Tema: Amistad y compañerismo
La prima Taís
Julio vivía en una casa espaciosa y acogedora. Tenía
muchos juguetes y adoraba jugar con ellos. No tenía
hermanos, pero su prima Taís vivía en la misma calle y
prácticamente todos los días iba a su casa.
Taís ya estaba acostumbrada a frecuentar la casa de
Julio. Ellos veían la televisión juntos, jugaban con
Rex, jugaban videojuegos e inventaban juegos. Pero no
siempre la diversión resultaba bien.
Julio era muy pleitista, no le gustaba prestar sus cosas
a Taís. Cuando prestaba algo, se la pasaba controlando
demasiado, apenas la dejaba jugar. Muchas veces se
quejaba de ella y hasta le pedía que se fuera a su casa.
Taís se quedaba molesta. Decía que no volvería más. Pero
a ella le agradaba mucho su primo y después de algunos
días acababa apareciendo de nuevo.
Una tarde, cuando Julio estaba jugando en la
computadora, Taís lo invitó:
- ¿Vamos a jugar afuera? Ya
me cansé de quedarme aquí dentro. ¿Vamos
a hacer algo?
- No, no quiero salir. ¡Ya estoy haciendo algo!
Taís insistió un poco, pero luego desistió. Julio
continuó jugando, distraído. Hasta que,
escuchando un ruido que venía de afuera, miró por la
ventana y vio a Taís patinando en la calle. Julio se
puso muy molesto y fue corriendo hacia ella:
- ¡Taís! ¡Quítate
mis patines ahora mismo! ¡No te los he prestado!
- ¡Ah! Julio, deja que patine. Los tomé porque si te los
pidiera no ibas a prestármelo, pero ni siquiera los
usas.
- ¡Eso no te interesa! ¡Quítatelos ya!
Taís tuvo que quitárselos, pero se quedó muy triste y se
fue a su casa.
Al día siguiente Taís no apareció ni al otro día
tampoco. Pasó una semana y Julio comenzó a extrañar a su
prima.
Todos los días la esperaba. Cuando oía algún ruido
diferente salía corriendo, pensando que ella había
llegado.
Hasta que un día, casi llorando, Julio decidió hablar
con su mamá.
- Mamá, creo que Taís no viene más aquí a la casa porque
peleé con ella cuando ella usó mis patines. ¡Creo que ya
no le agrado!
- Julio, le agradas mucho a Taís. Ustedes son como
hermanos. Ella debe haberse molestado con la pelea,
claro, pero ella no ha estado viniendo aquí porque su
familia ha viajado. Ellos se fueron a ese viaje que
estaban programando hacía tiempo, para pasar las
vacaciones con la abuela de ella.
La abuela de Taís vivía en una ciudad muy lejos. Ella
solo iba hacia allá de vez en cuando, por eso se quedó
allá muchos días.
Para Julio, las vacaciones demoraron una eternidad. Él
se quedó extrañándola. Pensaba en Taís cada vez que veía
una película, o comía una comida que a ella le gustaba,
o jugaba con algún juguete que ella apreciaba.
Las vacaciones fueron largas, pero Julio tuvo bastante
tiempo para entender cuán importante era Taís para él.
La mayoría de las veces es así, las personas solo
valoran lo que tienen cuando lo pierden.
Cuando Taís volvió y se reencontraron, fue una gran
alegría. Se dieron un abrazo muy fuerte. Taís quería
contar todo sobre la casa de su abuela. Julio también
tenía muchas cosas que contar, de la película nueva que
había visto, de las fases del videojuego que había
pasado y de los goles que había hecho en el juego de
fútbol.
Pronto ellos ya estaban jugando de nuevo y todo volvió a
la normalidad. Pero ahora Julio ya no era tan pleitista.
Hasta le gustaba compartir sus juguetes con Taís y
divertirse con ella. Su amistad creció incluso más y se
quedó así por toda la vida.
Traducción:
Carmen
Morante
carmen.morante9512@gmail.com
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