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Estudio Sistematizado de la Doctrina Espirita Português   Inglês
Programa V: Aspecto Científico

Año 2 – 102 – 12 de Abril del 2009

THIAGO BERNARDES
thiago_imortal@yahoo.com.br

Curitiba, Paraná (Brasil)  
Traducción
ISABEL PORRAS GONZÁLES - isy@divulgacion.org
 

 

Las preguntas que puenden
ser echas a los Espíritus

 
 
Presentamos en esta edición el tema
nº 102 del Estudio Sistematizado de la Doctrina Espirita, que está siendo presentado aquí semanalmente, de acuerdo con el programa elaborado por la Federación Espirita Brasileña, estructurado en seis módulos  y 147 temas.

Si el lector utiliza este programa para el estudio en grupo, sugerimos que las cuestiones propuestas sean debatidas libremente antes de la lectura del texto que a ellas sigue.

Si es destinado solamente para uso por parte del lector, pedimos que el interesado intente inicialmente responder las cuestiones y solo después lea el texto referido. Las respuestas correspondientes a las cuestiones presentadas se encuentran al final del texto abajo.

Cuestiones para debate 

1. ¿Que cuidados debemos tener en la formulación de las preguntas dirigidas a los Espíritus?

2. ¿Existen preguntas cuya respuesta sea prohibida a los Espíritus?

3. ¿Qué beneficio puede resultar del hecho de dirigir preguntas a los Espíritus?

4. ¿Los Espíritus superiores pueden responder a preguntas relacionadas con nuestro pasado?

5. ¿Tienen los Espíritus permiso para responder a preguntas sobre intereses morales y materiales?

Texto para la lectura 

Las preguntas propuestas a los Espíritus deben ser claras y precisas

1. Para mantener un diálogo provechoso con los Espíritus es importante saber hacer las preguntas, asunto con que nos debemos preocupar relativamente a dos aspectos: la forma y el fondo. Por lo que dice respecto a la forma, es importante formularlas con claridad y precisión, evitando las cuestiones complejas o dudosas. En ese sentido, el orden que debe presidir a la disposición de las preguntas es muy importante. Cuando un asunto reclama una serie de ellas, es esencial que se encadenen con método, de modo a transcurrir naturalmente unas de las otras.

2. Los Espíritus responderán, en ese caso, con mucha mayor facilidad y claridad a las indagaciones hechas  que cuando ellas se suceden al acaso, pasando sin transición de un asunto para otro. Es preciso, por lo tanto, organizarlas con antelación y quedar preparado para añadir, retirar o modificar cuestiones durante la conversación con el Espíritu comunicante. Ese trabajo preparatorio constituye una especie de evocación anticipada, a que el Espíritu puede haber asistido y que lo dispone a responder.

3. El fondo de la cuestión exige atención aún más seria, porque es muchas veces la naturaleza de la indagación la que provoca una respuesta inexacta o falsa. Evidentemente, hay cuestiones a que los Espíritus no pueden o no deben responder, por razones que sólo ellos conocen. Será, pues, inútil insistir. Pero lo que se debe, sobre todo, evitar son las preguntas formuladas con la intuición de ponerles a prueba la perspicacia.

4. No se piense con eso que no podamos obtener de los Espíritus útiles esclarecimientos y sobre todo buenos consejos. Ellos, sin embargo, responderán más o menos bien, conforme los conocimientos que poseen, el interés que tienen por nosotros, el afecto que nos dedican y, por fin, la finalidad a la que nos proponemos y la utilidad que vean en el que les pedimos.

No existen inconvenientes en formular preguntas a los Espíritus

5. Si es correcto que no debemos interrogar los Espíritus a todo momento sobre problemas comunes a la existencia y que cabe sólo a nosotros resolver, es correcto igualmente afirmar que determinados asuntos sólo son abordados por los Espíritus si solicitáramos su opinión. Ciertamente les dan ellos instrucciones espontáneas de alto alcance y que sería un error despreciar, pero hay explicaciones que tendríamos que esperar largo tiempo, si no fueran solicitadas.

6. Proponer preguntas a los Espíritus, lejos de haber cualquier inconveniente, es, por lo tanto, de gran utilidad del punto de vista de la instrucción, cuando quién las propone sabe concluirlas en los debidos límites. Si Allan Kardec no hubiera propuesto cuestiones a los Espíritus, es probable que “El Libro de los Espíritus” y “El Libro de los Médiums” no existieran.

7. Hay además de eso otro beneficio cuando formulamos cuestiones a los Espíritus comunicantes, que es lo de concursar para  desenmascarar a los mistificadores, que, más pretensiosos que sabios, raramente soportan la prueba de las preguntas hechas con cerrada lógica.

8. Los Espíritus ligeros responden a toda y cualquier pregunta sin ningún escrúpulo. Ya los Espíritus serios responden con placer a la tengan por objetivo el bien y los medios de llevar el hombre al progreso. Las preguntas inútiles, hechas sólo para satisfacer la simple curiosidad o para experimentar los Espíritus, tienen el poder de alejar a los buenos Espíritus.

