Especial

por Jorge Hessen

Mens sana in corpore sano o la desencarnación prematura

Cuando alguien tiene propensión para el pesimismo, resentimiento y/o desamor, energías tóxicas son, de pronto, activadas e interfieren, substancialmente, en el metabolismo orgánico, acarreandole numerosos males, aunque se le opongán mecanismos de defensa, encargados de preservarle la organización somática. Igualmente, las disposiciones optimistas y afectuosas producen energías revigorizantes, que recuperan los desarreglos momentáneos de los órganos que constituyen el cuerpo fisiológico.

En verdad, nuestro cuerpo es un laboratorio de gigantescas posibilidades, siempre susceptible de autodesarreglarse o autocomponerse, conforme las oscilaciones emitidas por nuestro estado mental. En verdad, la mente representa el centro de control, que envía los mensajes más diversos para todos los puntos de la estructura carnal.

Una emoción cualquiera ocasiona descargas de adrenalina en la corriente sanguínea, produciendo sensaciones equivalentes al tipo de agente desencadenador. De este modo, encefalinas y endorfinas son segregadas por el cerebro bajo estímulos propios, produciendo inmediatos efectos en el aparato físico. Enzimas diversas son producidas con cargas positivas o negativas, conforme el orden mental, que contribuyen para la manutención de la salud o el empeoramiento de la enfermedad.

En una entrevista a la Revista "Esto es", de mayo de 2009, Jan Garavaglia, jefa del Departamento de Medicina Legal de Florida, en los EUA, afirma que la mayoría de las muertes pueden ser evitadas y que morimos por causas tontas que pueden ser prevenidas.

Para la forense el cuerpo cuenta la historia de cómo alguien vivió, murió y de qué forma la muerte podría haber sido evitada. Recuerda que "cierta persona un día subió los escalones de su apartamento con algunas compras en la mano y, cuando entró, se sentó en el sofá y murió. La autopsia mostró alteraciones hacia mucho existentes en  su corazón y riñones y una hemorragía en el cerebro. Todo causado por la tensión alta, una dolencia fácilmente tratable que el muerto juzgaba no sufrir, por eso no se trataba." (1)

Otro caso narrado por la médica fue una autopsia en un señor que fue encontrado muerto en la huerta de casa. En ese caso Garavaglia percibió como la dieta occidental, pobre en fibras, había devastado el colón (2) de aquel hombre, causando una inflamación gravísima que tuvo como resultado su muerte. La dificultad en enriquecer la alimentación con frutas y verduras nos lleva a situaciones como esa, en que exponemos el cuerpo a peligros innecesarios, según Jan.

Es imposible escapar de la muerte, explica la investigadora, sin embargo, podemos impedir que ella llegue, prematuramente, con actitudes simples. Se puede optar en abusar del alcohol, usar drogas y conducir a alta velocidad, no obstante, precisamos estar conscientes de que esos comportamientos pueden matar, de la misma forma que, si no cuidamos del peso, si no hacemos actividad física o si nos alimentamos mal.

La vida es una serie de elecciones. Sumadas a la genética y a la "suerte", ellas determinan nuestro destino. La investigadora esclarece que "se puede controlar el qué comer, la velocidaded con que se conduce, puede elegir si va o no a abusar de las drogas o de la bebida etc. En fin, tomar las decisiones correctas puede dar la oportunidad de vivir por más tiempo.

Ningún medicamento es 100% seguro para todo el mundo. En los Estados Unidos, el 40% de las muertes ocurren por dolencias prematura, o sea, son previsibles. Otros 40% son por accidentes, el 10% son por suicidios y otros 10% por homicidios." (3)

Es importante destacar que no preocuparse con la salud es un tipo de suicidio indirecto. Explicamos el porqué de eso: Sabemos que suicidios existen clasificados, en el mundo espiritual, como suicidio indirecto (subconsciente): característico de aquellos casos de muerte prematura, donde el individuo va minando sus reservas orgánicas, en función de excesos, de abusos, de vicios o incluso de imprudencia.

En la vida física, hay muchos vicios que llevan a las criaturas a la muerte prematura, lo que viene a provocar procesos degenerativos y desajustes en los centros esenciales del cuerpo periespiritual, notadamente en aquellos que comandan las estructuras funcionales: del córtex encefálico, de las glándulas endocrínas, de la organización emotiva y del sistema hematopoético. (4)

Con el impacto de la desencarnación, prematuramente provocada, los recursos del complejo psicosomático entran en colapso, bajo traumatismo profundo, para el cual no hay término correlativo en el diagnóstico humano.

La práctica de comportamientos de riesgo a la salud es a la propia vida (inactividad física, tabaquismo, dieta inadecuada, abuso de bebidas alcoholicas y conducir vehículos automotorizados de forma imprudente, etc.) es responsable por una significativa aceleración del tiempo, anticipando la muerte física.

Cometen lo que podríamos nominar como "suicidio no intencionado", los que se entregan a todos los tipos de vicios; son aun suicidas involuntarios los glotones, ocasionando acúmulo de substancias deletéreas al organismo (colesterol, glucosis, lipídios, etc.), ensayando al desencadenamiento de dolencias (arteriosclerosis, diabetes, obesidad, etc.), con todas sus secuelas, y que llevan, inevitablemente, al óbito anticipado.

