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Exhortaciones
evangélico-doctrinarias acerca
de la vigilancia mental |
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Seres inteligentes de la Creación los Espíritus,
encarnados o en la condición extracorpórea, tienen como
único atributo el pensamiento1.
Fuente viva de creación el pensamiento plasmado y
emitido por el Espíritu (forma-pensamiento) viaja por el
fluido2 residiendo en la faja vibratoria con
la cual se afina.
Si los pensamientos tienen en el fluido la vía de
transmisión, es evidente que sobre el promueven
transformaciones a caracterizarle su cualidad.
Allan Kardec nos enseña que:
“Siendo esos fluidos el
vehículo del pensamiento y pudiendo este modificarles
las propiedades, es evidente que ellos deben encontrarse
impregnados de las cualidades buenas o malas de los
pensamientos que los hacen vibrar, modificándose por la
pureza o impureza de los sentimientos. Los malos
pensamientos corrompen los fluidos espirituales, como
los miasmas deletereos corrompen el aire respirable. Los
fluidos que envuelven los Espíritus malos, o que estos
proyectan son, por tanto, viciados, al paso que los que
reciben la influencia de los buenos Espíritus son tan
puros en cuanto lo comporta el grado de la perfección
moral de estos.”3
El hombre vive en el ambiente de su creación mental y
convive con las de aquellos que lo cercan, influenciando
y siendo influenciado.
Bajo el pliegue individual del pensamiento Emmanuel nos
alerta4:
“(...) El hombre vive en el seno de las creaciones
mentales a que da origen.
Nuestros pensamientos son paredes en que nos
enclausuramos o alas con que progresamos en la
ascensión.
Como piensas, vivirás.
Nuestra vida íntima – nuestro lugar.”
Por sus creaciones mentales el hombre es capaz de
edificar en la conciencia su propio infierno o su cielo.
El Maestro JesuCristo nos llamaba la atención sobre los
imperativos de la vigilancia mental, de modo a
salvaguardarnos de las contrariedades de la vida física,
que no nos espera, y de las tentaciones que
habitualmente nos ofrece:
“Acautelaos para que vuestros corazones no estén pesados
en la resaca, embriaguez y ansiedad de la vida {física},
y aquel día venga, repentino, sobre vosotros.” (Lc
21:34).
“Vigilad y orad, para que no entréis en tentación; en la
verdad, el espíritu está listo, pero la carne es débil.”
(Mateo
26:41)
“Aprendisteis que fue dicho a los antiguos: “No
cometereis adulterio. Yo, sin embargo, os digo que aquel
que hubo mirado a una mujer, con mal deseo para con
ella, ya en su corazón cometió adulterio con ella.”
(Mateo, 5:27 e 28.)
El pecado por pensamiento es explorado por Allan Kardec
en el Evangelio Según el Espiritismo, en
especial, cuando afirma5:
“La verdadera pureza no está solamente en los actos;
está también en el pensamiento, por cuanto aquel que
tiene puro el corazón, ni siquiera piensa en el mal. Fue
lo que Jesús quiso decir: Él condena el pecado, incluso
en pensamiento, porque es señal de impureza.”
Más adelante el Codificador explica que6:
“Dos orígenes puede tener cualquier pensamiento malo: la
propia imperfección de nuestra alma, o una funesta
influencia que sobre ella se ejerza. En este último
caso, hay siempre indicio de una flaqueza que nos sujeta
a recibir esa influencia; hay, por consiguiente, indicio
de un alma imperfecta. De suerte que aquel que venga a
fallar no podrá invocar por escusa la influencia de un
Espíritu extraño, ya que ese Espíritu no lo habría
arrastado al mal, si lo considerase inaccesible a la
seducción.”
Sobre la génesis del pensamiento ser de tercero, es
necesario recordarnos la naturaleza gregaria del ser
humano cuyo progreso reivindica la vida de relación, en
la cual, por medio de nuestras acciones y palabras, nos
influenciamos positiva o negativamente en todo momento.
Se trata del aspecto colectivo del pensamiento, que es
tanto emisor como receptor de influjos y estímulos,
siendo ellos tan más seductores como el grado de
afinidad que comparten.
De eso se recoge las recomendaciones del apóstol de los
gentiles:
“Tengo por casco la esperanza en la salvación.” Pablo (I
Tesalonicenses, 5:8)
“¿No sabéis que un poco de fermento fermenta toda la
masa?” Pablo (I Coríntios, 5:6)
A ese respecto Emmanuel elucida7:
Los rayos de nuestra influencia se adaptan con las
emisiones de cuantos nos conocen directa
o indirectamente, y piensan en la balanza del mundo para
el bien o para el mal.
En el ambiente colectivo nosotros nos educamos para el
bien y para el mal8. Somos alumnos y maestros
al mismo tiempo.
Además, si el hombre es autor y/u objeto de influencia
y, estando él constantemente rodeado por Espíritus, se
vuelve simple calificar los procesos obsesivos como mero
efecto de su inferioridad moral.
En la obra Acción y reacción, Leonel en diálogo
con Silas asevera que la “obsesión” o “delirio psíquico”9:
“(...) no pasa de un estado anormal de la mente,
subyugada por el exceso de sus propias creaciones a
presionar el campo sensorial, infinitamente crecidas de
influencia directa o indirecta de otras mentes
desencarnadas o no, atraídas por su propio reflejo.
(...)
– Cada uno es tentado exteriormente por la tentación que
alimenta en sí mismo.”
La tentación que fomenta en sí el hombre lo vuelven
vulnerable a su superalimentación con excitaciones
constantes promovidas por la voluntad de los
adversarios, haciendo de él presa de sus juegos
alucinatorios.
La invigilancia mental es situación grave del Espíritu a
reivindicar de él inmediata reparación.
La oración en ese contexto gana papel fundamental, pues,
atrae la asistencia de buenos espíritus a servir de muro
a las envestidas de los verdugos; en la higienización de
los pensamientos y en cuanto al procedimiento de
introspección10 valiente, reflexionada e
imparcial del ser de modo a identificar la génesis de
sus fragilidades.
Hay, aun, la instrucción y la caridad como herramientas
importantes en el celo por el campo mental. La lectura
edificante conduce el pensamiento del hombre a las altas
fajas vibratorias, más allá de instruirlo al respecto de
los efectos nefastos causados por las influencias
negativas. Ya la dedicación al prójimo previne al hombre
de episodios de autopiedad melancolia; atrae la
asistencia de Espíritus que con él simpatizan; eleva su
pensamiento y refina su balanza de valores y
predilecciones.
La guardia del pensamiento se refiere a una actitud
permanente, a un modo de ser del alma, así como la
alimentación es actitud vital para el cuerpo11.
Referencias Bibliográficas:
DIAS, Haroldo Dutra (Trad.), 1971 – El
nuevo testamento, traducción de Haroldo Dutra Dias. – 1.
Ed. – 11. Imp. – Brasilia: FEB, 2020
EMMANUEL (Espírito). Fonte viva.
Psicografado por Francisco Cândido Xavier. Rio de
Janeiro: FEB, 2000.
KARDEC, Allan. O Livro dos espíritos.
Trad. de Salvador Gentile; rev. Elias Barbosa. Araras:
IDE, 2009. 182 ed.
KARDEC Allan. O Evangelho Segundo o
Espiritismo. Trad. Guillon Ribeiro. Brasília: FEB, 2018.
P. 316.
LUIZ, André. Ação e reação. Psicografado
por Francisco Cândido Xavier. Rio de Janeiro: FEB, 2003.