Especial

por Leonardo Marmo Moreira

Kardec enseña obsesión, desobsesión y pases 

Parte 2

¿Cómo es formado el periespíritu? ¿Y cómo el periespíritu actua en relación al cuerpo físico?

“... los Espíritus son revestidos de un envoltorio vaporoso, que les forma un verdadero cuerpo fluidico, al cual damos el nombre de “periespíritu”, y cuyos elementos son retirados del fluido universal o cósmico, principio de todas las cosas. Cuando el Espíritu se une a un cuerpo, ahí vive con su periespíritu, que sirve de unión entre el Espíritu, propiamente dicho, y la materia corpórea: es el intermediario de las sensaciones percibidas por el Espíritu. Pero ese periespíritu no es confinado en el cuerpo, como en una caja. Por su naturaleza fluidica, él irradia exteriormente el vapor que de él se desprende. Pero el vapor que se desprende de un cuerpo malsano es igualmente malsano, acre y nauseabundo, lo que infecta el aire de los lugares donde se reúnen muchas personas malsanas. Así como ese vapor es impregnado de las cualidades del cuerpo, el periespíritu es impregnado de las cualidades, o sea, del pensamiento del Espíritu e irradia tales cualidades en torno del cuerpo” (subrayados míos).

Allan Kardec responde a una objeción muy interesante que era presentada a la teoría espírita, en 1862, con relación al estado del alma. Curiosamente, en los días actuales, algunos han hecho objeción semejante a la obra de André Luiz. Veamos la explicación del Codificador a la cuestión de la aparente “materialización del mundo espiritual”:

¿El Espiritismo materializa el alma y el mundo espiritual?  

“Nos acusan de materializar el alma, al paso que, conforme la religión, el alma es puramente inmaterial. Como la mayor parte de las otras, esta objeción provienen de un estudio incompleto y superficial. Jamás el Espiritismo definió la naturaleza del alma, que escapa a nuestras investigaciones. No dice que el periespíritu constituye el alma: el vocablo “periespíritu” dice positivamente lo contrario, pues especifica un envoltorio en torno del Espíritu. ¿Qué dice al respecto El Libro de los Espíritus? “Hay en el hombre tres cosas: el “alma” o Espíritu, principio inteligente; el “cuerpo”, envoltorio material; el “periespíritu”, envoltorio fluidico semimaterial, sirviendo de lazo entre el Espíritu y el cuerpo”. Y porque, con la muerte del cuerpo, el alma conserva el envoltorio fluidico, no está dicho que tal envoltorio y el alma sean uno sólo y la misma cosa, pues que el cuerpo no es único con la ropa o el alma no una con el cuerpo. La Doctrina Espírita nada saca a la inmaterialidad del alma: apenas le da dos envoltorios, en vez de uno, durante la vida corpórea y sólo uno después de la muerte del cuerpo, lo que es, no una hipótesis, sino un resultado de la observación. Y es con el auxilio de ese envoltorio que mejor se comprende su individualidad y mejor se explica su acción sobre la materia” (Subrayados míos).

¿Cómo el periespíritu transmite el pensamiento del Espíritu?

Por su naturaleza fluidica, esencialmente móvil y elástica, si así se puede decir, como agente directo del Espíritu, el periespíritu es puesto en acción y proyecta rayos por la voluntad del Espíritu. Por esos rayos él sirve a la transmisión del pensamiento, porque de cierta forma está animado por el pensamiento del Espíritu. Siendo el periespírito el lazo que une el Espíritu al cuerpo, es por su intermedio que el Espíritu transmite a los órganos, no la vida vegetativa, sino los movimientos que expresan su voluntad; y, también, por su intermedio que las sensaciones del cuerpo son transmitidas al Espíritu. Destruido el cuerpo sólido por la muerte, el Espíritu no obra más y no percibe más sino por su cuerpo fluidico, o periespíritu. Por eso obra más fácilmente y percibe mejor, desde que el cuerpo es un obstáculo. Todo eso es aun resultado de la observación”. (subradados míos)

¿Cómo se da, periespiritualmente, el encuentro entre dos personas que son simpáticas? ¿Y entre dos personas que son antipáticas?

