|
La segunda muerte:
consideraciones iniciales |
|
|
|
El planeta Tierra, según las indicaciones de los
espíritus superiores, representa un lugar de bajo
desarrollo físico y moral. Hay lugares mejores, tal como
Júpiter, pero también sitios inferiores como Marte1.
Así, estaríamos en una escuela de espíritus jóvenes que
aun no detentan conocimiento superior y necesita, según
las situaciones, de vivencias y experimentaciones para
avanzar en el proceso de despertar e internalización del
aprendizaje espiritual. En este punto, es esencial que
se tenga los instrumentos adecuados y, por tanto, surgen
dos elementos fundamentales para el espíritu: el cuerpo
físico material y el periespíritu.
El cuerpo material es la vestimenta carnal que permite
al espíritu estar “enterrado” en la Tierra, ya que es el
plano espiritual el primario. Estar encarnado representa
oportunidad de progresso al ser, aunque ella pueda pasar
por experiencias en otros orbes también2. A
través de las encarnaciones en la Tierra, hay el ensayo
del desenvolvimiento de la inteligencia, así como del
entrenamiento de las emanaciones mentales para que se
pueda, en un futuro prometedor, irradiar para diferentes
lugares o mundos. El cuerpo físico representa una
bendición ya que es a través de esa coraza carnal que
permite al individuo pulir con más destrezas sus
habilidades, o hasta incluso defenderse de los enemigos
del pasado. Todavía, es esencial que el ser sepa colocar
el cuerpo físico bajo sus órdenes y directrices, en vez
de lo contrario. En la tradición oriental dice que el
ser es el caballero y que el cuerpo material, el
caballo. Dejar que el caballo guie al caballero es señal
de desastre iminente. Es la influencia de la materia que
resbala para pasiones menos nobles. Por otro lado,
cuando el caballo está a servicio del caballero, hay el
avance del ser de modo productivo y con los objetivos
correctos. Pero, en algún momento ambos se separan.
Morir o desencarnar forma parte del ciclo de idas y
venidas entre los planos espirituales y materiales.
Estar en la "esfera del recomienzo” es parte de la
jornada del ser rumbo a su perfecionamiento infinito, en
destaque con la identificación del ser con el Creador.
En este punto, el encarnado no ve apenas con la
vestimenta de la carne. El espíritu es siempre
acompañado del periespíritu como instrumento
complementario, “para poder elevarse en la atmósfera y
transportarse para donde quiera3”.
El periespíritu es un envoltorio semimaterial, también
llamado cuerpo etéreo. Se trata de un cuerpo vaporoso,
provenido del fluido universal y que está adaptado, o
condicionado, al mundo donde habita el espíritu. O sea,
es útil en cuanto el ser estuviera en aprendizaje en la
Tierra, sea como encarnado, sea desencarnado. Cuando
ocurre esta segunda situación, hay la separación del
periespíritu con la carne y con pérdidas hasta incluso
para el primero con la perdida de su cuerpo vital. Ese,
también llamado ‘doble etérico’ representa la parte más
periférica del periespíritu y es “formado por
emanaciones neuropsíquicas que pertenecen al campo
fisiológico y que, por eso mismo, no consiguen mayor
aislamiento de la organización terrestre, destinándose a
la desintegración, tanto como ocurre al instrumento
carnal, por ocasión de la muerte renovadora4”.
Ya las partes sobrevivientes del periespíritu, cuerpo
vital y astral, auxilian en la manutención de los
registros de débitos y créditos del individuo frente a
las grandezas de la eternidad y del infinito5.
O sea, sirve para la manutención del equilibrio dinámico
del progreso, rescate y deberes asumidos y cumplidos
dentro de la línea histórica personal. Lo que se
anticipa que, conforme el espíritu avanza sobre sus
deberes y equilibra los débitos dentro de la balanza del
destino, el propio periespíritu se sublima. De esta
forma, el modo de conducta en vida va también a
influenciar en el propio proceso de desencarne y de
sobrevivencia del espíritu y su condición
periespiritual. Con eso, el desligamiento del
periespírito al cuerpo físico material, con el proceso
de desencarne, no es instantáneo o igual para todos.
Como se lee en El Libro de los Espíritus: “La
observación prueba que, en el instante de la muerte, o
desligamiento del periespíritu no se completa
súbitamente; él no opera si no gradualmente y con una
lentitud que varia mucho según los individuos6”.
