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Kardec enseña obsesión,
desobsesión y pases
Parte 2 |
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¿Cómo es formado el periespíritu? ¿Y cómo el
periespíritu actua en relación al cuerpo físico?
“... los Espíritus son revestidos de un envoltorio
vaporoso, que les forma un verdadero cuerpo fluidico, al
cual damos el nombre de “periespíritu”, y cuyos
elementos son retirados del fluido universal o cósmico,
principio de todas las cosas. Cuando el Espíritu se une
a un cuerpo, ahí vive con su periespíritu, que sirve de
unión entre el Espíritu, propiamente dicho, y la materia
corpórea: es el intermediario de las sensaciones
percibidas por el Espíritu. Pero ese periespíritu no
es confinado en el cuerpo, como en una caja. Por su
naturaleza fluidica, él irradia exteriormente el vapor
que de él se desprende. Pero el vapor que se desprende
de un cuerpo malsano es igualmente malsano, acre y
nauseabundo, lo que infecta el aire de los lugares donde
se reúnen muchas personas malsanas. Así como ese vapor
es impregnado de las cualidades del cuerpo, el
periespíritu es impregnado de las cualidades, o sea, del
pensamiento del Espíritu e irradia tales cualidades en
torno del cuerpo” (subrayados
míos).
Allan Kardec responde a una objeción muy interesante que
era presentada a la teoría espírita, en 1862, con
relación al estado del alma. Curiosamente, en los días
actuales, algunos han hecho objeción semejante a la obra
de André Luiz. Veamos la explicación del Codificador a
la cuestión de la aparente “materialización del mundo
espiritual”:
¿El Espiritismo materializa el alma y el mundo
espiritual?
“Nos acusan de materializar el alma, al paso que,
conforme la religión, el alma es puramente inmaterial.
Como la mayor parte de las otras, esta objeción
provienen de un estudio incompleto y superficial. Jamás
el Espiritismo definió la naturaleza del alma, que
escapa a nuestras investigaciones. No dice que el
periespíritu constituye el alma: el vocablo
“periespíritu” dice positivamente lo contrario, pues
especifica un envoltorio en torno del Espíritu. ¿Qué
dice al respecto El Libro de los Espíritus? “Hay en el
hombre tres cosas: el “alma” o Espíritu, principio
inteligente; el “cuerpo”, envoltorio material; el
“periespíritu”, envoltorio fluidico semimaterial,
sirviendo de lazo entre el Espíritu y el cuerpo”. Y
porque, con la muerte del cuerpo, el alma conserva el
envoltorio fluidico, no está dicho que tal envoltorio y
el alma sean uno sólo y la misma cosa, pues que el
cuerpo no es único con la ropa o el alma no una con el
cuerpo. La Doctrina Espírita nada saca a la
inmaterialidad del alma: apenas le da dos envoltorios,
en vez de uno, durante la vida corpórea y sólo uno
después de la muerte del cuerpo, lo que es, no una
hipótesis, sino un resultado de la observación. Y es con
el auxilio de ese envoltorio que mejor se comprende su
individualidad y mejor se explica su acción sobre la
materia” (Subrayados
míos).
¿Cómo el periespíritu transmite el pensamiento del
Espíritu?
“Por su naturaleza fluidica, esencialmente móvil y
elástica, si así se puede decir, como agente directo del
Espíritu, el periespíritu es puesto en acción y proyecta
rayos por la voluntad del Espíritu. Por esos rayos él
sirve a la transmisión del pensamiento, porque de cierta
forma está animado por el pensamiento del Espíritu. Siendo
el periespírito el lazo que une el Espíritu al cuerpo,
es por su intermedio que el Espíritu transmite a los
órganos, no la vida vegetativa, sino los movimientos que
expresan su voluntad; y, también, por su intermedio
que las sensaciones del cuerpo son transmitidas al
Espíritu. Destruido el cuerpo sólido por la muerte, el
Espíritu no obra más y no percibe más sino por su cuerpo
fluidico, o periespíritu. Por eso obra más fácilmente
y percibe mejor, desde que el cuerpo es un obstáculo.
Todo eso es aun resultado de la observación”. (subradados
míos)
¿Cómo se da, periespiritualmente, el encuentro entre dos
personas que son simpáticas? ¿Y entre dos personas que
son antipáticas?
