Nacida en Natal (RN) y residente en Jaboticabal
(SP), Sonia Monteiro Pavanelli (foto) es
licenciada en Periodismo y Letras y participa en
el Grupo de Estudios Espíritas O Consolador, en
la ciudad donde reside, donde se desempeña en
las actividades de estudios en línea, además de
Evangelización Infantil en el Orfanato y Momento
de Reflexión Espírita para empleados del
Hospital y Maternidad Santa Isabel, y el
Evangelio en plaza pública para personas sin
hogar. También conduce estudios espíritas en la
institución. Invitada a un programa de
televisión en Matão (SP), abordó el tema de las
virtudes destacadas en el título de esta
entrevista. La
entrevistamos sobre esas virtudes:
En un enfoque reciente para un programa de
televisión, abordó el tema de la amabilidad.
¿Por qué este asunto llama su atención?
Porque no siempre puedo ser
amable. Mi vínculo con el Espiritismo es siempre
de atención a mis propias necesidades de
transformación. Antes de hablar con el otro, es
necesario hablar consigo mismo.
¿Define usted un despliegue
de esta virtude?
La bondad exige vigilancia y
oración para ser ejercida. Y cada vez que
activamos la voluntad, movilizamos todos los
demás atributos del Espíritu que somos:
pensamiento, libre albedrío, conciencia. Es, de
hecho, el impulso de un poderoso circuito de
transformación de energía.
¿La cortesía y la delicadeza
se suman a ella o tienen el mismo significado? ¿Podemos
notar la diferencia?
Si vamos a investigar la
etimología de cada palabra, seguramente
encontraremos diferencias. Pero creo que el
valor de lo que sentimos es más sagrado que
cualquier palabra y su origen. Como cita en el
Evangelio, en el capítulo XI, ítem 8, el
sentimiento es siempre más instruido y
purificado. Y cada vez que voluntariamente
enfrentamos una mala inclinación, produciendo
amabilidad, cortesía, delicadeza, estamos
instituyendo una virtud, estaremos construyendo
un sentimiento.
¿Dónde está la esencia de
esta virtud?
Creo que está la recomendación
de Jesús, de hacer a los demás lo que nos
gustaría que nos hicieran a nosotros. Nuestro
origen es divino y las Leyes Divinas están en
código en nuestra conciencia. Por eso, cuando
nos alejamos de ellas, con groserías, falta de
delicadeza, nos sentimos tan mal. La impresión
desagradable, sombría, susceptible, malhumorada
es la incompatibilidad con lo que es de origen
divino. Recordando siempre que lo que sale de la
boca es lo que llevamos en el corazón, es decir,
en el alma, en nuestras emociones. Y lo más
importante, está bajo nuestro poder elegir la
calidad del "alimento" emocional y espiritual
que cultivaremos dentro.
¿Considera que ella es escasa
entre nosotros o existe discretamente en las
relaciones? ¿Por qué?
¡Ambos! ¡El bien está en
nosotros! ¡El deseo de ser bueno está en
nosotros! ¡Y el bien es más fuerte, luminoso y
reconfortante que el mal! En mi percepción, lo
que ha ocurrido es un oscurecimiento de nuestras
bellezas divinas. Hemos sofocado nuestro
potencial. Y esto ha sucedido porque nos hemos
distraído mucho con el materialismo,
confundiéndonos al tratar como valores eternos
lo que es efímero y tratar como inexistente /
invisible / prescindible lo que es del Espíritu.
¿A quién no le gusta ser tratado con cortesía,
con respeto, con aprecio?
¿Por qué ha sido más fácil
acudir a la agresividad en lugar de cultivar
esas virtudes?
Vuelvo a la cuestión de la falta
de vigilancia. La recomendación de Jesús es muy
clara: orad y vigilad. Cuando hablo de
vigilancia, hablo de autoconocimiento, de que
recordemos, todos los días, que somos seres
espirituales en la experiencia material y no al
revés. Por eso es necesario beber diariamente en
la fuente cristalina del Evangelio de Jesús, de
llevar a cabo la caridad (en su comprensión más
profunda, saliendo del "dar cosas" para sentir
la transformación causada por el movimiento en
la realización del bien), de mirarse a sí mismo
y al otro en una relación de Espíritu a
Espíritu. Ya no de cuerpo a cuerpo. Es necesario
despertar.
