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¿Qué hacemos del
casamiento? |
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Por la directriz de la sublime fraternidad, recomienda
la Palabra Divina:
Así también vosotros, cada uno en particular; ame a su
propia mujer, como así mismo, y la mujer reverence a su
marido. – Pablo (Efesios, 5: 33.).
De la literatura espírita se deprende ser la unión de
los sexos o aspecto divino del casamiento.
Desdoblamiento de la ley de amor, mencionada unión
deberá transcender los lazos de la carne, para converger
en el afecto de las almas. Quiso Dios que así se diese
para que la afinidad “(...) mutua de los esposos se les
transmitiese a los hijos y que fuesen dos, y no uno
solamente, a amarlos, a cuidar de ellos y a hacerlos
progresar.”1
No obstante, en la morada en que habitamos2 ¿qué
hacemos del casamiento? ¿Una sociedad regulada por la
ley de los hombres? ¿La condición inevitable para la
constitución de una familia? ¿Una meta de vida? ¿Un
status social? ¿Un registro de nuestra prosperidad en el
mundo?
En el Evangelio Según el Espiritismo, Kardec
parece responder a tales argumentos:
Lo de que se medita, no es de la satisfacción del
corazón, y sí de la del orgullo, de la vanidad, de la
codicia, en una palabra: de todos los intereses
materiales. Cuando todo va por lo mejor conforme esos
intereses, se dice que el casamiento es de conveniencia
y, cuando los bolsillos están bien compartidos, se dice
que los esposos igualmente lo son y muy felices han de
ser.
Lo que hacemos del casamiento y la forma como lo
comprendemos, está directamente relacionado a nuestro
grado de adelantamiento. En la convivencia de los
espíritus imperfectos la satisfacción del corazón es en
la mayoría de las veces excluir por el interés personal3,
definido antes incluso del encuentro de los sexos.
En nuestra existencia terrena dialogamos sobre el
casamiento, testimoniamos su realización y nos casamos.
A través de estas experiencias construimos nuestro punto
de vista al respecto de tal unión. No obstante, debemos
preguntarnos por qué razón un instituto tan vivamente
presente en nuestras vidas nos es tan incitador, ¿y por
qué tenemos el sentimiento innato de ser constantemente
puestos en su dirección?
La respuesta está en el carácter de esa unión,
constituida de diferentes matices divinos.
Como criaturas del Creador cargamos con nosotros la
centella divina que en todo momento nos ponen en los
caminos rumbo al Padre4. Uno de esos caminos
es el casamiento, fruto de la libre elección y de la
solidariedad fraterna del ser, que realiza sublime y
progresista ambición: amar y ser amado.
A través de esa especie de amor al prójimo, los conyuges
se colocan en comunión con Dios, renunciando por la
felicidad del otro en dulces exhortaciones de
fraternidad.
Joanna de Ângelis nos enseña5:
El amor es una conquista del espíritu maduro,
psicológicamente equilibrado; motor de fuerzas para
mantener los equipamientos emocionales en funcionamiento
armónico. Es una forma de negación de sí mismo en
autodonación planificadora. No se sostiene en sospechas,
ni exigencias infantiles; elimina los celos y la
ambición de posesión, proporcionando inefable bienestar
al ser amado que, sin compromiso con el deber de
retribución, también ama. Cuando, por acaso, no es
correspondido, no se amarga ni se irrita, comprendiendo
que, el suyo, es el objetivo de donarse, y no de exigir.
Permite la libertad al otro, que a sí mismo se faculta,
sin carga de ansiedad o de compulsión.
Cuando nos casamos, consolidamos la elección de amarnos
sin pretensiones y de desperdirnos del orgullo que
persigue; de la crítica que destruye y de los celos que
enferma.
Emmanuel, recordando las tragedias de la vida conyugal y
de la necesidad de astricción de los cónyuges a las
enseñanzas de Cristo, asevera:
Muchos hombres y mujeres exigen, por tiempo largo,
flores celestes sobre espinos terrenos, reclamando de
los otros actitudes y directrices que ellos son, por
ahora, incapaces de adoptar, y el matrimonio se les
convierte en institución detestable.
(...)
¿Tu esposa se mantiene en nível inferior a tu
expectativa? Acuerdate de que ella es madre de tus
hijitos y sierva de tus necesidades. ¿Tu esposo es
ignorante y cruel? No olvides que él es el compañero que
Dios te concedió...
Iremos a tropezar. En muchas batallas trabadas en
nuestros corazones entre el egoísmo y el amor, el
primero saldrá vencedor. Robaremos muchas veces la
felicidad y la paz de nuestro compañero. Pero, no
debemos recelar. El Padre nos conoce. Sus expectaciones,
justas y piadosas, no
son la de que apaguemos el incendio que por ventura
venga a ocurrir en la vida conyugal, sino, de que
tengamos siempre con nosotros un vaso de agua en las
manos.
Ricardo Di Bernardi6 tratando de los
casamientos de pruebas recuerda que:
Casamientos de pruebas, con el esfuerzo de las parejas,
podrán volverse casamientos afines, si no en esta vida
en una próxima encarnación si la convivencia actual
creara estímulos nuevos y productivos. No se reencarna
con la finalidad de sufrir, sino para crecer, cambiar,
evolucionar y amar. Por otro lado, no se está haciendo
apología de la aceptación de convivencias agresivas o
francamente nocivas e improductivas en los cuales la
separación sería el camino inexorable.
Tenemos noticia que, en determinados casos, la
superación de los problemas determinará al final de la
vida presente una convivencia fraterna y respetuosa. La
superación de las dificultades mútuas ocasionará la
liberación de ambos que, al sentirse libres en la
espiritualidad, podrán renacer en otro contexto, esto
es, junto a sus almas afines.
Por el casamiento experimentamos nueva forma de afecto,
que así como el amor entre hermanos, entre padres e
hijos y amigos es vía de enseñanza y lapidación del
Espíritu al excelso amor fraternal de la familia
universal de Dios.
Referências Bibliográficas:
AGOSTINHO, Agostinho, Santo, Bispo de
Hipona. Confissões. Tradução Lorenzo Mammì - Iª ed. –
São Paulo: Penguin Classics Companhia das Letras, 2017.
DE ÂNGELIS, Joanna (Espírito). O homem
integral. Psicografado por Divaldo Pereira Franco.
Salvador: Leal, 1996.
DI BERNARDI, Ricardo. Energia sexual,
amor e espiritualidade. Matão-SP: O Clarim, 2021.
EMMANUEL (Espírito). Vinha de luz.
Psicografado por Francisco Cândido Xavier. Brasilia:
FEB, 2019.
KARDEC, Allan. O Livro dos espíritos.
Trad. de Salvador Gentile; rev. Elias Barbosa. Araras:
IDE, 2009. 182 ed.
KARDEC Allan. O Evangelho segundo o
Espiritismo. Trad. Guillon Ribeiro. Brasília: FEB, 2018.