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Mens sana in corpore sano o
la desencarnación prematura |
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Cuando alguien tiene propensión para el pesimismo,
resentimiento y/o desamor, energías tóxicas son, de
pronto, activadas e interfieren, substancialmente, en el
metabolismo orgánico, acarreandole numerosos males,
aunque se le opongán mecanismos de defensa, encargados
de preservarle la organización somática. Igualmente, las
disposiciones optimistas y afectuosas producen energías
revigorizantes, que recuperan los desarreglos
momentáneos de los órganos que constituyen el cuerpo
fisiológico.
En verdad, nuestro cuerpo es un laboratorio de
gigantescas posibilidades, siempre susceptible de
autodesarreglarse o autocomponerse, conforme las
oscilaciones emitidas por nuestro estado mental. En
verdad, la mente representa el centro de control, que
envía los mensajes más diversos para todos los puntos de
la estructura carnal.
Una emoción cualquiera ocasiona descargas de adrenalina
en la corriente sanguínea, produciendo sensaciones
equivalentes al tipo de agente desencadenador. De este
modo, encefalinas y endorfinas son segregadas por el
cerebro bajo estímulos propios, produciendo inmediatos
efectos en el aparato físico. Enzimas diversas son
producidas con cargas positivas o negativas, conforme el
orden mental, que contribuyen para la manutención de la
salud o el empeoramiento de la enfermedad.
En una entrevista a la Revista "Esto es", de mayo de
2009, Jan Garavaglia, jefa del Departamento de Medicina
Legal de Florida, en los EUA, afirma que la mayoría de
las muertes pueden ser evitadas y que morimos por causas
tontas que pueden ser prevenidas.
Para la forense el cuerpo cuenta la historia de cómo
alguien vivió, murió y de qué forma la muerte podría
haber sido evitada. Recuerda que "cierta persona un día
subió los escalones de su apartamento con algunas
compras en la mano y, cuando entró, se sentó en el sofá
y murió. La autopsia mostró alteraciones hacia mucho
existentes en su corazón y riñones y una hemorragía en
el cerebro. Todo causado por la tensión alta, una
dolencia fácilmente tratable que el muerto juzgaba no
sufrir, por eso no se trataba." (1)
Otro caso narrado por la médica fue una autopsia en un
señor que fue encontrado muerto en la huerta de casa. En
ese caso Garavaglia percibió como la dieta occidental,
pobre en fibras, había devastado el colón (2) de aquel
hombre, causando una inflamación gravísima que tuvo como
resultado su muerte. La dificultad en enriquecer la
alimentación con frutas y verduras nos lleva a
situaciones como esa, en que exponemos el cuerpo a
peligros innecesarios, según Jan.
Es imposible escapar de la muerte, explica la
investigadora, sin embargo, podemos impedir que ella
llegue, prematuramente, con actitudes simples. Se puede
optar en abusar del alcohol, usar drogas y conducir a
alta velocidad, no obstante, precisamos estar
conscientes de que esos comportamientos pueden matar, de
la misma forma que, si no cuidamos del peso, si no
hacemos actividad física o si nos alimentamos mal.
La vida es una serie de elecciones. Sumadas a la
genética y a la "suerte", ellas determinan nuestro
destino. La investigadora esclarece que "se puede
controlar el qué comer, la velocidaded con que se
conduce, puede elegir si va o no a abusar de las drogas
o de la bebida etc. En fin, tomar las decisiones
correctas puede dar la oportunidad de vivir por más
tiempo.
Ningún medicamento es 100% seguro para todo el mundo. En
los Estados Unidos, el 40% de las muertes ocurren por
dolencias prematura, o sea, son previsibles. Otros 40%
son por accidentes, el 10% son por suicidios y otros 10%
por homicidios." (3)
Es importante destacar que no preocuparse con la salud
es un tipo de suicidio indirecto. Explicamos el porqué
de eso: Sabemos que suicidios existen clasificados, en
el mundo espiritual, como suicidio indirecto
(subconsciente): característico de aquellos casos de
muerte prematura, donde el individuo va minando sus
reservas orgánicas, en función de excesos, de abusos, de
vicios o incluso de imprudencia.
