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Cinco teorías
para
la evolución |
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Algunas propuestas explicativas sobre la evolución han
sido puestas.
La explicación clásica del cristianismo tradicional es
la creacionista o fixista, según la cual
los humanos, como los otros animales, son como siempre
fueron, sin ningún cambio. Esa visión cree en un Dios
creador, el cual habría originado el mundo tal como lo
vemos hoy. Ningún ser vivo “viene” de cualquier otro,
pues no existe evolución. En la comunidad científica
nadie tiene en serio esa teoría, pues las evidencias en
pro de la evolución biológica son indiscutibles.
La teoría que prevalece en la comunidad científica
afirma que las especies evolucionan de otras especies, y
las especies que existen hoy, probablemente, no existían
en el inicio del mundo, y que la evolución se da por una
serie de mutaciones genéticas aleatorias y selección
natural. La crítica más contundente a esa teoría oficial
se refiere a la complejidad de ciertos órganos, como los
ojos de los vertebrados, y a sistemas, como el de la
coagulación sanguínea. Casi inconcebibles que
estructuras así hayan surgido por obra del acaso.
Una tercera posibilidad procura conciliar las dos
anteriores, la teoría del Proyecto inteligente.
Los partidarios del Proyecto inteligente resaltan la
dificultad, si no la imposibilidad, de explicar
estructuras tan complejas, como el ojo humano, por medio
apenas de mutaciones al acaso y selección natural. Ellos
afirman que estructuras y órganos complejos muestran una
integración creativa de muchos componentes diferentes
porque fueron proyectados de modo inteligente. Ellos
dejan en abierto la cuestión del proyectista, pero la
respuesta obvia es Dios.
La gran crítica que se hace a esa teoría es que no
siempre las cosas fueron cierta. Se cree que más del 90
% de las especies que surgieron en la Tierra fueron
extinguidas. Así, ese proyectista no sería tan
inteligente como se cree.
Una cuarta hipótesis se presenta: ni el acaso ni una
inteligencia externa. Los organismos vivos pueden tener
una creatividad interna, como los seres humanos
tienen. Las nuevas ideas surgen, nadie sabe como ni por
qué. El ser humano tiene una creatividad inherente, y
todos los organismos vivos también pueden tener una
creatividad inherente que se manifiesta en mayor o menor
grado. Según esa hipótesis, las máquinas exigen
proyectistas externos, los organismos no.
La teoría de la creatividad interna remonta a pensadores
bien antiguos como Erasmus Darwin (1731-1802), el abuelo
de Charles Darwin. Él decía que Dios dotaba la vida o
la naturaleza de una capacidad creativa inherente que
después se manifestaba sin la necesidad de orientación o
intervención divina. Los seres vivos eran capaces de
perfeccionarse, y los resultados de los esfuerzos de los
padres eran heredados por sus descendientes.
Otro partidario de esa teoría fue Jean-Baptiste Lamarck
(1744-1829). Según él, los animales adquirirían nuevos
hábitos en respuesta a su ambiente y sus adaptaciones
eran transmitidas a sus descendientes. Un poder
inherente a la vida produjo organismos cada vez más
complejos, elevándolos en la escala animal.
La teoría de la creatividad inherente a los organismos
vivos no se sustenta a la luz de los postulados
espíritas. Incluso porque la creatividad, la
inteligencia y la voluntad son atributos no del
organismo vivo, sino del principio espiritual, que es
sede de todo eso.
Aceptar que el principio espiritual, en la fase
evolutiva de las plantas y animales, e incluso en la
fase humana sea capaz de resolver problemas tan
complejos como aquellos que derivan de su sobrevivencia
y especialización creciente es ilógico.
La solución de la mayor parte de esos obstáculos
evolutivos pasa por modificaciones en la estructura del
ADN, localizado en los cromosomas, en el núcleo de las
células. Son estructuras inaccesibles a las mentes más
bien dotadas, cuanto más al principio inteligente que ni
siquiera posee mente en gran parte de su evolución.
