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Allan Kardec y la
manifestación de los
espíritus animales -
Parte final |
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“¿Significa eso que despreciamos los hechos? Muy al
contrario, pues toda nuestra ciencia está basada en los hechos.”
(ALLAN KARDEC, RE 1859, jul.)
“Los hechos, he el verdadero criterio de nuestros
juicios, el argumento sin replica. En la ausencia de los
hechos, la duda es la opinión del hombre sensato.”
(ALLAN KARDEC, OLE, Introducción)
A lo que nos parece, en el segundo parráfo del artículo
“Fotografía del pensamiento” publicado en la Revista
Espírita 1868, en el mes de junio, Allan Kardec,
al referirse a los “fluidos espirituales”, está, en
verdad, hablando de aquello que hoy entendemos como
ectoplasma, base de todas las manifestaciones de efectos
físicos.
En el cuarto parráfo del citado artículo, él explica que
el Espíritu se presenta con el periespíritu teniendo la
apariencia de cuando vivo, pero puede modificarlo
dándole la forma que desea, inclusive la de alguno de
sus personajes de vidas pasadas.
Ya en el quinto, esclarece que, por el pensamiento, es
posible al Espíritu “crear fluidicamente los objetos de
los cuales debía de servirse”. Entre los ejemplos que
da, tenemos “un labrador, en su arado y sus bueyes”.
Aquí tenemos algo extraño, pues hasta donde sabemos, los
“bueyes” son animales y no objetos.
Así, juzgamos, que esa creación fluídica, tal vez sea
algo como una fotografía, que queda alojada, vamos así a
decir, en el periespíritu, de ahí tener una “vida” bien
corta, dígase de pasada. Eso teniendo en cuenta lo que
está dicho en el octavo parráfo: “creando imágenes
fluídicas, se refleja en el envoltorio espiritual como
en un cristal” y “se fotografía de alguna suerte”.
Corroborando, tenemos, en el noveno parráfo, que “los
movimientos más secretos del alma repercuten en el
envoltorio fluídico”. Delante de eso, juzgamos que,
s.m.j., los citados bueyes no se tratan de creaciones
fluídicas de animales, como muchos defienden.
Añadimos de la Revista Espírita 1869, mes
de abril, esto que Allan Kardec dice, cuando publica el
artículo “Comunidad de fe espírita americana”:
Las transformaciones fluídicas producen imágenes y
objetos tan reales para los Espíritus,
que son ellos mismos fluídicos, en cuanto son las
imágenes y los objetos terrestres para los hombres, que
son materiales. Todo es relativo en cada uno de esos
mundos. […]. (1) (negrita mía)
La separación de las creaciones fluídicas en dos tipos –
imágenes y objetos –, nos ayuda sobremanera en el
entendimiento sobre lo que se produce de ellas. Además
de eso, no podemos dejar de tener en cuenta la cuestión
de los dos planos de la vida: físico y espiritual.
Relatos sobre manifestaciones de espíritu de animal
Ahora es momento de presentar el artículo “Manifestación
de espíritu de los animales”, publicado en la Revista
Espírita 1865, en el mes de mayo. En el Allan
Kardec registra una correspondencia recibida de Dieppe (2),
en la cual el autor narra la aparición de una cachorra
de nombre Mika:
“Agonizante mi pobre hijo, fallecido en
Boulogne-sur-Mer, donde continuaba sus estudios, tuvo de
uno de sus amigos una encantadora cachorra que
habíamos educado con cuidado extremo. Ella era, en su
especie, la más adorable criaturiña que fuese posible
imaginar. Nosotros la amábamos como se ama todo
aquello que es bello y bueno. Ella nos comprendía por el
gesto, nos comprendía por la mirada. La expresión de sus
ojos era tal que parecía que iría a responder cuando se
le dirigía la palabra.