O sea, conforme el tipo de vida, más o menos ligado al
material y al sensual, el individuo tendrá la separación
facilitada o no. En casos penosos, puede el espíritu
quedar preso a la propia decomposición del cuerpo
físico. Es la vivencia del libre-albedrío y de la
cosecha de los resultados de las elecciones que se hizo
en vida. Así, la recomendación de Pablo de Tarso: “Todo
me es lícito, pero no todo me conviene” (1Cor 6:12). O
de modo complementario por el instructor espiritual
Gúbio7: “somos lo que somos. Después del
sepulcro, no encontramos sino el paraíso o el infierno
creado por nosotros mismos”.
O sea, somos como el gusano de seda que acaba envuelto
con el hilo que expulsó. Con eso, las creaciones
mentales, las actitudes mentales deben ser gestionadas
con cuidado. De acuerdo con Gúbio: “Nuetro organismo
periespiritual, fruto sublime de la evolución, como
ocurre al cuerpo físico en la esfera de la Tierra, puede
ser comparado a los polos de un aparato
magnético-eléctrico8”. Así, el periespíritu
es una herramienta de consolidación de la voluntad y del
pensamiento, cabiendo entonces responsabilidad en el uso
de tan precioso instrumento. El periespíritu es moldeado
conforme la voluntad del individuo de modo sutil y con
flexibilidad y capacidad de expansión y de retracción,
pudiendo transformarse en aquello que el espíritu
quiere.
En otras palabras, el periespíritu puede representar
herramienta versátil para que el individuo entrene su
voluntad y pensamiento, energía y conocimiento de modo a
ser útil para una realidad mayor. Por otro lado, cuando
abusamos demás de él y de las experiencias encarnadas
podemos damnificar el propio fluido condensado o
periespíritu. Lo que parece legitimar la observación del
evangelista Lucas (16:10): “Quien es fiel en lo poco,
también es fiel en lo mucho, y quien es deshonesto en lo
poco, también es deshonesto en lo mucho”.
En sentido semejante se encuentra la siguiente
observación de El Libro de los Médiuns: “en el
conocimiento del periespíritu está la clave de numerosos
problemas hasta hoy insolubles9”. Por tanto,
el periespíritu es elemento esencial para que el
espíritu consiga trillar sus obligaciones, deberes,
rescates y misiones, tal como vestidura sutil que
refleja y es reflejada la condición moral y de avances
del espíritu. En el caso específico de comunicación en
el intercambio entre dos periespíritus, la cuestión de
la afinidad parece ser fundamental10. Lo que
puede facilitar o no los cambios de comunicación, por
ejemplo, entre encarnado y desencarnado, por ejemplo.
Retomando la posibilidad de perder o damnificar el
periespírito hace el fenómeno conocido como 2ª muerte, o
sea, cuando el individuo no precisa más del mismo debido
al avance o cuando perdió debido al abuso del libre
albedrío y contrajo deudas de gran volumen. En el primer
caso, se puede decir que el periespírito fue
gradualmente disminuyendo al punto de no el espíritu
precisar más de el. Es el caso de los espíritus puros
que representan entidades de primer orden11.
Espíritus puros son aquellos que no sufren influencia de
la materia y poseen tanto conocimiento como
desenvolvimiento moral de forma plena. “No estando más
sujetos a la reencarnación en cuerpos perecibles, es
para ellos la vida eterna, que disfrutan del seno de
Dios12”.
En la tradición védica, hay el concepto de samsara y
que representa el ciclo de renacimiento y muerte que el
individuo precisa realizar para alcanzar la perfección.
Así, los espíritus puros y la no necesidad del
periespíritu y de la reencarnación representan la
liberación de esta rueda y por eso, como expresa E
Libro de los Espíritus, los espíritus en esta
condición “gozan de inalterable felicidad13”.
La escala espírita representa el grado de madurez del
espíritu, sea en términos de desenvolvimiento moral,
conocimientos superiores, tendencia al bien, influencia
de la materia y trabajos santificantes. En otras
palabras, la pérdida saludable del periespíritu no es
una tarea que ocurre del día para la noche, pero exige
comprometimiento y disciplina, conocimiento y
compañerismo a lo largo de varios periodos.
Por otro lado, para aquellos que se comprometen
profundamente en el mal puede haber también la pérdida
del cuerpo fluidico y, en este caso, hay ilimitación del
ser por sí mismo. Es el caso de los ovoides que son
seres humanos que pierden la forma original y quedan
limitados, tal como pequeñas esferas, “mayores que un
craneo humano14”. En este caso, la segunda
muerte es temporal, pues como bien indica la doctrina
Espírita, no hay retrocesos. Algún día habrá la
reencarnación en la esfera del recomienzo y otra vez más
será dada la oportunidad para la regeneración y el pago
de las deudas. Ningún hijo será olvidado por el Padre.
