Especial

por Cássio Leonardo Carrara

La clave para la felicidad

Relaciones positivas mantienen a las personas más felices y saludables, ayudandolas a vivir por más tiempo... ¡y bien!


Cícero acabó de llegar a la casa, acompañado de su esposa, después de un exhaustivo día más de trabalho. La vida, a su ver, estaba tranquila, y la rutina se encaminaba en los caminos de la normalidad. Cuidaba de la alimentación, se ejercitaba y tenía un buen empleo, que le prestaba cierta seguridad para futuros proyectos. La pareja discutia planes en conjunto con cierta frecuencia, y varias de las actividades diarias hacían lado a lado.

A lo largo del horario de trabajo, cada uno en su emplego, era comun que cambiasen mensajes, comprobando como el otro estaba. Cícero, con todo, notó cierto distanciamiento de la esposa en los últimos tiempos, tanto presencial como virtualmente. “Debe estar apenas cansada”, pensaba, y procuraba respetar el espacio de ella.

En aquel día, sin embargo, la indiferencia lo entristeció y él decidió que no la buscaría. Dejaría que ella tomase la iniciativa.

Pasó la mañana, nada. Pasó la tarde, nada. Al llegar a casa, en cuanto él cuidaba de organizar sus cosas, un abrazo inesperado lo sorprendió. Y él se llenó de regozijo, de bienestar, de alivio... que duraron poco, pues el abrazo largo fue seguido de la temida sentencia: “Necesitamos conversar.”

¿Separación? ¿Por qué? ¿Qué pasó? ¿Qué hice yo? “Yo solo no la amo”, ella resumió, juzgándole la pesada y súbita bomba después de siete años de matrimonio, que él juzgaba felices.

Pero pronto, en el mismo día, Pablo, gran amigo de Cícero, lo convocó — y no invitó — a salir por la noche para conversar. “Voy a pasar por ahí, espérame”, y no dio detalles. En el horario combinado, Pablo dejó el coche en frente de la casa de Cícero, que intentó esconder la tristeza que le consumía.

“Ahora tu puedes llorar en mi hombro”, le dice Pablo. “¿Por qué razón?”, Cícero aun intentó esbozar una sonrisa, considerando aquello una broma. “Yo ya sé lo que pasó”, le confesó el amigo.

En aquella tarde, la esposa de Cícero ya había anticipado a Alice, novia de Pablo, que pediría el divorcio. Este, anteviendo que el amigo necesitaría de ayuda, se anticipó, tomó la iniciativa, y le ofreció su tiempo, sin pensar, haciéndose presente. Introvertido, Cícero probablemente tardaría en abrirse con alguien sobre el problema.

Después de la inesperada conversación, la unión conyugal no encontró fuerzas para sustentarse y encontró su término en los cinco días siguientes, cuando la esposa salió definitivamente de casa. Ante el hecho, Pablo repetió el mismo procedimiento en las semanas siguientes, de dos a tres veces por semana, hasta tener la certeza de que Cícero reencontraba el suelo y podría seguir la vida.

Hoy, Cícero está bien, feliz, y reconoció la actitud abnegada del amigo. Será a él eternamente agradecido. 

 

***

¿Cuál es la clave para la felicidad? Por eras, la humanidad se ha quebrado la cabeza para intentar encontrar el camino que le ofrezca una vida plena, cuya sensación de bienestar y alegría sea duradera. Sin embargo, meditamos la felicidad, aquí en la Tierra, de forma equivocada. La proyectamos en alguna conquista (un empleo de ensueños; un salario mejor; un amor intenso etc.) e imaginamos que, al alcanzar la conquista, el estado de felicidad será pleno y constante.

Todavía, ahora inmersos en el estado de pruebas y expiaciones, compatible con  nuestro nível evolutivo, ya habíamos sido alertados por Jesús (Juan, 16:33) que “en el mundo tendréis aflicciones”, informándonos que inevitablemente nuestra fe sería puesta a prueba, “pero tened buen ánimo, yo vencí al mundo”, asegurando que ninguna tristeza es eterna.

Además, tal vez debiesemos dar más atención a la noble recomendación del Maestro (Mateo, 6:20): “Pero juntad tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni la herrubre consumen, y donde los ladrones no socaban ni roban.” ¿Qué son los tesoros del cielo? Todo aquello que hacemos crecer verdaderamente en nuestra alma y que, por esto, son imperecibles.

En ese sentido, un estudio divulgado recientemente, y que demoró 85 años para ser concluido, intentó desvelar lo que realmente trae felicidad a la vida.[1] Investigadores de Harvard, en los EUA, reunieron registros de 724 participantes de todo el mundo, desde 1938, e hicieron preguntas detalladas sobre sus vidas,  cada dos años.

Muchos podrían imaginar que las respuestas girasen en torno de éxito profesional, bienes materiales, una dieta saludable, práctica constante de ejercicios. Claro, todo esto puede contribuir para ofrecer bienestar y buena calidad de vida, y no debe ser despreciado, pero la conclusión a que se llegó en el estudio es que relaciones positivas mantienen las personas más felices y saludables, ayudandolas a vivir por más tiempo... ¡y bien!