“Depués del deceso de su joven dueño la pequeña Mika
(era su nombre) me fue conducida a Dieppe, y, según su
hábito, ella dormía frecuentemente cubierta a mis pies,
sobre mí cama. En el invierno, cuando el frío
maltrataba mucho, ella se levantaba, hacía oir un
pequeño gemido de una extrema dulzura, lo que era a su
manera habitual de formular un pedido, y
comprendiendo lo que ella deseaba, le permitía venir a
colocarse a mi lado. Ella se estendia, entonces, a
voluntad entre dos sabanas, su pequeño hocico sobre mi
cuello que a ella la gustaba por almohada, y se
entregaba al sueño, como los felices de la Tierra,
recibiendo mi calor, comunicándome el suyo, lo que no me
incomodaba de sobra. Conmigo la pobre pequeña pasaba
felices días. Mil cosas dulces no le faltaban; pero, en
septiembre último, cayó enferma y murió, a pesar de
los cuidados del veterinario a quien yo la confiaba.
Hablamos frecuentemente de ella, mí mujer y yo, y la lamentábamos
casi como un hijo amado, tanto ella había sabido, por su
dulzura, su inteligencia, su fiel amistad, cautivar
nuestro afecto.
“Ultimamente, en medio de la noche, estando echado
pero no durmiendo, oí partir del pie de mi cama ese
pequeño gemido que producía mi pequeña cachorrilla
cuando deseaba alguna cosa. Fui de tal modo tocado
con eso, que extendi los brazos fuera de la cama para
atraerla para mí, y crei en verdad que iba a sentir sus
caricias. Al levantarme por la mañana, conté el hecho
a mi mujer que me dice: ‘Oi la misma voz, no una única
vez, sino dos. Ella parecía partir de la puerta de
mi cuarto. Mi primer pensamiento fue de que nuestra
pobre cachorrilla no estaba muerta, y que escapando de
la casa del veterinario, que de ella se había apropiado
por su gentileza, procuraba entrar en nuestra casa.‘
“Mi pobre hija enferma, que tenía su pequeña cama
en el cuarto de dormir de su madre, afirma haberla
oído igualmente. Solamente le pareció que el sonido
de la voz partia, no de la puerta de entrada, sino de la
propia cama de su madre, que está muy cerca de esa
puerta.” (3) (negrita mía)
Se resalta que la manifestación de la cachorrilla Mika,
dando un gemido como hacía cuando viva, fue testimoniada
por tres personas de la familia. Continuando el relato:
“Yo os confieso, querido señor, que esos hechos, aunque
se relacionen a un ser privado de razón, me hacen
reflexionar singularmente. ¿Qué pensar de eso? No oso
decidir nada y no tengo el deseo de extenderme
largamente sobre ese asunto; pero me pregunto si el
principio inmaterial, que debe sobrevivir en los
animales, como en el hombre, no adquiriría, en un cierto
grado, la facultad de comunicación como el alma humana.
¿Quién sabe? ¿conocemos todos los secretos de la
Naturaleza? Evidentemente no.¿Quién explicará las
leyes de las afinidades? ¿quién explicará las leyes de
repente? nadie. Si el afecto, que es del dominio del
sentimiento, como el sentimiento es del dominio del
alma, posee en sí una fuerza atractiva. ¿Qué habría
de espantoso que un pobre animalito en el estado
inmaterial se sienta arrastrado allí donde su afecto lo
lleva? Pero el sonido de voz, se diría, ¿cómo
admitirlo, si se hiciese oir una vez, dos veces, por qué
no todos los días? Esa objección puede parecer seria; no
obstante, ¿sería irracional pensar que ese sonido no
pueda producirse fuera de ciertas combinaciones de
fluidos, los cuales reunidos obrasen en un sentido
cualquiera, como se producen en química ciertos
efervescentes, ciertas explosiones, en consecuencia de
la mezcla de tales o tales materias? Que esa hipotesis
parezca fundada o no, no la discuto, diré solamente que
ella puede estar en las cosas posibles, y sin ir más
adelante, añadiré que constato un hecho apoyado en un
triple testimonio, y que si ese hecho se produce, fue
porque puede producirse. Más allá de eso, esperemos que
el tiempo nos esclarezca, no tardaremos tal vez oir
hablar de fenómenos de la misma naturaleza.” (4)
(negrita mía)
Los varios cuestionamientos de los misivista tienen
sentido, especialmente: “¿Conocemos todos los secretos
de la Naturaleza?” y “¿qué habría de espantoso que un
pobre animalito en el estado inmaterial se sienta
arrastrado allí donde su afecto lo lleva?”. Al final
dice “añadiré que constato un hecho apoyado en un triple
testimonio, y que si ese hecho se produce, fue porque
puede producirse.
