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Cinco problemas del
concepto de mérito
Parte 2 y final |
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Los estudios muestran que
los níveles de cumplimiento escolar son sensiblemente
influenciados por el tipo de hogar de donde las personas
vengan. Niños de hogares más acaudalados, cuyos padres
se interesan bastante por sus habilidades de
aprendizaje, y donde existan libros abundantes y un
lugar para estudo, tienen más oprtunidades de salir bien
de a aquellos de grupos de menor renta, entre los cuales
esos aspectos pueden no estar disponibles.1
Kardec comentó que puede ocurrir que el Espíritu
conserve en sus nuevas existencias los trazos psíquicos
de las existencias anteriores, pero no siendo la misma,
la posición social, él puede sufrir enormes
transformaciones. Según él si
de señor él se vuelve esclavo, sus inclinaciones serán
muy diferentes y terribles dificultades en reconocerlo.
El Espíritu siendo el mismo, en las diversas
encarnaciones, sus manifestaciones pueden tener, de una
para otra, ciertas semejanzas. Estas, entre tanto, serán
modificadas por las costumbres de la nueva posición. 2
En la Revista espírita, después de narrar el
suicidio de una joven señora que se mató ante la
desesperación de no tener como alimentar a los
hijos, Kardec reproduce el pensamiento del Espíritu
Lamennais: Esta infeliz mujer es una de las
víctimas de vuestro mundo, de vuestras leyes y de
vuestra sociedad. Dios juzga a las almas, pero
también juzga los tiempos y las circunstancias;
juzga las cosas forzadas y la desesperación; sino el
fondo y no la forma. Y osó afirmar: esta infeliz
murió no por crimen, sino por pudor, por miedo de la
verguenza. Es que donde la justicia humana es
inexorable, juzga y condena los hechos materiales,
la justicia divina constata el fondo del corazón y
el estado de la conciencia [...] 3
c) Circunstancias y oportunidades: las oportunidades no
son las mismas para todas las personas. Muchas personas
admiten que su éxito en la vida tiene mucho que ver con
hechos que se dieron, de los cuales ellos no tuvieron
ninguna participación.
También aquí, alguien comentará, que las facilidades y
dificultades que encontramos en la vida, tiene que ver
con nuestro pasado reencarnatorio, por tanto, se
relaciona con cuestiones que envuelven mérito o
demérito. También aquí, eso es apenas parcialmente
correcto. Kardec bien definió que muchos accidentes en
el curso de la vida no son anteriormente previstos: la
fatalidad solo consiste en estas dos horas, aquellas
en que debéis aparecer y desaparecer en este mundo. 4Así,
mismo considerando la historia reencarnatoria de cada
uno y la actuación de los Espíritus desencarnados en los
acontecimientos de la vida, la imprevisibilidad es algo
que no puede ser desconsiderada.
Un estudio mostró que adolescentes tenían un
cumplimiento 10% peor en los test escolares, en la
semana en que se daba un homicidio en el barrio en que
residían. 5 ¡Cuántas veces jóvenes y adultos
son perjudicados en concursos, o entrevistas de empleo,
en virtud de una enfermedad imprevista, o de
acontecimientos familiares, que generan fuerte estado
mental de perturbación!
Quinto
Hay motivo para dudar que
hasta incluso una meritocracia perfectamente realizada
(si eso fuese posible) sea el camino para una sociedad
justa. El ideal meritocrático está relacionado a la
mobilidad, no a la igualdad. Él no dice que hay grandes
lagunas entre ricos y pobres. Lo que importa para la
meritocracia es que todo el mundo tenga una oportunidad
igual para subir las escaleras del éxito; no hay nada
que decir sobre cual debería ser la distancia entre los
escalones de la escalera. El ideal meritocrático no es
remedio para la desigualdad; el es justificación para
desigualdad, pues legítima las recompensas generosas que
el mercado concede a los vencedores y los pagos parcos
que ofrece a trabajadores sin diploma universitario. En
2014, CEOs de grandes empresas estadounidenses
recibieron trecientas veces más que el trabajador
patrón.6
La más trágica indicación
de eso, según Michael Sandel, es el aumento de “muertes
por desesperación”. El término fue acuñado por dos
economistas de la Universidad de Princeton (USA), para
referirse a muertes autoinfligidas: suicidio, abandono
de los tratamientos, sobrerdosis de drogas, dolencias
hepáticas relacionadas al alcoholismo. Se cree que las
“muertes por desesperación” responden por la caída de la
expectativa de vida en América del Norte, entre los años
de 2014 a 2017, hecho sorprendente, porque en todo el
siglo veinte la expectativa de vida aumentó
progresivamente. La “muerte por desesperación” es
típicamente observada en hombres de media edad, sin
diploma universitario; las principales víctimas de la
globalización y de la tiranía del mérito.7
Kardec reconoce que son
los más fuertes que hacen las leyes y ellos las
hicieron para sí, 8 pero
que la justicia
divina quiere que todos participen del bien,
que ella no pacta con la vigencia
de leyes hechas por el fuerte en detrimento del débil; 9 que
con menos parcialidad se ejerza la justicia; que el
débil encuentre siempre amparo contra el fuerte; que la
vida del hombre, sus creencias y opiniones sean
mejormente respetadas; que exista menor número de
desgraciados; en fin, y que todo hombre de buena
voluntad esté seguro de no faltarle lo necesario. 10
Ansiando por una sociedad justa y fraterna, Kardec
coloca: Los
hombres, cuando se hubieran despojado del egoísmo que
los domina, vivirán como hermanos, sin hacerse mal
alguno, auxiliándose reciprocamente, impulsar por el
sentimiento mútuo de la solidaridad.