Las predicciones circunstanciadas deben ser puestas bajo sospecha

9. Existen ciertas cuestiones que sólo excepcionalmente los Espíritus superiores se dignan en responder. He ahí las principales:

a)  Preguntas sobre el futuro – Generalmente la anunciación de hechos que ocurrirán en el futuro queda por cuenta de Espíritus imperfectos que, en la mayoría de las veces, se divierten en hacer previsiones. Puede ocurrir, no obstante, que un Espíritu superior revele acontecimientos futuros, pero, en ese caso, las previsiones buscan una utilidad general. Toda predicción circunstanciada debe ser puesta bajo sospecha.

b)  Preguntas sobre previsión de la muerte – Los Espíritus que prevén la muerte de alguien son, generalmente, Espíritus de mal gusto, que otro fin no tienen sino gozar con el miedo que causan. El Espíritu puede, sin embargo, desprenderse del cuerpo físico y prever su desencarnación. La intuición que muchas personas tienen de ese hecho transcurre de eso.

c) Preguntas sobre existencias pasadas y futuras – Con relación a las existencias pasadas, Dios permite algunas veces que ellas sean reveladas, conforme el objetivo que se tenga en cuenta. Si fuera para la edificación e instrucción de la criatura humana, tales revelaciones serán verdaderas y, en esos casos, casi siempre espontáneas y dadas de modo enteramente imprevisto. Él, sin embargo, no las permitirá nunca para satisfacción de vana curiosidad. Con relación al futuro, nada nos es dado a conocer, porque el futuro depende de nuestros actos presentes mientras encarnados, y de las resoluciones que tomemos cuando desencarnados.

d) Preguntas sobre intereses morales y materiales – Los buenos Espíritus siempre nos aconsejan para el bien. Los Espíritus familiares, en general, pueden hasta aconsejarnos en asuntos privados o favorecer nuestros intereses materiales, de acuerdo con el objetivo o las circunstancias. Los protectores espirituales pueden, en muchos casos, indicarnos el mejor camino, sin no obstante conducirnos con las manos.

10. Existe un número grande de preguntas que son simpáticas tanto a los Espíritus adelantados como a los atrasados, así como existen aquellas que disgustan a unos y otros. Una cosa, sin embargo, es cierta: Los Espíritus superiores siempre responden a las cuestiones que dicen respeto al mejoramiento, al bienestar espiritual, a la paz y al progreso de las criaturas. Están ellos siempre dispuestos  en auxiliarnos y a ampararnos. Sólo aconsejan para el bien y están siempre preocupados y ocupados en trabajos que proporcionen el progreso de la Humanidad.

Respuestas a las cuestiones propuestas 

1. ¿Qué cuidados debemos tener ante la formulación de las preguntas dirigidas a los Espíritus?

R.: Al hacer preguntas a los Espíritus, es importante formularlas con claridad y precisión, evitando las cuestiones complejas o dudosas. En ese sentido, el orden que debe presidir a la disposición de las preguntas es muy importante. Cuando un asunto reclama una serie de ellas, es esencial que se encadenen con método, de modo a transcurrir naturalmente unas detrás de otras. Eso en cuánto a la forma. En lo tocante al fondo, es preciso que el diálogo se haga en torno a cuestiones serias y relevantes.

2. ¿Existen cuestiones cuya respuesta sea prohibida a los Espíritus?

R.: Sí, ya que sobre determinados asuntos nada pueden ellos hablar.

3. ¿Qué beneficios pueden resultar del hecho de dirigir preguntas a los Espíritus?

R.: La formulación de preguntas a los Espíritus, cuando es hecha en los debidos límites, es muy útil del punto de vista de la instrucción. Si Allan Kardec no hubiera propuesto cuestiones a los Espíritus, es probable que “El Libro de los Espíritus” y “El Libro de los Médiums” no existieran. Un otro beneficio de esa práctica es concursar para el desenmascaramiento de los mistificadores, que raramente soportan la prueba de las preguntas hechas con cerrada lógica.

4. ¿Los Espíritus superiores pueden responder a preguntas relacionadas con nuestro pasado?

R.: Sí. Dios permite a veces que esas preguntas sean respondidas, cuando sea para la edificación e instrucción de la criatura humana. Él, sin embargo, no las permitirá nunca para satisfacción de vana curiosidad.

5. ¿Tienen los Espíritus permiso para responder a cuestiones sobre intereses morales y materiales?

R.: Sí. Los Espíritus familiares pueden aconsejarnos en asuntos privados o favorecer nuestros intereses materiales, de acuerdo con el objetivo o las circunstancias. En cuanto a los protectores espirituales, llegan, en muchos casos, a indicarnos el mejor camino, sin no obstante conducirnos de las manos.

 

Bibliografia:

O Livro dos Médiuns, de Allan Kardec, FEB, 46a ed., itens 286 a 291.


 

 

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Revista Semanal de Divulgación Espirita