En la vida física, hay muchos vicios que llevan a las
criaturas a la muerte prematura, lo que viene a provocar
procesos degenerativos y desajustes en los centros
esenciales del cuerpo periespiritual, notadamente en
aquellos que comandan las estructuras funcionales: del
córtex encefálico, de las glándulas endocrínas, de la
organización emotiva y del sistema hematopoético. (4)
Con el impacto de la desencarnación, prematuramente
provocada, los recursos del complejo psicosomático
entran en colapso, bajo traumatismo profundo, para el
cual no hay término correlativo en el diagnóstico
humano.
La práctica de comportamientos de riesgo a la salud es a
la propia vida (inactividad física, tabaquismo, dieta
inadecuada, abuso de bebidas alcoholicas y conducir
vehículos automotorizados de forma imprudente, etc.) es
responsable por una significativa aceleración del
tiempo, anticipando la muerte física.
Cometen lo que podríamos nominar como "suicidio no
intencionado", los que se entregan a todos los tipos de
vicios; son aun suicidas involuntarios los glotones,
ocasionando acúmulo de substancias deletéreas al
organismo (colesterol, glucosis, lipídios, etc.),
ensayando al desencadenamiento de dolencias
(arteriosclerosis, diabetes, obesidad, etc.), con todas
sus secuelas, y que llevan, inevitablemente, al óbito
anticipado.
Pero, delante de la temática propuesta, cabe traer al
debate que el tiempo medio de vida que el hombre tendrá
en la Tierra es determinado, anteriormente, pero ese
tiempo (como vimos) podrá sufrir varias modificaciones,
para más o para menos. Todavía, oigamos a Emmanuel: "con
excepción del suicidio, todos los casos de
desencarnación son determinados previamente por las
fuerzas espirituales que orientán la actividad del
hombre sobre la Tierra."(5)
El pensamiento emmanuelino viene al encuentro de las
ideas básicas presentadas por Kardec: "fatal en el
verdadero sentido de la palabra, es solo el instante de
la muerte. Llegado ese momento, de una forma o de otra,
a él no podréis hurtaros."(6) "Es en la muerte que el
hombre es sometido, de una manera absoluta, a la
inexorable ley de la fatalidad, porque él no puede huir
al decreto que fija el término de su existencia, ni al
género de muerte que debe interrumpirle el curso."(7)
Observamos, por lo expuesto, que el momento de la muerte
y o su género, es previsto por el Espíritu reencarnante
o por sus avalistas del más allá antes del sumergimiento
en la carne. El tiempo medio de vida, las dolencias que
con mayor posibilidad podrían llevarlo a la
desencarnación, y otras condiciones relacionadas a la
muerte, son previamente determinadas.
No obstante, del hecho de esas condiciones ser
previamente programadas, no significa que no puedan
venir a ser modificadas, obviamente. Cuando Kardec
indagó a los Espíritus si el hombre, por su voluntad y
por sus actos, podría evitar acontecimiento que debería
realizarse, los benefactores dijeron que "sí, desde,
está claro, que este desvío aparente pudiese caber en el
orden general de la vida que él escogió." (8)
Esto significa que una persona podrá, por esfuerzo de la
propia voluntad, "retardar el momento de la muerte, en
determinadas condiciones, puede prolongar la existencia
corporal a fin de terminar instruciones indispensables -
es una concesión que se le puede hacer... como prueba, o
en el interés de una misión a concluir los órganos
exhaustos, puede recibir un suplemento de fluido vital
que les permita prolongar de algunos instantes la
manifestación material del pensamiento."(9)
En verdad, la muerte prematura, tanto puede estar
vinculada a un error grave de esta existencia, o a
faltas de existencia pasada. A ejemplo de las almas
“endeudadas”, que transgredieron la Ley general que rige
los destinos de las criaturas y vueven a la carne, para
recomponer la conciencia ante el desliz, en este caso se
encuentrán, irrefutablemente, los ex-suicidas
(conscientes o inconscientes) que necesitan del contacto
con los fluidos materializados del planeta, para rehacer
la sutil estructura electromagnética de su cuerpo
espiritual.