“... Supongamos ahora dos personas próximas, cada cual
envuelta por su atmósfera “periespiritual”. Dejen pasar
el neologismo. Esos dos fluidos se ponen en contacto
y se penetran. Si fueran de naturaleza simpática, se
interpenetran; si de naturaleza antipática, se repelen y
los individuos sentirán una especie de malestar, sin
darse cuenta; si, al contrario, fueran movidos por
sentimientos de benevolencia, tendrán un pensamiento
benevolente, que atrae. Es por eso que dos personas
se comprenden y se adivinan sin hablar. Un cierto
“qué” a veces decir que la persona que enfrentamos es
animada por tal o cual sentimiento.Ahora, ese no sé
“qué” es la expansión del fluido periespiritual de
la persona en contacto con nosotros, especie de hilo
eléctrico conductor del pensamiento...”. (subrayados
míos)
¿El Espíritu desencarnado puede influenciar al Espíritu
encarnado proyetando sobre él fluidos, como quien tira
sobre alguien un líquido o un producto cualquiera?
“El fluido periespiritual del encarnado es, pues,
accionado por el Espíritu. Si, por su voluntad, el Espíritu,
por así decir, expeler rayos sobre otro individuo, los
rayos lo penetran. De ahí la acción magnética más o
menos poderosa, conforme la voluntad, más o menos
benéfica, conforme sean los rayos de naturaleza mejor o
peor, más o menos vivificante. Porque pueden, por su
acción, penetrar los órganos y, en ciertos casos,
restablecer el estado normal. Se sabe de la importancia
de la influencia de las cualidades morales del
magnetizador.
Aquello que puede hacer un Espíritu encarnado, arrojando
su propio fluido sobre una persona, puede,
igualmente, hacerlo un desencarnado, desde que tenga el
mismo fluido. De este modo puede magnetizar y,
siendo bueno o malo, su acción será benéfica o nociva”. (subrayados
míos)
¿El ambiente bueno o malo, del punto de vista
espiritual, puede influenciar al individuo? ¿Cómo se da
eso?
“... fácilmente nos damos cuenta de la naturaleza de las
impresiones que recibimos, conforme el medio donde nos
encontramos. Si una reunión fuera compuesta de
personas de malos sentimientos, estas llenan el aire
ambiente del fluido impregnado de sus pensamientos. De
ahí para las almas buenas, un malestar moral análogo al
malestar físico causado por las exhalaciones fétídas:
“el alma queda asfixiada”. Si, al contrario, las
personas tuvieran intenciones puras, encontramos en su
atmósfera como un aire vivificante y saludable.
Naturalmente el efecto será el mismo en un ambiente
lleno de Espíritus, conforme sean buenos o malos. Esto
bien comprendido, llegamos sin dificultad a la acción
material de los Espíritus errantes sobre los encarnados.
Y de ahí, a la explicación de la mediumnidad”. (subrayados
míos)
¿Cómo se da la influencia de un Espíritu desencarnado
sobre un Espíritu encarnado?
“Si un Espíritu quisiera obrar sobre una persona, de
ella se aproxima, envolviéndola con su periespíritu,
como en un manto; los fluidos se penetran, los dos
pensamientos y las dos vonluntades se confunden y,
entonces, el Espíritu puede servirse de aquel cuerpo
como si fuera propio, lo hace obrar a su voluntad,
hablar, escribir, diseñar, etc. Así son los médiuns. Si
el Espíritu fuera bueno, su acción será suave y benéfica
y sólo hará buenas cosas; si fuera malo, hará maldades;
si fuera perverso y malo, él lo comprime, hasta
paralizar la voluntad y la razón, que sofoca con sus
fluidos, como se apaga el fuego bajo una sábana de agua.