¿Existe una técnica para
desarrollarlas?
Dentro de mi realidad, el
diálogo en las relaciones es fundamental.
Necesito saber cómo hablar sobre lo que siento y
escuchar lo que el otro - que vive conmigo -
siente. Para ello es necesario escuchar sin
estar armado, hablar sin acusar, ceder a lo
negativo, mantenerse firme en los valores que no
son negociables. Se necesita coraje y verdadero
propósito de amor. También dentro de mi
realidad, han sido brújulas que me guían el
Espiritismo desde la infancia y la forma en que
Eurípides Barsanulfo traduce la comprensión del
Evangelio de Jesús a través de la Metodología de
Evangelización de los Espíritus en el Colegio
Allan Kardec, en Sacramento (MG).
¿Entre ellos sobresale una o
están estrechamente vinculadas?
¡Creo que todas están
entrelazadas! Vuelvo a la cuestión de nuestras
luchas íntimas y voluntarias contra nuestras
malas inclinaciones, que ya mencioné en la
respuesta anterior. Esto es siempre una
gentileza para con nosotros, y sólo depués es
una gentileza para con el otro. En respuesta a
la pregunta 893 de El Libro de los Espíritus, los
inmortales responden a Kardec: "Hay virtud
siempre que hay resistencia voluntaria al
arrastre de nuestras malas inclinaciones".
Todavía hay mucha respuesta instintiva en
nosotros, y todavía somos aprendices del amor,
de los sentimientos hermosos. Pero debemos
valorar nuestros pequeñas conquistas. Y cada
movimiento en el bien es una pincelada hermosa
en la construcción del amor, que está hecha de
todos los movimientos, desde el instinto,
pasando por las sensaciones, hasta llegar a los
sentimientos. Y, como está en el Evangelio: ¡El
amor es el refinamiento de los sentimientos!
De sus recuerdos sobre ellas,
¿qué sobresale en su memoria?
Mi madre, la Sra. Ila. Un faro
de bondad, afabilidad, ternura y serenidad.
Siempre digo: ¡imagine ser generada en un
vientre de esta calidad vibratoria! ¡Mire cuánto
lo necesito! Y luego está mi esposo, Adolfo
Pavanelli Neto, un ser amable y generoso. La
divinidad nunca falla. Observe a su alrededor,
en su planeamiento reencarnatorio, los vectores
de atracción que trajeron situaciones y personas
a usted. ¿Qué señalan? ¿Cuáles son las que le
alimentan de vibraciones de contrastes con las
suyas? ¿Qué virtudes le piden que desarrolle?
¿Cuáles son las restricciones para que no vuelva
a caer frente a las tendencias que trae dentro
de sí? Todo es el plan de amor de Dios para tu
éxito espiritual. Es preciso tener ojos para ver
y oídos para oír.
¿Algo más que quisiera
añadir?
Hay una canción espírita de la
psicografía de Ana María Pereira y una melodía
de Moacyr Camargo que se llama Fe, luz
divina. En un pasaje dice: "Adelante,
siempre adelante, en el Evangelio la solución".
El Evangelio es nuestra medicina de cada día, de
todos los días, para la curación de nuestras
enfermedades morales / espirituales, para el
florecimiento de nuestras virtudes, entre ellas
la amabilidad.
Sus palabras finales.
Empezar de nuevo tantas veces
como sea necesario. Encuentre el Espiritismo en
el Evangelio de Jesús, el Consolador prometido
que es. Siga adelante, nunca pierda la
esperanza. Usted es amado o amada por Dios, con
absoluta exclusividad y tiene el derecho a
rehacer el camino, ahora con decisiones más
nobles, de la mano de Jesús. Como dice el
querido Orson Peter Carrara : ¡Adelante!
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