Tema: Buenas propósitos para el Año Nuevo
Feliz Año Nuevo
Era 31 de diciembre, el último día del año. En la casa
de Livia, la familia estaba reunida para esperar el Año
Nuevo.
Los tíos y primos habían llegado mucho más temprano.
Todo el mundo arreglado y animado. La
cena estaba deliciosa y los postres tentadores.
La fiesta estaba increíble, pero los niños comenzaron a
sentir sueño. Livia no quería irse a dormir antes de la
medianoche. Ni sus hermanos André y Celina, ni sus
primos Pedro, Teo y Ana, pues querían ver la llegada del
Año Nuevo y acompañar el conteo regresivo.
- ¿Qué hora es? – preguntó Ana.
- Todavía falta un poquito, respondió la tía Cris. No
voy a hablar para que ustedes no se desanimen. Es mejor
que vayan a jugar o conversar un poco para que el tiempo
pase más rápido.
Los niños fueron a jugar, pero volvieron pronto.
- Tía, ¿y ahora? ¿Está cerca el año nuevo? – preguntó
André.
- Todavía falta un poco – respondió la tía.
- ¡Oh! Pero demora mucho en llegar la medianoche – dijo
Teo desanimado.
Livia, entonces, se acordó de algo y habló emocionada:
- ¡Chicos, miren qué genial! El libro que recibí como
regalo de Navidad, de la tía Cris, se llama “Aquí viene
el Año Nuevo”, de la autora que adoro, Ruth Rocha, y
cuenta una historia que ella inventó sobre la casa del
tiempo, donde la señora medianoche no quería bajar por
el tobogán del tiempo y por eso estaba tardando un poco
en llegar la medianoche en la Tierra. El tiempo se
estaba retrasando, pero los relojes no lo mostraban
porque los segundos y los minutos seguían corriendo. Se
parece a lo que está pasando aquí, ¿no creen? ¡El tiempo
pasa, pero la medianoche nunca llega!
- ¡Es verdad! ¡Realmente parece eso! ¡Ya casi me estoy
durmiendo de pie! - dijo Pedro cansado.
- ¿Pero por qué la señora medianoche no quería bajar a
la Tierra? —preguntó Celina.
- Porque pensaba que todos los años las personas
prometían hacer cosas buenas en Año Nuevo y no las
cumplía. Ella quería que el Año Nuevo, que todavía era
un bebé, allá en la casa del tiempo, fuera muy feliz
esta vez - explicó Livia.
Los niños se interesaron y Livia trajo el libro de su
habitación, para leerles. Ella era la mayor y ya sabía
leer bien.
El libro capturó su atención. Escucharon atentamente la
historia y se rieron comentando la parte de las promesas
para el nuevo año.
- No mentir y no faltar a clases para jugar al
fútbol,está bien, ¡pero no puedo garantizar no comer
dulces a escondidas! – dijo Livia, con una pequeña risa,
pues incluso antes de cenar ya había comido algunos
dulces en la cocina.
Los niños conversaron sobre sus buenos propósitos para
el nuevo año. Cada uno pensó en lo que necesitaba
mejorar e hicieron sus planes.
Hablaron de sus deportes favoritos, de ayudarse
mutuamente en las tareas más difíciles, pensaron en
viajes para hacer juntos, alimentos más saludables y
muchas cosas más.
De repente alguien llamó:
- ¡Vengan, está llegando la hora! ¡Va a comenzar la
cuenta regresiva!
- ¡Hurra! ¡Finalmente! ¡Llegó la medianoche! – gritaron
alegres los niños.
- ¡Creo que la señora medianoche ha creído que vamos a
cumplir nuestras promesas! – ¡Dijo Pedro dijo en tono de
broma, recordando el libro!
- ¡Y lo haremos! ¡Hicimos grandes propósitos! – dijo
André emocionado.
- ¡Sí! ¡Y el Año Nuevo será un año súper feliz! - dijo
Ana.
- ¡Por supuesto que sí! – asintió Teo.
- 10, 9,8,7,6,5,4,3,2,1, ¡Feliz Año Nuevo!
Toda la familia se abrazó y celebró. Entraron en el Año
Nuevo con alegría y esperanzas renovadas.
La llegada de un año más es una gran oportunidad para
empezar de nuevo, para rehacer planes y mejorar cada vez
más.
¡Feliz Año Nuevo a todos, con mucho amor y paz!
Traducción:
Carmen
Morante
carmen.morante9512@gmail.com
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