Palestina en los tiempos
de Jesús
La Palestina,
donde Jesús nació, era
el nombre que los
romanos dieron a la
región anteriormente
llamada de Filistea por
sus propios habitantes y
que los hebreos
designaban con el nombre
de Canaán, la Tierra
Prometida por Yahvé
Para mejor entender el
Evangelio de Jesús es
importante no descuidar
la geografía en la cual
los acontecimientos que
allí son descritos
sucedieron.
Cómo era Palestina
Como se sabe, el Maestro
nació en el territorio
conocido como Palestina.
Este, en realidad, era
el nombre más reciente
del lugar, dado por los
romanos, que
literalmente significaba
“tierra de los
filisteos”, derivado del
griego Philistia.
Anteriormente, era
llamado de Filístia por
los antiguos habitantes.
Los hebreos la llamaban
Canaán, que ciertamente
significaba “Tierra de
la Púrpura”.
Era la esperada Tierra
Prometida por Yahvé.
Esta actualmente
conocida “Tierra Santa”,
al lado de otros
territorios, que
comprendían Egipto,
Arabia, Siria,
Mesopotamia, Armenia,
Irán y Asia Menor,
formaba parte del
antiguo Oriente Próximo,
también llamado como
Asia Occidental o Asia
Anterior. En esa región,
surgieron las primeras
civilizaciones del
mundo, aunque presentara
grandes desiertos,
estepas y montañas.
Concursaban para este
florecimiento
poblacional el hecho de
ser una área que
presentaba valles
fértiles de grandes
ríos, al lado de la
localización estratégica
- pasaje obligatorio de
las rutas comerciales
del lugar.
Estrictamente hablando,
Palestina es una
estrecha franja limitada
al norte por la antigua
Fenicia, que corresponde
hoy a Líbano y parte de
Siria; al sur por la
península del Sinai,
región montañosa y
desértica de Egipto; al
este por el Desierto
Arábico, que actualmente
se extiende de Siria y
de Jordania para otros
países; y a la oeste por
el Mar Mediterráneo, un
mar del Atlántico
Oriental que baña
diversos países.
Extendiéndose de norte a
sur por cerca de
doscientos cuarenta
kilómetros y teniendo
aproximadamente veinte
mil seiscientos
kilómetros cuadrados,
era atravesada por el
río Jordán, palabra que
significa “lugar donde
se desciende”. Su
nacimiento se sitúa en
los montes Antilibano,
en el declive del monte
Hérmon. De ahí,
descendiendo, forma el
lago Hulé, y después, el
Mar de la Galilea,
también llamado de Lago
Tiberiades y el Lago de
Genesaret. Siguiendo su
curso, desemboca en el
Mar Muerto. Teniendo
gran importancia en las
narraciones bíblicas,
actualmente, es la
frontera entre Israel,
junto con Cisjordania, y
Jordania.
Destáquese que, en el
transcurrir de la
historia, como suele
ocurrir, los campos en
los cuales Cristo nació
tuvieron sus fronteras
modificadas reiteradas
veces. Actualmente, por
ejemplo, ciertamente más
pequeño de lo que en la
época del Rabí,
Palestina está dividida
en tres porciones. Una
fue transformada en el
Estado de Israel. Las
otras dos son la Franja
de Gaza y Cisjordania.
E, infelizmente, aún
continúa siendo
escenario de incontables
guerras, a pesar de ser
llamada santa.
Canaán en la época de
Jesús
El tiempo de Jesús,
gracias a las conquistas
realizadas por la
dinastía asmoniana y por
Herodes, Canaán tenía,
prácticamente, sus
primitivos límites. Sin
embargo, estaba dividida
en varias regiones. Se
puede decir que las
principales eran
Samaria, Judea y
Galilea, pero también
otras menores existían,
como Perea – o Parea -,
Idumea, Iturea,
Batanea, Traconites,
Abilene y Gaulanites.
