Tema: Optimismo
¡Hoy va a ser un gran día!
Carlos se despertó con el ruido del despertador. Por la
ventana no había luz, parecía que todavía era de noche.
Eran las 6 de la mañana y Carlos tenía sueño. Le
gustaría dormir más, pero tenía que despertar para
llevar a su mamá al doctor. Ella ya estaba muy anciana,
tenía problemas de salud y había agendado sus exámenes
para esa mañana.
Carlos se levantó, miró por la ventana y vio que había
tantas nubes oscuras en el cielo, que el amanecer estaba
cubierto. El viento balanceaba las plantas y una lluvia
fuerte no iba a tardar en caer.
- ¡Dios mío! ¡Qué día difícil va a ser hoy! – dijo
Carlos, refunfuñando.
A pesar de estar desanimado, se arregló y fue hasta el
cuarto de su madre para despertarla.
Para su sorpresa, Doña Cida ya estaba de pie, ya se
había cambiado y dijo animada cuando lo vio:
- ¡Buenos días, hijo! ¡Buenos, no, grandioso! ¡Porque
hoy va a ser un gran día!
A Carlos le extrañó el ánimo de su viejita. Le pareció
que ella no recordaba que era el día de sus exámenes. O
quizás, que no se había dado cuenta de que ellos debían
salir de casa con ese clima tan horrible.
- Mamá, ¿te estás acordando que hoy no podrás tomar tu
desayuno, que tanto te gusta? ¿Qué hoy es el día de tus
exámenes y tienes que hacerlos en ayunas, sin comer
nada?
- Claro que me acuerdo, Carlos, ¡estoy vieja, pero no
acabada! – dijo ella, dando una risotada encantadora.
Carlos, todavía malhumorado, continuó preguntando:
- ¿Sabes que además de no tomar tu desayuno, vas a tener
que quedarte en el laboratorio esperando tu turno? ¿Y
que tenemos que llegar allá temprano, y que te van a
aplicar una inyección antes del examen?
Doña Cida, dándose cuenta de que Carlos solo estaba
viendo el lado malo de las cosas, respondió:
- Sí, Carlos, claro que lo sé. Yo escuché muy bien lo
que explicó el doctor.
Y Carlos, pareciendo querer poner a prueba el buen ánimo
de su madre, dijo:
- Y para empeorar, el día comenzó con un clima horrible,
con frío, viento y lluvia. ¿Todavía piensas que va a ser
un gran día, mamá?
Doña Cida tenía muchos años de vida y muchas
experiencias bien vividas, que le
habían enseñado lecciones importantes. Entonces,
con calma, le dijo:
- Querido mío, tú mismo lo acabas de decir, entonces
sabes muy bien de los desafíos que tendremos hoy. ¿Qué
piensas que es mejor? ¿Pasar por ellos con optimismo,
con buen humor, con confianza en Dios, o con pesimismo y
mal humor?
- Estoy preparándome para tener hoy el mejor día posible
- continuó doña Cida. – ¡Hoy sí va a ser un gran día!
Tengo tu apoyo para acompañarme, tengo la oportunidad de
cuidarme, tengo un abrigo y un paraguas para protegerme
y voy acercándome más a Dios, porque estoy rezando mucho
para que Él me bendiga y todo salga bien. Si yo comienzo
el día mal, va a ser mucho más difícil, pero si yo pongo
en mi mente y en mi corazón que hoy va a ser un gran
día, seguramente voy a tener un día mucho mejor, ¿no
crees? – preguntó la señora, con una sonrisa.
Carlos escuchó con atención lo que su madre le dijo y no
pudo dejar de reconocer que doña Cida tenía razón. Entonces,
le dio un abrazo y dijo sonriendo:
- ¡Tienes razón, mamá! ¡Hoy va a ser un gran día, estoy
seguro!
Traducción:
Carmen
Morante
carmen.morante9512@gmail.com
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