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Espiritismo sólo hay
uno, el de Kardec y ninguno más |
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Un día, oí esta frase dicha por un amigo mío: “Espiritismo
sólo hay uno, el de Kardec y ninguno más”, que sería
el slogan de una campaña electoral si la hubiese. La
apunté y encontré la broma, pues además de graciosa es
profunda, dispensando muchos comentarios.
El planeta Tierra pasa por momentos de tormenta física y
moral.
Obviamente tal estado de cosas no podría dejar de
afectar a los espíritas (adeptos de la idea espírita),
particularmente aquellos menos vigilantes y menos en
sintonía con la espiritualidad superior (“Vigilad y
orad” – Jesús).
La estructura espírita dejada por Allan Kardec en 1857
es aun una criatura.
Pocos de nosotros, conseguimos adentrarnos con
profundidad en sus conceptos existenciales.
Quedamos en la periferia de las opiniones desmañadas,
apresuradas y sin buen sentido.
Dicen que el Espiritismo está atrasado, desfasado y aun
ni lo entendieron, sintieron, apenas decoraron frases
hechas, erguidas en títulos académicos referenciados,
como si fuesen la asunción de la evolución intelectual y
moral en la Tierra.
Si en 2.023 años aun no conseguimos entender el mensaje
de éxito social de Jesús de Nazarét (hacer al prójimo
lo que deseamos para nosotros), ¿cómo es que en 166
años de espiritismo queremos entenderlo, reformarlo y
hacer un nuevo espiritismo?
No existe espiritismo de izquierda, de derecha,
progresista, reformista, religioso, laico. Existe el
espiritismo codificado por Allan Kardec
Vemos, con extrañeza, en Brasil, un grupo de personas
que elaboró en audio, disponible en Youtube, el Nuevo
Libro de los Espíritus, “actualizado” con preguntas
y respuestas, de nuevos preguntadores y nuevos médiuns,
pero muy secretamente y sin indicación de sus autores.
Exprimiendo, encontramos el fruto de quien nada tiene
para dar más allá de Kardec: ¡una mano de…nada!
Aun en Brasil, los espíritas, de modo invigilante,
intentaron seguir a las Iglesias evangélicas y a IURD,
en una disputa política en cuanto a las elecciones
presidenciales.
Aparecieron espíritas de izquierda, espíritas de
derechas, espíritas progresistas, espíritas reformistas
y hasta espíritas antirracistas que se dieron el lujo de
editar uno de los libros de Kardec, con el subtítulo
“antirracista”, en un descalabro intelectual, así como
de falta de buen sentido.
No existen espíritas de derechas ni de izquierda.
Existen, eso sí, personas de derecha, del centro
político, de izquierda que, también, son seguidores de
la idea espírita (dicen ellos).
La izquierda, la derecha y todos los subgrupos que se
crean son partes del todo, son partidos, como las
religiones y clubes de fútbol: están unos contra los
otros.
La moral espírita
se asienta en una idea entera, global, transversal a
toda la Humanidad – las enseñanzas de Jesús de Nazarét –
y como tal superan y en mucho cualquier idea partidaria
que exista en el planeta
Cambiar lo más por lo menos es falta de buen sentido,
fanatismo, falta de visión y un retroceso evolutivo
doctrinario (coger en la idea original y adaptarla a
nuestras idiosincrasias egoítas).
La Doctrina de los Espíritus es patrimonio de la
Humanidad, no es pertenencia de adinerados o de grupos
organizados, que se pretenden presentar como el clero o
el papado espírita.
Eso nunca existirá en la
idea espírita, pues todos los
agrupamientos espíritas estarán sempre en igualdad de
importancia y de responsabilidad, en un sistema en red y
no piramidal.
Incluso así, la sed de poder (sin ningún poder), cual
vicio del pasado, de las iglesias, en otras vidas, va
apareciendo aquí y allí, en una presunción ridícula y
penosa, delante del inmenso camino que tenemos que
recorrer, con las manos dadas con la razón, el
conocimiento, basados por la simplicidad y humildad.
Kardec refiere que el Espiritismo es progresista (tiene
el compromiso con el progreso) pero eso nada tiene que
ver con los partidos políticos, más o menos dichos
progresistas.
Del fondo de nuestro psiquismo saltan chispas de
nostalgias de las cofradias católicas y un deseo enorme
de crearlas en el espiritismo.
¡No entendemos nada de lo que el Espiritismo tiene para
dar a la Humanidad!
Por sí, por no, voy a releer “El Libro de los
Espíritus” de Allan Kardec, el original y, en una
postura espírita, voy a reestudiarlo.
Tal vez los “novedosos de servicio” puedan, quizá, hacer
lo mismo, dejándose de surfear la ola de la falta
de sentido que, cual presencia obsesiva, estaciona sobre
la Humanidad.
Las Leyes de la Naturaleza son como son y no podremos
huir a las mismas: “Nacer, morir, renacer aun,
progresar sin cesar, tal es la Ley”, pero podemos,
quizá, desperdiciar tiempo y comprometer el avance del
espiritismo, con los personalismos y las modernisades a
la minute, que estos tiempos de insanidad nos
ofrecen.
La siembra es libre, pero la cosecha es obligatoria.
Yo voy a sembrar a Kardec, pues, más no sé...
José Lucas reside em Óbidos, Portugal.