“... Supongamos ahora dos personas próximas, cada cual envuelta por su atmósfera “periespiritual”. Dejen pasar el neologismo. Esos dos fluidos se ponen en contacto y se penetran. Si fueran de naturaleza simpática, se interpenetran; si de naturaleza antipática, se repelen y los individuos sentirán una especie de malestar, sin darse cuenta; si, al contrario, fueran movidos por sentimientos de benevolencia, tendrán un pensamiento benevolente, que atrae. Es por eso que dos personas se comprenden y se adivinan sin hablar. Un cierto “qué” a veces decir que la persona que enfrentamos es animada por tal o cual sentimiento.Ahora, ese no sé “qué” es la expansión del fluido periespiritual de la persona en contacto con nosotros, especie de hilo eléctrico conductor del pensamiento...”. (subrayados míos)

¿El Espíritu desencarnado puede influenciar al Espíritu encarnado proyetando sobre él fluidos, como quien tira sobre alguien un líquido o un producto cualquiera?

“El fluido periespiritual del encarnado es, pues, accionado por el Espíritu. Si, por su voluntad, el Espíritu, por así decir, expeler rayos sobre otro individuo, los rayos lo penetran. De ahí la acción magnética más o menos poderosa, conforme la voluntad, más o menos benéfica, conforme sean los rayos de naturaleza mejor o peor, más o menos vivificante. Porque pueden, por su acción, penetrar los órganos y, en ciertos casos, restablecer el estado normal. Se sabe de la importancia de la influencia de las cualidades morales del magnetizador.

Aquello que puede hacer un Espíritu encarnado, arrojando su propio fluido sobre una persona, puede, igualmente, hacerlo un desencarnado, desde que tenga el mismo fluido. De este modo puede magnetizar y, siendo bueno o malo, su acción será benéfica o nociva”. (subrayados míos)

¿El ambiente bueno o malo, del punto de vista espiritual, puede influenciar al individuo? ¿Cómo se da eso?

“... fácilmente nos damos cuenta de la naturaleza de las impresiones que recibimos, conforme el medio donde nos encontramos. Si una reunión fuera compuesta de personas de malos sentimientos, estas llenan el aire ambiente del fluido impregnado de sus pensamientos. De ahí para las almas buenas, un malestar moral análogo al malestar físico causado por las exhalaciones fétídas: “el alma queda asfixiada”. Si, al contrario, las personas tuvieran intenciones puras, encontramos en su atmósfera como un aire vivificante y saludable. Naturalmente el efecto será el mismo en un ambiente lleno de Espíritus, conforme sean buenos o malos. Esto bien comprendido, llegamos sin dificultad a la acción material de los Espíritus errantes sobre los encarnados. Y de ahí, a la explicación de la mediumnidad”. (subrayados míos)

¿Cómo se da la influencia de un Espíritu desencarnado sobre un Espíritu encarnado?

Si un Espíritu quisiera obrar sobre una persona, de ella se aproxima, envolviéndola con su periespíritu, como en un manto; los fluidos se penetran, los dos pensamientos y las dos vonluntades se confunden y, entonces, el Espíritu puede servirse de aquel cuerpo como si fuera propio, lo hace obrar a su voluntad, hablar, escribir, diseñar, etc. Así son los médiuns. Si el Espíritu fuera bueno, su acción será suave y benéfica y sólo hará buenas cosas; si fuera malo, hará maldades; si fuera perverso y malo, él lo comprime, hasta paralizar la voluntad y la razón, que sofoca con sus fluidos, como se apaga el fuego bajo una sábana de agua. Lo hace pensar, hablar y obrar por él; lo lleva contra la vonluntad a actos extravagantes y el individuo se vuelve un instrumento ciego de su voluntad. Tal es la causa de la obsesión, de la fascinación y de la subyugación, que se muestran en diversos grados de intensidad”. (subrayados míos)