Lo hace pensar, hablar y obrar por él; lo lleva contra
la vonluntad a actos extravagantes y el individuo se
vuelve un instrumento ciego de su voluntad. Tal es la
causa de la obsesión, de la fascinación y de la
subyugación, que se muestran en diversos grados de
intensidad”. (subrayados
míos)
Allan Kardec, hasta aquel momento, no utilizaba la
expresión “posesión”, en función de su connotación
“demoníaca”, por lo menos para gran parte de la
población de la época, y porque esa expresión pasaría
una idea, en principio equivocada, de que el Espíritu
obsesor sería un “poseedor”, esto es, un “propietario
total”, del Espíritu obsesado. No obstante, Kardec pasa
a emplear la expresión para caracterizar un grado muy
avanzado de subyugación, en el cual el Espíritu
asediador tiene un elevado control sobre el cuerpo del
obsesado, con muchas repercusiones orgánicas,
caracterizando la llamada “obsesión física”, que,
frecuentemente, causa una cierta “transfiguración” del
poseso. Tal estado tiende a generar diversas secuelas,
sobre todo cuando tal estado fuera mantenido por
demasiado tiempo. Vale verificar, por tanto, lo que
es posesión para Allan Kardec. El Codificador
explica eso en el recorte a seguir:
“... El paroxismo de la subyugación es generalmente
llamado “posesión”. Debe notarse que, en este
estado, muchas veces el individuo tiene conciencia del
ridiculo de aquello que hace, pero es presionado a
hacerlo, como si un hombre más vigoroso que él lo
hiciese, contra la voluntad, mover los brazos, las
piernas, la lengua”. (subrayados
míos)
¿Cuál es la relación entre obsesión y locura?
“[la obsesión] ... a veces toma un carácter de
permanencia, cuando el Espíritu es malo, porque para él
el individuo se vuelve verdadera víctima, a la cual él
puede dar la apariencia de real locura. Decimos
apariencia, porque la locura propiamente dicha siempre
resulta de una alteración de los órganos cerebrales, al
paso que, en este caso, los órganos, están tan intactos
en cuanto a los del joven de quien acabamos de hablar.
No hay, pues, locura real, sino aparente, contra la cual
los remedios de la terapéutica son inoperantes, como lo
prueba la experiencia. Aun más: ellos pueden producir lo
que no existe. Las casas de alienados cuentan muchos
enfermos de tal género, a los cuales el contacto con
otros alienados sólo podrá ser muy perjudicial, porque
este estado denota siempre una cierta debilidad moral. Al
lado de todas las variedades de locura patológica
conviene, pues, añadir la ‘locura obsesora’, que
requiere medios especiales. ¿Pero cómo podrá un médico
materialista establecer esa diferencia o, incluso,
admitirla?”. (subrayados
míos)
¿Los Espíritus obsesores pasan a actuar sobre los
Espíritus encarnados en función de las evocaciones que
los encarnados puedan dirigirles?
“¿Creéis que los malos Espíritus, que pululan en el
medio humano, esperan ser llamados, a fin de ejercer su
influencia perniciosa? Desde que los Espíritus
existieron en todos los tiempos, en todos los tiempos
representaron el mismo papel, pues esto está en su
naturaleza. Y la prueba es el gran número de personas
obsesadas, o posesas, si quisiérais, antes que se
pensara en Espiritismo y de médiuns. La acción de los
Espíritus buenos o malos es, pues, espontánea. La de
los malo produce una porción de perturbaciones en la
economía moral e incluso física y que, por ignorancia de
la verdadera causa, son atribuídas a causas
equivocadas. Los malos Espíritus son enemigos
invisibles, tanto más peligrosos en cuanto no se
sospechaba de su acción. Poniénlos a descubierto, el
Espiritismo viene a revelar una nueva causa de ciertos
males de la Humanidad. Conocida la causa, no se
buscará más combatir el mal por medios que, sabemos
ahora, son inútiles: se buscará otros medios más
eficaces”. (subrayados
míos)
(Este artigo
continua na próxima edição.)
Referências bibliográficas:
Kardec, A. A Obsessão – Origem,
sintomas e curas [Tradução de Wallace Leal V.
Rodrigues]. Casa Editora “O Clarim”. Sexta edição. 2000.
Kardec, A. Revista Espírita (Quinto
Ano – 1862) [Tradução de Salvador Gentile]. Instituto de
Difusão Espírita (IDE). Primeira edição. 1993.
Kardec. A. Revista Espírita (Sexto
Ano – 1863) [Tradução de Salvador Gentile]. Instituto de
Difusão Espírita (IDE). Segunda edição. 2002.