Nacido en Santos (SP) y residente en Porto Velho
(RO), Marcus Amaral (foto) es médico
veterinario, con especialización en cirugía, y
actualmente es Director Técnico en una empresa
de proyectos en el área institucional. Está
vinculado a la Fraternidad Espírita Irmã Clara,
en la ciudad donde reside, en la cual es miembro
de la Directiva, coordinador del área de
estudios y conferencias y colaborador de un
grupo de jóvenes como facilitador de un círculo
de conversación semanal. Se hizo espírita a
través de su familia, con un padre y una madre
trabajadores en el movimiento espírita.
Involucrado con la tarea mediúmnica, le
propusimos algunas preguntas, cuyas respuestas
las ponemos a disposición en la siguiente
entrevista:
¿Cómo comenzó su tarea en el área de la
mediumnidad?
En la época en que comencé mis
estudios, aún no existían los estudios
sistematizados de la FEB. Luego hice los
estudios que eran equivalenets, PBDE- Programa
básico de la doctrina espírita y COEM- Curso de
orientación y educación de la mediumnidad, y
después de tres años de estudio, de los
frecuentadores que quedaron, se formaron dos
grupos de práctica de la mediumnidad.
¿Qué es lo que más le llama
la atención en la práctica mediúmnica?
La posibilidad de comprender
cómo será nuestro mañana según aquellos que ya
partieron y nos muestran en sus testimonios las
mismas fallas que observamos en nosotros.
¿Qué decir a los grupos
mediúmnicos principiantes?
Nadie llega a comprender la
importancia del grupo mediúmnico sin estudiar
las obras básicas de Allan Kardec. Si el
objetivo fuera sólo la comunicación, sin
transformación moral de todos los integrantes
del grupo, sólo estudiaríamos los libros muy
bien narrados de tantas comunicaciones ya
descritas. El hecho de vivenciar las sensaciones
y emociones de los espíritus desencarnados
combinado con el conocimiento es lo que nos hace
repensar comportamientos y actitudes.
Ninguna conquista viene sin
mucho estudio, trabajo y perseverancia. De esta
manera, aquellos que quieren soluciones rápidas
o milagrosas, como dicen, no lograrán su
objetivo. "A cada uno según sus obras", nos
enseñó el Maestro del amor.
En su vivencia espírita,
¿cuál ha sido la mayor experiencia recogida?
Que todos podemos cambiar; por
más graves que hayan sido nuestras faltas, el
perdón viene con la reparación de los errores, y
lo más hermoso de estas enseñanzas es la
comprensión de que la proporción no es igual en
la reparación cuando adoptamos el criterio
enseñado por Jesús: El amor cubre una multitud
de pecados (nuestros errores), es decir, con el
ejercicio del amor la carga se vuelve más
ligera.
¿A qué tipo de vicios están
más sujetos los participantes de una reunión
mediúmnica si no permanecen vigilantes?
Una de las grandes dificultades
es la disciplina, no solo de horario, sino de
costumbres. Debemos aprender a quedarnos en
silencio, respetando toda la preparación del
ambiente, que no nos pertenece. Las lecturas
silenciosas que educan nuestras mentes para
pensamientos edificantes facilitan tanto la
sintonía de los comunicantes con los médiums,
como de los orientadores con los dialogadores,
preservando así todo el curso de un trabajo tan
importante para nuestra superación como seres
encarnados. Lo demás, con estudio y dedicación,
lo alcanzaremos por añadidura mediante la
misericordia divina.
En un programa de televisión
reciente usted hizo reflexiones sobre el tema de
la obsesión. Este asunto es siempre muy
estudiado y debatido. ¿Qué le gustaría decir a
los médiums y líderes de grupos mediúmnicos?
