Espiritismo para
los niños

por Marcela Prada

 

Tema: Caridad y felicidad


Las conejitas caritativas


El invierno estaba llegando rápidamente ese año. El viento helado dejaba a todos los animales del bosque con frío. Además, ráfagas de fuertes vientos balanceaban las ramas de los árboles, amenazando derribar los nidos de los pajaritos.

La coneja Lili y su hija Lolita tenían ropas abrigadas y una madriguera bien protegida, pero se preocupaban por los otros animales, que podían estar teniendo problemas.

Por eso, todos los días, ellas se abrigaban y salían de su casa llevando una cesta con alimentos y algunas ropas que ellas mismas cosían e iban a visitar a sus amigos y vecinos, preguntando si todos estaban bien.

Un día, ellas fueron a la casa de la familia de las ardillas y encontraron a mamá ardilla muy afligida. Les contó que papá ardilla había salido de casa el día anterior en búsqueda de alimentos, pero no había vuelto. Ella estaba muy preocupada y los hijitos ardillas lloraban pidiendo comida.

Lili abrazó a mamá ardilla con cariño, diciendo que ellas estaban ahí para ayudarla y que todo iba a ir bien.

Lili y Lolita sacaron de la cesta varias semillas y las distribuyeron a los niños y a la mamá ardilla también. A ellos les gustó mucho, comieron todo y el hambre pasó.

Lolita inventó un juego para entretener a los pequeños mientras las madres conversaban.

Enseguida, Lili llamó a todos para hacer una oración. Ella pidió, con mucha fe, la protección de Dios para esa familia y para papá ardilla, donde estuviera. Todos juntos hicieron también la oración del “Padre Nuestro”.

Después de la oración, los niños volvieron a jugar.

Lili dijo a la mamá ardilla que iría a buscar información sobre papá ardilla en el bosque y que más tarde volvería con más comida, ya que su amiga no podía salir de casa y dejar a sus crías, aún muy pequeños, solos.

Las dos se abrazaron y mamá ardilla agradeció conmovida la bondad de Lili y Lolita.

Cuando las conejitas se preparaban para salir, la puerta de la casa se abrió. Ellas voltearon sorprendidas y con mucha alegría vieron a papá ardilla, que acababa de llegar a casa.

Estaba sucio y cansado. Explicó que había subido a lo alto de un árbol para recoger alimentos, pero el viento estaba fuerte y, de repente, el árbol cayó. No se lastimó, pues cayó en medio de las hojas, pero quedó atrapado entre las ramas y no podía salir.

Papá ardilla llamó por ayuda, pero nadie lo escuchó. Cansado, tuvo que pasar la noche entre el follaje y las ramas.

Solo al día siguiente algunos animales se acercaron para ver de cerca el enorme árbol que estaba tumbado en el piso, y fue entonces que lo escucharon y logró ser rescatado.

Las ardillas se abrazaron felices. Lili y Lolita se emocionaron viendo esa escena de reencuentro y de alivio.

Todo terminó bien. Las conejitas se despidieron y se fueron.

En el camino, Lili habló:

- Lolita, es muy importante ayudar a las personas en el momento en que lo necesitan. Algunas personas pierden la oportunidad de hacer la caridad, pues lo dejan para después. Si estamos dispuestas, Dios puede usarnos como Sus instrumentos. ¿No es maravilloso?

- Sí, mamá. Me gustó mucho entregar las semillas a las ardillitas y después verlos jugar alegres. Qué bueno que pudimos ayudarlos. ¡Quedé muy feliz hoy! – dijo Lolita.

Lili sonrió, satisfecha. Su hija estaba comprendiendo que la caridad es el camino, no solo para la felicidad de quien recibe, sino también para quien la practica.


(Adaptación del libro “Lili y Lolita”, de Regina Timbó.)


 

Traducción:
Carmen Morante
carmen.morante9512@gmail.com


 


Material de apoio para evangelizadores:

Clique para baixar: Atividades

marcelapradacontato@gmail.com




 

     
     

O Consolador
 Revista Semanal de Divulgação Espírita