Por tanto, la segunda muerte (la pérdida del
periespíritu) puede representar tanto una bendición,
como un cierto infortunio al ser. Es la recompensa o
pena de modo extremado. Para ilustrar ambas situaciones,
observe la narrativa del instrutor espiritual Gúbio15:
“Visteis compañeros – prosiguió el orientador – que se
deshizo de el [del periespíritu], rumbo a esferas
sublimes, cuya grandeza por ahora no nos es dado
sondear, y observasteis hermanos que se sometieron a
operaciones reductivas y desintegradoras de los
elementos periespirituales para renacer en la carne
terrestre. Los primeros son servidores ennoblecidos y
gloriosos, en el deber bien cumplido, en cuanto que los
segundos son compañeros nuestros, que ya merecen la
reencarnación trabajada por valores intercesores, pero,
tanto como ocurre a los compañeros respetables de esos
dos tipos, los ignorantes y los malos, los extraviados y
los criminales también pierden, un día, la forma
periespiritual.
“Por la densidad de la mente, saturada de impulsos
inferiores, no consiguen elevarse y gravitan alrededor
de las pasiones absorventes que por muchos años
eligieron el centro de intereses fundamentales. Gran
número, en esas circunstancias, normalmente los
participantes de condenables delitos, se imantan a los
que se les asociaron en los crímenes. Si el discípulo de
Jesús se mantiene ligado a Él, a través de imponderables
hilos de amor, inspiración y reconocimiento, los pupilos
del odio y de la perversidad se demoran unidos, bajo la
orientación de las inteligencias que los entrelazan en
la red del mal. Enriquecer la mente de conocimientos
nuevos, les perfecciona las facultades de expresión, la
purifica en las corrientes iluminativas del bien y la
engrandece con la incorporación definitiva de principios
nobles, es desenvolver nuestro cuerpo glorioso, en la
expresión del apóstol Pablo, estructurándolo en materia
sublimada y divina.
De este modo, el periespíritu es instrumento valioso,
útil y sutil. No puede ser abusado en el uso negativo.
Todavía, se puede decir que lo pierde para ascender para
moradas más elevadas puede significar destino final de
todos. Un día no precisaremos más de esta herramienta,
pues ya nos habremos perfeccionado al punto de conseguir
suplir con nuestras aptitudes, conocimiento, amor y
luces propias. Así como el niño aprende a andar con los
dos pies sin precisar más gatear, el ser humano, un día,
conseguirá ascender a los cielos superiores, desplegado
de la materia y con la sutileza que no precisará más del
periespíritu, pues la afinidad con Dios y con el amor y
la inteligencia universal serán grande que no tendrá más
diferencia. El retorno al paraíso soló depende de
nosotros.
Por tanto, agradecemos las pruebas y honramos los
recursos disponibles para que el progreso venga de modo
justo e incuestionable. Honremos en especial, nuestros
cuerpos como legítimos auxiliares que nos quieren bien y
se sacrifican por nuestra causa. Un día perderemos tanto
el cuerpo físico como el etéreo, pero que el espíritu
quede libre para auxiliar de lo más alto a los que aun
buscan la paz y el amor de Dios. El universo como el
jardín de luz de la Creación. 16
[1] Ver
nota de rodapé - pergunta 188 - O Livro dos
Espíritos.
[2] Ver
seção “Encarnação nos diferentes mundos” - O
Livro dos Espíritos.
[3] Resposta
à pergunta 93 - O Livro dos Espíritos.
[4] André
Luiz. Nos domínios da mediunidade. Cap.
11.
[5] Marlene
Nobre. Seminário: "Perispírito, suas
propriedades e funções" 1ª parte.
[6] Resposta
à pergunta 155 - O
Livro dos Espíritos
[7] André
Luiz. Libertação. Brasília: FEB, 2008, p.
199.
[8] André
Luiz. Libertação. Brasília: FEB, 2008, p.
35.
[9] O
Livro dos Médiuns. Cap.1, item 54.
[10] O
Livro dos Médiuns, Cap. 9, item 225.
[11] Ver
- O Livro dos Espíritos, Cap.1, Escala
Espírita.
[12] O
Livro dos Espíritos, Cap.1, item 113.
[13] O
Livro dos Espíritos, Cap.1, item 113.
[14] André
Luiz. Libertação. Brasília: FEB, 2008, p.
[15] André
Luiz. Libertação. Brasília: FEB, 2008, p.
105-6.
[16] En
homenaje a mis queridos padres, Pablo Hayashi y
Ioko Ikefuti Hayashi, que ya se encuentran en la
Patria Espiritual.
Traducción:
Isabel Porras - isabelporras1@gmail.com