Tema: Navidad
Una Feliz Navidad
La Navidad estaba llegando y los animales del bosque
estaba preparándose para esa gran festividad. Todos los
días, el oso Fred salía por el bosque en búsqueda de
adornos, frutos, castañas y todo lo que pudiera usar
para adornar su casa y para preparar una cena deliciosa.
Él quería que su casa fuera la más bonita de todo el
bosque. Por eso, cuando encontraba algunas hojas
coloridas que podría usar para hacer un bonito adorno,
corría a recoger todas.
Él no quería que sobrara nada, para que los otros
animales no imitaran sus adornos.
Un día, la ardilla pidió un poco de las nueces que Fred
estaba llevando con sus grandes patas, pero él no quiso
darle ninguna, diciendo que las iba a necesitar todas.
Lo mismo sucedió con las manzanas. Fred cogió varias
manzanas bien rojas, pensando en embellecer su mesa. El
erizo, sabiendo que no iba a alcanzar las ramas más
altas del manzano, pidió ayuda a Fred para recoger
algunas, pero Fred fingió que no lo escuchó y se fue,
cargando las lindas manzanas.
Doña Pata, pasando un día, por la casa de Fred, reparó
en la linda decoración y elogió:
- Oh Fred, qué bonita está tu casa. ¡Felicidades! Eres
muy detallista.
- ¡Gracias, Doña Pata! Es que le doy mucha importancia a
la Navidad – dijo él, vanidoso. - ¡Me preparo de la
mejor manera posible para ese gran día!
- Qué buena época, ¿no? ¡A mí también me gusta mucho!
¡Es la mejor época del año para mí! Adoro reunir a la
familia, mandar mensajes cariñosos a mis amigos y andar
por el bosque deseando “Feliz Navidad” a quien me
encuentre. ¡Mi corazón se llena de alegría! – dijo Doña
Pata, con una sonrisa de alegría.
Fred quedó intrigado por esas palabras. Él
no conocía esa manera de vivenciar la época navideña. Por
eso, no dijo nada y Doña Pata continuó:
- Y también me gusta mucho cuando nosotros, del grupo de
apoyo del bosque, vamos a la casa de alguien que está
enfermo o necesita algo y llevamos donaciones. Son
momentos mágicos. Y no hablemos de los villancicos, que
también me encantan. Son tantas cosas buenas en esta
época, ¿no crees, Fred? Navidad, para mí, es amor y
felicidad – dijo ella, emocionada.
Fred no sabía qué decir. Doña Pata, entonces, se
despidió, abrazándolo y deseándole, cariñosamente, una
feliz Navidad.
Fred entró en su casa y vio que en verdad estaba linda.
Pero, a pesar de eso, se sintió insatisfecho y
pensativo.
Él no tenía pensado pasar la Navidad con nadie. Ni con
su familia ni con amigos. No acostumbraba a abrazar a
nadie ni desear feliz Navidad a los demás. Mucho menos
hacer donaciones o repartir lo que él tenía con los
necesitados.
Para él, la Navidad no era lo mismo que amor y
felicidad, como para Doña Pata. Para decir la verdad,
era una época hasta un poco estresante, pues él
trabajaba mucho y aún se quedaba preocupado si alguien
iba a conseguir más adornos o más comida que él.
En los días que siguieron, el oso, entonces, empezó a
prestar atención al comportamiento de los otros animales
y en sus sentimientos también. Fred comenzó a darse
cuenta de que pasar la Navidad como él lo venía haciendo
no era
tan bueno como pensaba. Después
de cierto tiempo, entendió lo que estaba sucediendo.
- ¡Ya sé lo que necesito mejorar! Yo he estado
preparándome para la Navidad material, con comida
deliciosa, bonitos adornos y regalos para mí mismo.
¡Pero me falta vivenciar también la Navidad espiritual!
Es eso lo que Doña Pata hace y por eso ella está muy
feliz – dijo el oso, emocionado.
Después Fred salió por el bosque con otra disposición.
Saludó a todos con una sonrisa y con deseos de feliz
Navidad, comenzó a ayudar a los animales pequeños a
recolectar alimentos y adornos. Y hasta le enseñó al
Armadillo a hacer un hermoso arreglo para decorar su
guarida también.
Los otros animales quedaron agradecidos y retribuyeron a
Fred sus gentilezas. En pocos días, el oso hizo muchos
amigos.
En el día de Navidad, Fred no se quedó solo. Varios
animales fueron a su casa a visitarlo, lo abrazaron y
algunos hasta le llevaron regalos.
Entonces, él recordó, con gratitud, a Doña Pata. Fue
hasta su casa, que estaba llena de amigos y familiares.
Le dio un abrazo, la levantó del piso y la hizo girar en
el aire. Pero con cariño y cuidado, para no lastimar a
su amiga, que era mucho más pequeña que él.
A Doña Pata le agradó y se rio del juego del oso. Fred
saludó a todo el mundo, conversó, cantó, comió un poco y
volvió a casa muy contento.
Fred se sintió muy bien. Ese año, él había tenido,
realmente, una feliz Navidad.
Traducción:
Carmen
Morante
carmen.morante9512@gmail.com
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