Tema: Orgullo, bondad
La rosa orgullosa
Érase una vez una rosa muy bonita. Su belleza era
admirada por todos y por eso ella era muy orgullosa.
A su lado había un cactus, pero ellos no vivían bien. La
rosa lo hallaba feo y lo insultaba frecuentemente. El
cactus, a su vez, prefería no tenerla como vecina.
Cierta vez, en la época de verano, el pozo que había en
el jardín se secó. Todas las plantas de ahí comenzaron a
sufrir por la falta de agua. La rosa comenzó a
marchitarse y a perder su belleza.
Un día vino un gorrión a hundir su pico en el cactus
queriendo un poco de agua. El cactus podía almacenar
mucha agua y era el único que no estaba sufriendo con la
sequía.
Aunque avergonzada, la rosa no tuvo más remedio que
preguntarle al cactus si también podría darle un poco de
agua. El cactus era bueno y no guardaba rencor. Sabía lo
difícil que era la situación para las otras plantas. Así
que se compadeció del sufrimiento de la rosa que, además
de ponerse fea, estaba casi muriendo de sed.
Entonces, amablemente, el cactus accedió a ayudar a la
rosa y ambos pasaron ese verano difícil como amigos. La
rosa entendió que de nada valía ser bella si no era
buena por dentro, porque el cactus tenía algo muy
valioso en su interior.
Materialmente tenía agua, pero moralmente tenía bondad y
eso era lo más importante.
Cuando pasó la sequía, la rosa volvió a ser hermosa.
Pero ahora también era bonita por dentro, porque había
adquirido humildad.
Nunca más volvió a insultar al cactus y los dos se
hicieron amigos y vivieron felices en ese jardín.
Adaptado del texto de Suelen Maistro, del
sitio web Mãe Pop
Traducción:
Carmen
Morante
carmen.morante9512@gmail.com
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