Espiritismo para
los niños

por Marcela Prada

 

Tema: Buenas y malas influencias


El escarabajo asustado


Los animalitos se habían reunido en la casa de la mariquita para preparar el picnic que estaba previsto para esa tarde. La mariquita hacía los sándwiches, la hormiga preparaba el pastel y la mariposa hacía el jugo.

Todas trabajaban felizmente, cuando sonó el timbre. Era el escarabajo, que llegó sin aliento.

- Dios mío, escarabajo, ¿por qué tienes esa cara? - dijo la mariquita mientras abría la puerta.

- ¡Vine corriendo aquí! ¿No ves que viene la lluvia? - respondió el escarabajo temblando. - Tenía miedo de no encontrar el camino si empezaba a llover fuerte. O peor aún, ¡que un rayo me cayera en la cabeza!

- Calma - dijo la mariquita. - El día amaneció nublado, pero ya va mejorando. No parece que vaya a llover, mucho menos lluvia fuerte.

- ¡Nunca se sabe! - respondió el escarabajo, angustiado. - Escuché que una vez cayó una gota de lluvia tan fuerte sobre la espalda del mosquito que nunca pudo volver a volar correctamente.

- ¡Nada! - dijo la hormiga – él da esa excusa, pero conozco al mosquito desde hace mucho tiempo y nunca fue bueno para volar. ¡No des oído a todo lo que escuchas!

- Pero no fue solo él - continuó el escarabajo. - Mucha gente ha tenido serios problemas con la lluvia. Me asusto solo de pensarlo.

El día anterior, el escarabajo había estado hablando con el saltamontes, a quien le gustaba hablar de tragedias y le había contado todos los tristes sucesos de los alrededores. El escarabajo era muy sensible y se impresionó con esas historias. Por la noche no durmió bien. Tuvo pesadillas, soñó que llovía mucho y que la corriente lo arrastraba. Cuando despertó, siguió reviviendo esos pensamientos infelices y el miedo terminó instalándose en su mente.

- Siéntate y descansa un poco - le ofreció la mariposa, acercándole un vaso de agua. – Todo está bien, escarabajo. ¡Las nubes están blanquitas! Terminemos de preparar la comida y después podremos hacer nuestro picnic.

El escarabajo aceptó. Los amigos comenzaron a mostrarle lo que estaban haciendo y a conversar de otros temas, tratando de animarlo.

- ¿Puedes empacar la canasta de picnic, escarabajo? - preguntó la hormiga al darse cuenta de que el escarabajo seguía con el pensamiento perdido.

- ¡Claro, sí puedo! - respondió el amigo.

Pero el escarabajo había estado tan nervioso, imaginando que lo atraparía una tormenta, que no podía dejar de pensar en ello. De repente, escuchó un ruido afuera y pensó que era un trueno, anunciando una tormenta.

El escarabajo, asustado, dio un grito: ¡Ah!

El grito del escarabajo asustó a la mariposa, que dejó caer todo el jugo al suelo. La hormiga, que venía caminando, resbaló en el piso mojado y tiró del mantel, tratando de sujetarse. El mantel arrastró todos los sándwiches de la mariquita al suelo.

La hormiga, disgustada, le gritó a la mariposa:

- ¡Mira qué desastre! ¡Deberías prestar atención en lo que haces! Por tu culpa, perdimos los sándwiches y el jugo.

- ¡Es culpa del escarabajo! Él me asustó - respondió la mariposa.

El escarabajo bajó la cabeza, avergonzado por haber causado todo.

La dueña de la casa, entonces, al darse cuenta de la discusión que se estaba comenzando, habló cariñosamente:

- Chicos, vamos a calmarnos. Fue solo un accidente, no vamos a pelear por eso. ¿Alguien resultó herido?

- Estoy bien - respondió la mariposa, con un suspiro. – Solo me asusté por el ruido.

- Yo también - dijo la hormiga.

- Y yo también - completó el escarabajo.

- Un susto llevó a otro - explicó la mariquita. - Necesitamos prestar atención a nuestras actitudes, porque influyen en los demás. Así como una actitud negativa genera otros malos sentimientos, una actitud positiva incentiva algo bueno también. No nos detengamos en lo que pasó. Sigamos ayudándonos unos a otros. Todavía tenemos el pastel y podemos jugar, conversar, cantar y divertirnos. ¡No nos vamos a perturbar, vamos a hacer nuestro picnic y será muy agradable!

La emoción y la forma de hablar de la mariquita contagió a sus amigos, quienes rápidamente le dieron la razón. Después de limpiar la cocina, la hormiga fue a buscar unas papas fritas que tenía en casa mientras la mariposa hacía otro jugo. Se reunieron en el jardín y tuvieron un gran picnic.

El escarabajo se divirtió tanto que hasta se olvidó de sus preocupaciones. Cuando volvió a su casa se sentía muy bien.

Ese día en el picnic, el escarabajo aprendió una gran lección, descubrió cómo las personas pueden influenciarse unas a otras y decidió a partir de entonces tener siempre mucho cuidado con eso.


 

Traducción:
Carmen Morante
carmen.morante9512@gmail.com


 


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