Entonces, el fuerte será el amparo y no el opresor del
débil y no más serán vistos hombres a quien falte lo
indispensable, porque todos practicarán la ley de
justicia. 11
Las consideraciones expuestas nos sensibilizan para el
desenvolvimiento de una visión diferente de los “éxitos”
y “fracasos” de la vida. El modo de pensar sobre quien
merece lo que no es moralmente defendible. Una visión
que considera la evolución como algo colectivo y
solidario es la única que se sustenta ante la propuesta
universalista de la Doctrina espírita.
Gustavo Geley, investigador espírita muerto en 1924, se
valió de la expresión evolución
solidaria.
Geley se referia a la necesidad de entender el
desenvolvimiento espiritual, pensamiento central de la
Doctrina espírita, como un esfuerzo colectivo en pro del
perfeccionamiento, no únicamente personal, sino de toda
la colectividad.
Escribió: Sus
consecuencias prácticas [de la reencarnación] son
fáciles de concebir. Antes de todo, ella impone el
trabajo y el esfuerzo; no el esfuerzo aislado, la lucha
por la vida egoísta, sino el esfuerzo solidario, porque
todo lo que favorece o retarda la evolución de otro y la
evolución general favorece o retarda la evolución de
cualquier miembro de la colectividad.12
Aunque la evolución se de también en la intimidad de
cada uno, en la expansión personal de los recursos
cognitivos y afectivos, el enfoque exclusivista de esa
evolución neutraliza la propia dinámica del proceso,
pues se cristaliza en el egoísmo, la fuente de todas las
imperfecciones humanas.
Todas las condiciones afectas la corporeidad – pruebas,
expiaciones y misiones - nunca son condiciones aisladas,
únicas, restringidas al individuo en sí mismo. Se tratan
de eventos colectivos, que relacionan entre sí todas las
personas vinculadas a el. El Espíritu maduro renuncia a
las expectativas de realización únicamente personal para
envestir en el bienestar colectivo. Por amor, por
altruismo, por compromiso al bello, al bueno, al noble y
al justo, él asume tareas, a veces, de gran renuncia, y
se siente feliz con eso.
O evolucionamos juntos, o nadie avanzará solo. La paz de
espíritu jamás será conquista del alma egoísta. Ella se
estableció en aquellos que están haciendo lo que les
compete hacer. Nadie cae solo. Nadie se levanta solo.
Nuestras interacciones vitales son tan profundas, que
nunca sabemos delante de un acto indigno o de un acto
noble donde localizar la mayor culpa y el mayor mérito.
Gracias a esa solidaridad esencial, los actos
individuales tienen una repercusión inevitable sobre las
condiciones vitales de todo lo que piensa, de todo lo
que vive, de todo lo que es. Recuerda Geley que en la
evolución de los seres y de los mundos está asegurada
una especie de colaboración general gracias a la cual
todo esfuerzo en el sentido indicado por la ley moral o
toda violación de esa ley tiene su reacción colectiva
más allá de su reacción individual.
No hay responsabilidad exclusivamente individual a un
acto cualquiera bueno o malo; como no hay para ese acto
sanción exclusivamente individual. Todo lo que se hace,
todo lo que se piensa, en el bien o en el mal; todo lo
que se traduce por una impresión emotiva, una alegría o
un dolor, en un individuo cualquiera, se repercute a
todos y se asimilan a todos. No hay decadencia o
progreso que no sean solidarios.
[1] Sociologia,
Anthony Giddens.
[3] O
padeiro desumano–suicídio RE,
Maio/1862.
[4] LE
item 859
[5] Anatomia
da violência, Adrian
Reine.
[6] Michael
Sandel, A Tirania do
mérito.
[7] Michael
Sandel, A tirania do mérito.
[12] Resumen
de la Doctrina espírita, tercera parte