Algunos siglos
atrás, quien
creía que el
Espíritu era
creado por Dios
en el momento
del nacimiento,
no se daba
cuenta de algo
que Allan Kardec
(1804-1869) muy
bien observó,
conforme se
puede ver en
este su
comentario
introducido en
la Revista
Espírita 1861:
[…] Si no se admite que el alma ya haya vivido,
es absolutamente necesario que sea creada en el momento
de la formación y para el uso de cada cuerpo; de donde
se sigue que la creación del alma por Dios estaría
subordinada al capricho del hombre y en la mayoría de
las veces es el resultado del desenfreno. ¡Como!
¡Todas las leyes religiosas y morales condenan la
depravación de las costumbres, y Dios se aprovecharía de
esto para crear almas! ¿Preguntamos a todo hombre de
buen sentido si es posible que Dios se contradiga a tal
ponto? No sería glorificar el vicio, desde que sirviera
a la realización de los más elevados desígnios del
Todo-Poderoso: ¿la creación de las almas? Que nos
digan si tal no sería la consecuencia de la formación
simultánea de las almas y de los cuerpos, y sería
peor aun si se admitiese la opinión de los que pretenden
que el hombre procrea el alma al mismo tiempo que el
cuerpo. Admitan, al contrario, la preexistencia del
alma, y toda contradicción cesa. […]. (1)
(negrita nuestra)
Pues es… Nuestra gran sorpresa fue percibir que, incluso
teniendo la concepción de la preexistencia del alma, la
idea de la unión del Espíritu al cuerpo cuando el
nacimiento fue la primera información pasada por los
Espíritus superiores a Allan Kardec, conforme se podrá
ver en estas preguntas de El Libro de los
Espíritus: Primera Edición de 1857:
86 – ¿En que momento el alma se une ao corpo?
“Al nacimiento.”
– Antes del nacimiento el niño tiene un alma?
“No.”
– ¿Cómo vive entonces?
“Como las plantas.”
Comentario de Allan Kardec:
86 – El alma o espíritu se une al cuerpo en el
momento en que la criatura ve la luz y respira.
Antes del nacimiento de la criatura sólo tiene vida
orgánica sin alma.
Ella vive como las plantas, teniendo apenas el instinto
ciego de conservación, comum en todos os seres vivos. (2)
(negrita nuestra)
Aunque, posteriormente al momento de la unión pasará a
ser el de la concepción, notamos que la idea de ocurrir
en el nacimiento persistirá en varios puntos en las
obras de la Codificación.
En el artículo “El doctor Xavier, sobre diversas
preguntas psicofisiológicas”, publicado en la Revista
Espírita 1858, mes de marzo, conteniendo
“respuestas, eminentemente instructivas”, destacaremos
las siguientes preguntas:
24. ¿En qué momento se opera la unión del alma y del
cuerpo, en la criatura? – Resp. Cuando la
criatura respira; como si recibiese el alma con el
aire exterior.
Nota. Esa
opinión es consecuencia de un dogma católico. En
efecto, la Iglesia enseña que el alma no puede ser
salvada sino por el bautismo; ahora, como la muerte
natural intrauterina es muy frecuente, ¿en qué se
volvería esa alma privada, según ella, de ese único
medio de salvación, si ella existía en el cuerpo antes
del nacimiento? Para ser consecuente, sería preciso que
el bautismo tuviese lugar, si no de hecho, por lo menos
de intención, desde el instante de la concepción.
25. ¿Cómo explicáis, entonces, la vida intrauterina?
– Resp. Como la planta que vegeta. La criatura
vive su vida animal.
26. ¿Hay crimen en privar a una criatura de la vida
antes de su nacimiento, una vez que, antes de esa época,
la criatura, no teniendo alma, no es, de algún modo,
un ser humano? – Resp. La madre, o cualquier otra,
cometerá siempre un crimen quitando la vida a la
criatura antes de su nacimiento, porque es impedir al
alma de soportar las pruebas, para las cuales el cuerpo
debería ser el instrumento.
27. ¿La expiación, que debería ser soportada por el alma
impedida de desencarnar, no obstante, ocurrirá? – Resp.
Sí, pero Dios sabía que el alma no se uniría a ese
cuerpo; así, ningún alma debería unirse a ese
envoltorio corporal: era la prueba de la madre.
28. En el caso en que la vida de la madre estuviera en
peligro por el nacimiento de la criatura, ¿hay crimen en
sacrificar a la criatura para salvar la madre? – Resp.
No; es preciso sacrificar al ser que no existe al ser
que existe.
29. La unión, del alma y del cuerpo, se opera
instantanéamente o gradualmente; ¿quiere decir, es
preciso un tiempo apreciable para que esa unión sea
completa? - Resp. El Espíritu no entra bruscamente en el
cuerpo. Para medir ese tiempo, imaginad que el primer
soplo que la criatura recibe es el alma que entra en el
cuerpo: el tiempo que el pecho se eleva y baja.
