Tema: Elogio, gentileza
El valor de un elogio
Maju tenía dos dientecitos de adelante separados;
parecían dos ventanitas abiertas que daban directo a una
pequeña caverna. Ella se moría de vergüenza de sus
dientes ventanitas, por eso ya no quería sonreír.
Siempre que oía algo divertido, colocaba la mano sobre
la boca y escondía sus ventanitas naturales.
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- ¡Abre la boca para sonreír, Maju! – le decía
su mamá.
Pero la vergüenza era más grande. Como todo el
mundo tenía los
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dientes juntitos, Maju se veía no solo
diferente, sino también fea. |
Un día, pasó algo que hizo que Maju cambiara totalmente
de idea y mostrara una gran sonrisa. Una niña, nueva en
su clase, se sentó a su lado.
Ella miró a Maju avergonzada, pues era su primer día, y
mostró una sonrisa tímida. Maju, queriendo ser simpática
con su nueva amiga, sonrió también, olvidándose de
esconder su ventanita.
- ¡Qué lindo! ¡Me encantan tus dientecitos! – dijo la
niña.
Fue en ese momento que Maju se acordó. Pero ese elogio
espontáneo hizo que ella no sintiera vergüenza esa vez.
Después de ese día, Maju se volvió más confiada y
descubrió qué importante es escuchar palabras gentiles.
Ella pasó a elogiar todo lo que hallaba bueno o bonito
en sus amigos. ¿Acaso ellos no sabían de las cosas
especiales que tenían?
¿Y saben una cosa? Sus elogios hacían bien a quien los
recibía y a ella también. Pues Maju pasó a ver más las
cualidades que los defectos de los demás y se dio cuenta
de que cada uno es de una manera, pero todo el mundo
siempre tiene un lado genial.
(Adaptación del texto La niña de los
dientes separados, de Suelen Maistro, del sitio web
Mãe Pop.)
Traducción:
Carmen
Morante
carmen.morante9512@gmail.com
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