Especial

por Paulo Hayashi Jr.

La segunda muerte: consideraciones iniciales

El planeta Tierra, según las indicaciones de los espíritus superiores, representa un lugar de bajo desarrollo físico y moral. Hay lugares mejores, tal como Júpiter, pero también sitios inferiores como Marte1. Así, estaríamos en una escuela de espíritus jóvenes que aun no detentan conocimiento superior y necesita, según las situaciones, de vivencias y experimentaciones para avanzar en el proceso de despertar e internalización del aprendizaje espiritual. En este punto, es esencial que se tenga los instrumentos adecuados y, por tanto, surgen dos elementos fundamentales para el espíritu: el cuerpo físico material y el periespíritu.

El cuerpo material es la vestimenta carnal que permite al espíritu estar “enterrado” en la Tierra, ya que es el plano espiritual el primario. Estar encarnado representa oportunidad de progresso al ser, aunque ella pueda pasar por experiencias en otros orbes también2. A través de las encarnaciones en la Tierra, hay el ensayo del desenvolvimiento de la inteligencia, así como del entrenamiento de las emanaciones mentales para que se pueda, en un futuro prometedor, irradiar para diferentes lugares o mundos. El cuerpo físico representa una bendición ya que es a través de esa coraza carnal que permite al individuo pulir con más destrezas sus habilidades, o hasta incluso defenderse de los enemigos del pasado. Todavía, es esencial que el ser sepa colocar el cuerpo físico bajo sus órdenes y directrices, en vez de lo contrario. En la tradición oriental dice que el ser es el caballero y que el cuerpo material, el caballo. Dejar que el caballo guie al caballero es señal de desastre iminente. Es la influencia de la materia que resbala para pasiones menos nobles. Por otro lado, cuando el caballo está a servicio del caballero, hay el avance del ser de modo productivo y con los objetivos correctos. Pero, en algún momento ambos se separan.

Morir o desencarnar forma parte del ciclo de idas y venidas entre los planos espirituales y materiales. Estar en la "esfera del recomienzo” es parte de la jornada del ser rumbo a su perfecionamiento infinito, en destaque con la identificación del ser con el Creador. En este punto, el encarnado no ve apenas con la vestimenta de la carne. El espíritu es siempre acompañado del periespíritu como instrumento complementario, “para poder elevarse en la atmósfera y transportarse para donde quiera3”. 

El periespíritu es un envoltorio semimaterial, también llamado cuerpo etéreo. Se trata de un cuerpo vaporoso, provenido del fluido universal y que está adaptado, o condicionado, al mundo donde habita el espíritu. O sea, es útil en cuanto el ser estuviera en aprendizaje en la Tierra, sea como encarnado, sea desencarnado. Cuando ocurre esta segunda situación, hay la separación del periespíritu con la carne y con pérdidas hasta incluso para el primero con la perdida de su cuerpo vital. Ese, también llamado ‘doble etérico’ representa la parte más periférica del periespíritu y es “formado por emanaciones neuropsíquicas que pertenecen al campo fisiológico y que, por eso mismo, no consiguen mayor aislamiento de la organización terrestre, destinándose a la desintegración, tanto como ocurre al instrumento carnal, por ocasión de la muerte renovadora4”. Ya las partes sobrevivientes del periespíritu, cuerpo vital y astral, auxilian en la manutención de los registros de débitos y créditos del individuo frente a las grandezas de la eternidad y del infinito5. O sea, sirve para la manutención del equilibrio dinámico del progreso, rescate y deberes asumidos y cumplidos dentro de la línea histórica personal. Lo que se anticipa que, conforme el espíritu avanza sobre sus deberes y equilibra los débitos dentro de la balanza del destino, el propio periespíritu se sublima. De esta forma, el modo de conducta en vida va también a influenciar en el propio proceso de desencarne y de sobrevivencia del espíritu y su condición periespiritual. Con eso, el desligamiento del periespírito al cuerpo físico material, con el proceso de desencarne, no es instantáneo o igual para todos. Como se lee en El Libro de los Espíritus: “La observación prueba que, en el instante de la muerte, o desligamiento del periespíritu no se completa súbitamente; él no opera si no gradualmente y con una lentitud que varia mucho según los individuos6”.