30. ¿La unión del alma, con tal o tal cuerpo, está
predestinada, o no es sino en el momento del nacimiento
que la elección se hace? - Resp. Dios la marcó;
esa cuestión exige más largos desenvolvimientos. El
Espíritu, escogiendo la prueba que debe soportar, pide
para encarnarse; ahora, Dios, que todo sabe y todo
ve, sabía y veía antes que tal alma se uniría a tal
cuerpo. Cuando el Espíritu nace en las clases bajas
de la sociedad, sabe que su vida no será sino trabajo y
sufrimiento. La criatura que va a nacer tiene una
existencia que resulta, hasta cierto punto, de la
posición de sus padres.
32. ¿Los padres pueden, por sus pensamientos y sus
oraciones, atraer para el cuerpo de la criatura un buen
Espíritu, antes que un Espíritu inferior? - Resp.
No; pero pueden mejorar el Espíritu de la criatura que
hicieron nacer es su deber, criaturas pero son una
pruebra para los padres.
Al final de las respuestas, tenemos la siguiente nota:
La teoría, dada por ese Espíritu, sobre el instante de
la unión del alma y del cuerpo, no es enteramente exacta.
La unión comienza desde la concepción; quiere decir,
desde ese momento, el Espíritu, sin estar encarnado, se
une al cuerpo por un lazo fluidico que se va apretando,
más y más, hasta el nacimiento; la encarnación no se
completa sino cuando la criatura respira. (Ver El
Libro de los Espíritus, nº 344 y siguientes.) (3)
(negrita nuestra)
No fue informada la fecha en que ocurrió esa
manifestación, para poder evaluar hasta cuando esas
ideas fueron hechas. Sin embargo, todas las respuestas
apuntan para que, en el periodo que se encontraba en el
vientre materno, la criatura posee una vida vegetativa
por aun no haber Espíritu, que será unido al cuerpo
físico, ya todo formado, dígase de paso, en cuanto al
nacimiento.
En el mes siguiente, o sea, en abril, vamos a encontrar
el artículo “Descripción de Júpiter”, producto de la
manifestación del Espíritu Bernard Pallissy, en la fecha
de 09/03/1858, del cual destacamos la siguiente
pregunta:
80 – ¿Cuándo un Espíritu que deja la Tierra y debe ser
reencarnado en Júpiter, queda errante durante algún
tiempo antes de haber encontrado el cuerpo a que debe
unirse? R – Queda durante un cierto tiempo, hasta
que esté liberado de sus imperfecciones terrestres. (4)
(negrita nuestra)
El “antes de haber encontrado un cuerpo al que debe
unirse” significa que el cuerpo ya está formado, por
tanto, su unión sería en el momento del nacimiento.
Veamos ahora algunas preguntas de El Libro de los
Espíritus, tomando como base la 2ª edición,
publicada en 18/03/1860:
344. ¿En qué momento el alma se une al cuerpo?
“La unión comienza en la concepción, pero sólo es
completa por ocasión del nacimiento. Desde el instante
de la concepción, el Espíritu designado para habitar
cierto cuerpo a este se une por un lazo fluidico, que cada
vez más se va apretando hasta el instante en que la
criatura ve la luz. El grito, que el recién-nacido
suelta, anuncia que el se cuenta en el número de los
vivos y de los siervos de Dios.” (5) (itálico
del original, negrita nuestra)
El cambio de entendimiento en relación al momento de
unión del Espíritu al cuerpo, en la 2ª edição de El
Libro de los Espíritus, ciertamente, ocurrió en el
periodo entre el dia 09/03/1858 a 18/03/1860. La razón
del cambio no conseguimos detectar, pero es ese nuevo
entendimiento que representa el actual progreso del
conocimnto humano, cuyo inicio se dio a partir de la
utilización de la técnica de regresión de vidas pasadas.
351. ¿En el intervalo que va de la concepción al
nacimiento, el Espíritu disfruta de todas sus
facultades?
“Más o menos, conforme la época, porque aun no está
encarnado, sino apenas unido. A partir del instante
de la concepción, el Espíritu comienza a ser tomado de
perturbación, que lo advierte de que llegó el momento de
comenzar una nueva existencia; esa perturbación va
creciendo hasta el nacimiento. En ese intervalo, su
estado es más o menos el de un Espíritu encarnado
durante el sueño del cuerpo. A medida que la hora del
nacimiento se aproxima, sus ideas se apagan, así como el
recuerdo del pasado, de que no tiene más conciencia, en
la condición de hombre, luego que entra en la vida. Pero
ese recuerdo le vuelve poco a poco a la memoria, en su
estado de Espíritu.” (6) (itálico del
original, negrita nuestra)
(Continua en la próxima edición.)