Tema: Evangelio en el hogar
El Evangelio en el Hogar
Había una familia que oraba todas las noches. El padre,
la madre y los hijos se reunían en la sala, en un
horario acordado, hacían una oración, leían un fragmento
del Evangelio de Jesús y comentaban sobre la enseñanza
de la noche.
No era una reunión larga. Sin embargo, al comienzo, era
común que uno de los hijos hallara fastidioso tener que
parar lo que estaba haciendo para participar en la
reunión del Evangelio en el Hogar.
Pero no servía de nada reclamar. Los padres eran
rigurosos con este compromiso y poco a poco la familia
se fue ajustando e incorporando ese hábito.
Los padres conocían la importancia de la oración en
familia. Y del estudio del Evangelio, que es una
verdadera guía para nuestras vidas.
Durante la reunión, además de las enseñanzas, todos
recibían buenas vibraciones y la ayuda de los buenos
espíritus que también participaban en la reunión, aunque
sin ser notados.
Esos espíritus amigos, viendo que la familia se
esforzaba para cultivar los ideales de Jesús, de amor y
de paz, venían a ayudarlos en todo lo que era posible.
Ellos se acercaban, transmitían buenos sentimientos,
envolviendo a todos en una muy buena sensación.
Transmitían también buenos pensamientos, que alentaban a
cada membro de la familia a tener fuerzas, paciencia,
coraje y bondad para resolver sus problemas, para tomar
buenas resoluciones y cumplir bien sus compromisos.
La familia era ayudada de muchas formas, en varios
aspectos de la vida. Ellos no lograban ver o escuchar la
influencia de los buenos espíritus, pero podían sentir
que estaban siempre siendo amparados por Dios, a través
de esos mensajeros del bien.
Por eso, la práctica del Evangelio en el hogar era tan
importante para ellos y, con seguridad, les ayudaba
mucho para ser una familia feliz.
Traducción:
Carmen
Morante
carmen.morante9512@gmail.com
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Atividades
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