Tema: Caridad y felicidad
Las conejitas caritativas
El invierno estaba llegando rápidamente ese año. El
viento helado dejaba a todos los animales del bosque con
frío. Además, ráfagas de fuertes vientos balanceaban las
ramas de los árboles, amenazando derribar los nidos de
los pajaritos.
La coneja Lili y su hija Lolita tenían ropas abrigadas y
una madriguera bien protegida, pero se preocupaban por
los otros animales, que podían estar teniendo problemas.
Por eso, todos los días, ellas se abrigaban y salían de
su casa llevando una cesta con alimentos y algunas ropas
que ellas mismas cosían e iban a visitar a sus amigos y
vecinos, preguntando si todos estaban bien.
Un día, ellas fueron a la casa de la familia de las
ardillas y encontraron a mamá ardilla muy afligida. Les
contó que papá ardilla había salido de casa el día
anterior en búsqueda de alimentos, pero no había vuelto.
Ella estaba muy preocupada y los hijitos ardillas
lloraban pidiendo comida.
Lili abrazó a mamá ardilla con cariño, diciendo que
ellas estaban ahí para ayudarla y que todo iba a ir
bien.
Lili y Lolita sacaron de la cesta varias semillas y las
distribuyeron a los niños y a la mamá ardilla también. A
ellos les gustó mucho, comieron todo y el hambre pasó.
Lolita inventó un juego para entretener a los pequeños
mientras las madres conversaban.
Enseguida, Lili llamó a todos para hacer una oración.
Ella pidió, con mucha fe, la protección de Dios para esa
familia y para papá ardilla, donde estuviera. Todos
juntos hicieron también la oración del “Padre Nuestro”.
Después de la oración, los niños volvieron a jugar.
Lili dijo a la mamá ardilla que iría a buscar
información sobre papá ardilla en el bosque y que más
tarde volvería con más comida, ya que su amiga no podía
salir de casa y dejar a sus crías, aún muy pequeños,
solos.
Las dos se abrazaron y mamá ardilla agradeció conmovida
la bondad de Lili y Lolita.
Cuando las conejitas se preparaban para salir, la puerta
de la casa se abrió. Ellas voltearon sorprendidas y con
mucha alegría vieron a papá ardilla, que acababa de
llegar a casa.
Estaba sucio y cansado. Explicó que había subido a lo
alto de un árbol para recoger alimentos, pero el viento
estaba fuerte y, de repente, el árbol cayó. No se
lastimó, pues cayó en medio de las hojas, pero quedó
atrapado entre las ramas y no podía salir.
Papá ardilla llamó por ayuda, pero nadie lo escuchó.
Cansado, tuvo que pasar la noche entre el follaje y las
ramas.
Solo al día siguiente algunos animales se acercaron para
ver de cerca el enorme árbol que estaba tumbado en el
piso, y fue entonces que lo escucharon y logró ser
rescatado.
Las ardillas se abrazaron felices. Lili y Lolita se
emocionaron viendo esa escena de reencuentro y de
alivio.
Todo terminó bien. Las conejitas se despidieron y se
fueron.
En el camino, Lili habló:
- Lolita, es muy importante ayudar a las personas en el
momento en que lo necesitan. Algunas personas pierden la
oportunidad de hacer la caridad, pues lo dejan para
después. Si estamos dispuestas, Dios puede usarnos como
Sus instrumentos. ¿No es maravilloso?
- Sí, mamá. Me gustó mucho entregar las semillas a las
ardillitas y después verlos jugar alegres. Qué bueno que
pudimos ayudarlos. ¡Quedé muy feliz hoy! – dijo Lolita.
Lili sonrió, satisfecha. Su hija estaba comprendiendo
que la caridad es el camino, no solo para la felicidad
de quien recibe, sino también para quien la practica.
(Adaptación del libro “Lili y Lolita”, de
Regina Timbó.)
Traducción:
Carmen
Morante
carmen.morante9512@gmail.com
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