O sea, conforme el tipo de vida, más o menos ligado al material y al sensual, el individuo tendrá la separación facilitada o no. En casos penosos, puede el espíritu quedar preso a la propia decomposición del cuerpo físico. Es la vivencia del libre-albedrío y de la cosecha de los resultados de las elecciones que se hizo en vida. Así, la recomendación de Pablo de Tarso: “Todo me es lícito, pero no todo me conviene” (1Cor 6:12). O de modo complementario por el instructor espiritual Gúbio7: “somos lo que somos. Después del sepulcro, no encontramos sino el paraíso o el infierno creado por nosotros mismos”.

O sea, somos como el gusano de seda que acaba envuelto con el hilo que expulsó. Con eso, las creaciones mentales, las actitudes mentales deben ser gestionadas con cuidado. De acuerdo con Gúbio: “Nuetro organismo periespiritual, fruto sublime de la evolución, como ocurre al cuerpo físico en la esfera de la Tierra, puede ser comparado a los polos de un aparato magnético-eléctrico8”. Así, el periespíritu es una herramienta de consolidación de la voluntad y del pensamiento, cabiendo entonces responsabilidad en el uso de tan precioso instrumento. El periespíritu es moldeado conforme la voluntad del individuo de modo sutil y con flexibilidad y capacidad de expansión y de retracción, pudiendo transformarse en aquello que el espíritu quiere. 

En otras palabras, el periespíritu puede representar herramienta versátil para que el individuo entrene su voluntad y pensamiento, energía y conocimiento de modo a ser útil para una realidad mayor. Por otro lado, cuando abusamos demás de él y de las experiencias encarnadas podemos damnificar el propio fluido condensado o periespíritu. Lo que parece legitimar la observación del evangelista Lucas (16:10): “Quien es fiel en lo poco, también es fiel en lo mucho, y quien es deshonesto en lo poco, también es deshonesto en lo mucho”.

En sentido semejante se encuentra la siguiente observación de El Libro de los Médiuns: “en el conocimiento del periespíritu está la clave de numerosos problemas hasta hoy insolubles9”. Por tanto, el periespíritu es elemento esencial para que el espíritu consiga trillar sus obligaciones, deberes, rescates y misiones, tal como vestidura sutil que refleja y es reflejada la condición moral y de avances del espíritu. En el caso específico de comunicación en el intercambio entre dos periespíritus, la cuestión de la afinidad parece ser fundamental10. Lo que puede facilitar o no los cambios de comunicación, por ejemplo, entre encarnado y desencarnado, por ejemplo.

Retomando la posibilidad de perder o damnificar el periespírito hace el fenómeno conocido como 2ª muerte, o sea, cuando el individuo no precisa más del mismo debido al avance o cuando perdió debido al abuso del libre albedrío y contrajo deudas de gran volumen. En el primer caso, se puede decir que el periespírito fue gradualmente disminuyendo al punto de no el espíritu precisar más de el. Es el caso de los espíritus puros que representan entidades de primer orden11. Espíritus puros son aquellos que no sufren influencia de la materia y poseen tanto conocimiento como desenvolvimiento moral de forma plena. “No estando más sujetos a la reencarnación en cuerpos perecibles, es para ellos la vida eterna, que disfrutan del seno de Dios12”.

En la tradición védica, hay el concepto de samsara y que representa el ciclo de renacimiento y muerte que el individuo precisa realizar para alcanzar la perfección. Así, los espíritus puros y la no necesidad del periespíritu y de la reencarnación representan la liberación de esta rueda y por eso, como expresa E Libro de los Espíritus, los espíritus en esta condición “gozan de inalterable felicidad13”.

La escala espírita representa el grado de madurez del espíritu, sea en términos de desenvolvimiento moral, conocimientos superiores, tendencia al bien, influencia de la materia y trabajos santificantes. En otras palabras, la pérdida saludable del periespíritu no es una tarea que ocurre del día para la noche, pero exige comprometimiento y disciplina, conocimiento y compañerismo a lo largo de varios periodos.

Por otro lado, para aquellos que se comprometen profundamente en el mal puede haber también la pérdida del cuerpo fluidico y, en este caso, hay ilimitación del ser por sí mismo. Es el caso de los ovoides que son seres humanos que pierden la forma original y quedan limitados, tal como pequeñas esferas, “mayores que un craneo humano14”. En este caso, la segunda muerte es temporal, pues como bien indica la doctrina Espírita, no hay retrocesos. Algún día habrá la reencarnación en la esfera del recomienzo y otra vez más será dada la oportunidad para la regeneración y el pago de las deudas. Ningún hijo será olvidado por el Padre.