Aptitud social

Repercutiendo la investigación de la Universidad de Harvard, el psicólogo clínico Marc Schulz, Ph.D. por la Universidad de California, cuya línea de investigación es centrada en la dinámica de relaciones en el contexto del desenvolvimiento adulto, afirma en un artículo publicado en el portal CNBC Make it[2] sea importante trabajar lo que él llama como “aptitud social”, asegurando que las relaciones sean saludables y equilibradas.

“¿Ya percibió el revigoramiento que siente al creer que alguien realmente lo entendió durante una buena conversación? ¿O falta de sueño durante un periodo de conflictos romanticos? La aptitud social exige que hagamos un balance de nuestras relaciones y seamos honestos con nosotros sobre donde estamos dedicando nuestro tiempo y si estamos cuidando de las conexiones que nos ayudan a prosperar”, afirma Schulz.

Nunca es demasiado recordar que El Libro de los Espíritus dedica todo un capítulo a explorar la Ley de Sociedad, una de las leyes morales presentadas por el Espíritu de Verdad, enfatizando que somos seres sociales y dependemos unos de los otros para nuestra propia evolución. Concluye Allan Kardec en un comentario a la pregunta 768 de este libro: “Hombre ninguno posee facultades completas. Mediante la unión social es que ellas unas a las otras se completan, para asegurarle el bienestar y el progreso. Por eso es que, precisando unos de los otros, los hombres fueron hechos para vivir en sociedad y no aislados.”

Aun según Schulz, hay siete pilares con los cuales podemos evaluar la importancia y de qué forma estamos cultivando nuestras relaciones:

1. Seguridad y protección. ¿A quién usted recurriría en un momento de crisis?

2. Aprendizaje y crecimiento. ¿Quién lo encoraja a experimentar cosas nuevas,a correr riesgos, a perseguir sus objetivos de vida?

3. Proximidad emocional y confianza. ¿Quién sabe todo (o casi todo) sobre usted? ¿Para quién usted puede unirse cuando estuviera sintiéndose para abajo y ser honesto sobre cómo está sintiéndose?

4. Afirmación de identidad y experiencia compartida. ¿Existe alguien en su vida que compartió muchas experiencias con usted y que lo ayuda a fortalecer su sentido de quién es usted?

5. Intimidad romantica. ¿Usted se siente satisfecho con la cantidad de intimidad romantica en su vida?

6. Ayuda (informativa y práctica). ¿A quién usted recurre si necesita de algún conocimiento o ayuda para resolver un problema práctico, como reparar el Wi-Fi?

7. Diversión y descontraído. ¿Quién lo hace reir? ¿A quién llama usted para ver una película o hacer un viaje?

El autor enfatiza que no todos los pilares pueden ser encontrados en una misma relación, pero eso no necesariamente es un problema, al final siempre es tiempo de profundizar o desenvolver nuevas conexiones. Y cada una podrá ofrecer aquello de que necesitamos, así como nosotros deberemos estar aptos a hacer la devolución, ejerciendo la reciprocidad.

Finalizando nuestro breve estudio, y asociando la historia de Cícero con el estudio de Harvard, recordemos la pregunta 777 de El Libro de los Espíritus:

“Teniedo el hombre, en el estado de naturaleza, menos necesidades, exento se halla de las tribulaciones que para sí mismo crea, cuando en un estado de mayor adelantamiento. ¿Delante de eso, qué se debe pensar de la opinión de los que consideran aquel estado como el de la más perfecta felicidad en la Terra? — ¡Qué quieres! es la felicidad del bruto. Hay personas que no comprenden a otra. Es ser feliz a la manera de los animales. Los niños también son más felices que los hombres hechos.”

El progreso y la madurez, tanto en la Tierra en cuanto en la vida verdadera, la espiritual, nos presentan cada vez más desafíos y es enfrentandolos que lapidamos nuestras virtudes. A pesar de complicados y a veces aparentemente insolubles, no debemos huir de superar los obstáculos, pero, sí, intentar entender porqué ellos llegaron hasta nosotros cual su propósito, así como es preciso entender las razones del otro que eventualmente nos abate. La clave para la felicidad está en aprender a comprender.


1. REDACCIÓN. Esta es la clave para la felicidad, según estudio de Harvard que llevó 85 años para ser concluído. Disponible en: 
LINK-1 / Acceso el 24 de mayo de 2023.

2. SCHULZ, Marc; WALDINGER, Robert. An 85-year Harvard study found the No. 1 thing that makes us happy in life: It helps us ‘live longer’. Disponível em: LINK-2 / Acesso em 24 de maio de 2023.


Nota de la Redacción:

Este artículo fue publicado originalmente en la RIE – Revista Internacional de Espiritismo, de agosto/2023.
 

Traducción:
Isabel Porras
isabelporras1@gmail.com

 
 

     
     

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 Revista Semanal de Divulgação Espírita