Tema: Buenos modales, gentileza
Paulo en la calle
Paulo todavía era muy pequeño, tenía apenas 4 años, pero
le gustaba observar todo
con atención. Era
muy vivo e inteligente.
Un día salió a hacer las compras con su mamá y tomaron
un bus. Sentado en el asiento cerca de la ventana,
observaba todo con gran curiosidad y pensaba:
- ¡Cuántas personas en las calles! ¡Cargan bultos,
bolsas y qué rápido van! ¿A dónde irán con tanta prisa?
¡Oh…
|
! ¡Mira ese bus, está repleto de gente! ¡Hay
más personas de pie que sentadas!
Al ver un hombre dar su lugar a una
|
mujer con un bebé en brazos, Paulito preguntó: |
- Mamá, ¿por qué ese hombre se levantó y dejó que esa
señora se sentara en su lugar?
La mamá le explicó:
- ¡Esa actitud forma parte de las reglas de buenos
modales, hijo mío! Ese hombre fue muy gentil. Todos
debemos ser amigos y hermanos, ¡principalmente cuando
encontramos a una persona con dificultades! Esa señora
estaba sin poder asegurarse y, cargando un niño, es más
difícil permanecer en pie. Ella podría caerse
y lastimarse, así como el niño. ¡El hombre fue muy
bondadoso! ¡Qué
pena que pocas personas son como él!
Paulo escuchó atento pensando mucho en lo que su mamá le
decía y concluyó que le gustaría hacerle lo mismo a
alguien.
Distraído, Paulito puso los pies en el asiento donde
estaba. Su mamá cariñosa le dijo:
- ¡No hagas eso! Poner los pies en el asiento es una
falta de buenos modales. Cuando otra persona se vaya a
sentar aquí, va a ensuciar su ropa. Debemos
respetar a las personas aunque no los conozcamos.
Paulo atendió rápidamente al pedido de su mamá. Nunca
había pensado así. No sabía que, poniendo los pies en el
asiento, estaba perjudicando a las personas. Mientras
pensaba en lo ocurrido, entró una señora mayor en el
bus. Parecía cansada y se sujetaba con dificultad. Miró
a su alrededor y no encontró ningún lugar donde
sentarse. Dándose cuenta de eso, la mamá de Paulo le
pidió que le diera su lugar. El niño se levantó y la
señora se sentó en su lugar, agradeciendo.
Paulo muy sorprendido, se dirigió a su mamá, hablándole
bajito:
- Ella no estaba cargando ningún niño. ¿Por qué tuve que
darle mi lugar?
La mamá sonrió y le dijo:
- Hijo no es solo con las señoras que cargan niños que
debemos ser gentiles, sino también con señoras y señores
mayores que ya están cansados y a veces enfermos. Tan
importante es nuestra educación y buenos modales que los
primeros asientos que están cerca de la puerta de los
vagones del tren y de los buses son usados siempre para
dar lugar a los mayores, discapacitados, mujeres
embarazadas o que cargan niños en su regazo, ¿sabías
eso?
Prestando mucha atención a las palabras de su mamá,
Paulo miró a la viejita que le sonreía agradecida por su
gentileza y buena educación. Quedó muy feliz, pues había
entendido la importancia y el placer de ser gentil.
(Historia de la apostilla de
Evangelización de la Editorial Alianza)
Traducción:
Carmen
Morante
carmen.morante9512@gmail.com
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