Por tanto, la segunda muerte (la pérdida del periespíritu) puede representar tanto una bendición, como un cierto infortunio al ser. Es la recompensa o pena de modo extremado. Para ilustrar ambas situaciones, observe la narrativa del instrutor espiritual Gúbio15:

“Visteis compañeros – prosiguió el orientador – que se deshizo de el [del periespíritu], rumbo a esferas sublimes, cuya grandeza por ahora no nos es dado sondear, y observasteis hermanos que se sometieron a operaciones reductivas y desintegradoras de los elementos periespirituales para renacer en la carne terrestre. Los primeros son servidores ennoblecidos y gloriosos, en el deber bien cumplido, en cuanto que los segundos son compañeros nuestros, que ya merecen la reencarnación trabajada por valores intercesores, pero, tanto como ocurre a los compañeros respetables de esos dos tipos, los ignorantes y los malos, los extraviados y los criminales también pierden, un día, la forma periespiritual. 

“Por la densidad de la mente, saturada de impulsos inferiores, no consiguen elevarse y gravitan alrededor de las pasiones absorventes que por muchos años eligieron el centro de intereses fundamentales. Gran número, en esas circunstancias, normalmente los participantes de condenables delitos, se imantan a los que se les asociaron en los crímenes. Si el discípulo de Jesús se mantiene ligado a Él, a través de imponderables hilos de amor, inspiración y reconocimiento, los pupilos del odio y de la perversidad se demoran unidos, bajo la orientación de las inteligencias que los entrelazan en la red del mal. Enriquecer la mente de conocimientos nuevos, les perfecciona las facultades de expresión, la purifica en las corrientes iluminativas del bien y la engrandece con la incorporación definitiva de principios nobles, es desenvolver nuestro cuerpo glorioso, en la expresión del apóstol Pablo, estructurándolo en materia sublimada y divina.

De este modo, el periespíritu es instrumento valioso, útil y sutil. No puede ser abusado en el uso negativo. Todavía, se puede decir que lo pierde para ascender para moradas más elevadas puede significar destino final de todos. Un día no precisaremos más de esta herramienta, pues ya nos habremos perfeccionado al punto de conseguir suplir con nuestras aptitudes, conocimiento, amor y luces propias. Así como el niño aprende a andar con los dos pies sin precisar más gatear, el ser humano, un día, conseguirá ascender a los cielos superiores, desplegado de la materia y con la sutileza que no precisará más del periespíritu, pues la afinidad con Dios y con el amor y la inteligencia universal serán grande que no tendrá más diferencia. El retorno al paraíso soló depende de nosotros.

Por tanto, agradecemos las pruebas y honramos los recursos disponibles para que el progreso venga de modo justo e incuestionable. Honremos en especial, nuestros cuerpos como legítimos auxiliares que nos quieren bien y se sacrifican por nuestra causa. Un día perderemos tanto el cuerpo físico como el etéreo, pero que el espíritu quede libre para auxiliar de lo más alto a los que aun buscan la paz y el amor de Dios. El universo como el jardín de luz de la Creación. 16

 

[1] Ver nota de rodapé - pergunta 188 - O Livro dos Espíritos.

[2] Ver seção “Encarnação nos diferentes mundos” - O Livro dos Espíritos.

[3] Resposta à pergunta 93 - O Livro dos Espíritos.

[4] André Luiz. Nos domínios da mediunidade. Cap. 11.

[5] Marlene Nobre. Seminário: "Perispírito, suas propriedades e funções" 1ª parte.

[6] Resposta à pergunta 155 - O Livro dos Espíritos

[7] André Luiz. Libertação. Brasília: FEB, 2008, p. 199.

[8] André Luiz. Libertação. Brasília: FEB, 2008, p. 35.

[9] O Livro dos Médiuns. Cap.1, item 54.

[10] O Livro dos Médiuns, Cap. 9, item 225.

[11] Ver - O Livro dos Espíritos, Cap.1, Escala Espírita.

[12] O Livro dos Espíritos, Cap.1, item 113.

[13] O Livro dos Espíritos, Cap.1, item 113.

[14] André Luiz. Libertação. Brasília: FEB, 2008, p.

[15] André Luiz. Libertação. Brasília: FEB, 2008, p. 105-6.

[16] En homenaje a mis queridos padres, Pablo Hayashi y Ioko Ikefuti Hayashi, que ya se encuentran en la Patria Espiritual.

 
Traducción:

Isabel Porras - isabelporras1@gmail.com


 

Traducción:
Isabel Porras
isabelporras1@gmail.com

 
 

     
     

O Consolador
 Revista Semanal de Divulgação Espírita