Entrevista

por Orson Peter Carrara

La Evangelización infantojuvenil y el autismo

Nacida en Cachoeiro de Itapemirim (ES) y residente en Niterói (RJ), graduada en Pedagogía, con maestría en Educación, con Doctorado en Psicología de la Educación y jubilada de la Universidad Federal Fluminense, Lucia Maia Moraes Moysés (foto) está vinculada a la Casa de Batuíra, en São Gonçalo (RJ), como colaboradora y forma parte de la Comisión de Inclusión de AIJ de FEB.

En esta entrevista nos cuenta su experiencia con la evangelización infanto- juvenil, también extensiva a personas autistas, sobre lo que lanzó recientemente el libro La evangelización de Puertas Abiertas para el Autismo (editorial EME), cuya presentación es de Carlos Campetti, también de la FEB y padre de un joven autista:


¿Cómo llegó a ser espírita y cuándo?

Mi bisabuelo, mi abuela y mi madre eran espíritas. Crecí escuchando a mi madre hablar sobre el Espiritismo y practicar la caridad, conforme lo proclama nuestra doctrina. Sin embargo, mis abuelos paternos, emigrantes libaneses, eran católicos maronitas. Tenían miedo de ser confundidos con los musulmanes, por lo que se esforzaron por llevar a toda la familia a la Iglesia Católica. En un gesto de profunda tolerancia religiosa, y a petición de estos abuelos, mi madre permitió que fuésemos bautizados y, posteriormente, que siguiéramos los rituales católicos. Pero todo lo que aprendí con mi madre habló más alto y, alrededor de los 20 años, me convertí en espírita.

¿Que es lo que más se destaca, a sus ojos, en la grandeza de la Doctrina Espírita?

La conciencia de que el Padre nos creó para evolucionar a través del amor y que, con este fin, nos ofrece innumerables oportunidades reencarnatorias. Saber que Dios nos ama incondicionalmente y que somos artífices de nuestro propio destino siempre ha sido algo que me encantó.

¿Y de dónde vino su interés por la evangelización?

De hecho, fue el querido Herminio Miranda quien me orientó a seguir el camino de la evangelización. Esto ocurrió cuando comencé a disminuir mis actividades académicas y profesionales. Frecuentaba una casa espírita que había sido instalada recientemente en mi barrio y la invitación surgió debido a mi formación en educación. Desde entonces -y han pasado casi treinta años- nunca he dejado de estar junto a los evangelizadores.

¿Y más específicamente dirigida al trastorno del espectro autista, TEA?

Hace muchos años llevo escribiendo libros sobre educación espírita. Un día de 2018, en una reunión mediúmnica en la cual participo en mi institución, llegó un mensaje dirigido a mí, pidiéndome que me dedicara a escribir sobre personas autistas, añadiendo que ellos también necesitaban conocer el Evangelio de Jesús. Era de Anália Franco, un espíritu que me es muy querido.

Considerando la inclusión y los diferentes niveles con que se presenta el autismo, ¿en qué medida es posible la interacción, en las tareas de evangelización, entre los niños y también entre los voluntarios de esta importante actividad espírita?

Como el trabajo de evangelización se dirige a la educación del espíritu, entendemos que todos los que están en el espectro pueden participar en las reuniones de evangelización. Dependiendo del grado de apoyo, es posible que aquellos que tienen grado 3, es decir, necesitan mucha ayuda, tengan que contar con alguien que los ayude. Lo ideal es programar actividades pensando en llegar a todos, indistintamente. En algunos momentos, es natural que el niño autista desee salir del ambiente, levantarse, hacer movimientos que le ayuden a autorregularse. Para que una casa espírita sea inclusiva, debe contar con voluntarios esclarecidos, si es posible preparados, para hacer frente a las singularidades de quienes la buscan.

¿Cómo deben organizarse las instituciones y los trabajadores con los avances en esta materia?

Yo diría que las instituciones deben pensar en los diferentes tipos de accesibilidad, adaptándose a las necesidades de las personas con discapacidad o trastornos y, siempre que sea posible, considerar el tema de la inclusión en conferencias, talleres, seminarios, para capacitar a sus trabajadores voluntarios.

¿Algún consejo en particular?

Es muy importante que el evangelizador que tenga en su clase a un niño o un joven con autismo mantenga un cuadro de rutinas en el que todas las actividades estén expuestas, de forma secuencial, para que él pueda acompañarlas, evitando cualquier tipo de sorpresa. Igualmente relevante es preparar a toda la clase para recibir a los evangelizados con autismo o incluso cualquier tipo de trastorno o discapacidad.

Cuéntenos sobre su libro "La evangelización de puertas abiertas para el autismo".

En él traté de aportar conocimientos científicos básicos sobre el TEA, conciliándolos con la práctica de la acción evangelizadora. Traté de enriquecer la lectura con ejemplos de la vida cotidiana, así como testimonios de madres de niños y jóvenes con autismo. Destaco un capítulo en el que traigo la existencia de varios jóvenes autistas no hablantes, que comenzaron a comunicarse a través de diferentes recursos de escritura, como teclados sonoros. También traté de hacer un análisis del tema de este trastorno a la luz de las enseñanzas espíritas. Vale la pena recordar que no consideramos necesario discutir las causas espirituales del autismo. Nuestro papel como educadores es acoger con mucho amor.

De sus recuerdos, ¿qué le gustaría destacar?

Tan pronto como recibí ese mensaje de Anália Franco, comencé a buscar, en el Movimiento Espírita, a alguien que entendiera el autismo y pudiera ayudarme. Poco tiempo después, en un evento de caridad, me presentaron a Berenice Piana (una madre que da su nombre a la ley que protege los derechos de las personas autistas). Allí estaba, con su hijo, un joven autista, trabajando por la causa del autismo. Para mi sorpresa, resultó ser una devota espírita que, en esa misma ocasión, se ofreció como voluntaria para ayudarme. A ella le debo las innumerables puertas que se me fueron abriendo para la realización del libro.

¿Algo más que añadir?

Quisiera hacer un llamamiento a las familias para que comprendan la importancia de la evangelización espírita infantojuvenil. Hoy, cuando estamos dejando atrás aquellos días difíciles de la pandemia del Covid 19, muchas de ellas no han regresado a las actividades de evangelización. La convivencia fraterna, el ambiente espiritualizado, las experiencias y los saberes que se comparten allí son luces en las almas, que podrán iluminar, desde temprana edad, los caminos de aquellos que regresan a una nueva jornada evolutiva.

Sus palabras finales.

Me gustaría agradecerles la oportunidad de traer al público en general que acompaña a esta prestigiosa revista esta alerta para que estemos de puertas abiertas a la inclusión. 

 

 
Traducción:
Ricardo Morante
rmorante3@yahoo.com

 

     
     

O Consolador
 Revista Semanal de Divulgação Espírita