Resaltamos, aquí, lo siguiente: "aquel que desencarna de
forma violenta, en circunstancias ajenas a su voluntad,
registra en su periespíritu marcas e impresiones
relacionadas con el tipo de desencarnación que sufrió y
puede quedar en estado de perturbación un largo periodo,
dependiendo de su elevación intelecto moral. "(10)
Todavía, hay de "aquel que ya está depurado, que se
reconoce casi inmediatamente [después de la
desencarnación], porque se desprendió de la materia
durante la vida corpórea." (11)
No podemos olvidar que hay casos de desencarnaciones
precoces que no están incluidos en el proceso de rescate
del pasado delictuoso y configuran, sí, acciones
meritorias de Espíritus misioneros que renacen para
vivir pocos años en contacto con la carne, en función de
tareas espirituales relevantes.
Es lo que afirma André Luiz: "Conocemos grandes almas
que renacieron en la Tierra por brevísimo plazo,
simplemente con el objetivo de despertar corazones
queridos para la adquisición de valores morales,
recobrando, luego después el servicio llevado a efecto,
la respectiva presentación que les era costumbre." (12)
La Doctrina Espírita nos trae la propuesta de la
disciplina mental para la plenitud del ser, diciendo que
ella comienza en el momento del autoencuentro de la
criatura, cuando identificamos la conciencia y
despertamos para la realidad espiritual que somos,
transmitiendo a aquellos que con nosotros viven,
aprendices que somos todos unos de los otros, la
contribución de nuestro mensaje positivo, alimentador de
esperanzas, enriquecedora de valores.
En ese sentido, la Doctrina Espírita hace un gran apelo,
cuando nos propone educar la mente, direccionar el
instinto, cohibir el abuso, disciplinar las tendencias
negativas, las malas inclinaciones, y trabajar,
concomitantemente, para el desenvolvimiento intelecto
moral y, de esta forma, percibiremos que somos una
criatura por Dios creada, con una finalidad específica,
que es la felicidad total.
Cuando ese arte de una vida saludable fuera conocida,
cumplida y practicada, el hombre ocasionará en el mundo
hábitos de orden y de previsión para sí mismo y los
suyos, de respeto por todo lo que es respetable, hábitos
que le permitirán atravesar, menos penosamente, los
malos días inevitables. Ese es el punto de partida, el
elemento real del bienestar, la garantia de la seguridad
de todos.
Referências bibliográficas:
(1) Disponível em link-1
(2) parte final do intestino grosso
(3) Disponível em link-2
(4) formación y desenvolvimiento de las
células sanguíneas
(5) Xavier, Francisco Cândido. O
Consolador, ditado pelo Espírito Emmanuel, Rio de
Janeiro: Ed FEB, 2000, questão 146]
(6) Kardec, Allan. O Livro dos Espíritos,
RJ: Ed FEB, 1999, questão 853
(7) Idem, questão 872
(8) Idem, questão 860
(9) Kardec, Allan. O Céu e o Inferno, RJ:
Ed FEB, 1999, 2ª parte cap. III
(10) Kardec, Allan. O Livro dos
Espíritos, RJ: Ed FEB, 1999, questão 163
(11) Idem, questão 164
(12) Xavier, Francisco Cândido. Entre la
Tierra y el Cielo, dictado por el Espíritu André Luiz,
Rio de Janeiro: Ed FEB, 1988.
Traducción:
Isabel Porras
isabelporras1@gmail.com
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