Especial

por Marcus De Mario

El proceso de la evangelización espírita

No todo dirigente de centro espírita tiene noción exacta sobre lo que es y cuál es la importancia de la evangelización, y mucho menos sobre el proceso de educación del espíritu inmortal que todos somos, de ahí encontrarnos escuelas de evangelización infantil distanciadas del verdadero proceso enseñanza-aprendizaje, y tener en cuenta las implicaciones pedagógicas de la filosofía espírita y de los principios que forman el Espiritismo. En muchos casos se repite el viejo y anticuado modelo de la escuela formada en el siglo 19, replicado por el sistema de enseñanza brasileña y copiado por los centros espíritas. Ese sistema es anacrónico, equivocado y de pésimos resultados, bastando para ese reconocimiento verificar la masa de analfabetos funcionales que salen de la escuela todos los años, además de jóvenes que no saben pensar, que apenas memorizaron contenidos para utilización en pruebas. ¿Por qué insistimos en dar aula y seguir currículum cerrado, cuando eso no funciona?

Para proseguir esa reflexión, pasemos la palabra a Allan Kardec, en un texto que extraímos del ítem 350 de El Libro de los Médiuns“Si el Espiritismo debe, como fue anunciado, realizar la transformación de la humanidad, solo podrá hacerlo por el mejoramiento de las masas, lo que solo se dará gradualmente, poco a poco, por el mejoramiento de los individuos.” La palabra del codificador es cristalina. Solamente la mejora, la transformación, el perfeccionamiento de los individuos, podrá transformar, mejorar, perfeccionar la sociedad. ¿Cómo vamos a alcanzar eso sin la participación cada vez más consciente del alumno en el proceso de su educación? ¿Sin que el trabajo de evangelización espírita esté realmente ligado a las enseñanzas morales de Jesús y a la realidad del espíritu inmortal presentemente reencarnado, pero con vida futura?

Educación es proceso que implica la participación del evangelizador, del evangelizado y de los padres, integrando el centro espírita y la familia. No es proceso de fuera para dentro con decisiones tomadas de arriba para abajo, o sea, no es proceso en que se intenta enseñar y más enseñar a través de un currículo planeado por los responsable por la evangelización. Los niños y los jóvenes, que saben pensar y sentir, que poseen habilidades y sentimientos, necesitan tener participación en ese proceso, que no puede ocurrir divorciado de la familia, configurada por los espíritus superiores como la primera escuela del espíritu reencarnado, mostrando que los padres también tienen que participar.

¿Cuál es la finalidad de la evangelización? Religar a los espíritus al Evangelio, a las enseñanzas morales de Jesús, comprendiendolos y poniéndolos en práctica por sí mismos, abrazando con conciencia la solidaridad, la fraternidad y la caridad. No porque aprendió eso con el evangelizador, sino porque estudió, debatió, pensó y vivió en acciones pedagógicas, cuando entonces une la teoría con la experiencia, y, en la secuencia, incorpora lo aprendido a su patrimonio psíquico. Él hace porque entiende los beneficios para él y para los otros, él quiere el bien porque comprende que el bien es bueno para todos.

Precisamos acabar con la sala de aula y la enseñanza antidemocrática del evangelizador, que no es un mero pasador de contenidos, que no es un simple instructor de informaciones, y sí, es un orientador y facilitador del proceso de aprendizaje, debiendo, por encima de todo, dar buenos ejemplos a partir de su conducta en la convivencia con los otros. ¿Qué adelanta ser dirigente del centro espírita, ser evangelizador espírita, ser coordinador de estudio de la doctrina espírita, ser médium, y así por delante, si eso no significa ser menos orgulloso, menos egoísta, menos vanidoso, menos hipócrita?

Es urgente que los espíritas se vuelquen para la educación, pero no la educación intelectual, cognitiva, repetitiva, que lleva al niño y al joven a memorizar informaciones. Ya Allan Kardec, en El Libro de los Espíritus, en la pregunta 685A, muy bien esclarece lo que sea la verdadera educación: “Hay un elemento que no se consideró bastante, y sin el cual la ciencia económica no pasa de teoría: la educación. No la educación intelectual, sino la moral, y ni aun la educación moral por los libros, sino la que consiste en el arte de formar los caracteres, aquella que crea los hábitos, porque educación es conjunto de hábitos adquiridos.” Y en la pregunta 917 complementa: “El egoísmo es la fuente de todos los vicios, como la caridad es la fuente de todas las virtudes. Destruir uno y desenvolver a otra debe ser el blanco de todos los esfuezos del hombre, si él desea asegurar su felicidad en este mundo, tanto como en el futuro.”

¿En los centros espíritas estamos trabajando para asegurar nuestra y la felicidad de los otros? ¿Será que los esfuerzos en realizar tratamiento espiritual para dolencias orgánicas es la finalidad del Espiritismo? ¿Será que recibir mensages psicografiados de los espíritus recién desencanados para sus familiares es finalidad del Espiritismo? ¿Será que enseñar a los niños lo que es el periespíritu y decorar sentencias sobre Jesús es la finalidad de la evangelización espírita? No somos contra ninguna actividad que ampare, consuele y esclarezca al prójimo; estamos llamando la atención para las prioridades del Espiritismo y, por extensión, de los centros espíritas.

Hasta aquí hablamos de la evangelización volcada para los niños y para los jóvenes, pero ya es hora de extendernos, de ampliar ese entendimiento. Hoy, en que los medios de comunicación de masa, a través de poderoso aparato tecnológico, influyen a las personas en todos los aspectos vivenciales, y en que muchos valores están en crisis frente al embate entre el materialismo y el espiritualismo, tenemos que pensar en la evangelización espírita como evangelización espírita de la familia, para que esta, con el soporte pedagógico del Espiritismo, pueda ser el centro irradiante de la transformación moral humana. A no ser así, continuaremos asistiendo a pesados grupos de individuos adentrando a la sociedad sin tener límites, llevados por la corriente de las pasiones, por los más diversos vicios que degradan el alma, sin ideales más ennoblecidos, dejandose enredar por el sensualismo, en una palabra, individuos egoístas y orgullosos, justamente lo que la educación moral debería combatir y transformar.

El Espiritismo surgió en el horizonte humano para auxiliar a todos nosotros en la transformación moral que debemos realizar, primero con nosotros, después con los otros y, finalmente, con el colectivo humano, con la humanidad. Es en la realidad del espíritu inmortal que vibramos, y la educación moral es el único camino que puede acelerar nuestra marcha ascensional para la perfección. ¿Hasta cuándo vamos a vivir el sueño de los obstinados que no quieren reconocer la realidad, y que hacen todos los esfuerzos para adaptar el Espiritismo a sus propias conveniencias, así evitando encarar de frente la necesidad de transformación íntima, interior, de realizar el autoconocimiento y la autoeducación?

La evangelización espírita debe ser prioridad en el centro espírita, cuando entonces estaremos aprendiendo y practicando el Espiritismo como el nos fue entregado por los espíritus superiores y organizado y estudiado en sus consecuencias por Allan Kardec.


Marcus De Mario es educador, escritor y conferenciante. Coordina el Seara de luz (Siembra de Luz), grupo online de estudio espírita. Es editor del canal Orientación Espírita en YouTube. Posee más de 35 libros publicados. 


 

Traducción:
Isabel Porras
isabelporras1@gmail.com

 
 

     
     

O Consolador
 Revista Semanal de Divulgação Espírita