He los comentarios de Allan Kardec, sobre ese caso:
Nuestro honrado correspondiente obra sabiamente al no
decidir la cuestión; de un único hecho que no es aun
sino una probabilidad, no quitaría una conclusión
absoluta; él constata, observa, a la espera de que la
luz se haga. Así lo que sea prudencia. Los hechos de ese
género no son aun ni bastante numerosos, ni bastante
averiguados para de ellos deducir una teoría afirmativa
o negativa. La cuestión del principio y del fin de
los principios de los animales comienza solamente a
esclarecerse, y el hecho de que se trata a ella unirse
esencialmente. Si eso no es una ilusión, constata por lo
menos el lazo de afinidad que existe entre el Espíritu
de los animales, o mejor de ciertos animales y el del
hombre. Parece, de sobra, positivamente probado que hay
animales que ven a los Espíritus y por ellos son
impresionados; de eso hemos narrado varios ejemplos en
la Revista, entre otros el del Espíritu y el pequeño
perro, en el número de junio de 1860. Si los animales
ven a los Espíritus, eso no es evidentemente por los
ojos del cuerpo; ellos tienen, pues, también una especie
de visión espiritual.
Hasta el presente, la ciencia no hizo sino constatar las
relaciones fisiológicas entre el hombre y los animales;
ella nos muestra, en lo físico, todos los animales de la
cadena de los seres sin solución de continuidad; pero
entre el principio espiritual de los dos Espíritus
existía un abismo; si los hechos psicológicos, mejor
observados, vienen a lanzar un punto sobre ese abismo,
eso será un nuevo paso de hecho para la unidad de la
escala de los seres y de la creación. No es por los
sistemas que se puede resolver esta grave cuestión, es
por los hechos; si ella deberá serlo un día, el
Espiritismo, creando la psicología experimental, solo el
podrá ofrecerle los medios. En todos los casos, si
existen puntos de conctato entre el alma animal y el
alma humana, eso no puede ser, del lado de la primera,
sino de la parte de los animales más avanzados. Un
hecho importante a constatar es que, entre los seres del
mundo espiritual, jamás fue hecha mención de que existan
Espíritus de animales. Parecería de eso resultar que
estos no conservan su individualidad después de la
muerte, y, de otro lado, esa cachorrilla que se habría
manifestado, parecería probar lo contrario.
Se ve, según esto, que la cuestión está aun poco
avanzada, y no es preciso apresurarse en resolverla.
Habiendo sido leida la carta de arriba a la Sociedad de
París, la comunicación siguiente fue dada a este
respecto. (5) (negrita mía)
Juzgamos de suma importancia estas dos consideraciones
del Codificador: 1ª) “Los hechos de ese género no son
aun ni bastante numerosos, ni bastante averiguados para
de ellos deducir una teoría afirmativa o negativa.” y
2ª) “No es por los sistemas que se puede resolver esta
grave cuestión, es por los hechos”.
Allan Kardec recuerda que “entre los seres del mundo
espiritual, jamás fue hecha mención de que existan
Espíritus de animales”, para concluir que “esa
cachorrilla que se habría manifestádose, parecería probar
lo contrario”, por tanto, él abre espacio para que tales
manifestaciones ocurran, aunque no tenga elementos para
explicar como ellas ocurran.
Un Espíritu, que no se identifica, dio una comunicación
sobre la cuestión, de la cual destacamos solamente los
trechos que tienen relación con nuestro tema:
(París, 21 de abril de 1865. - Médium, Sr. E. Vézy.)
Voy a tocar una grave cuestión esta noche, hablandoos
de las relaciones que pueden existir entre la animalidad
y la humanidad. Pero en este recinto, cuando, por
primera vez, mis instrucciones os enseñaran la
solidariedad de todas las existencias y las afinidades
que existen entre ellas, un susurro se elevó en una
parte de esta asamblea, y yo me cayé. ¿Debería hacer lo
mismo hoy, a pesar de vuestras preguntas? No, una vez
que vas a entrar en el camino que yo os indiqué.