Allan Kardec, hasta aquel momento, no utilizaba la expresión “posesión”, en función de su connotación “demoníaca”, por lo menos para gran parte de la población de la época, y porque esa expresión pasaría una idea, en principio equivocada, de que el Espíritu obsesor sería un “poseedor”, esto es, un “propietario total”, del Espíritu obsesado. No obstante, Kardec pasa a emplear la expresión para caracterizar un grado muy avanzado de subyugación, en el cual el Espíritu asediador tiene un elevado control sobre el cuerpo del obsesado, con muchas repercusiones orgánicas, caracterizando la llamada “obsesión física”, que, frecuentemente, causa una cierta “transfiguración” del poseso. Tal estado tiende a generar diversas secuelas, sobre todo cuando tal estado fuera mantenido por demasiado tiempo. Vale verificar, por tanto, lo que es posesión para Allan Kardec. El Codificador explica eso en el recorte a seguir:

“... El paroxismo de la subyugación es generalmente llamado “posesión”. Debe notarse que, en este estado, muchas veces el individuo tiene conciencia del ridiculo de aquello que hace, pero es presionado a hacerlo, como si un hombre más vigoroso que él lo hiciese, contra la voluntad, mover los brazos, las piernas, la lengua”. (subrayados míos)

¿Cuál es la relación entre obsesión y locura?

“[la obsesión] ... a veces toma un carácter de permanencia, cuando el Espíritu es malo, porque para él el individuo se vuelve verdadera víctima, a la cual él puede dar la apariencia de real locura. Decimos apariencia, porque la locura propiamente dicha siempre resulta de una alteración de los órganos cerebrales, al paso que, en este caso, los órganos, están tan intactos en cuanto a los del joven de quien acabamos de hablar. No hay, pues, locura real, sino aparente, contra la cual los remedios de la terapéutica son inoperantes, como lo prueba la experiencia. Aun más: ellos pueden producir lo que no existe. Las casas de alienados cuentan muchos enfermos de tal género, a los cuales el contacto con otros alienados sólo podrá ser muy perjudicial, porque este estado denota siempre una cierta debilidad moral. Al lado de todas las variedades de locura patológica conviene, pues, añadir la ‘locura obsesora’, que requiere medios especiales. ¿Pero cómo podrá un médico materialista establecer esa diferencia o, incluso, admitirla?”. (subrayados míos)

¿Los Espíritus obsesores pasan a actuar sobre los Espíritus encarnados en función de las evocaciones que los encarnados puedan dirigirles?

“¿Creéis que los malos Espíritus, que pululan en el medio humano, esperan ser llamados, a fin de ejercer su influencia perniciosa? Desde que los Espíritus existieron en todos los tiempos, en todos los tiempos representaron el mismo papel, pues esto está en su naturaleza. Y la prueba es el gran número de personas obsesadas, o posesas, si quisiérais, antes que se pensara en Espiritismo y de médiuns. La acción de los Espíritus buenos o malos es, pues, espontánea. La de los malo produce una porción de perturbaciones en la economía moral e incluso física y que, por ignorancia de la verdadera causa, son atribuídas a causas equivocadas. Los malos Espíritus son enemigos invisibles, tanto más peligrosos en cuanto no se sospechaba de su acción. Poniénlos a descubierto, el Espiritismo viene a revelar una nueva causa de ciertos males de la Humanidad. Conocida la causa, no se buscará más combatir el mal por medios que, sabemos ahora, son inútiles: se buscará otros medios más eficaces”. (subrayados míos)


(Este artigo continua na próxima edição.)

 

Referências bibliográficas:

Kardec, A. A Obsessão – Origem, sintomas e curas [Tradução de Wallace Leal V. Rodrigues]. Casa Editora “O Clarim”. Sexta edição. 2000.

Kardec, A. Revista Espírita (Quinto Ano – 1862) [Tradução de Salvador Gentile]. Instituto de Difusão Espírita (IDE). Primeira edição. 1993.

Kardec. A. Revista Espírita (Sexto Ano – 1863) [Tradução de Salvador Gentile]. Instituto de Difusão Espírita (IDE). Segunda edição. 2002.


 

Traducción:
Isabel Porras
isabelporras1@gmail.com

 
 

     
     

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