Al norte de Palestina, y
con una población
bastante mestiza -
teniendo fenicios,
sirios, árabes y griegos
-, Galilea fue el
escenario de la mayor
parte del tiempo de la
vivencia y de las
predicaciones del
Maestro. Situada casi
doscientos metros por
debajo del mediterráneo
y con uno pueblo que en
su mayoría no sabía leer
o escribir, era una
región agro-pastoril y
de pescadores, gracias a
la márgenes del río
Jordán, al Mar
Mediterráneo y al Lago
Tiberiades. Este último
era altamente venerado
por los judíos, ya que a
su alrededor la
vegetación y la
fertilidad eran
abundantes. A lo largo
del tiempo, pasó a ser
la fuente de
subsistencia principal
de la región. Algunos
llegaron a afirmar que,
en aquel entonces, había
cinco mil barcos
pescando a la misma vez.
Por esto aún, vio
florecer, en su
alrededor, incontables
ciudades, inclusive de
peso en los Evangelios,
como Betsaida, al
nordeste del Lago de
Genesaret, y Cafarnaún,
Magdala y Tiberiades,
todas al oeste del mar.
En Cafarnaún, ciudad en
la cual Mateo parece
haber vivido, existía
una sinagoga - hecho que
debería indicar una
correcta importancia de
esta ciudad -, en la
cual Jesús cura a un
paralítico y hace los
principios de su vida
pública. En el extremo
norte, estaba Cesárea de
Filipo, una
reconstrucción Herodiana
de la antigua Panias en
homenaje a Roma, lo que
causó grande disgusto
entre los israelitas.
Más abajo, al suroeste
del Mar de Galilea,
quedaba Nazaret, la
ciudad en la cual Jesús
pasó más tiempo, en
especial de su juventud.
Esta era una ciudad
pequeña, con un terreno
anchamente abierto y un
frío riguroso en el
invierno, aunque tuviera
un clima ameno en otras
épocas. A oeste de ella,
estaba la ciudad de
Canaán, también uno de
los primeros escenarios
de sus predicaciones.
También próximo, estaba
el monte Tabor, en el
cual él se transfigura,
en la que, según Divaldo
Franco, fue la primera
sesión mediúmnica de la
historia, con la
aparición también de
Elías y de Moisés.
La verdad es que en
otras regiones, como en
Jerusalén, las personas
con desden preguntaban –
“¿Viene, posiblemente,
Cristo de Galilea?” -, o
aún – “¿Podrá salir cosa
buena de Nazaret?”. Sin
embargo, a pesar de un
pueblo simple, según
muchos, hasta hoy la
hospitalidad y
generosidad son
costumbres de las
personas del lugar.
Betania fue visitada
varias veces por Jesús
Ya al Sur de la Tierra
Prometida, en un área
montañosa, Judea era el
centro del poderío
económico. En sus campos
predominaba el ganado,
con la cría de camellos,
de vacas y de ovejas, y
el cultivo del olivo.
Además de eso, la
artesanía y el comercio
ganaban importancia,
inclusive de artículos
de lujo, estos sobre
todo en la capital.
Poseía, igualmente, las
principales ciudades de
la cultura judía, así
como el poderío
económico. Jericó, más
al norte, era una de las
ciudades más antiguas y
de sus árboles se
extraían bálsamo para
perfumes. Betania, más
abajo, próxima del Monte
de los Olivos y de
Jerusalén – Juan
escribió que quedaba a
unos 15 estadios de esta
-, fue visitada diversas
veces por Jesús. Esto es
porque allá estaban,
comúnmente, Lázaro y sus
hermanas, Marta y Maria.
Era una de las pocas
casas en la cual el
Maestro se hospedaba.
La capital estaba
situada en Jerusalén, al
oeste de Betania. Allá
estaba el centro global
de la cultura hebraica.
