. Por eso es gratificante hace el vínculo entre Espiritismo y envejecimiento. Ellos dan un gran valor a la fe que tienen y esto los acerca más al profesional médico que valora sus creencias.

¿Cuántos libros ha publicado? ¿Y cuál goza de su preferencia?

Hasta la fecha he publicado 15 libros, 7 de ellos como autor y otros 8 como organizador. Bueno, tengo un cariño especial por cada uno de ellos, ya que fueron escritos en diferentes momentos de la vida. Pero tengo predilección por el libro Lo mejor que tenemos en nosotros, por el tema que aborda. Habla de solidaridad, empatía, compasión, gratitud y benevolencia, entre otras virtudes inherentes al ser humano.

Hemos visto en sus títulos publicados una preocupación amable y preventiva con los diversos desafíos humanos, especialmente en el área de la solidaridad. Coméntenos ese detalle.

La práctica de esta virtud y de muchas otras disminuye las tasas de desigualdad humana. La bondad humana, la generosidad y la solidaridad humanas son sorprendentes, porque nos hacen creer en un mundo mejor, en un mundo habitado por seres que dan lo mejor de sí mismos a los demás. Incluso si estamos experimentando conflictos armados entre pueblos y naciones, riqueza y abundancia de bienes y derechos por un lado, miseria y privaciones por el otro, además de una ola de refugiados sin techo y sin alimentos, como no veíamos en más de medio siglo, hay lugar y espacio en el corazón del ser humano para aquellos que llegan hambrientos de alimento del cuerpo y el alma.

Por el tema de su libro Lo mejor que tenemos en nosotros, ¿qué aspectos son los mejores en la etapa actual de la humanidad en términos de moralidad?

Mire, en la medida de las infinitas posibilidades que tenemos para la práctica del bien, así como de los esfuerzos personales que podemos hacer cada día, tenemos condiciones para marcar la diferencia en la construcción de un mundo más justo y con más gestos y actitudes humanitarias. La solidaridad, la compasión y la empatía son los sentimientos que mejor demuestran lo mejor que tenemos en nosotros.

Otro título es Vejez culpable o inocente. ¿Qué aspecto ha sentido más en sus pacientes en geriatría bajo los términos del título de la obra?

Este título es una metáfora de cómo lidiamos con nuestra vejez. Puede ser una carga si nos fijamos únicamente en los aspectos materiales, o referentes al cuerpo físico, sus enfermedades, fragilidad o limitaciones, en definitiva, las pérdidas en general. Para aquellos que no dejan de tener objetos o proyectos de vida, independientemente de la edad cronológica, la vejez puede, eso sí, ser un periodo generoso de la vida.

De sus recuerdos y experiencia en su área de actividad profesional, ¿qué es lo que más destaca en sus sentimientos?

Me he dado cuenta a lo largo de estos 30 años de práctica médica en geriatría que los factores que más fuertemente determinan una mejor calidad de vida en la vejez son los vínculos afectivos a nivel de amistades y la creencia o la fe vivenciada o la implicación religiosa/espiritual que cada uno tiene. A pesar del deterioro físico, la disminución de la vitalidad y el vigor físicos, que son propios del envejecimiento, si estos ancianos logran mantener los propósitos de la vida, el sentido y los significados espirituales para esta fase tan importante de la vida humana, esta fase tiende a ser venturosa.

Sus últimas palabras.

Me gustan mucho estas breves y profundas palabras del maestro Léon Denis: "¡Ninguna etapa de la vida humana está completamente desheredada de los dones de la naturaleza, y mucho menos de las bendiciones de Dios!" "¡En la vejez, la Espiritualización ha comenzado!"

 

 
Traducción:
Ricardo Morante
rmorante3@yahoo.com

 

     
     

O Consolador
 Revista Semanal de Divulgação Espírita