Veamos un ejemplo al examinar la resistencia adquirida
por el HIV a antivirales.
Imaginemos que un nuevo medicamento antiviral sea
dado a cierto paciente. El medicamento, después de
alcanzar la intimidad de la célula, va a hacer que el
ambiente donde los vírus se encuentran se modifique.
Tendremos, así, un ambiente nuevo, pues nunca,
anteriormente, aquella sustancia química existió en la
célula.
Un determinado cambio genético será necesario para que
el vírus no sea destruido por el medicamento; el
necesita adquirir resistencia al medicamento. En el
nível genético, es preciso que ocurra una mutación. La
mutación consiste en un conjunto de cambios específicos
en la secuencia de la molécula del gen.
Para que eso se verifique, el vírus tendría que
reconocer que el ambiente cambió, identificar el cambio
necesario para la adaptación de las nuevas condiciones y
entonces causar la correcta alteración en la molécula de
ADN, o sea, promover una mutación. Y el vírus tendría
que hacer eso en un ambiente nunca antes experimentado
por el.
Incluso que fuese posible imaginarse el hecho de
mutaciones dirigidas por una posible creatividad del
organismo en el caso de la resistencia vital a drogas,
cambios evolutivos de un órgano más complejo (como el
cerebro u ojo) exigirían practicamente un milagro.
La quinta propuesta es la espírita. Sin negar la
propuesta de la ciencia oficial, según la cual la
evolución se da por mutaciones y por selección natural,
el Espiritismo va más allá e informa que las mutaciones
que dieron origen a las especies nuevas y al
perfeccionamiento gradual de los organismos vivos
fueron, muchas veces, promovidas por Espíritus
desencarnados vinculados a la evolución del planeta. En
ese particular, tenemos vasta literatura.
Según Léon Denis, la teoría de la evolución debe ser
completada por la de la percusión, esto es, por la
acción de las potencias invisibles, que activa y dirige
esta lenta y prodigiosa marcha ascendente. ¡
Y aun, Denis: Espíritus químicos, físicos,
naturalistas, astrónomos actúan en todos los lugares
sobre la materia sutil, que hacen pasar por
preparaciones, por modificaciones destinadas a obras que
la imaginación humana tendría dificultades en concebir.¡¡
El médico francés Gustavo Geley sigue en la misma
línea; La evolución de las especies se encuentra
guiada, en cierta medida, por una influencia superior y
profunda. Las apariciones intermitentes de las
principales especies y de los instintos son conforme a
las necesidades ambientes y a las necesidades vitales,
obedeciendo a la finalidad adquirida. Pero hay aun, todo
como en la obra del artista, al lado de realizaciones
geniales, errores, imperfecciones, olvidos,
exageraciones, intentos...¡¡¡
En la literatura mediúmnica de Chico Xavier, encontramos
hartas informaciones que ratifican esos conceptos.
Emmanuel dice que así como el químico humano
encuentra en el hidrogeno la fórmula más simple para
establecer la ruta de sus comparaciones sustanciales,
los Espíritus que cooperaron con el Cristo, en los
princios de la organización planetaria, encontraron, en
el protoplasma, el punto de inicio para la actividad
realizadora, tomándolo como base esencial de todas las
células vivas del organismo terrestre. iv
Y también, André Luiz:
Los arquitectos espirituales, adaptados a la supervisión
celeste, gastarían largos siglos preparando las células
que servirían de base al reino vegetal, combinando
nucleoproteínas a azucares y otros elementos
primordiales, a fin de que se estableciese un nível
seguro de fuerzas constantes, entre el bagage del núcleo
y del citoplasma.
Con semejante realización, el principio inteligente
comienza a desenvolverse del punto de vista
fisiopsicosomático. No apenas la forma física del futuro
promete entonces revelarse, sino la forma espiritual.