[…].
Entre los animales domésticos y el hombre las afinidades
son producidas por las cargas fluídicas que
os cercan y recaen sobre ellos; es un poco la humanidad
que se detenta sobre la animalidad, sin alterar los
colores de una o de otra; de ahí esa superioridad
inteligente del perro sobre el instinto brutal de la
bestia salvaje, y es a esta causa solamente que
podrán ser debidas estas manifestaciones que viene
de leeros. No se está, pues, engañando oyendo un
grito alegre del animal y conociendo los cuidados de su
señor, y viniendo, antes de pasar al estado
intermediario de un desenvolvimiento a otro, traerle un
recuerdo. La manifestación puede, pues, ocurrir, pero
ella es pasajera, porque el animal, para subir de un
escalón, es preciso un trabajo latente que aniquile,
para todos, todo señal exterior de vida. Ese estado
es la crisalida espiritual donde se elabora el alma,
periespíritu informe, no teniendo ninguna figura
reproductiva de trazos, rompiéndose en un estado de
madurez, para dejar escapar, en las corrientes que los
cargan, los germenes de almas que allí brotan. Sino
sería, pues, difícil hablaros de los Espíritus de
animales del espacio, él no existe, o antes su pasaje es
tan rápida que es como nulo, y que en el estado de
crisálida, no podrían ser descritas. (6)
(negrita mía)
El Espíritu manifestante da como verdadera la
manifestación de cachorrilla, aunque pasajera,
argumenta. En cuanto la existencia de animales en el
mundo espíritual él dice que es tan rápida que es casi
que nula su permanencia allá, sin embargo no dice que
eso sea obstáculo a la manifestación de animales.
Y finalizando el artículo, Allan Kardec incluyó esta
nota:
[…] Como explicación del hecho mencionado, su teoría
es racional y concuerda, por el fondo, con la que
prevalece hoy en las instrucciones dadas en la mayoría
de los centros. Cuando hubimos reunido todos los
documentos suficientes, nosotros los resumiremos en
un cuerpo de doctrina metódica, que será sometido al
control universal; hasta entonces no son sino
balizas colocadas sobre el camino para clarearlo. (7)
(negrita mía)
Y ahí, el Codificador, como era de esperarse, en el caso
en cuestión, hizo valer esto que dijo “[…] contra los
hechos, es preciso, necesariamente, bajar las armas.
[…].” (8) y queda a la espera de que se reuna
más hechos, con el objetivo de aplicar el control
universal, a fin de definirla positiva o negativamente.
Conclusión
¿Qué hizo Allan Kardec delante de un relato sobre
manifestación de espíritu de animal? Dice tratarse de
creación fluídica o que sería un Espíritu manifestándose
con apariencia de animal ¡No y no! Él, como demostramos,
era hombre de ciencia, razón por la cual los hechos es
que guiaban todas sus conclusiones.
Es cierto que él no consiguió juntar otros hechos para
definir, sin embargo tenemos varias fuentes, entre ellas
los autores espíritas clásicos el italiano Ernesto
Bozzano (1862-1943), que se destaca con 130 casos de
apariciones y 10 de materializaciones de animales, y los
franceses Gabriel Delanne (1857-1926) y Gustave Geley
(1868-1924), que, no tenemos duda, nos da cuenta de eso.
Como nadie es obligado a aceptar esa información
nuestra, a los que quisieran comprobarla, sugerimos la
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manifestaciones y evolución, actualmente con 317
páginas y con una amplia bibliografía, que está
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Aprovechamos la enseñanza para también recomendar el
artículo “¿No existirían animales en el mundo
espiritual?” (10), de autoría del compañero
Leonardo Marmo Moreira, dedicado investigador espírita.
La natural cuestión que podrá surgir es: ¿qué animales
se manifiestan? No sabemos, falta información sobre eso.
Arriesgaríamos decir que, tal vez, solamente aquellos
con un nível de inteligencia significativo, como se ve
en muchos animales domésticos.