Espiritismo para
los niños

por Marcela Prada
 

 

Tema: Buena voluntad; servir a Dios


Las luces


Había una vez una luciérnaga que vivía en un campo con mucha vegetación y muchos otros insectos también. Este lugar estaba lejos de las ciudades. Allí no había presencia del hombre ni de sus inventos.

En aquel campo, la luciérnaga era el único insecto que tenía luz. Su lucecita verdosa era
admirada por todos. Durante el día vivía como los otros insectos, pero por la noche, literalmente, brillaba.

Su luz no sólo era bonita sino también muy útil. Muchas veces sus amigos le pedían ayuda para encontrar algo en la oscuridad o para encontrar una cría que no había regresado a casa antes del anochecer.

La luciérnaga conocía su condición especial y estaba feliz por ello. No porque fuera vanidosa sino porque se sentía útil. Sabía que podía colaborar mucho con sus amigos y vecinos.

Un día, la amiga libélula, que vuela rápido y por muchos lugares, trajo noticias. Ella había visto un lugar construido por hombres y contó que había cosas muy diferentes allá.

Los animalitos sintieron curiosidad y organizaron una excursión para descubrir también las cosas increíbles de las que había hablado la libélula.

El día señalado, llegó la libélula y guio a los amigos hasta la granja de los hombres. El viaje fue largo, pero valió la pena.

Había muchas cosas nuevas: la casa, la cerca, el pozo, las herramientas... La libélula tenía razón. Eran cosas increíbles.

Los insectos se quedaron todo el día aprendiendo sobre los inventos de los hombres. Les pareció todo tan interesante que decidieron pasar la noche allí y regresar al día siguiente.

Esperaban simplemente descansar, pero la noche también les trajo sorpresas increíbles. Tan pronto como oscureció, comenzaron a aparecer luces que los insectos nunca habían visto.

En lo alto de un poste, se encendió una lámpara que iluminó todo a su alrededor. Dentro de la casa se encendió una chimenea que, además del calor, iluminaba y aportaba calidez a toda la sala. En la habitación había una vela sobre la cómoda, que dejó a los animalitos encantados. No pasó mucho tiempo cuando un hombre llegó a la casa con un farol que podía iluminar todo el camino de tierra.

Los insectos quedaron muy impresionados. Conocían la luz del sol, de la luna y de las estrellas; luces que brillaban en el cielo. De cerca, la única luz que habían visto era la de la luciérnaga.

A la mañana siguiente regresaron a casa muy emocionados y contaron a todo el mundo lo que habían conocido.

La luciérnaga, sin embargo, a pesar de intentar ocultarlo, no estaba animada como los demás. Incluso estaba un poco triste. El escarabajo, que la conocía muy bien, se dio cuenta y quiso saber qué estaba pasando.

– Amigo escarabajo – dijo la luciérnaga – vimos tantas luces hermosas y poderosas. Pensé que yo era importante por poder emitir luz. Pero mi luz no se compara con la de la lámpara, ni con la de la chimenea, ni con la del farol, ni siquiera con la de la vela, que era la más pequeña de todas.

– Me di cuenta de que mi luz es insignificante – prosiguió – y que ustedes estarían mucho mejor con cualquier otra luz, que conmigo.

– Luciérnaga, ¿dónde están la lámpara, la chimenea, el farol y la vela? ¿Ves a alguno de ellos aquí? – preguntó el escarabajo. – No tienes tanta luz como ellos, pero eres tú quien está a nuestro lado. Fuiste tú a quien Dios puso aquí para ayudarnos. Lo que Él espera es que sigas ayudando, con buena voluntad, ¡tal como eres!

– No te molestes porque hay luces más brillantes que la tuya – continuó el escarabajo. – Para nosotros, lo importante es saber que eres nuestro amigo y que estás dispuesto a ayudarnos cuando lo necesitemos. ¿Y entonces? ¿Podemos seguir contando contigo?

La luciérnaga sonrió y dijo:

- ¡Por supuesto que sí, amigo! Tienes razón, ¡gracias!

El escarabajo le dio un abrazo a la luciérnaga y todo volvió a estar bien.

Allí, en aquel campo, la luciérnaga seguía llevando su luz a todos. No era la luz más grande que existía, pero con ella podía hacer mucho bien a todos.

 


Traducción:
Carmen Morante
carmen.morante9512@gmail.com


 


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