Se fijan, despacio, bajo influenciación magnética, los
fragmentos de cromatina, organizándose los cromosomas en
que serían condensadas las fórmulas vitales de la
reproducción. Múltiples procesos de división pasan a ser
experimentados. v
Muestra también que plantas y animales, después de
estados en el plano espiritual, al volver al plano
físico, por el mecanismo reencarnatorio, se vuelven
elementos de transformación:
Plantas y animales domesticados por la inteligencia
humana, durante milenios, pueden ahí ser aclimatados y
perfeccionados, por determinados periodos de existencia,
al fin de los cuales regresan a sus núcleos de origen
en el suelo terrestre, para que avancen en la
peregrinación evolutiva, compensados con valiosas
adquisiciones de mejoramiento, por las cuales auxilían
la flora y fauna habituales a la Tierra, con los
beneficios de las llamadas mutaciones espontáneas. v¡
Y presenta este pensamiento esclarecedor:
El plano físico es la cuna de la evolución que el plano
extrafísico perfecciona. El primero insufla el soplo de
la vida, cuyas edificaciones el segundo perfecciona. La
reencarnación multiplica las experiencias, sumándolas,
poco a poco. v¡¡
Podemos deducir, por lo expuesto, que la interferencia
de los Espíritus habilitados a la evolución de la Tierra
se dio en momentos fundamentales de la evolución
planetaria, donde, utilizándose de profundos
conocimientos técnicos, operaron en el genoma de los
seres vivientes, en cuando al instante debido, para que
el progreso se diese al agrado.
Una crítica que podría ser hecha a la propuesta espírita
se refiere a la desaparición de millones de especies. Si
Espíritus superiores dirigieron el proceso, ¿cómo
entender el surgimiento de formas animales que no
deberían prevalecer con el pasar de los años?
Es preciso que se entienda que la evolución del
principio espiritual en la Tierra ha sido un proceso de
construcción creativa, de que participan el propio
principio inteligente, como campo organizador de la
forma y almacen de las conquistas adquiridas, y una
innumerable falange de Espíritus desencarnados,
ciertamente con especialidades en diferentes áreas del
conocimiento, pero también en proceso de crecimiento. El
trabajo de esos Espíritus debe ser colocado a cuenta de
experiencias evolutivas también para ellos. Se
encuentran probablemente en una fase avanzada de
progreso, pero aun necesitados de desenvolvimiento en
sectores específicos de la evolución. Así se justifican
procesos o situaciones que nos parecen equivocados, pero
que son ejercicios y experiencias de almas incompletas.
Hay que considerar también, las necesidades del
principio espiritual en tránsito evolutivo. Estructuras
listas y completas, no les serían el sustrato sobre el
cual se daría el desenvolvimiento necesario.
Y también precisan ser consideradas las limitaciones del
propio orbe. Emmanuel, examinando la cuestión de los
ensayos monstruosos que dieron origen a los animales
horrendos de las eras primitivas, recuerda que la
máquina celular fue perfeccionada, en el limite de lo
posible, en fase de las leyes físicas del globo. v¡¡¡
En resumen:
- Espíritus planeadores no son perfectos y pueden
presentar sus limitaciones (científicos competentes
fallan, con frecuencia).
- La acción se da vía campos de energía aun inmaduros
(incapaces de fijar los sistemas más complejos).
- Los límites impuestos por las leyes físicas, químicas
y biológicas del planeta y de la evolución planetaria.
- La necesidad de elaboración paulatina del principio
inteligente.
[i] O
problema do ser, cap. IX, parte I
[ii] O
problema do ser, cap. XII, parte I
[iii] Do
inconsciente ao consciente
[iv] O
Consolador, item 6
[v] Evolução
em dois mundos,
parte I, cap. VII. 8. ed. Brasília: FEB,1958.
[vi] Evolução
em dois mundos, parte
I, cap. XIII. 8. ed. Brasília: FEB,1958.
[viii] A
caminho da luz, cap. 2