Las
preguntas que puenden
ser echas a los Espíritus
Presentamos en esta edición
el tema
nº
102
del Estudio Sistematizado de
la Doctrina Espirita, que
está siendo presentado aquí
semanalmente, de acuerdo con
el programa elaborado por la
Federación Espirita
Brasileña, estructurado en
seis módulos y 147 temas.
Si el lector utiliza este
programa para el estudio en
grupo, sugerimos que las
cuestiones propuestas sean
debatidas libremente antes
de la lectura del texto que
a ellas sigue.
Si es destinado solamente
para uso por parte del
lector, pedimos que el
interesado intente
inicialmente responder las
cuestiones y solo después
lea el texto referido. Las
respuestas correspondientes
a las cuestiones presentadas
se encuentran al final del
texto abajo.
Cuestiones
para debate
1. ¿Que cuidados debemos
tener en la formulación de
las preguntas dirigidas a
los Espíritus?
2. ¿Existen preguntas cuya
respuesta sea prohibida a
los Espíritus?
3. ¿Qué beneficio puede
resultar del hecho de
dirigir preguntas a los
Espíritus?
4. ¿Los Espíritus superiores
pueden responder a preguntas
relacionadas con nuestro
pasado?
5. ¿Tienen los Espíritus
permiso para responder a
preguntas sobre intereses
morales y materiales?
Texto para la
lectura
1. Para mantener un diálogo
provechoso con los Espíritus
es importante saber hacer
las preguntas, asunto con
que nos debemos preocupar
relativamente a dos
aspectos: la forma y el
fondo. Por lo que dice
respecto a la forma, es
importante formularlas con
claridad y precisión,
evitando las cuestiones
complejas o dudosas. En ese
sentido, el orden que debe
presidir a la disposición de
las preguntas es muy
importante. Cuando un asunto
reclama una serie de ellas,
es esencial que se encadenen
con método, de modo a
transcurrir naturalmente
unas de las otras.
2. Los Espíritus
responderán, en ese caso,
con mucha mayor facilidad y
claridad a las indagaciones
hechas que cuando ellas se
suceden al acaso, pasando
sin transición de un asunto
para otro. Es preciso, por
lo tanto, organizarlas con
antelación y quedar
preparado para añadir,
retirar o modificar
cuestiones durante la
conversación con el Espíritu
comunicante. Ese trabajo
preparatorio constituye una
especie de evocación
anticipada, a que el
Espíritu puede haber
asistido y que lo dispone a
responder.
3. El fondo de la cuestión
exige atención aún más
seria, porque es muchas
veces la naturaleza de la
indagación la que provoca
una respuesta inexacta o
falsa. Evidentemente, hay
cuestiones a que los
Espíritus no pueden o no
deben responder, por razones
que sólo ellos conocen.
Será, pues, inútil insistir.
Pero lo que se debe, sobre
todo, evitar son las
preguntas formuladas con la
intuición de ponerles a
prueba la perspicacia.
4. No se piense con eso que
no podamos obtener de los
Espíritus útiles
esclarecimientos y sobre
todo buenos consejos. Ellos,
sin embargo, responderán más
o menos bien, conforme los
conocimientos que poseen, el
interés que tienen por
nosotros, el afecto que nos
dedican y, por fin, la
finalidad a la que nos
proponemos y la utilidad que
vean en el que les pedimos.
No existen inconvenientes en
formular preguntas a los
Espíritus
5. Si es correcto que no
debemos interrogar los
Espíritus a todo momento
sobre problemas comunes a la
existencia y que cabe sólo a
nosotros resolver, es
correcto igualmente afirmar
que determinados asuntos
sólo son abordados por los
Espíritus si solicitáramos
su opinión. Ciertamente les
dan ellos instrucciones
espontáneas de alto alcance
y que sería un error
despreciar, pero hay
explicaciones que tendríamos
que esperar largo tiempo, si
no fueran solicitadas.
6. Proponer preguntas a los
Espíritus, lejos de haber
cualquier inconveniente, es,
por lo tanto, de gran
utilidad del punto de vista
de la instrucción, cuando
quién las propone sabe
concluirlas en los debidos
límites. Si Allan Kardec no
hubiera propuesto cuestiones
a los Espíritus, es probable
que “El Libro de los
Espíritus” y “El Libro de
los Médiums” no existieran.
7. Hay además de eso otro
beneficio cuando formulamos
cuestiones a los Espíritus
comunicantes, que es lo de
concursar para
desenmascarar a los
mistificadores, que, más
pretensiosos que sabios,
raramente soportan la prueba
de las preguntas hechas con
cerrada lógica.
8. Los Espíritus ligeros
responden a toda y cualquier
pregunta sin ningún
escrúpulo. Ya los Espíritus
serios responden con placer
a la tengan por objetivo el
bien y los medios de llevar
el hombre al progreso. Las
preguntas inútiles, hechas
sólo para satisfacer la
simple curiosidad o para
experimentar los Espíritus,
tienen el poder de alejar a
los buenos Espíritus.