La edad y el tiempo de trabajo
nos enseñan que no hay recetas a utilizar al
tratar la obsesión, tanto es así que en los
últimos 40 años los procedimientos han ido
experimentando cambios de acuerdo con la madurez
de los practicantes y nuevas orientaciones han
sido traídas por los espíritus superiores para
estas transformaciones. Lo que he comprendido de
estas enseñanzas es que el tiempo es un factor
importante para el consuelo de aquellos que son
recalcitrantes en el sufrimiento y la venganza,
y que el respeto por su dolor es más importante
que un diálogo intelectualizado. Es, sin duda,
el Amor el que arrastra y repara todo el
sufrimiento; por eso debe haber sinceridad en
las palabras dirigidas al espíritu comunicante,
no para impresionarlo sino para acogerlo, de tal
manera que al cambiar por segundos su vibración
vuelva a ver a sus seres queridos responsables,
que le permitirán salir de la oscuridad.
Necesitamos el Evangelio en nuestra vida, no
para demostrar conocimiento, sino como una
práctica diaria de nuestra existencia.
De abundante literatura, las
reuniones mediúmnicas ofrecen un gran
aprendizaje a los participantes, ya sean
esclarecedores, médiums o participantes de
apoyo. ¿Considera que el movimiento espírita ha
progresado en esta actividad, teniendo en cuenta
los diversos aspectos y factores involucrados?
Como he dicho, se ha progresado
frente a las diversas herramientas puestas a
disposición de sus practicantes. "Escuche quien
tiene oídos para oír y vea quién tiene ojos para
ver".
Un tema siempre presente:
¿cuál es el mayor adversario o riesgo de un
médium y, por extensión, de un grupo mediúmnico?
La presunción del conocimiento,
la creencia en la infalibilidad del médium, la
no aceptación de la crítica, que son, todos
ellos, caminos que terminan en la fascinación,
primer paso para comprometer las comunicaciones
del médium y, de esta manera, una posible grieta
o incluso la disgregación del grupo. Todos
nosotros, sin excepción, estamos aprendiendo,
somos espíritus pertenecientes al grupo de los
imperfectos, no debemos tener ninguna duda al
respecto. El Libro de los Espíritus nos
esclarece muy bien sobre esto.
¿Algún relato emocionante de
sus experiencias para transmitir a los lectores?
Voy a tratar de expresar algo
que contribuyó mucho a mi aprendizaje. Todas las
comunicaciones son importantes; veo que algunas
personas tienen miedo de la mediumnidad, lo que
no debería suceder. Todos los que sufren y los
necesitados a los que tuve la oportunidad de
prestar mi aparato mediúmnico para sus
manifestaciones me dejaron una pequeña marca,
agradezco que no fue de rencor ni sufrimiento,
sino de una cierta gratitud, porque en ese
momento algo se transformó en ese hermano y por
eso digo que fue un agradecimiento. Y en las
comunicaciones más difíciles pude sentir el
amor, la protección y el cariño de las
venerables entidades que protegen y organizan el
trabajo, y a veces me dieron el honor de prestar
mi mediumnidad para que trajeran orientación o
palabras de consuelo al grupo, haciéndome
comprender que todo estaba sucediendo en el
momento oportuno y que solo era necesario
confiar en la Divina Providencia, que no nos
abandona en ninguna circunstancia cuando estamos
en sintonía con la práctica de la caridad
porque, como sabemos, "Fuera de la caridad no
hay salvación".
¿Algo más que quiera añadir?
Sólo el cuidado y el celo con
las enseñanzas traídas por Jesús, recordadas por
Allan Kardec en su vigorosa obra, especialmente
cuando nos advirtió que seríamos reconocidos por
nuestra transformación moral y el dominio sobre
nuestras malas inclinaciones; y enfatizado
también por las obras complementarias firmadas
por tantos espíritus iluminados, que nos dieron
la oportunidad de comprender claramente lo que
nuestra incapacidad temporal podría causar como
dificultad en nuestra jornada.
Sus palabras finales.
Sólo quiero agradecer la
atención y el cariño de mi amigo Orson, que me
ha permitido dar mi humilde y pequeña
contribución en este hermoso trabajo que hace de
divulgación de la doctrina consoladora de
Cristo, y enviar un abrazo fraterno a todos los
hermanos de caminata.
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