Situada a setecientos
sesenta metros por
encima del nivel del mar
Mediterráneo, recibía
cerca de ciento ochenta
mil peregrinos en épocas
de festividades. En
aquella ocasión, Herodes
ya había levantado y
ampliado el famoso
templo, que, entonces,
pasó a ser conocido con
su nombre, y era, a buen
seguro, el centro de
Israel. Ahí, campeaban
la soberbia y el
prejuicio. Al este de
este centro y tras el
valle de Josafá, o valle
del río Cedrón, quedaba
el Monte de los Olivos,
una cadena de colinas
con tres picos, en la
cual Cristo estuvo
algunas veces
predicando. Fue allá que
él previó la negación de
Pedro. En la falda de
esta colina, estaba un
jardín llamado Getsemani,
en el cual el Maestro
oró antes de la
crucificación. También,
cerca de esta ciudad,
estaba el Gólgota,
llanura en la cual Jesús
fue crucificado y, por
ser un término en
arameo, significa
calvario, o lugar de la
calavera, según algunos
evangelistas. Más al
sur, estaba Belén, el
lugar de las tradiciones
del antiguo rey David.
Judea también era
atravesada por el río
Jordán y por el mar
Muerto, este al este de
sus principales poblados
y descendiendo hasta
llegar a Idumea. Entre,
sin embargo, Galilea y
Judea, apretada como una
isla pequeña, estaba
Samaria que, en aquel
entonces, no disfrutaba
más las glorias del
pasado. Al contrario,
sufría aún la
discriminación por parte
de los otros judíos,
siendo, pues, más pobre.
El monte Garizin quedaba
en Samaria
Esto aún era reflejo de
la dominación hecha por
los asirios, al mando de
Sargón II, en la cual,
de entre otras cosas,
hubo tenido sus mujeres
violadas por los
conquistadores.
A partir de entonces,
sus hijos pasaron a ser
vistos como mestizos y,
por lo tanto, impuros.
Porque quedaron
prohibidos de entrar en
contacto con otros
hebreos, aún de adorar a
Dios en el templo de
Jerusalén, los
samaritanos, bajo el
mando de un sacerdote de
Sion, construyeron un
santuario encima del
monte Garizin para
rivalizar con el de
Judea. Este quedaba en
el centro de Samaria.
Entre este monte y el
Ebal, o Hebal, con todo
estaba en una altitud de
casi 600 m, la ciudad de
Sicar, o Siquém, que
significaba dorso,
famosa por el pozo de
Jacob, que tal vez
exista hasta hoy con el
nombre de Bir Iakub.
Ellos tenían costumbre
de colocar en lugares
públicos nombres de sus
antepasados. Ahí, Jesús
estuvo por algunos días,
en un diálogo notable
con una mujer. A esta
altura, sin embargo, la
propia ciudad de
Samaria, que había sido
destruida en la época de
los macabeos, había sido
reconstruida por
Herodes, ahora con el
nombre de Sebaste, o
Augusta en griego,
igualmente en homenaje
al emperador romano.
Esta quedaba a noroeste
de Sicar.
La región de Samaria,
como estaba entre las
dos principales regiones
de Palestina, era lugar
de paso de los viajeros.
En verdad, el camino de
Jerusalén, que conectaba
a Judea con Galilea,
pasaba de más o menos
media hora de Siquém, en
el valle entre los dos
montes ya citados. Era
común, sin embargo, que
los judíos recorrieran
un camino más largo, a
través de un gran desvío
al este, pasando por
Perea y evitando así, el
contacto con los
samaritanos. Según Juan,
sin embargo, el Maestro
por el camino pasó
tranquilamente. En la
realidad, esta tierra
fue fuente de
inspiración para una de
las más bellas parábolas
del Evangelio, la del
samaritano, cuando es
proclamada la excelencia
de la caridad.
Igualmente, desde pronto
esta región recibió la
Buena Nueva.
Aún los apóstoles la
visitaron tras la
cruxifición.
El tierno Rabí aún pasó
por diversas regiones de
Palestina, como Perea,
tras su cuarta estancia
en Jerusalén, de acuerdo
con Juan, y Decápole, en
Gerasa, donde hizo curas
consagradas por los
apóstoles.
Como sea, sin embargo,
en estos paisajes,
aquellos deben haber
sido días inolvidables.
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