Espiritismo para
los niños

por Marcela Prada

 

Tema: Buenos modales, gentileza


Paulo en la calle


Paulo todavía era muy pequeño, tenía apenas 4 años, pero le gustaba observar todo con atención. Era muy vivo e inteligente.

Un día salió a hacer las compras con su mamá y tomaron un bus. Sentado en el asiento cerca de la ventana, observaba todo con gran curiosidad y pensaba:

- ¡Cuántas personas en las calles! ¡Cargan bultos, bolsas y qué rápido van! ¿A dónde irán con tanta prisa? ¡Oh…

! ¡Mira ese bus, está repleto de gente! ¡Hay más personas de pie que sentadas!

Al ver un hombre dar su lugar a una

mujer con un bebé en brazos, Paulito preguntó:

- Mamá, ¿por qué ese hombre se levantó y dejó que esa señora se sentara en su lugar?

La mamá le explicó:

- ¡Esa actitud forma parte de las reglas de buenos modales, hijo mío! Ese hombre fue muy gentil. Todos debemos ser amigos y hermanos, ¡principalmente cuando encontramos a una persona con dificultades! Esa señora estaba sin poder asegurarse y, cargando un niño, es más difícil permanecer en pie. Ella podría caerse y lastimarse, así como el niño. ¡El hombre fue muy bondadoso! ¡Qué pena que pocas personas son como él!

Paulo escuchó atento pensando mucho en lo que su mamá le decía y concluyó que le gustaría hacerle lo mismo a alguien.

Distraído, Paulito puso los pies en el asiento donde estaba. Su mamá cariñosa le dijo:

- ¡No hagas eso! Poner los pies en el asiento es una falta de buenos modales. Cuando otra persona se vaya a sentar aquí, va a ensuciar su ropa. Debemos respetar a las personas aunque no los conozcamos.

Paulo atendió rápidamente al pedido de su mamá. Nunca había pensado así. No sabía que, poniendo los pies en el asiento, estaba perjudicando a las personas. Mientras pensaba en lo ocurrido, entró una señora mayor en el bus. Parecía cansada y se sujetaba con dificultad. Miró a su alrededor y no encontró ningún lugar donde sentarse. Dándose cuenta de eso, la mamá de Paulo le pidió que le diera su lugar. El niño se levantó y la señora se sentó en su lugar, agradeciendo.

Paulo muy sorprendido, se dirigió a su mamá, hablándole bajito:

- Ella no estaba cargando ningún niño. ¿Por qué tuve que darle mi lugar?

La mamá sonrió y le dijo:

- Hijo no es solo con las señoras que cargan niños que debemos ser gentiles, sino también con señoras y señores mayores que ya están cansados y a veces enfermos. Tan importante es nuestra educación y buenos modales que los primeros asientos que están cerca de la puerta de los vagones del tren y de los buses son usados siempre para dar lugar a los mayores, discapacitados, mujeres embarazadas o que cargan niños en su regazo, ¿sabías eso?

Prestando mucha atención a las palabras de su mamá, Paulo miró a la viejita que le sonreía agradecida por su gentileza y buena educación. Quedó muy feliz, pues había entendido la importancia y el placer de ser gentil.


(Historia de la apostilla de Evangelización de la Editorial Alianza)

 

Traducción:
Carmen Morante
carmen.morante9512@gmail.com


 


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