Las predicciones
circunstanciadas deben ser
puestas bajo sospecha
9. Existen ciertas
cuestiones que sólo
excepcionalmente los
Espíritus superiores se
dignan en responder. He ahí
las principales:
a) Preguntas sobre el
futuro – Generalmente la
anunciación de hechos que
ocurrirán en el futuro queda
por cuenta de Espíritus
imperfectos que, en la
mayoría de las veces, se
divierten en hacer
previsiones. Puede ocurrir,
no obstante, que un Espíritu
superior revele
acontecimientos futuros,
pero, en ese caso, las
previsiones buscan una
utilidad general. Toda
predicción circunstanciada
debe ser puesta bajo
sospecha.
b) Preguntas sobre
previsión de la muerte – Los
Espíritus que prevén la
muerte de alguien son,
generalmente, Espíritus de
mal gusto, que otro fin no
tienen sino gozar con el
miedo que causan. El
Espíritu puede, sin embargo,
desprenderse del cuerpo
físico y prever su
desencarnación. La intuición
que muchas personas tienen
de ese hecho transcurre de
eso.
c) Preguntas sobre
existencias pasadas y
futuras – Con relación a las
existencias pasadas, Dios
permite algunas veces que
ellas sean reveladas,
conforme el objetivo que se
tenga en cuenta. Si fuera
para la edificación e
instrucción de la criatura
humana, tales revelaciones
serán verdaderas y, en esos
casos, casi siempre
espontáneas y dadas de modo
enteramente imprevisto. Él,
sin embargo, no las
permitirá nunca para
satisfacción de vana
curiosidad. Con relación al
futuro, nada nos es dado a
conocer,
porque el futuro depende de
nuestros actos presentes
mientras encarnados, y de
las resoluciones que tomemos
cuando desencarnados.
d) Preguntas sobre intereses
morales y materiales – Los
buenos Espíritus siempre nos
aconsejan para el bien. Los
Espíritus familiares, en
general, pueden hasta
aconsejarnos en asuntos
privados o favorecer
nuestros intereses
materiales, de acuerdo con
el objetivo o las
circunstancias. Los
protectores espirituales
pueden, en muchos casos,
indicarnos el mejor camino,
sin no obstante conducirnos
con las manos.
10. Existe un número grande
de preguntas que son
simpáticas tanto a los
Espíritus adelantados como a
los atrasados, así como
existen aquellas que
disgustan a unos y otros.
Una cosa, sin embargo, es
cierta: Los Espíritus
superiores siempre responden
a las cuestiones que dicen
respeto al mejoramiento, al
bienestar espiritual, a la
paz y al progreso de las
criaturas. Están ellos
siempre dispuestos en
auxiliarnos y a ampararnos.
Sólo aconsejan para el bien
y están siempre preocupados
y ocupados en trabajos que
proporcionen el progreso de
la Humanidad.
Respuestas a
las cuestiones propuestas
1. ¿Qué cuidados debemos
tener ante la formulación de
las preguntas dirigidas a
los Espíritus?
R.: Al hacer preguntas a los
Espíritus, es importante
formularlas con claridad y
precisión, evitando las
cuestiones complejas o
dudosas. En ese sentido, el
orden que debe presidir a la
disposición de las preguntas
es muy importante. Cuando un
asunto reclama una serie de
ellas, es esencial que se
encadenen con método, de
modo a transcurrir
naturalmente unas detrás de
otras. Eso en cuánto a la
forma. En lo tocante al
fondo, es preciso que el
diálogo se haga en torno a
cuestiones serias y
relevantes.
2. ¿Existen cuestiones cuya
respuesta sea prohibida a
los Espíritus?
R.: Sí, ya que sobre
determinados asuntos nada
pueden ellos hablar.
3. ¿Qué beneficios pueden
resultar del hecho de
dirigir preguntas a los
Espíritus?
R.: La formulación de
preguntas a los Espíritus,
cuando es hecha en los
debidos límites, es muy útil
del punto de vista de la
instrucción. Si Allan Kardec
no hubiera propuesto
cuestiones a los Espíritus,
es probable que “El Libro de
los Espíritus” y “El Libro
de los Médiums” no
existieran. Un otro
beneficio de esa práctica es
concursar para el
desenmascaramiento de los
mistificadores, que
raramente soportan la prueba
de las preguntas hechas con
cerrada lógica.
4. ¿Los Espíritus superiores
pueden responder a preguntas
relacionadas con nuestro
pasado?
R.: Sí. Dios permite a veces
que esas preguntas sean
respondidas, cuando sea para
la edificación e instrucción
de la criatura humana. Él,
sin embargo, no las
permitirá nunca para
satisfacción de vana
curiosidad.
5. ¿Tienen los Espíritus
permiso para responder a
cuestiones sobre intereses
morales y materiales?
R.: Sí. Los Espíritus
familiares pueden
aconsejarnos en asuntos
privados o favorecer
nuestros intereses
materiales, de acuerdo con
el objetivo o las
circunstancias. En cuanto a
los protectores
espirituales, llegan, en
muchos casos, a indicarnos
el mejor camino, sin no
obstante conducirnos de las
manos.
Bibliografia:
O Livro dos
Médiuns,
de Allan
Kardec, FEB, 46a
ed., itens 286 a 291.