Espiritismo para
los niños

por Marcela Prada

 

Tema: Orgullo y humildad


El Fariseo y el Publicano


Una vez Jesús contó una historia. Se llamaba la Parábola del Fariseo y del Publicano y narraba que dos hombres fueron a un templo para orar.

Uno de los hombres era un fariseo. Los fariseos eran una parte del pueblo que se consideraba muy religiosa, pues ellos cumplían todo lo que su religión determinaba. Hacían siempre todos los rituales y las ceremonias y, por actuar así, se creían mucho mejores que las otras personas.

El otro hombre era un publicano. Los publicanos eran personas que cobraban impuestos. Tenían que conseguir el dinero del pueblo para entrarla a los gobernantes. Eran ricos, pero no por un trabajo justo. Por eso, los publicanos eran vistos como personas desviadas del camino del bien y de Dios por el resto del pueblo.

En la historia, el fariseo llegó al templo y comenzó a orar diciendo cosas que mostraban cuán orgulloso era.

- ¡Te doy gracias Dios mío, porque hago las cosas correctas, no soy ladrón, ni injusto y no soy como ese publicano de ahí!

El publicano, a la vez, también quería hablar con Dios, a través de la oración, pero no de pie, a lo lejos, ni siquiera levantaba los ojos al cielo. Con la cabeza gacha, golpeando su pecho, decía:

- ¡Oh Dios mío, ten misericordia de mí, que soy un pecador!         

El final de la historia Jesús contó que la oración del publicado fue escuchada más por Dios que la del fariseo, porque la primera fue hecha con humildad y la segunda no. El fariseo solo quería exaltarse, hallándose superior. Pero ante Dios, todos nosotros somos iguales, incluso aquellos que, por ejemplo, están cometiendo errores.

El publicano, reconociendo que había hecho alguna cosa equivocada, pedía la misericordia de Dios y estaba seguro de que iba a ser ayudado a reparar sus errores y reajustarse con las leyes de Dios.

Jesús nos dejó importantes enseñanzas. Con esa paábola podemos aprender que el orgullo es un defecto grave que debemos combatir y que la humildad es un buen camino para acercarnos a Dios.

 

Traducción:
Carmen Morante
carmen.morante9512@gmail.com


 


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