Pero, delante de la temática propuesta, cabe traer al debate que el tiempo medio de vida que el hombre tendrá en la Tierra es determinado, anteriormente, pero ese tiempo (como vimos) podrá sufrir varias modificaciones, para más o para menos. Todavía, oigamos a Emmanuel: "con excepción del suicidio, todos los casos de desencarnación son determinados previamente por las fuerzas espirituales que orientán la actividad del hombre sobre la Tierra."(5)

El pensamiento emmanuelino viene al encuentro de las ideas básicas presentadas por Kardec: "fatal en el verdadero sentido de la palabra, es solo el instante de la muerte. Llegado ese momento, de una forma o de otra, a él no podréis hurtaros."(6) "Es en la muerte que el hombre es sometido, de una manera absoluta, a la inexorable ley de la fatalidad, porque él no puede huir al decreto que fija el término de su existencia, ni al género de muerte que debe interrumpirle el curso."(7)

Observamos, por lo expuesto, que el momento de la muerte y o su género, es previsto por el Espíritu reencarnante o por sus avalistas del más allá antes del sumergimiento en la carne. El tiempo medio de vida, las dolencias que con mayor posibilidad podrían llevarlo a la desencarnación, y otras condiciones relacionadas a la muerte, son previamente determinadas.

No obstante, del hecho de esas condiciones ser previamente programadas, no significa que no puedan venir a ser modificadas, obviamente. Cuando Kardec indagó a los Espíritus si el hombre, por su voluntad y por sus actos, podría evitar acontecimiento que debería realizarse, los benefactores dijeron que "sí, desde, está claro, que este desvío aparente pudiese caber en el orden general de la vida que él escogió." (8)

Esto significa que una persona podrá, por esfuerzo de la propia voluntad, "retardar el momento de la muerte, en determinadas condiciones, puede prolongar la existencia corporal a fin de terminar instruciones indispensables - es una concesión que se le puede hacer... como prueba, o en el interés de una misión a concluir los órganos exhaustos, puede recibir un suplemento de fluido vital que les permita prolongar de algunos instantes la manifestación material del pensamiento."(9)

En verdad, la muerte prematura, tanto puede estar vinculada a un error grave de esta existencia, o a faltas de existencia pasada. A ejemplo de las almas “endeudadas”, que transgredieron la Ley general que rige los destinos de las criaturas y vueven a la carne, para recomponer la conciencia ante el desliz, en este caso se encuentrán, irrefutablemente, los ex-suicidas (conscientes o inconscientes) que necesitan del contacto con los fluidos materializados del planeta, para rehacer la sutil estructura electromagnética de su cuerpo espiritual.

Resaltamos, aquí, lo siguiente: "aquel que desencarna de forma violenta, en circunstancias ajenas a su voluntad, registra en su periespíritu marcas e impresiones relacionadas con el tipo de desencarnación que sufrió y puede quedar en estado de perturbación un largo periodo, dependiendo de su elevación intelecto moral. "(10) Todavía, hay de "aquel que ya está depurado, que se reconoce casi inmediatamente [después de la desencarnación], porque se desprendió de la materia durante la vida corpórea." (11)

No podemos olvidar que hay casos de desencarnaciones precoces que no están incluidos en el proceso de rescate del pasado delictuoso y configuran, sí, acciones meritorias de Espíritus misioneros que renacen para vivir pocos años en contacto con la carne, en función de tareas espirituales relevantes.

Es lo que afirma André Luiz: "Conocemos grandes almas que renacieron en la Tierra por brevísimo plazo, simplemente con el objetivo de despertar corazones queridos para la adquisición de valores morales, recobrando, luego después el servicio llevado a efecto, la respectiva presentación que les era costumbre." (12)

La Doctrina Espírita nos trae la propuesta de la disciplina mental para la plenitud del ser, diciendo que ella comienza en el momento del autoencuentro de la criatura, cuando identificamos la conciencia y despertamos para la realidad espiritual que somos, transmitiendo a aquellos que con nosotros viven, aprendices que somos todos unos de los otros, la contribución de nuestro mensaje positivo, alimentador de esperanzas, enriquecedora de valores.

En ese sentido, la Doctrina Espírita hace un gran apelo, cuando nos propone educar la mente, direccionar el instinto, cohibir el abuso, disciplinar las tendencias negativas, las malas inclinaciones, y trabajar, concomitantemente, para el desenvolvimiento intelecto moral y, de esta forma, percibiremos que somos una criatura por Dios creada, con una finalidad específica, que es la felicidad total.

Cuando ese arte de una vida saludable fuera conocida, cumplida y practicada, el hombre ocasionará en el mundo hábitos de orden y de previsión para sí mismo y los suyos, de respeto por todo lo que es respetable, hábitos que le permitirán atravesar, menos penosamente, los malos días inevitables. Ese es el punto de partida, el elemento real del bienestar, la garantia de la seguridad de todos.


Referências bibliográficas
:

(1) Disponível em link-1

(2) parte final do intestino grosso

(3) Disponível em link-2

(4) formación y desenvolvimiento de las células sanguíneas

(5) Xavier, Francisco Cândido. O Consolador, ditado pelo Espírito Emmanuel, Rio de Janeiro: Ed FEB, 2000, questão 146]

(6) Kardec, Allan. O Livro dos Espíritos, RJ: Ed FEB, 1999, questão 853

(7) Idem, questão 872

(8) Idem, questão 860

(9) Kardec, Allan. O Céu e o Inferno, RJ: Ed FEB, 1999, 2ª parte cap. III

(10) Kardec, Allan. O Livro dos Espíritos, RJ: Ed FEB, 1999, questão 163

(11) Idem, questão 164

(12) Xavier, Francisco Cândido. Entre la Tierra y el Cielo, dictado por el Espíritu André Luiz, Rio de Janeiro: Ed FEB, 1988.


 

Traducción:
Isabel Porras
isabelporras1@gmail.com

 
 

     
     

O Consolador
 Revista Semanal de Divulgação Espírita